martes, 25 de diciembre de 2012

A pesar de ser Día de Navidad, mis neuronas no se detienen


El 10, el 10,…, el 10

Asdrúbal Romero M.

Supongamos, sólo por un momento: que Capriles hubiese ganado el 7 de octubre; que, sorprendentemente, se estuviese produciendo un idóneo proceso de transición democrático con las debidas comisiones de enlace, nosotros muy felices y, repentinamente, el Presidente Electo a punto de ser juramentado –ya es ocho de enero- se ve aquejado por una fuerte enfermedad que le obliga a guardar reposo absoluto por varios días. Me pregunto: ¿Su ausencia el día diez se podría interpretar como una ausencia absoluta de la que se derivaría una transición con un nuevo proceso electoral por la Presidencia a los treinta días? Les invito a que realicen este sencillo ejercicio mental que algún matemático calificaría de “reducción al absurdo”, seguro estoy que en la mayoría de ustedes la respuesta producida será un Enfático NO. Una demostración de que la fecha establecida por la Constitución, como la deseable para la juramentación del Presidente electo que inicia un nuevo período presidencial, no puede tener ese carácter de rigidez al cual aferrarnos para declarar una ausencia absoluta. Debe resultar obvio que tal fecha puede ser movida si sobrevienen causas de fuerza mayor que lo justifiquen.
¿Por qué entonces algunas voces identificables con la Oposición parecieran aferrarse a tan ilógica proposición de una declaratoria de ausencia absoluta del Presidente a cuenta de que al parecer, probablemente, Chávez no estará en condición de venir al país para juramentarse como nuevo presidente el 10 de enero? Hecho éste que Diosdado Cabello, muy bien asesorado, aprovecha para tratar de endilgarle a toda la Oposición tan descabellado argumento que él combate tal cual fueran los gigantescos molinos del Don Quijote. Muy probablemente, esas personas están pensando en la condición de salud de Chávez y no alcanzan, en su razonamiento, a separar el precepto constitucional que establece el diez de enero como fecha de juramentación del contexto actual que también raya en lo absurdo. ¿Por qué? Porque estamos hablando de un presidente en ejercicio –cuestión que también complica el análisis lógico de la situación- que hace más de un año se reconoció como enfermo de cáncer. Que tal condición ha generado reiteradas ausencias del país, que ante los ojos de cualquiera que quisiera ser medianamente objetivo tendrían que iluminar una duda sobre su capacidad para seguir dirigiendo al país. Desapariciones y apariciones cíclicas que contribuyen cada vez más a consolidar esa sospecha de que un terrible mal aqueja al Presidente y le ha ido minando su posibilidad de continuar siéndolo. A muy escasos días de ser reelecto, se ausenta, en pleno inicio del proceso para elegir los gobernadores y asambleas legislativas estadales. Quien haya conocido a Chávez no le puede negar su condición de bregador electoral, por lo que no puede extrañar que muchos pensáramos: así de mal estará Chávez que ni siquiera puede hacerse presente en apoyo a sus candidatos. Otros siguen pensando –los menos-: su ausencia es parte del show de aprovechamiento electoral de la lástima. Pues bien, el 16D transcurrió, el Oficialismo triunfó y la ausencia es total, ni siquiera un mensajito de felicitación a sus victoriosos candidatos ha podido grabar. Algunos comienzan a especular si ya no estará muerto. ¿Hasta cuándo se mantendrá al país en este siniestro escenario de incertidumbre?
A pesar de toda la sospecha que podamos abrigar sobre la salud del Presidente, el problema no puede ser la fecha de juramentación. Insisto esa fecha puede ser movida, pero para hacerlo se necesita una justificación. He aquí donde reside el verdadero problema. La Oposición debe centrar todo su esfuerzo en solicitar un justificativo por la vía de una comisión médica, cuya autoridad profesional e independencia política le brinde confianza al país. Ya es hora de que todos los venezolanos sepamos a qué atenernos en lo que respecta a la salud del Presidente y si él estará en condiciones o no de asumir la Presidencia. Ante esta solicitud muy lógica, ningún argumento se puede contraponer. Es posible que el Oficialismo termine haciendo lo que ellos decidan, sigue teniendo a todas las Instituciones rodilla en tierra ante este sainete de irresponsabilidad, pero, al menos, la Oposición habrá asumido ante el país y el mundo una exigencia lógica, clara e irrebatible. No se puede asumir el riesgo de que nuestra posición ante la ausencia presidencial se diluya y sea descalificada por insistir en la inamovilidad de una fecha como recurso desesperado para salir del Presidente. Esto último estará muy lejos de generar consenso en el país, pero lo otro sí: Exigir la verdad. En la Asamblea Nacional se debe trabajar para conseguir la designación por unanimidad de una Comisión Médica.  El Oficialismo no puede seguir pretendiendo ad infinitum tapar el sol con un dedo, es cuestión de no desesperarnos amparados en una sólida posición argumental.

lunes, 19 de noviembre de 2012

Una opinión surgida de una atacante inquietud


Sobre la decisión de Carabobo

Asdrúbal Romero M.

Ya ha transcurrido suficiente tiempo para que la racionalidad se imponga sobre la carga emocional derivada de la derrota electoral del 7-O y los correspondientes análisis post electorales. Esto lo señalo, inquieto todavía, por la reticencia manifestada por muchas personas en cuanto a participar en las  muy próximas elecciones regionales. En verdad: no hallo cómo calificar muchos de los argumentos recibidos  con la finalidad de justificar razones para no ir a votar, o peor aún: la intención de favorecer con su voto al “esbaratador” que Chávez ha designado para nuestro estado, lo más extraño: provenientes de personas  que me han demostrado, en el tiempo, estar bastante claras sobre el destructivo daño que este régimen le está infligiendo al país. Son argumentos de naturaleza muy diversa, algunos risibles -¿A quién pretenden engañar?-, otros con mayor asidero lógico aunque, en mi opinión, se concentran en un aspecto vulnerable de la candidatura de la unidad democrática y carecen del enfoque globalizante que demanda la decisión de por quién votar en tan delicada coyuntura.
Me voy a referir a un argumento en particular, el más reiterado y con mayor poder de fuego: Si nacionalmente nos abanderamos del principio de la alternabilidad democrática -hablando como oposición-, ¿cómo es que regionalmente vamos a contradecirnos? Dicho en forma elegante: la tesis de la coherencia política, que otros expresan en forma más coloquial y hasta un tanto alevosa mediante el cuestionamiento: ¿Hasta cuándo los Salas?  Ciertamente, tienen una estocada válida, sería necio desconocerlo, pero: ¿Es eso suficiente como para inclinar la balanza hacia el otro lado?
Como autoridad rectoral de la Universidad de Carabobo (1992-2000), me correspondió viajar a muchas ciudades de Venezuela con la finalidad de asistir a reuniones del Núcleo de Vicerrectores Administrativos, en mi primer período, y del Consejo Nacional de Universidades, ya siendo Rector. En todas, la gente se me acercaba con la finalidad de compartir conmigo comentarios sobre lo que estaba ocurriendo en Carabobo. El estado se había convertido en una referencia nacional de progreso, a raíz de la exitosa experiencia descentralizadora iniciada con el Dr. Salas Römer al frente de la Gobernación. A Valencia se le identificaba como la ciudad con mejor calidad de vida en todo el país. Cuando visitaba a Maracaibo, mi ciudad natal, no cesaba de sentir una sana envidia al constatar que había sido, evidentemente, superada en desarrollo por Valencia.
Atención Inmediata, servicio creado el 22 de septiembre de 1990; la Operación Alegría, que inició actividades el 25 de abril de 1991; los logros deportivos que convirtieron a Carabobo en “tierra de campeones”; la remodelación y equipamiento de la Ciudad Hospitalaria Enrique Tejera que me correspondió vivirla muy de cerca; el mejoramiento de la Autopista Regional del Centro en su tramo carabobeño; en fin, múltiples logros que fueron ejemplos emblemáticos de los beneficios que podría deparar al desarrollo de las regiones una descentralización que tenía en Carabobo su referencia pionera. Quienes habitábamos en este estado, comenzamos a sentir el orgullo de vivir en la “tierra de lo posible”. Valencia se había erigido, informalmente, en la capital del federalismo.
Resulta inevitable que contrastemos esa etapa de progreso, con lo que ocurrió en el período 2004-2008 con Acosta Carles como gobernador. En mi condición de defensor del Estado Federal resalto la entrega de Carabobo al Ejecutivo Nacional, evidenciada en la reversión de competencias administrativas sobre el aeropuerto Arturo Michelena, puerto de Puerto Cabello y ARC (2009) sin manifestar señal alguna de protesta –un entreguismo ante el poder central que igual lo veríamos con la solución “final” para Carabobo-. Además de la discontinuidad de varios de los programas iniciados con la descentralización, cómo no recordar a un Makled repartiendo en los barrios fortunas en electrodomésticos, en su pretensión de erigirse en alcalde de esta ciudad con la anuencia política del entonces gobernador;  a un Makled repotenciado en su condición de multimillonario, de la noche a la mañana, con la concesión de un contrato de comercialización de urea otorgado por la mismísima Pequiven que controlan los Ameliach y otros jugosos contratos en el puerto; a un Makled convertido en emblema del deterioro de la moralidad pública carabobeña. ¿Cómo se puede olvidar tan grave y penoso episodio de la muy reciente historia del estado y desestimar, al mismo tiempo, la que destacamos antes como un hito muy importante en el relato federal del país?
Insisto entonces, en la necesidad de analizar nuestra posición como electores del 16-D desde una perspectiva mucho más sistémica, no sea que por mirar con demasiado detenimiento la “pajita” en el ojo del Pollo se nos olvide mirar la “viga” en el ojo del otro candidato. Y no es que yo subvalore como “pajita” el hecho: que tanto el Dr. Salas como Henrique Fernando hayan desperdiciado la dorada oportunidad que han tenido en cuanto a hacer de Proyecto Venezuela una moderna organización política: despersonalizada, democratizada y con una propuesta programática formalmente plasmada y eficazmente difundida. Esto es lo que demanda nuestro país en estos tiempos tan convulsos y confusos. Todavía hay tiempo. La gente buena que milita en dicha organización política se merece una auténtica visión de futuro y por ellos mismos -los Salas-. No hay que olvidar que el mantenerse en el poder desgasta y, progresivamente, va distorsionando ese importante legado histórico que han construido: Carabobo, protagonista del federalismo en Venezuela.
Si he apelado a esa imagen tan coloquial, en la que viga y pajita conllevan un significado en extremo relativo, es para magnificar la grosera desigualdad entre las dos opciones: los que están han sido “constructores”, el que pretende reemplazarlos viene a “destruir”. Por ello no dudo en hacer mía la afirmación de otro fogonero del Tren, mi estimado Manuel Barreto: “Prefiero cuatro años más de Salas a un día de AmeliaCh”. 

lunes, 12 de noviembre de 2012

El tercero de la trilogía


Conflictividad Social Políticamente Organizada

Asdrúbal Romero M.

