lunes, 22 de noviembre de 2010

La segunda entrega de recapitulaciones sobre esta crisis universitaria

Recapitulaciones sobre esta crisis universitaria

Parte II

¿Daremos la batalla justa y necesaria?

Ya la deuda por concepto de Homologación 2008 finalmente nos fue pagada, pero sobre el obligante aumento salarial que debería comenzar a regir a partir de enero de este año no se ha producido ningún pronunciamiento oficial. Apenas se rumorea entre pasillos que será del treinta por ciento, muy por debajo del sesenta y cuatro por ciento que corresponde a la inflación acumulada durante 2008 y 2009. Rumores que, por lo demás, desde hace meses se han encargado de regar los universitarios oficialistas –esquiroles, añadiría yo, considerando que ello ha contribuido, parcialmente, a mantener anestesiado ese espíritu universitario de lucha que otrora nos caracterizara-. El Gobierno, forzosamente debemos concluir, se ha salido con la suya. Personalmente pienso: que ya no a haber aumento este año y que se podrá conseguir alguno el año que viene si y sólo si los universitarios nos preparamos para dar una importante e indispensable batalla. Ahora bien: ¿luchar para qué? ¿Para simplemente recuperar un cierto nivel de sobrevivencia salarial?

Debemos internalizar los universitarios todos que esa lucha tiene que estar inspirada por un objetivo de más profundo aliento: debemos luchar, esencialmente, para que se reconozca la vigencia y pertinencia del rol que siguen jugando nuestras instituciones universitarias en esta sociedad donde el conocimiento es cada vez más subestimado. Aun con la decadencia que todos los días penetra nuestros amplios poros, seguimos siendo la única reserva del conocimiento para un despertar que, tarde o temprano, habrá de producirse en este país. Somos algo así como lo fue la Iglesia en la Edad Media, no tan distante de los tiempos a los que desean conducirnos estos falsos revolucionarios –quizás exagere, pero me permite aclarar la visualización del cuadro que deseo pintarles-. A los efectos de internalizar la verdadera esencia de la lucha que habremos de librar, es importante ubicarnos en el lado contrario, específicamente en la mente de Chávez –personalizo en atención a argumentos que posteriormente les serán evidentes-.

¿Se han paseado ustedes por la razones que Chávez pudiera tener para darnos más presupuesto o nivelar nuestros sueldos? De entrada les digo: ninguna. Para él: las universidades tradicionales son cajones inservibles. Y no porque nuestra disidencia le moleste, que sí le molesta; o porque en nuestras elecciones los suyos nunca ganen; o porque en ellas haya unos “estudianticos sifrinos” que de cuando en cuando le mueven el piso político, no, a Chávez no le importa un comino el futuro de nuestras universidades porque él ya creó las suyas. Ese fue el verdadero plan de Chávez para el sistema universitario de este país, desde el inicio, créanme que me tomó tiempo darme cuenta de esto. Ni siquiera se los dijo a los adláteres suyos que tenía dentro de nuestras instituciones. Era razonable que nos confundiéramos con toda la alharaca que éstos armaban: que si la Constituyente Universitaria; que si la verdadera democratización donde obreros, empleados, estudiantes y egresados dispondrían de un voto de la misma calidad que los miembros del Claustro Docente; que si la nueva ley de Educación Superior como mecanismo de auténtica transformación universitaria, todo eso era bullshit, pura bullshit, era ganar tiempo, dejar que los suyos se divirtieran en esa mamonería, mientras él iba ejecutando su verdadero plan. Han transcurrido once años y nada de lo que anunciaron para las Universidades se ha cumplido, sus adláteres internos debieran sentirse profundamente traicionados (y utilizados), y mientras fue creando la Bolivariana, expandiendo la UNEFA, montando las misiones, creando otras universidades con fines más especializados. Es en ellas donde se están formando los profesionales que Chávez quiere. Es de ellas que salen los profesionales a ocupar las plazas de empleo en un sector público que crece y crece, mientras nuestros egresados están desempleados o emigran. ¿Para qué Chávez pudiera querer los médicos que forman nuestras universidades si él ya cuenta con sus médicos socialistas comunitarios formados en tres años? ¿Para qué los ingenieros, si las empresas del Gobierno contratan mayormente a los ingenieros de su confianza, los que provienen de instituciones como la UNEFA? Que se haga un estudio de la institución de procedencia de todos los profesionales que han ingresado al sector público en estos últimos años, no existe, ni se podría acometerlo si quisiéramos, dada la oscurísima opacidad de este gobierno. Pero estoy seguro que los resultados serían dantescamente sorprendentes; para qué dispone uno de finísimos oídos y pronunciadas orejas seniles, si no es para escuchar a millares de ex alumnos que me encuentro en cada rincón de este país, cultivados en mis casi cuarenta años de desempeño en el subsistema educativo superior: ellos cuentan de una realidad que ya no se puede ocultar –para una micro radiografía de este tipo de conversaciones les invito a que vean una publicación anterior en este mismo blog “Venezuela Insensata”-.