A Venezuela le ingresan unos 36 millardos de dólares anuales (suponemos un precio promedio de 100 dólares/barril), por el millón aproximado de barriles diarios que se le venden al Imperio, el único que paga chan con chan -lo demás es: consumo interno, la regaladera a Cuba y otros países del Caribe y el Convenio Chino-. Por el otro lado, en el primer semestre de este año, el total de importaciones venezolanas alcanzó el monto de 20,30 millardos de dólares (El Nacional, 7/11/2012) y es, perfectamente, presumible que en el segundo semestre éstas vayan a aumentar -Navidad, la Fiesta Electoral continúa, etc.-. Por fuera de esta simple cuenta quedan: el servicio de la deuda; los caprichitos bélicos y los generosos donativos a otros países. He aquí el drama de las cuentas en dólares de nuestro país: imposible cuadrarlas y ocultar, incluso ante legos en la materia, la inevitabilidad de la devaluación de nuestro signo monetario a escasos veintidós meses de la anterior (1/1/2011).
Quizás, “devaluar sea lo mejor que le pueda pasar a la economía venezolana” desde la perspectiva del funcionamiento del sobreviviente sector privado –así lo señala algún experto-, pero su impacto erosionador sobre el salario de los trabajadores debiera generar, como justa respuesta, un estado de Conflictividad Social Políticamente Organizada, por aplicación del elemental principio de Acción y Reacción. Si un gobierno lo hace mal, la oposición debe organizar la reacción que le conduzca a pagar un alto costo político por sus desaciertos. Esa es la lógica con la que operan las democracias funcionales en este mundo.
El año 2013 se caracterizará por la preeminencia de dos conflictos: uno de naturaleza más política, porque está referido a los mecanismos de distribución del poder, cual es la instalación de un estado comunal ultra centralizado –atado con un grueso cordón umbilical a la instancia presidencial- versus la vigencia del estado federal descentralizado que establece la constitución vigente. El otro es el conflicto que se derivará del círculo vicioso socio económico en el que nos mantiene sumidos este régimen. A las primeras de cambio, la Oposición aparece más concentrada en el conflicto político, a juzgar por la cantidad de opinión que al respecto viene generando su dirigencia. Sin embargo, me atrevo a pronosticar que la gravedad de lo que se nos avecina en el plano económico, progresivamente, incidirá para que el conflicto social tenga el efecto de matizar el conflicto político y asuma preponderancia en el debate político del país. Creo que la Oposición está subestimando la magnitud del problema económico que se nos viene encima y no está preparándose para cobrarle a Chávez el altísimo dividendo político que debería pagar. Este es el mensaje principal que pretendimos transmitir en nuestro artículo anterior -¿Quién defiende a la clase asalariada?-.
¿Cómo hacerlo? Ya en el mencionado artículo aportamos una idea: la Construcción de la Unidad de los Trabajadores, es decir: la coordinación política de los frentes gremiales y sindicales en defensa del salario. Pero a este esfuerzo hay que añadirle un reto: el diseño y despliegue de un mensaje comunicacional en lo económico con pegada política. Por supuesto que este debe ser lo suficientemente simple, a fin de que pueda ser comunicado con efectividad al principal receptor: ese pueblo del que se dice que no sabe nada de Economía, aunque es la víctima principal de su mal manejo. Sobre todo el oficialista, que coincide con el opositor en el señalamiento de los síntomas de la enfermedad de nuestra economía: inflación, alto costo de la vida, desempleo, etc., pero que le ha comprado al régimen su falso discurso sobre las causas de la misma: especulación, voracidad de los empresarios capitalistas, etc. El mensaje tiene que ser educativo, reiterado y difundido a través de mecanismos que permitan su llegada a los destinatarios del mismo. Que son los mismos, por cierto, que en los que Capriles quiso enfocar su campaña, pero que su discurso se quedó en la igualación de su oferta con la de su contendor sin intentar ir más allá: realizar el pedagógico esfuerzo de explicarles porque la oferta del otro era “pan para hoy y hambre para mañana”. Se perdió una excelente oportunidad, pero esto no es sólo achacable al ex candidato. El cuidadoso diseño de un mensaje economicista, pero con esa muy deseable característica de poder ser digerido por aquellos a quienes tenemos el deber de explicarles, no ha sido hecho.  
Hay quienes desestiman esta posibilidad. Apelando al cliché “El pueblo no entenderá” despachan el asunto y se resisten a intentarlo. Desconocen el vital hecho que a todo ser humano le es inherente la tarea de administrar con economía sus recursos disponibles, por muy escasos que éstos sean. De allí debe partir el diseño del discurso.  Al pueblo hay que irlo preparando para lo que viene, irle suministrando una explicación alternativa para que cuando la crisis agarre candela no sea, una vez más, un desinformado recipiendario del superficialísimo discurso oficialista. Por supuesto que la vocería de un líder legitimado con seis millones y medio de votos, sería muy útil a la luz de este objetivo que hemos planteado. Es así como el vacío que ha dejado “la controvertida decisión de Capriles” se hace cada día más evidente y refuerza, en mi opinión, el contenido de mi primer artículo de esta trilogía.
Disculpen mi insistencia, pero a la Oposición además de un líder le hace falta una total reingeniería. El modelo conducido por “el excelente concertador que no puede aspirar” está agotado. Aveledo hizo un excelente trabajo en la construcción de una unidad de partidos políticos, ahora se plantea la urgencia de innovadoras estrategias y programas por acometer, quien las impulse tiene el legítimo derecho a convertirse en el genuino líder político de la Oposición. De continuar bajo el actual esquema: las balas les lloverán de todos los lados –al menos las mías las disparo bajo un enfoque constructivo-;  la profunda crisis social, que ya luce inevitable, sobrevendrá llevándosela por los cachos y que Dios nos agarre confesados con el desenlace político que podría producirse.  

miércoles, 31 de octubre de 2012

Disculpen la insistencia


¿Quién defiende a la clase asalariada?

Asdrúbal Romero M.

"Capriles y Rajoy" es el título de un artículo que me prometí escribir y no cumplí. Ya para ese momento de la campaña, mi escepticismo sobre la posibilidad de una victoria de las fuerzas democráticas había sido vencido; desestimé las mediciones de encuestadoras serias y preferí, como muchos, sumergirme en la esperanza de un mágico Tsunami electoral. Me imaginaba pues, a Capriles teniendo que confrontar la severísima crisis de las finanzas públicas que había heredado de Chávez; al pueblo, no entendiendo que lo que estaba ocurriendo era consecuencia del errado modelo económico de su amado líder y pidiendo a gritos su regreso, mientras que los índices de popularidad del novel presidente descendían como en un ascensor de la Casa del Terror. Pésimo escenario me decía a mí mismo, porque así Venezuela nunca encajaría la tan necesitada lección que nos hiciera aterrorizarnos a todos, en el futuro, de sólo pensar que se nos fuera a montar en el coroto otro mítico encantador de miserias.
Este último domingo (28/10), en el inciso dominical de Notitarde “Lectura Tangente”, Julio César Jiménez, a quien no tengo el honor de conocer, publica: “Lo peor que le pasó a Chávez fue ganar” y me sorprendí, muy gratamente, de ver reflejada mi horrible fantasía en las líneas de su excelente artículo. Recomiendo su lectura -https://bitly.com/TNf9UP+, también en el post anterior de este blog-. Aunque no considere totalmente exhaustivas sus hipótesis sobre el desenlace –pueden producirse otros-, lo interesante es el análisis para advertir del inminente colapso de las finanzas públicas de nuestro país, aspecto éste sobre el cual no voy a redundar. La venta de unas cuantas toneladas del oro de las reservas; el hecho que el dólar paralelo no pare de subir, más que el tráiler de una telenovela con final trágico –como el autor lo señala- es una evidencia de que al Gobierno ya se le está haciendo imposible prolongar su táctica de correr la arruga hasta que pasen las elecciones regionales. Así de grave será el problema que se nos viene encima, que ya no pueden tapar  los graves síntomas de su descontrol de la enfermedad. El 2013 será el año en el que la Caja de Pandora que este régimen ha venido gestando se abrirá con su nefasta carga para el común  de los venezolanos.
La devaluación está cantada, así lo nieguen millones de veces. Y no será tan pequeña como algunos economistas se atreven a pronosticar, a pesar de la casi negra opacidad en las cuentas públicas de este gobierno. La inflación retornará a niveles realmente preocupantes. Chávez, una vez más, intentará paliar la situación decretando, unilateralmente, aumentos salariales insuficientes que mantendrán el ritmo sostenido de empobrecimiento de nuestros ingresos. Por supuesto, también intentará seguir manteniendo a los sectores de los que ha dependido para su permanencia en el poder, en una burbuja de cristal con alimentos y servicios básicos altamente subsidiados. Y la clase asalariada: ¿Cómo se protegerá de lo que se le viene encima? Nótese que no me refiero tanto a una clase media en vías de extinción, sino al grueso sector de la población que por su desempeño laboral dentro de la economía formal, sea en una empresa privada o ente público, tiene como único ingreso un sueldo que lo ubica, hoy día, en los niveles C y D. Fue este sector, consciente de su progresivo empobrecimiento, quien votó mayoritariamente por Capriles en las recientes elecciones. Le pregunto a los líderes políticos de la Oposición: ¿Cómo se va a defender a la clase asalariada?
La interrogante es absolutamente pertinente. Gremios y sindicatos deberían ser los llamados a organizar la resistencia de los asalariados, pero se encuentran muy debilitados y desasistidos, disminuidos frente al magnífico poder gubernamental. Pongo por ejemplo, al sector universitario, sus salarios han llegado a niveles vergonzosos, pero FAPUV, la federación gremial que los agrupa, no se atreve a convocar un paro general –en el pasado hace tiempo que ya lo hubiese hecho- porque duda de que las bases profesorales atiendan unánimemente el llamado. ¿Y por qué? Por el miedo, el fantasma PDVSA ronda por sus cabezas. Y así los maestros y profesores dependientes del Ministerio de Educación, temen ser reemplazados por los ciento cincuenta mil desempleados que ha formado la Misión Sucre, aunque lo que buenamente puedan hacer sea piratear. Podemos continuar analizando otros sectores, la realidad va a ser similar. El aislamiento de los gremios los debilita.
Recuerdo cuando Acción Democrática,  como partido político, controlaba la mayoría de los asociaciones gremiales y sindicales de este país. Conformaban un temible poder de fuego opositor cuando dicho partido se encontraba fuera del gobierno, quizás algunas veces utilizado injustificadamente, pero, cuando recorremos la historia de todos esos años de políticas económicas desacertadas de los sucesivos gobiernos, uno debe reconocer que fue bueno para la clase asalariada que existiese ese poder laboral con coordinación política. Constituía un factor de equilibro, frente a las pretensiones gubernamentales de que fuéramos los asalariados los únicos paganinis de los platos rotos a causa del nefasto manejo del tema económico. El ejemplo está allí.
La MUD, por varios años, se ha abocado a resolver el tema de la unidad política, pero ya sólo eso resulta insuficiente. Le he escuchado a José Antonio Gil Yépez –en un par de conferencias- decir que la MUD ha fallado en el debido acompañamiento a las individualidades y sectores que han sido víctimas de este régimen. Comparto su opinión. La Oposición debe comenzar  a desempeñar un rol enriquecido con emprendimientos y estrategias que amplíen su espacio de acción. Debe comenzar a pensar, por ejemplo, en cómo acompaña a la clase asalariada de este país en la legítima defensa de su bienestar económico. Coordinar políticamente las acciones de gremios y sindicatos, ofreciéndoles un contexto de unidad y frente solidario, se hace absolutamente necesario cuando Venezuela se aproxima a un año en el cual: la Conflictividad Social Organizada estará, más que nunca, perfectamente justificada. Sería muy bueno para tal coordinación, contar con un líder legitimado por el apoyo popular pero…

lunes, 29 de octubre de 2012

Un artículo cuya tesis principal comparto

Del articulista: Julio César Jiménez
LO PEOR QUE LE PASÓ A CHÁVEZ FUE GANAR



Todos los venezolanos vivimos y sufrimos grandes problemas, a pesar de eso obtuvimos el resultado electoral ya conocido. Sin embargo, tenemos una situación que es prácticamente desconocida por el electorado, pero que en el fondo podría ser el mayor inconveniente del gobierno y de nuestra sociedad en un futuro no muy lejano. Se trata de la crisis de las finanzas públicas. Lo que ha sonado por allí es que se perdieron unas toneladas de oro y que el dólar paralelo no para de subir, eso es solo el trailer de una telenovela que puede tener un final trágico.
Nos dicen que Pdvsa produce aproximadamente 2.250.000 barriles de petróleo diarios, lo que no dicen es que:
1. Al menos 550.000 barriles de petróleo son para el consumo interno. Ha aumentado exponencialmente el parque automotor y los generadores con los que ponen pañitos de agua tibia al problema eléctrico usan gasoil; esos 550.000 barriles generan pérdidas porque el combustible que se produce con ellos es subsidiado para la venta interna o se usa directamente en las plantas generadoras de electricidad.
2. Al menos 400.000 barriles se van en los convenios China-Venezuela. Por si fuera poco, muchas de las transacciones petroleras y no petroleras con los chinos no se hacen con dólares o euros, se hacen con «Renminbi», bajo las leyes de esta nación. Con esa "moneda" y esos contratos solo puedes comprarles a ellos, porque es una moneda de circulación interna. Sepan ustedes que una de las cosas que ha potenciado el crecimiento económico chino es hacer transacciones internacionales en Renminbi, ya que recicla y acumula su capital interno, y permanece en bajo valor, porque el gobierno de este país oriental se reserva la tasa de cambio con respecto a las otras monedas de intercambio mundial.
3. Al menos otros 300.000 se van en los demás convenios operativos y comerciales -donde se incluye lo que se regala-, teniendo claridad en que todo el petróleo que se extrae en Venezuela es en asociación de Pdvsa con transnacionales y esa gente se lleva lo suyo de inmediato.
Como podemos ver, Pdvsa solo vende y cobra de manera efectiva aproximadamente 1.000.000 de barriles diarios a precio de la cesta venezolana. Esta es la causa del déficit en el flujo de caja de la estatal petrolera y de la poca reinversión. Agreguemos los recursos que Pdvsa destina a los programas gubernamentales y entenderemos por qué la principal fuente de recursos de nuestro país está en crisis latente.
¿Cómo se ha manejado esta crisis? Con una fórmula jurídica y económica brillante pero perversa, perversa porque solo agrava el problema. Les explico:
El problema del flujo de caja de Pdvsa es "subsanado" emitiendo bonos y pagarés en dólares, la gran mayoría son comprados por el BCV y unos pocos por sus acreedores y la banca privada. El BCV vende esos bonos a través del Sitme, son colocados por la banca privada y obtiene bolívares frescos por encima de la tasa de cambio oficial. A su vez, los acreedores y la banca privada colocan los bonos y pagarés con precios muy por encima de la tasa de cambio oficial de manera discrecional, el BCV paga en bolívares a tasa de cambio oficial a Pdvsa y con eso Pdvsa cancela gastos de nómina, pago a cooperativas y gastos corrientes, pero sigue retrasando pagos efectivos en dólares a contratistas y subcontratistas quienes costean parte de las obras a precio de dólar Sitme o paralelo. Mientras esto ocurre el BCV y Pdvsa pagan los intereses respectivos a los tenedores de esos bonos a la tasa de cambio oficial.
Este juego es posible con la ayudaíta del precepto de «Reservas Internacionales Óptimas», con lo que pueden mover moneda dura y oro de nuestras reservas internacionales a su antojo según las exigencias de mantenimientos de deuda, importaciones "estratégicas" y gastos corrientes del estado. En todo esto quien gana dinero es la banca mientras se profundiza el hueco fiscal.
En paralelo, el mundo atraviesa una crisis cíclica del capital:
Lo que comenzó con el colapso de la cartera crediticia inmobiliaria en Estados Unidos, removió luego los cimientos de la zona euro, trajo la primavera árabe, desencadenó la crisis en Libia, entre otras consecuencias ya conocidas.
Continúa la ocupación de Irak y Afganistán -para seguir destruyendo capital- a pesar de la promesa de cese de las guerras y ocupaciones que Obama hiciera en la campaña electoral para su primer mandato.
China sigue sin revalorizar su moneda.
Hay caída en el crecimiento económico mundial, con excepción de China, India, Brasil y las corporaciones de tecnologías de la comunicación.
Lo que nos interesa realmente es que las crisis del capital se inician con sobreproducción y caída de la tasa de la ganancia. Viene luego la destrucción de capital y las burbujas especulativas, caída en la producción, desempleo, recortes de los gastos nacionales, pero terminan con una caída de los precios de la materia prima. Como podemos ver todo esto ha ocurrido y está ocurriendo.
Nuestro asunto es que Venezuela solo vende materia prima, nuestra economía depende de la renta petrolera. Hasta los momentos Venezuela no ha sufrido el impacto de la crisis del capital porque no tenemos sobreproducción industrial -de hecho, casi no hay industria-, los precios del petróleo se han mantenido altos porque no ha habido sobreproducción petrolera, las guerras y revueltas en el mundo árabe generan incertidumbre en los mercados y no se potencia el aumento en la producción de combustible fósil en las monarquías árabes estables.
Lo cierto es que el estado venezolano no ha ahorrado nada de las grandes ganancias petroleras que hemos tenido en los últimos años, se ha hecho exactamente lo contrario, se han despilfarrado para preservar la estabilidad política de este régimen.
¿Por qué? Porque el gobierno recién reelecto se sustenta en un gasto público gigantesco, casi inauditable. Con el dinero de la nación se mantienen las misiones sociales, los subsidios al combustible, alimentos, insumos agrarios e industriales, una cartera crediticia tóxica -agraria, comercial y préstamos personales-, gastos inmensos en propaganda oficial, mantenimiento del sistema nacional de medios públicos y ayudas económicas personales por doquier (en efectivo, en electrodomésticos e inmuebles); a esto le sumamos el incremento significativo del gasto público en este año por la campaña electoral, donde el gobierno botó la casa por la ventana para asegurar su reelección.
Es decir, Chávez ha hecho todo esto con el ingreso de 1.000.000 de barriles de petróleo diarios y con las artimañas jurídicas y financieras para mantener a flote las finanzas públicas mientras las dilapida sin compasión.
¿Qué va a pasar en Venezuela cuando el BCV y Pdvsa tengan que pagar la deuda acumulada? ¿Qué sucederá si esto coincide con una caída de los precios del petróleo?
Las respuestas no son alentadoras, el gobierno de Chávez, y con él todos los venezolanos, afrontaremos una crisis económica, política y social para la cual no estamos preparados.
Tiene dos opciones, la primera es recurrir a los organismos multilaterales y aplicar una verdadera receta neoliberal al mejor estilo de CAP en el '89 de lo cual ya sabemos que ocurrió. La segunda opción es estatizar casi la totalidad del aparato productivo venezolano, generar dinero inorgánico e implementar una moneda de intercambio interno paralelo al Bolívar como lo es el Renminbi respecto al Yuan.
En ambos escenarios, y las posibles mixturas entre ellos, es imperante reducir y reorientar el gasto público, endeudarse más y con nuevos acreedores (Mercosur), reimpulsar su política de importaciones de forma más agresiva. No tendrá capacidad de invertir en los problemas de servicios e infraestructura que tenemos (salud, educación, vivienda, electricidad, agua, carreteras, etc.), deberá costear pasivos laborales con papeles del estado y lo peor es que no estará en condiciones de aumentar la producción petrolera. En cualquiera de los casos, las consecuencias serán más desempleo, mayores índices delictivos, menor calidad de los servicios públicos, reducción del aparato burocrático del estado, ajustes del tipo y modo de cambio.
Lo descrito es el germen para una revuelta social, el gobierno no va a tener capacidad de sostener el aparato clientelar y sus bases se van a rebelar, el vínculo emocional que tiene con la gente que lo apoya se fracturará. Ellos, como todos nosotros, vivirán en carne viva el impacto de la crisis económica con sus consecuencias sociales y políticas, y será Hugo Chávez junto a su gobierno quienes tendrán la responsabilidad política. Serán víctimas de todo el odio que sembraron, de las expectativas no cumplidas, de la desilusión por las esperanzas imposibles, de las armas que circulan por las calles. Tendrán que decidir entre mostrar su verdadera cara fascista y masacrar a un pueblo o abandonar el poder por la puerta de atrás y dejar que otro intente solucionar el desastre.
Por eso cuando me decían "Hay un camino" no me inmutaba, yo sabía que era una sandez, Capriles en la presidencia hubiera tenido que lidiar con este problema y en medio de la crisis los chavistas, junto a buena parte de los que hoy estamos en oposición, lo hubiesen desalojado del poder. Chávez -o uno de los suyos- hubiese regresado triunfante a "salvar a la patria" del desastre capitalista. Por eso es que nuestra derrota no me afectó en lo más mínimo, de ella nos quedó un buen aprendizaje, un crecimiento significativo y perspectivas para una agenda política seria.
La primavera venezolana no tiene fecha, pero se acerca. Aquí los "indignados" no serán pacifistas y el gran responsable será Chávez, no tiene escapatoria. Solo la muerte física podrá salvarlo de una muerte política tan desastrosa, lo peor que le pasó a Chávez fue ganar…
No saben cuánto me gustaría estar equivocado..

martes, 16 de octubre de 2012

Artículo sobre un desencanto


La controvertida decisión de Capriles


                                                                                                                                 
 Asdrúbal Romero M.