¿Por qué entonces Chávez va a tener interés en mantener unos mamotretos –según su perspectiva- que gradúan médicos que se van al exterior, educadores discriminados frente a los de la Misión Sucre e ingenieros desempleados que andan atendiendo negocios familiares o conduciendo taxis? Si buscamos dar respuesta a estas interrogantes, internalizaremos el drama que viven nuestras instituciones, y nosotros dentro de ellas, vamos camino de convertirnos en unos eternos ninguneados, para eso nos han estado cocinando a fuego lento.

No nos equivoquemos, si Chávez ha cedido alguna vez en el pasado con respecto a nuestras peticiones, ha sido por razones tácticas, evitando conflictos que en aquel momento no eran aconsejables desde la perspectiva política, ganando tiempo. Pero su creciente enseñoramiento en el poder, la mengua de los recursos financieros, nuestra perdida de pertinencia apareada a la “fácil productividad” del sistema paralelo que ha montado en nuestras narices, confabulan en contra nuestra. Cada vez será más difícil colocarlo en la posición de ceder. ¿Qué nos queda entonces? Obviamente, no seguir adormecidos y/o anestesiados como nos encontramos, tenemos que prepararnos, lo reitero enfáticamente, para dar entre todos una gran batalla en el plano comunicacional. Esto pasa por revisar el “discurso universitario”. Lo coloco entre comillas para significar que, hasta ahora, ha sido un discurso mayormente escuchado en boca de las autoridades universitarias y dirigentes gremiales, un discurso que no logra movilizar a la mayoría de los universitarios. Y cuando hablo de mayoría es porque resulta imprescindible incluir a nuestro estudiantado en general, sólo si ellos se convierten en soldados de esta batalla por la sobrevivencia de la universidad que, sin ser perfecta, le ha sido de tanta utilidad al país, podremos hacernos fuertes de nuevo.

En una reunión preparatoria de la última marcha en Caracas, que se celebrara en nuestro salón de sesiones del Consejo Universitario, considerándose la conveniencia de una convocatoria de las autoridades a una gran asamblea universitaria multigremial, intervine para expresar que resultaría mucho más efectiva la realización de asambleas sectoriales por facultad con los profesores. Que a ellas se debía ir con un claro objetivo: ganarse a la base profesoral, que en su mayoría viene evidenciando una conducta demasiado inerte, para que ella se convirtiera en correa de transmisión hacia los estudiantes de un discurso explicativo de la actual situación universitaria, de cómo esto les está afectando en el presente y les afectará mucho más en su inmediato futuro. Señalé también que era necesaria: la designación de una comisión que elaborara el rediseño de un discurso universitario cónsono con las circunstancias aún más dramáticas que se nos vienen encima. De continuar por la vía que vamos, no habrá luz en el túnel sino la inevitable oscuridad del paralizante colapso. A los estudiantes hay que hacérselos saber, en vez de andar reafirmando esa sensación de que la Universidad continuará con sus puertas abiertas, a pesar de que el nivel de vida de sus trabajadores haya aterrizado en la insubsistencia. Cualquier análisis lógico sobre la universidad luminosa en tales condiciones, les conducirá a la conclusión que ello no es más que una impráctica utopía. Una que nos llevará al cierre con los estudiantes impotentes yéndose a medrar como sonámbulos en sus casas y no preparados para defender a esa universidad que se les muere.