En toda democracia, el realizar actividad política opositora se considera necesario y respetable. En nuestro país se justifica, aún más, que se asuma el rol de hacer oposición sin cortapisas ni miedo de admitirlo. El régimen al cual nos enfrentamos requiere que esa oposición sea articulada y efectiva, lo cual demanda: planificación para el diseño de estrategias; capacidad para el dialogo y la concertación de esfuerzos de los diversos sectores políticos y organizaciones de la sociedad civil; acompañamiento a los sectores e individualidades nefastamente afectados por las políticas gubernamentales; coordinación y articulación de las actividades gremiales en todos los ámbitos; organización de las redes de acción política a nivel de las comunidades con la ambiciosa meta de cubrir todo el territorio; generación de un discurso político contundente, educativo y eficaz; en fin, una inmensa tarea organizativa donde queda mucho por hacer y que requiere, sobre todo, un liderazgo político nacional reconocido.  Creo que el candidato Enrique Capriles Radonski alcanzó, por su trayectoria y visibles logros en su sobresaliente campaña, ese sitial. Lo lógico y natural es que, de ahora en adelante, él asumiera ese rol de líder nacional de la oposición.
Lamentablemente, desde mi perspectiva, ha tomado una decisión que no le permitirá abocarse a dedicación extremadamente exclusiva a ejercer ese rol. Optó por regresarse a pelear por su gobernación. Que su decisión es valiente: sí, corre el riesgo de perder aunque sigue siendo, obviamente, el mejor candidato para mantener ese estado en manos de la Oposición. Muchos analistas coinciden en que si no se regresa, es muy factible la pérdida de Miranda y de la Alcaldía de Sucre. Aun admitiéndolo y viendo el desarrollo de la política nacional en un tablero de ajedrez, el probable sacrificio de una torre –tampoco puede darse como un hecho- es una opción a considerar si, a cambio, posicionamos una dama con una excelente movilidad para el ataque y la defensa. También muchos analistas políticos, algunos muy reconocidos internacionalmente, han señalado que era precisamente esa la pieza que nos hacía falta: un líder con reconocimiento nacional. A estas alturas ya estoy consciente que esta opinión es altamente controvertida, lo reconozco,  pero es importante que se sepa: mucha gente la está compartiendo. Porque no se explicite con un escrito como este nuestro desencanto, no se va a ocultar el hecho que el sentimiento está allí: a muchos la decisión de Capriles nos ha caído como un jarrón de agua bien fría.
Supongamos que gana la Gobernación, los que defienden su decisión argumentan que ello no será obstáculo para seguir desempeñándose como líder nacional. Permítanme poner esto en un estatus de grandísima duda, decir eso es desconocer el carácter profundamente absorbente del ejercicio de una gobernación como la de Miranda. A menos que abandone parcialmente sus funciones, en cuyo caso podría perder la confianza y el afecto de muchos que ya ha ganado. Me da la impresión que él no lo haría por la excelente ética de trabajo que nos ha demostrado, intentaría teledirigir hechos políticos en el ámbito nacional con una efectividad que se iría reduciendo a significativa velocidad. En el mediano plazo, habrá dejado un espacio vacío que otros competirán por ocuparlo y se repetirá un ciclo. Ya vivimos la experiencia de Rosales, aunque es justo decir que no hay comparación entre los niveles de aceptación y liderazgo que acopió Capriles, calificado por muchos como un auténtico fenómeno de masas, frente a lo que logró el ex gobernador del Zulia. ¿Acaso tenemos tiempo para seguir experimentado ciclos de liderazgo nacional temporal?
Hay otros argumentos que se han esgrimido que bien vale la pena comentar. Si no opta por la Gobernación correría el riesgo de desaparecer políticamente.  ¡Por favor! Ya Capriles tiene en su haber una trayectoria que le permitiría mantener su plena vigencia en el ámbito político sin necesidad de desempeñar cargo público alguno por los momentos. Por supuesto, dirigiendo a la Oposición como le corresponde, no yéndose a su casa. ¿Acaso Betancourt o el primer Caldera necesitaron ser gobernadores para convertirse en padres de nuestra democracia? O no vayamos tan atrás, un ejemplo más reciente: Leopoldo López, tiene tiempo fuera del “coroto”, pero se dedicó a recorrer el país y fundó una organización política que acaba de obtener casi medio millón de votos en unas circunstancias electorales bastante adversas. Creo, además, que este argumento insinúa una incorrecta vinculación entre el desempeño de un cargo de gobernador o alcalde  y la posibilidad de acceder a recursos públicos con fines de proyección política. Por otra parte, el ejercicio de las Gobernaciones bajo este régimen se ha convertido más bien en una situación de extremo riesgo político. Gobernaciones estranguladas presupuestariamente, ahogadas con deliberado propósito, que cada vez cuentan con menos recursos para atender las ingentes necesidades de sus pobladores. Progresivamente, el nivel de descontento laboral entre los trabajadores dependientes de las gobernaciones crece, sin que ellos parezcan comprender dónde reside la verdadera causa para que sus legítimas pretensiones de mejoras salariales no puedan ser atendidas. Los Gobernadores de la Oposición van a tener en estas elecciones que esmerarse en la elaboración de un buen discurso para estos trabajadores. Le va a ser muy fácil a los candidatos oficialistas, achacarles responsabilidad por sentidos problemas que no han podido ser debidamente resueltos, a causa de la devaluación sostenida de unos presupuestos erosionados por una inclemente inflación. Corren el riesgo también que de algún manejo presupuestario para atender un urgente problema, se derive un injusto proceso de enjuiciamiento y regresamos, así, a historias conocidas. Ser Gobernador en las circunstancias actuales es como ser una “torre” encerrada entre otras piezas del ajedrez que le impiden su movilidad. Capriles como un líder político, que seis millones y medio de venezolanos aprendimos a querer y respetar en este reciente proceso electoral, corre más riesgos de perder liderazgo político quedándose en la Gobernación, que los que correría de dedicarse a organizar la Oposición que se requiere antes los difíciles y oscuros tiempos que se nos avecinan. Pero esto ya es materia de otro artículo. 

sábado, 6 de octubre de 2012

Una protesta contra el abuso y el irrespeto


Sobre el pago de los intereses de prestaciones sociales

Asdrúbal Romero M.

Son muchísimos los aspectos que se podrían comentar sobre el tema, pero requeriría si no un libro al menos un cuaderno. Me voy a referir a uno solo, pero sumamente enojoso. Tiene que serlo para un ex vicerrector administrativo, que cuando asumió su cargo, por allá en septiembre de 1996, una de las primeras políticas que implantó en su gestión fue la del pago de las prestaciones sociales en estricto orden cronológico. Comprendimos en aquel momento, que resultaba humillante y enojoso que los docentes universitarios tuvieran que buscar una vía de influencia hacia la máxima autoridad rectoral que les hiciera posible cobrar lo que era un legítimo derecho laboral. Por supuesto que se tuvo el apoyo de Ricardo Maldonado como rector en su primera oportunidad, porque de no haber querido el Rector apoyar nuestra política, habría sido imposible mantenerla. Lo importante es que desde ese año, más nunca se vulneró en nuestra institución la política de aplicar el orden cronológico por fecha de jubilación en cualquier pago por concepto de pasivo laboral. Fue así como cobré las prestaciones sociales en 2005, cinco años después de haberme jubilado, y una primera porción de la deuda por intereses de prestaciones sociales en 2007, esperando confiada y, pacientemente, que se respetara mi lugar en mi cola. Ahora la función de cancelar dichos pasivos la usurpó el Gobierno -porque es realmente a cada institución universitaria a quien corresponde cumplir con sus compromisos laborales como ente patronal- y veamos qué está ocurriendo.
Primero, comenzaron diciendo que alterarían el criterio para el orden de la cola, ya no sería por la fecha de la jubilación sino por la edad. Reconozco que no estuve muy conforme con el cambio -un sentimiento natural en quien siente que la política tradicional le beneficiaba- pero decidí no exteriorizar opinión alguna, en respeto a los argumentos que pudieran esgrimirse en favor del orden cronológico por edad. El primer listado me pareció cónsono con lo anunciado. Luego se dijo que si algún beneficiario se encontraba en una situación de emergencia médica podía introducir una solicitud de urgencia en el pago. Muy loable, pero: es el tipo de política que se presta para el manejo discrecional -pensé-. Un día me llaman para preguntarme si ya salí en la lista. Respondo: no creo, si es por edad estoy lejos. Mi interlocutor me dice: pero Paris y Gianetto ya salieron en la lista -dos ex rectores de la UCV-. Supongo que quien me llamó estimaba que éramos contemporáneos, en verdad creo que son un poco mayores pero relativamente próximos en edad, por lo que me sorprendí de lo rápido que estaba avanzando el cronograma. Mis mecanismos de alerta se encendieron. Más, cuando me dice que la noticia de que los dos ex rectores habían cobrado había sido muy publicitada en VTV. A según, el Dr. Paris que  aparecía muy feliz y agradecido mostrando, orgullosamente, su petrorinoco. Mis niveles de suspicacia se incrementaron. ¿Qué hace un sector político en estas circunstancias de reparto cuando quiere favorecer a su clientela? Desbarata la transparencia del proceso y le paga a unos figurones del bando contrario para mimetizar su operación. Comprensible entonces que mi paranoia, como dijo un simpatizante del oficialismo en facebook, se activara. Dice otro amigo, en la misma red social: piensa mal y acertarás. Y la última lista publicada me aporta la certeza para decir que sí acertamos. Veamos mis razones para denunciarlo.
Están saliendo en las listas, profesores de menor edad que la mía, así que el cronograma no es por edad. Profesores que se jubilaron después que yo. O sea que tampoco es por fecha de jubilación. Entonces: ¿Cuál es el criterio? Según una de las agraciadas por el dedo poderoso, menor que yo y jubilada a posteriori, pero opositora, lo aclaro, la prof. Maria Luisa de Maldonado la llamó y le dijo que todo era una loquera, que el mecanismo era al azar.  ¿Sí? Azar, ratón del queso. Me pongo a chequear las listas, la paranoia ya a millón porque antes ni les había parado a las muy comentadas listas, el porcentaje de oficialistas beneficiados es alrededor del 30 por ciento. El problema con estos mecanismos tramposos es que todos nos conocemos. Incluso, con los que salen beneficiados que no son chavistas, uno puede entretejer las relaciones que se conformaron en el pasado. En nuestra UC, el porcentaje de profesores jubilados chavistas no debe superar el 5%, siendo generoso, pero el porcentaje de beneficiados está en proporción seis a uno. Ni que uno fuera pendejo para no darse cuenta de la maniobra. Si se pusieran a esperar el cronograma verdadero para recibir su beneficio saldrían muy pocos y las presiones deben ser muy grandes. Si Capriles gana este domingo, como seguro estoy que será, veremos cómo el mecanismo, que hasta ahora han intentado enmascararlo, se evidenciará grotescamente. La raspadera de la olla a nivel universitario ya ha comenzado, veremos como en estos meses de transición se exarcebará. Finalmente: ¿Qué deseo yo? Que al menos nuestras autoridades rectorales y representantes gremiales protesten, denuncien lo que está ocurriendo, hagan saber que de este lado nos hemos dado cuenta de su burda maniobra.
Se me olvidaba otro asunto: ¿No se debería suponer que las universidades que se acogieron al cambio de régimen de prestaciones se beneficiaran con alguna prioridad? Digo yo, al menos para ganar una con el bendito cambio. Pero no es así. Los miembros de la UCV ganadores del KINO exceden por mucho a los de las otras universidades. Los jubilados ucevistas de los años más recientes han cobrado prestaciones que doblan o triplican las de los ucistas y al ritmo que va la cosa también van a cobrar primero los intereses. La razón es obvia, Caracas es Caracas, allí se concentran universitarios chavistas con mayor capacidad de influencia política, los Merentes, Navarros, Giordanis, Eljuris, Trinoalcides, etc. La UCV ha nutrido de más supuestos “técnicos” a este gobierno que la UC, así que no nos extrañe el evidente y grotesco desbalance. La verdad es que no ganamos una con el bendito cambio. El haber permitido que existiera una política diferencial entre las instituciones ya fue una indefendible derrota.

martes, 2 de octubre de 2012

Después de las vacaciones, un comentario ácido pero necesario


Reinauguración de la sala de cine Patio Trigal

                                                                                                                           Asdrúbal Romero M.

Veo en el Carabobeño: Lleno total en la reinauguración de nuestra sala de cine arte. Mi cerebro emocional prevalece sobre el racional y me alegro. ¿Por qué se produce una lucha entre los dos cerebros? La Rectora anuncia que se han gastado dos millones de bolívares fuertes en su remodelación -dos millardos de los viejos-. Con la inflación, las obras de este tipo son cada vez más costosas. No puedo evitar el pensar cuántos laboratorios que están en el suelo no pudieron haber sido repotenciados con esa cantidad. Con esta crisis presupuestaria tan sostenida y denunciada públicamente por las autoridades administrativas de la Institución, en muchos laboratorios: de cuatro bancos de equipos sobrevive uno y remendado. El número de prácticas que los muchachos ven por semestre se ha reducido a la mitad. Una semana entra la mitad de la sección y la semana siguiente la otra mitad, de esta manera ocho alumnos puedan acceder a trabajar en equipo con el único banco sobreviviente. No es un secreto para nadie que la actividad académica que requiere de equipos, componentes y materiales está muy menoscabada a lo interno de la Institución. A pesar de esto, se prefiere invertir en la remodelación de una sala de cine a la que muy poca gente asiste. ¿Por qué ocurre esto?

Vamos a estar claro: nuestra sala de cine arte nunca alcanzó a ser un programa cultural financieramente autosostenible. Recuerdo cuando era rector que siempre a finales de año recibía la visita de Daniel Labarca. Desde que Rosalba me anunciaba su visita, ya yo sabía que tendría que hurgar en las partidas presupuestarias para buscar el dinero que taparía el déficit anual acumulado por la fundación que él dirigía y bajo cuya adscripción estaba la sala -creada en el periodo rectoral de Elis Simón Mercado-. Daniel se aprovechaba -en el buen sentido- de mi condición de cinéfilo empedernido. De hecho, fuimos él y yo quienes manejamos todas las conversaciones con el CNAC, el organismo público encargado de financiar los proyectos promotores de las actividades relacionadas con la cinematografía dentro del país –muy probablemente haya cambiado de nombre-, para que cofinanciara en un 50% la adquisición de esa sala. Como ven: soy parte de la historia de esa sala. Por eso me siento con la autoridad moral para manifestar el planteamiento crítico que molestó a mi cerebro racional cuando leí la noticia.  No podrán decir que no me gusta el cine o que no sé valorar el buen cine. Presumo de suponer que unos cuantos lectores de estas líneas sabrán que, por más de un año, mantuve un blog donde comentaba películas -todavía se puede acceder a él en http://asdromero.blogspot.com/ -. Cuarenta y siete películas comenté mientras dispuse de diez minutos que mi amiga Laura Antillano, graciosamente, me concedió para que yo hablara de cine en su programa semanal “La Palmera Luminosa”. He sido un asiduo de nuestra sala de cine arte. He asistido a muchísimas funciones donde el número de espectadores era inferior al de los empleados pagados por la UC para operar el cine. Es verdad que su actividad declinó a raíz de la salida de Daniel Labarca de su dirección -decisión inexplicada que se produjo en los inicios de esta gestión rectoral-, pero no es menos cierto que aun antes de la salida de su principal mentor: ya la sala andaba herida de muerte. Su audiencia natural la había abandonado, como varias veces lo comentó el reconocido periodista Alfredo Fermín en su leída columna semanal. Sin embargo, en cuanto se cerró, salieron muchos detractores a criticar a la Rectora y hasta provecho político se le quiso sacar al asunto. Al transcurrir pocos días, ella misma se encargó de aclarar a través de los medios de comunicación social que el cierre era temporal a fin de posibilitar su remodelación.  Su actitud defensiva es entendible: a ningún rector, o rectora, le gusta que lo que quede para la historia es que “fulana de tal fue la que cerró aquella sala de cine donde pasaban tan buenas películas y bla, bla, bla”, todo un relato nostálgico por parte de quienes añoraban entrañablemente a la sala aunque nunca la calentaban con su presencia. La historia pudo muy bien haber sido otra, pero ello requeriría de unas autoridades rectorales que hubiesen diseñado un plan de racionalización del gasto universitario, en respuesta a la circunstancia del severo estrangulamiento presupuestario al que ha estado sometida nuestra universidad. Unas autoridades, que después de haber realizado un exhaustivo análisis de las relaciones costo/beneficio  de muchas de las actividades que se mantienen por mera inercia en nuestra casa de estudios, estuvieran en posibilidad de comunicar con un sólido respaldo justificativo, tanto a la comunidad ucista como a las fuerzas vivas de la ciudad, su decisión de recortar gastos en algunas áreas en aras de producir el menor daño posible a lo que es más esencial para la Institución: la Academia.  Si ese hubiese sido el curso de acción elegido, con profunda tristeza habría aceptado que la sala de cine arte Patio Trigal no podía sobrevivir a la poda requerida.
Obviamente,  esa no es la circunstancia actual. Después de todo, estas autoridades, aunque en conflicto con sus padres políticos -no tan abierto como en el caso mío-, siguen preconizando un estilo de gerencia maldonadista que se caracteriza por mantener significativos niveles de inversión en actividades de extensión que proyectan la imagen de la Institución -y la de sus autoridades- hacia el exterior, en desmedro del adecuado funcionamiento de las actividades académicas en su interior. No es que yo no quiera que la UC no financie una orquesta infantil en Miguel Peña, o mantenga una multiplicidad de casas municipales con sus correspondientes empleados. El problema es que yo mantendría esos programas una vez cubiertas las necesidades internas del funcionamiento académico. Lo reitero: ese no es el caso actual. La política sigue siendo: Luz para la calle y oscuridad hacia el interior. Así que varios meses después y dos millones de bolívares gastados, la Rectora cumple con su palabra. Queda bien ante las fuerzas vivas de la ciudad, pero, peeero, unos cuantos vidrios rotos adentro siguen sangrando a la Academia.
Por eso, cuando tomando café con unos profesores que sí conocen la realidad interna de la Academia y por ello me preguntaban: ¿Cómo puede ser posible? Les explicaba: es que las presiones exteriores y políticas sobre la Rectora son mucho mayores que las presiones internas por parte de la comunidad profesoral y estudiantil. Estos jóvenes profesores se calan que su laboratorio esté en el suelo, sea por desidia o porque se sienten impotentes -cuidado sino es por lo primero-. No protestan. Se resignan a trabajar con los vidrios rotos. Yo, al final, aunque no lo parezca, estoy contento, volveré a ser un asiduo del encuentro en la oscuridad con esas buenas películas que proyectan en esa sala que ayudé a comprar. Volveré a sentir como el arranque del proyector inunda a todo mi cuerpo con una sensación de felicidad casi hormonal. Aspiro encontrarme a  más espectadores y que no ocurra, como alguna vez sucedió, que un empleado de la sala tenga que camuflajearse  como parte del público, a fin de completar el cupo mínimo de tres espectadores y no correr el riesgo de que esta lengua viperina  se quede con las ganas de ver la película anunciada.

jueves, 19 de julio de 2012

Después de un bache en mi salud, con retardo el último y cuarto capítulo sobre el caso FACE UC


ALGO HUELE MAL EN DINAMARCA

CAPÍTULO IV-¿Qué hay detrás?

                                                                                                        Asdrúbal Romero M.

A ver: Soy Rector, estoy sentado en mi silla de Presidente del Consejo Universitario. El punto más importante de la sesión: Designación de un decano interino porque el anterior abandonó el cargo. Punto de cuidado, me digo, sensible a complicarse fácilmente. Llega el momento, se ha introducido un derecho de palabra avalado con ciento veinte y seis firmas de profesores ordinarios, más de la mitad de la asamblea de la facultad profesoral según el criterio todavía vigente en UC. Pero además, comienzo a analizar la calidad y estructura del grupo activante del derecho de palabra. Tiene punch de opinión, me digo. Es variopinto, con presencias de llamativo prestigio académico y mucha antigüedad. A ver:

·         Profesora Olga de Villarreal. Ex presidenta de la Comisión Electoral UC. Reconocida por su afabilidad y buenas formas para la relación política. Candidata a representante profesoral al Consejo Universitario en las últimas elecciones suspendidas. Esposa del Presidente de la APUC. Si nos vamos más atrás: ex presidente de la Asamblea Legislativa del Estado Carabobo. 
·         Dos de los más antiguos profesores activos de la Facultad. El profesor Patacón con treinta y tres años de antigüedad y la profesora Nilda Ochoa de Rigual –por ser miembro del género supuestamente débil no les facilitaré que le saquen la cédula-. A ellos dos sólo los supera en antigüedad, Miguel Pineda, pero éste, gracias a Dios no participa en el combo. Nilda, ex directora de Medios de la Universidad en la gestión rectoral anterior. Patacón, ex representante profesoral ante el Consejo Universitario, de opiniones controversiales, filósofo, con presencia relativamente frecuente en los medios de comunicación impresos, sus criterios pueden ser del gusto de la gente o no, pero de que tiene punch de opinión lo tiene.
·         La profesora Rosa Indriago. ¡Más punch todavía! Además de Jefe de Cátedra de Pedagogía y Currículo, más de veinte años con el único programa en la televisión regional que cubre la fuente de Educación Superior. Utilizadora intensiva de las redes sociales. Con cierta fama de controvertida, dura con los que critica, pero nunca la he visto defender lo incorrecto ni cuestionar sin sustento. El miedo comienza a entrarme en el cuerpo. Ojala ocurra algo que me permita suspender esta vaina, me digo. Mi otro yo sigue pasando revista…
·         Profesora Luisa Soto. Asesora del Vicerrector Académico. Candidata a decana en las elecciones que ganó el abandonante. Ojalá hubiese ganado ella! Otra profesora de muy suaves maneras en su manejo político.
·         Profesora Ruth Alvarado. Directora de la única escuela de la Facultad durante todo el período que ejerció el abandonante. La Ariel de una gestión muy gris. Me pregunto: ¿Por qué no la propuso a ella? ¿Cómo a alguien no le da vergüenza haber utilizado tan descaradamente a una buena persona? Su amiga, recuerdo que me digo. Su candidata por la Facultad a representante profesoral ante el CU en las elecciones suspendidas. De que hay pedigree político en este grupo lo hay, y no puedo decir que sean unos tremendistas, persiste mi diálogo interno mientras sigo pensando cómo difiero el punto.
·         Prof. Luis Enrique Vizcaya. También con mucha trayectoria política, asistente del Rector en el período de Elis Simón Mercado. Articulista de El Carabobeño. Con muchas relaciones en los círculos políticos regionales: si yerro, por su boca se enterarán, lo afirma el alter ego que ha comenzado a crecer dentro de mí, me mira con cara de genio de Aladdin pero sin ofrecerme una salida del atolladero.
·         Profesora Arelis Marcano. No entiendo qué hace allí, si me acompañó como Directora de Asuntos Profesorales en los primeros años de mi gestión. ¿Será que cuando renunció ya tenía su espinita conmigo? –cállate por Dios, genio inservible-. La elegí por su prestigio académico, no quisiera verla allí enfrente.
·         ¿Y la profesora Albers? ¿También en la acera contraria? Jefe del Departamento de Idiomas Modernos, un departamento que siempre me apoyó en las elecciones. Antigüedad, prestigio académico. No voy a mirarla  a los ojos. Ni voy a seguir con esta martirizante lista, supongo que con ellos estarán unos cuantos jefes de departamento y de cátedra, la alcurnia académica de esa facultad está con ellos, Dios, dime genio, al menos hazme un pequeño favorcito: ¿Cómo coño fui tan necio pa meterme en este precipicio guajiro?  Malos consejos, malos consejos, me susurra el desgraciado. ¿Otro favorcito genio? Vale, me riposta. Mándame unos encapuchados que acaben con esta vaina, anda, mándamelos.

Plim, plum, plan, entra un encapuchado corriendo, el Secretario lo va a espescuezar, no! Nooooo! Suspendido el consejo, el punto en cuestión queda diferido.  Salgo corriendo, los familiares de la que iba a juramentar me miran con cara de arrechera. No me importa. ¿Por qué los habrán invitado? ¿Para presionarme? ¡Qué pendejo he sido! Gracias poderoso genio, de la que me salvaste.

Es lo que yo hubiera hecho, suspender, diferir, pero la Dra Jessy Divo de Romero, contra toda elemental lógica, decidió continuar con la sesión –quizás su pequeño genio le había prometido una violencia controlada- y juramentar a una persona que no cumple con los requisitos de Ley, que no tiene la entidad ni la capacidad política para ser Decana de esa facultad. Como aquel bacalao que el pobrecito de la Emulsión de Scott ha tenido que arrastrar por todos estos años, esa es la imagen que se me viene a la mente con la Rectora y su decana impuesta. Desde esa decisión crucial, apuntalarla en el poder de la Facultad se ha trastocado en un sainete de errores e ilegalidades. Como no tiene el apoyo de la mayoría del claustro ordinario de mayor antigüedad, se ha buscado reforzar su imagen con el apoyo del personal docente contratado. ¿A cambio de qué? Los concursos de oposición. Doscientos veintidós nuevos cargos se abren para crear el escenario de las expectativas, tal cual la Misión Vivienda de nuestro presidente –después lo criticamos-. Pero hay un problema, no controlan a la mayoría de los jefes de cátedra y departamentos. No importa, para eso está un consejo de facultad ilegal que cambia perfiles, estructura jurados violando las normas, etc.. De hecho, el paso previo fue ilegalizar al Consejo de Facultad destituyendo a los cuatro representantes profesores principales, que no quisieron avalar con su presencia en las sesiones la actuación de una decana presidente ilegal.  Cuatro de siete, la mayoría de los representantes profesorales, pero eso tampoco fue un obstáculo. Se convoca selectivamente, no a los segundos, ni a los terceros que están en las listas de designación expedidas en su momento por la Comisión Electoral de la UC. No, se corre la lista hasta llegar a los que se van a cuadrar con el nuevo régimen a cambio de lo que sea. El precio no importa, la Decana se queda y punto!

En fin, tampoco es mi interés detallar exhaustivamente la cronología de situaciones irregulares que ha disparado la terquedad de no querer enmendar el craso error. Lo que les he recomendado al grupo que sigue librando una digna lucha: cualquier irregularidad que vean, documéntenla e introduzcan ante las instancias respectivas los recursos de reclamo. ¿Con qué objeto si no le van a parar? –es la obvia interrogante-. Bueno, eso es como los abogados que todos los días recurren a la Fiscalía o al TSJ denunciando las miles de irregularidades que, a esta fecha, ha acometido el régimen chavista. Tampoco a ellos les paran, pero, tenazmente, todos ellos van contribuyendo a documentar un expediente que va creciendo, quizás solo sirva para la historia, o quizás quién sabe.

Mención aparte, mi reconocimiento a ese grupo que no se ha quedado callado ante el abuso. En toda mi historia política dentro de la UC, que se remonta desde finales de los setenta, que por doce años consecutivos fui parte de un Consejo Universitario con una entidad, por cierto, muy superior al que tenemos ahora, nunca vi que a un grupo docente de las características que ya les he descrito le fuera infligido tanto maltrato institucional. Y voy a referirme a un solo ejemplo para sustentar la contundencia de mi afirmación. En un video que descargué y lo tengo en mi desktop por si llegara a desaparecer, vi con mis propios ojos cómo la rectora acusaba,  a ese grupo de profesores y profesoras, de haberse movilizado al tribunal en el mismo autobús de la gobernación de Yaracuy que había trasladado a los encapuchados el día de la violencia en el Consejo Universitario. Una insinuación no tan velada de que habían sido ellos los responsables de esa violencia. En realidad, desde ese mismo día los comenzaron a acusar. Como yo le manifesté a un amigo que me denunciaba cómo los encapuchados a punta de pistola sacaban a los alumnos de los salones de clase: ¿Quiénes? ¿Los encapuchados de Ruth? Y solté la carcajada. Pero vérselo decir a la Rectora, me bastó para valorar a qué niveles se estaba llegando. Hice un esfuerzo pero no pude, imaginarme a Olga, a Luisa, a Nilda, a Ruth, a la misma profesora Albers, quien por cierto había sido asomada por la misma rectora como una posible figura de consenso, encapuchadas dentro de aquel autobús parlando plácidamente con mi genio, primo del de Aladdin, que a su vez me apuntaba acusadoramente diciéndome: ¡Tú estás loco!

Tendrán que reconocerme qué es lógico que alguien como yo, que sigue viviendo su pasión loca por la UC aunque a veces no quisiera, se pregunte: ¿Qué es lo que hay detrás de toda esta locura? No puede ser una decisión política de naturaleza convencional, tiene que haber algo más. Es por lo que comenzamos a atar cabos. Dejénme decirles que el ex decano Torres, el abandonante, propuso para que le sucediera, a las primeras de cambio, a un profesor que no aprobó el escrutinio de las autoridades. Creo que con razón. Esta persona tiene una mancha en su historial como ex autoridad administrativa a nivel de esa facultad que le ocasionó una suspensión como docente por un año. Como también debo decir, que dentro del grupo protestante de las acciones de la Rectora y el Secretario hay dos docentes con mancha por una grave irregularidad cometida durante mi gestión rectoral –debo hacerlo en mi respeto a la obligación consciente de ser equitativo-. Pero volviendo al tema: se argumentó, justa o injustamente, que el rechazado tenía vinculaciones políticas con grupos estudiantiles involucrados en el problema de los cupos y el tráfico de un cúmulo de irregularidades que se ventilan a través de la Dirección de Control de Estudios de esa facultad, de la cual se dice que es un antro de corrupción donde todo tiene su precio, como algunos tribunales de la República. Por supuesto, que ahora esta versión será negada, pero eso fue lo que mis antenas captaron de informantes que estaban viviendo el drama allí dentro. Vuelve mi lógica a funcionar: si soy el dueño de una empresa y el gerente renunciante de una sucursal me propone una candidatura inaceptable, de la cual tengo reservas, ¿le doy oportunidad para que me haga una segunda proposición? ¿Me entrampo con él en un largo proceso de negociaciones para concertar una segunda candidatura? No rotundo, pero eso fue lo que ocurrió. El ex decano, viendo que su primer candidato no pasaba, comienza a jugar  a dos bandas, mantiene la candidatura mientras incita la revolución interna de las féminas, incluida la profesora Ginoid que la lidera, que se opone a su candidato rechazado y se nuclea, aparentemente, alrededor de Ruth Alvarado, la candidata natural de ese sector. El ex decano prolonga el tira y encoge, y en el momento apropiado lanza toda su caballería contra Ruth –“ella no, porque ella es mala, dice que estoy ilegal”-. Y estaba ilegal en verdad, porque ese es el error de origen que se comete en este singularísimo proceso: dejarlo desempeñando un cargo que ya no podía ejercer. Se da el “milagroso viraje” dentro del grupo de las féminas y emerge la candidatura de la profesora Ginoid, ya no es Ruth. Mientras en el lado de los opositores avanza un denso proceso de conversaciones que ha sido incitado por la Rectora. Asustados por los nombres que se barajaban para el Decanato, comienzan a asumir a Ruth como una probable salida institucional, pero antes habían manejado otras opciones como las de los profesores Patacón y Albers. El tiempo se les acaba, la ilegalidad del decano que ya ni iba a encargarse de su facultad se hacía demasiado evidente, había que decidir, la Rectora parecía convencida de la salida institucional con Ruth y, de pronto, un viraje inexplicable que a su misma gente la dejó pasmada.

Como verán, en este cuarto y último capítulo de esta micro novela aporto muchos detalles de lo que en el primer capítulo fueron apenas insinuaciones, buscando provocar, ahora sé que equivocadamente, que la Rectora corrigiera su rumbo hacia ese tremedal en el que se ha hundido. En realidad, hay mucho más recovecos anecdóticos en esta crónica con los cuales no les voy a cansar. Lo importante es que, al final, unas negociaciones en las sombras, imponen a la supuesta candidatura que garantizará el control político y la “paz” en la Facultad. ¿Cuál paz? ¿La paz con la mafia? La profesora Ginoid ha tenido una larguísima relación de amistad con el ex decano. Ella ingresa en los últimos concursos de oposición celebrados en esa facultad bajo su mandato. Era su verdadera persona de confianza, por eso la impulsa para que sea representante profesoral ante el Consejo de Facultad y la responsable política de su grupo profesoral.  Para buenos entendedores, no creo que hagan falta más palabras. De todas maneras, es un buen momento para releer los cuatro capítulos de esta crónica –recomendación para aquellos quienes les interese el tema-. Verán como todo engrana. Como también entenderán, que corro riesgos si hablo más descarnadamente. Ya me lo han advertido amigos y “nuevos enemigos”.

En mi opinión: la mafia se salió con la suya. Si le he dedicado tantas horas y tinta electrónica a este oscuro episodio de la historia ucista, no va a ser por mi conocida amistad con Ruth, ni porque no me hayan complacido o alguien me manipule como andan diciendo algunos por allí -“I am too old for that”-. Es porque contextualizo todo lo ocurrido en FACE dentro de un problema institucional de más amplio espectro y profundidad, como una septicemia que amenaza con extenderse a todo el organismo. Hay que resistirse a las pretensiones de la mafia a extender sus tentáculos hasta las instancias de poder dentro de nuestra querida Alma Mater. Ya no la pueden controlar, vean lo que ocurrió en Odontología. Todo parece apuntar a que el mismo mecanismo se aplicó en la PAI de Medicina aunque no hubiese detenidos. Revisen, auditen como lo han anunciado: en un mismo salón se produjeron once de las mejores notas de la prueba. El precio pagado fue treinta millones de los viejos. ¿Cómo lo sé? Como he escrito sobre este problema, me han llegado decenas de denuncias anónimas, que ya no voy a seguir procesando, aprovecho para anunciárselos a los denunciantes anónimos.
 “Quien siembra vientos, recoge tempestades”
 Concluyo con un pensamiento de un viejo amigo, el Dr. Otto Hoffman Iturriza, él señala que se inspiró en uno de Bertolt Brecht:
“Hay hombres que luchan un día y son buenos, hay quienes luchan muchos años y son muy buenos; pero hay quienes luchan toda la vida y…… ESOS, son los que requiere con urgencia nuestra Alma Mater”.




miércoles, 27 de junio de 2012

Ejercicio ilegal, periodismo de investigación en su día:


CAPÍTULO TRES DE “ALGO HUELE MAL EN DINAMARCA”

Prof. Asdrúbal Romero M.        

Conversaciones con la Rectora y el Secretario (en el pasado)

I-Con la Rectora


A pocos días de haber salido electa como rectora, recibí una invitación de la profesora Jessy Divo de Romero para sostener una reunión social que prometía algún intercambio de ideas. El gesto me agradó mucho, máxime que yo no había votado por ella. El lugar de encuentro fue la casa de un común gran amigo, el profesor Alejandro Sué, secretario durante mi gestión rectoral. La velada estuvo de lo más grata: un reencuentro nocturno socialcristiano con vinitos incluidos –considerando que también estuvo presente el Dr. Jesús Ganem Martínez-. Buenos recuerdos compartidos, mientras que los desencuentros en el pasado se enterraban más en el olvido. Pero, como era de esperar, llegó el momento de hablar de política universitaria. Nos enteramos que la relación con los Maldonado iba ya en ruta de franco deterioro, lo cual, a decir verdad, a nadie le extrañó en demasía. En la sesión de recomendaciones, aproveché para manifestarle mi preocupación por el creciente empoderamiento interno de la mafia dedicada a la venta de cupos. Le conté todo lo que había llegado a mis oídos: cómo algunos decanos habían autorizado, vía oficio, inscripciones de listas de bachilleres recomendados por grupos estudiantiles (en la segunda parte del Capítulo II bajo el subtítulo “Así comenzó todo” se ofrecen mayores explicaciones sobre el contexto en el que se producen tales autorizaciones. Recomiendo su lectura para mejor comprensión de lo que a continuación se expondrá). Le hice mi aclaratoria: suponía que los decanos accedían a tales peticiones, a fin de mantener buenas relaciones con los grupos estudiantiles, acrecentar su posición política en ese sector y, quizás, resolver negociadamente algunas situaciones conflictivas de índole interno.  Pero, se hablaba ya de números de autorizados muy altos, lo cual, aunado al creciente cotilleo que había en la calle sobre los montos exigidos a los padres, dependiendo de la Facultad, debía haber hecho pensar a esos decanos que con sus graciosas concesiones podían estar nutriendo el crecimiento de un mercado en el que se comenzaban a manejar miles de millones de bolívares de los viejos al año. Esos decanos, debían pensar –le decía yo a la rectora- que buena parte de esos autorizados a inscribirse habían sido vendidos por los grupos estudiantiles, y en esto no hacía distinción si eran de tendencia opositora u oficialista. ¿Cuándo se quisiera sanear cuál iba a ser la reacción de esos grupos, muchos de ellos violentos, cuando vieran que se les pretendía cerrar el grifo de cuantiosos ingresos? ¿Quién le iba a poner el cascabel al gato?
Debo decir: que me sentí muy cómodo interponiendo esta denuncia ante la rectora entrante porque, justamente, nos encontrábamos en la casa de un ex secretario, quien incluso había arriesgado su vida en aras de mantener una férrea política de transparencia en la admisión estudiantil. Gracias a él, le debo que en lo atinente a este muy particular aspecto de la vida universitaria, nuestra gestión rectoral se vea y resplandezca como una flor de loto en medio del charcal. Debo decir también, que la respuesta de la rectora me sorprendió gratísimamente: no andaba en la luna, no señor, estaba al tanto de todo lo que yo allí le había dicho, complementó la información, aportó mayores detalles, porque déjenme decirles que en esa reunión se habló, como quién dice, a calzón quitao, con pelos y señales de esas que por esta vía no se pueden decir, porque corre uno el riesgo de ser demandado sin tener todos los pelos en la mano. Hubo realmente confianza en el diálogo. Le hicimos una recomendación que la explicaré luego, en la conversación con el secretario, y me retiré de esa reunión confiado en que comenzarían a tomarse medidas para ponerle un parao a tan grave  situación.

II-Conversación con el Secretario


No puedo precisar la fecha de esta reunión, sólo decir que ya se había avanzado un trecho del período rectoral. La intermediación para que se produjera la hizo la profesora Rosa Indriago, quien además estuvo presente. El motivo: propiciar un acercamiento político. Yo fui el que más hablé, el profesor Pablo Aure se dedicó más a escuchar (se suele decir que en una reunión política quien más calla tiene el control de la conversación). Le manifesté que me llamaba mucho la atención su valentía al escribir su columna de todos los lunes; que a algunos universitarios, como a mí, eso podría atraerles, pero que también había escuchado críticas. A algunos les preocupaba ese estilo de confrontación tan directa con el Gobierno de parte de una autoridad universitaria. Pensarían que su actitud podía generarle represalias a la Institución que, a la postre, pudiera perjudicarles (los docentes universitarios suelen asumir posiciones políticas en función de sus intereses personales). Otros opinaban que por estar pendiente de la política de la calle descuidaba sus funciones universitarias. Mi recomendación fue que debía buscar un equilibrio: no abandonar su alto perfil externo, pero promover más su gestión como autoridad universitaria. Y justo allí, caímos en el tema que ya había tratado  con la Rectora, porque es al Secretario a quien compete, como autoridad universitaria, la implementación de las políticas de ingreso estudiantil. De nuevo, expuse mis cuitas y mis reservas sobre la corrección de la dirigencia estudiantil, con menos detalles, por supuesto, porque la confianza no era la misma que la existente entre la Rectora y mi persona –después de todo era nuestro primer encuentro tú a tú-. El profesor Aure no se abrió a dejar ver que estaba al tanto del gravísimo problema que le estaba planteando, como sí lo había hecho la Rectora. Recuerdo que me manifestó lo siguiente: en materia de ingreso estudiantil, mi política es muy clara, yo respeto lo que los decanos decidan. Inmediatamente le riposté, señalándole que esa no me parecía la política adecuada en las circunstancias que se estaban viviendo, por cuanto se ponía toda la presión sobre los pobres decanos. Era necesario estructurar una respuesta institucional al problema, sistémica e integral: autoridades rectorales, decanos, Consejo Universitario, todos como un bloque, generando un mecanismo de contrapeso de poderes donde nadie, por sí solo, tuviera la atribución, o pudiera ser percibido que tenía la atribución, para entregar cupos que luego pudieran venderse en el mercado manejado por la mafia –esta fue exactamente la misma recomendación le había sugerido a la Rectora-
Recuerdo que disfruté mucho narrándole: cómo había sido mi gestión rectoral de pulcra en esa área de ingreso estudiantil. Para ingresar a alguien por la vía de gracia, se requería que Decano y Secretario se pusieran de acuerdo, pero con Sué, eso se había acabado. No transigía a acuerdo alguno, así que ni decanos ni autoridades ingresábamos a bachilleres por la puerta de atrás. En una oportunidad, le conté, recibí una misiva de Guaicaipuro Lameda, para ese entonces al frente de la ONAPRE, quien me refería un bachiller para su ingreso. Tomé la decisión de ordenar, directamente a Control de estudios, su inscripción. No alcancé a hacerlo, no sé como Alejandro se enteró, pero se me presentó en el Despacho Rectoral, reclamándome agriamente mi disposición. Se trata de una petición de quien depende nuestra asignación presupuestaria, cómo es que yo, siendo rector, voy a aparecer como no pudiendo acceder  a su solicitud, va a pensar qué es que no quiero. Nadie se imagina que ni siquiera el rector pueda disponer de un cupo en esta vaina –le respondí airadamente-. Alejandro Sué se levantó de su silla y me dijo: Rector, si usted hace eso se generará una crisis institucional pero yo no le acepto que usted pase por encima de mí en una materia que es de mi competencia. ¿Qué hago? –le pregunté-. Deme la misiva del general que yo se la respondo y así fue. Nunca vi su respuesta. Todo el mundo criticaba lo que calificaban de intransigencia de Alejandro, hasta yo mismo, pero hoy comprendo a la perfección que su postura era la correcta. Fue tal su intransigencia que un decano se volvió loco y modificó los resultados de una prueba de admisión en su facultad para favorecer a algunos bachilleres. Me imagino la presión que tendría con la pedidera de cupos, todos la teníamos. El caso terminó denunciado en el Consejo Nacional de Universidades. Anécdotas más, anécdotas menos, la conversación concluyó. No recuerdo que el actual secretario se hubiese comprometido conmigo de cambiar su política. Esperé que así fuese. Como corolario de esa reunión: colaboré varios meses como columnista en su portal ¿Hasta Cuándo? Luego, consideré prudente retirarme.

III-En un acto de grado


Ocurrió el tres de julio de 2009. Asistí a un acto de grado de Ingeniería con la finalidad de acompañar a Ibrahim y María Angélica, mis dos últimos tesistas de pregrado, con quienes había cultivado una excelente relación. En el cuartico del anfiteatro donde se visten las autoridades –con el traje académico-, estábamos todos. Comentaban las autoridades su disgusto por unas declaraciones aparecidas en El Carabobeño del Decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas,  Juan José Ramos, a raíz de una acción vandálica perpetrada por seis individuos rayando todas las paredes de la Facultad. El lunes 28 de junio le habían llamado para amenazarle que le quemarían su despacho. “No lo quemaron, pero sí rayaron todo. No permitiré que quemen el decanato, así me tenga que quedar de guardia a las afuera” –declaro el mencionado-. La protesta era por la campaña que habían iniciado en contra de la venta de cupos, según el Decano, y al final de la crónica periodística se podía leer esta perla:  “Representantes de grupos estudiantiles se mostraron molestos porque este año no les asignarán cupos. Al respecto Ramos dijo que no cuentan con los espacios suficientes ni con los recursos para poder hacerlo”. El Decano había reconocido, cándidamente, que a los grupos estudiantiles se les daban cupos, pero que ese año no les podía dar. Esto fue lo que molestó a las autoridades: el candoroso reconocimiento de una errada política que el novel decano creía poder desterrarla. Recuerdo que les dije: allí tienen el clamor pidiendo ayuda de un pobre decano. Se los advertí. El problema de los cupos no puede dejarse únicamente sobre los hombros de los decanos. Todos ustedes tienen que ponerse de acuerdo en que nadie mete, ni la Rectora mete, y verán cómo liquidan ese problema. No sé si les volví a contar la anécdota de Sué y Guaicaipuro Lameda, a lo mejor fue allí y no en la sabrosa conversa con el Secretario  que la conté -los viejitos nos ponemos olvidadizos y reiterativos-. Me encaramé la toga y disfruté mi acto. Ahora sabemos que Juan José Ramos no pudo liquidar la vieja política, todo lo contrario como veremos.

IV-¿A cuenta de qué tantos prolegómenos?


Todos recordarán que el ingreso a la escuela de Derecho fue cerrado por un año. Pues bien, piensen ustedes en una cifra de cuántos pudieron ser admitidos el período lectivo anterior. Cualquiera, la más extravagante que se les ocurra. No sigan leyendo para buscar la respuesta, hagan el ejercicio primero. A esa facultad la colapsaron. ¿De qué tamaño sería el exabrupto que a los bachilleres de la siguiente cohorte con buenas notas, vocación y actitudes para estudiar Derecho se les negó de golpe y porrazo su derecho? El Consejo Universitario había aprobado una cuota de 980 cupos. Pues bien, ellos ingresaron dos mil cuatrocientos cincuenta y nueve nuevos alumnos, el 250%!! Se los digo en números ahora: 2459, se los debería decir en verso a ver si así pueden procesar tan tamaña irresponsabilidad. Evidente que el decano Juan José Ramos no pudo concretar su primera buena intención. A lo mejor le ocurrió aquello que dice el refrán: “Si no puedes con el enemigo, únetele”. Al final, todo terminó en una solapada y despiadada campaña con la finalidad de endilgarle toda la responsabilidad y en un acoso tenebroso –lo comentamos en el primer capítulo de esta historia-, como estrambótica  y tenebrosa es la cifra que les he revelado.
¿Y la Facultad? Para no redundar, algunas frases de docentes: “Nooooo, yo me retiré, Rector, las secciones son de ciento ochenta y alumnos, no caben en las aulas, algunos escuchan las clases parados, se retornó a los tiempos de la vieja casona” –se refería a la antigua sede de la Facultad en el centro de Valencia esta profesora jubilada que se resignó a no seguir colaborando-. Imagino que así como ocurría en la casona, ahora se tomarán un mes o más para los primeros parciales, otro tanto para los segundos, meses de clase efectivas al año: tres, para lo demás Master Card. Otra profesora: “El ambiente está muy feo, allí ya no se puede trabajar, crearon un monstruo y ahora no saben cómo controlarlo”. Ahora bien, la pregunta de las sesenta y cuatro mil lochas: ¿El decano es el único responsable de tal exabrupto? ¿Y el Secretario dónde estaba? ¿En la Luna? Fue lo que le pregunté al que me ratificaba la cifra. ¿Y la Rectora dónde estaba? Uno puede comprender que el cargo implica demasiados asuntos sobre los cuales estar pendiente, vaya si lo puede comprender uno, pero un desaguisado de tal tamaño no le puede pasar desapercibido a ningún rector o rectora.  Aparentemente todo se explica por un error estúpido de una tal mariana. ¿A quién creen que engañan?
Sólo hay cuatro escenarios para buscar una explicación, porque justificación nunca la va a haber. El escenario de la Indolencia: lo de ellos es el juego arriba, lo que ocurra abajo no les importa. El escenario de la Incompetencia: evado los problemas, me dedico a otra cosa porque los problemas que debo resolver no sé cómo hacerlo. El escenario de la Negociación con el Poder en las Sombras, ese que dejaron que creciera a pesar de que se les advirtió. Les confieso que yo creo que este es el que corresponde a la etapa en la cual estamos. Pero para que entiendan mis razones, primero tengo que contarles algo: la primera vez que supe del Festín 2459 fue a raíz de la intervención de Control de Estudios Central –ahora tiene un nuevo y flamante nombre-. Del enfrentamiento con la Asociación de Empleados, el eterno Hernán, quedaron heridas y pruebas, que incluso llegaron a manos de un importante diputado del PSUV, según se me ha dicho. Cuando a mi me hicieron la denuncia, no sé por qué la desestimé. Creo que mi cerebro emocional mandó la información, directamente, a la gaveta donde ubico las cosas que me hacen daño y con relación a las cuales nada puedo hacer. Como anda el país, he tenido que añadirle nuevos compartimientos. Cuando me buscaron para explicarme que en Educación no iba Ruth, sino una tal Ginoid que era la que tenía el control político de esa facultad –menudo control ahora digo yo, que sigo sin entender para qué me buscaron para informarme de tal carajada-, me pareció todo tan inexplicable, pero tan inexplicable, que el dato Festín 2459 saltó por sí sólo de la gaveta en la que le tenía escondido. Recuerdo que pregunté: ¿Es verdad que en el período… en Derecho….2459 nuevos ingresos? Ratificada la cifra y tomando en cuenta la primera candidatura fracasada del decano abandonante, el escenario que vino a mi mente, inmediatamente, fue el de la negociación o cesión por temor al anti poder, pero sobre esto desplegaré mejor mi línea de razonamiento en la cuarta entrega de esta novela corta.
 Por lo pronto, ratificada la pregunta, a mi me ocurrió como a esos maridos engañados, que todo el mundo lo sabe menos ellos, pero cuando, finalmente, algún amigo o familiar se atreve a decírselos, es como si les descorrieran una cortina y les pasaran una película hacia atrás, entonces es cuando comienzan a atar cabos. Ya para finalizar, existe un cuarto escenario. El del usufructo al más alto nivel de los bienes mal habidos que produce la empoderada mafia. Yo me niego a creer esto, que quede muy claro que así lo declaro. Pero es triste, lamentablemente muy triste, que cada vez consiga más miembros de la Comunidad que piensen que es por allí por donde andan los tiros, lo piensan y se lo callan, lo aceptan como tantas otras cosas en este bizarro país, que les hacen daño pero sobre las cuales sienten que nada pueden hacer.

PROPOSICIÓN FINAL (en aras de la transparencia). Que la Universidad de Carabobo comience a publicar, en página web, las estadísticas de nuevos ingresos estudiantiles, discriminadas por facultad. De ser posible, que se publiquen también las de los años recientes cuya información todavía esté disponible.