Cuando releo estas últimas líneas me doy cuenta que estoy penetrando en el terreno de lo que debería ser el trabajo de la comisión que propongo. Tengo algunas ideas a sugerir sobre lo que deberían ser las premisas y bases de un discurso que tendría que ser altamente motivador, pero las diferiré para una próxima entrega de estas recapitulaciones. Lo primero es motivar a otros para que también se hagan eco de la necesidad de relanzar una poderosa campaña admirable en defensa de nuestra universidad. Los profesores tienen que hablar a calzón quitado con sus estudiantes, convertirse en ardientes soldados portadores de un discurso capaz de despertar el espíritu de lucha de nuestros estudiantes. Cuando eso ocurra: seremos imbatibles.

martes, 19 de octubre de 2010

Un ensayo corto sobre esta crisis y el impago

Recapitulaciones sobre esta crisis universitaria

Cuando salía de Caracas, el día de la marcha, me calé por radio, íntegramente, las declaraciones de Jaua y el ministro Ramirez. Cual modositos gatitos lamentaban, con suma tristeza, que no hubiesen podido dialogar con los rectores. Cualquiera que no conozca el historial de improperios del resentido repitiente de catorce años hecho ministro, por obra y gracia de los criterios de selección ministerial de Chávez, se los creería. Pero lo que evidenció mejor la perversión de ese discurso diseñado para engañar y confundir, fue la retahíla de Jaua relacionando crédito adicional tras otro, millones y más millones de los fuertes, todo lo que se estaba tramitando para atender a los universitarios. No pude evitar imaginarme tratándole de explicar a mi madre las razones por las que me había movilizado a Caracas para marchar. Ella, sorprendida, me manifestaría que en Mundial Zulia, la emisora que toda la vida ha escuchado y que es chavista, decían que todas las solicitudes nuestras habían sido atendidas, ¡incluyendo un aumento del 30%! Cómo explicarle que todos esos millones correspondían a una situación que debió haber sido, definitivamente, zanjada en el presupuesto del 2009. Pero más afrentoso para uno resulta: que unos cuantos personajes del chavismo universitario se aboquen a hacerse eco de ese falso discurso, enviando correítos con la gaceta oficial contentiva de los rezagados créditos adicionales, o publicándola en facebook, cómo si ellos no fuesen también víctimas del maltrato. En verdad que prefiero no calificarlos por esta vía, pero coño, les agradezco que no insulten más mi inteligencia, al menos la mía, allá los que se dejen insultar la suya. Toda esta situación, el bombardeo de desinformación, tanto externo como interno, nos obliga a recapitular unas cuantas cosas sobre esta crisis que vivimos.

Sobre nuestra normativa salarial

Primero hay que señalar, y repetirlo hasta la saciedad, que los universitarios no pedimos que nos aumenten, pedimos que nos compensen la pérdida del poder adquisitivo de nuestro salario causada por la inflación. Si este régimen tuviera al menos una adecuada política económica que mantuviera la inflación en niveles similares a las de otros países, es poco lo que los universitarios podríamos reclamar. Como le decía a mi madre: ¡si yo no quiero que me aumenten! lo que quiero es que me protejan de la inclemente inflación que ellos mismos causan con sus desacertadas políticas –eso sí lo entiende ella cada vez que va al supermercado-. Como sector de avanzada que somos en el país, los universitarios logramos hace muchos años una normativa salarial que debía constituirse en ejemplo para el resto de los gremios. Nuestro salario debe ser revisado cada dos años en función de la inflación acumulada en los dos años anteriores.

Todos los gobiernos que he conocido, absolutamente todos, a la hora de la obligante revisión salarial trataron de negociarla por debajo de lo que arrojaban los indicadores inflacionarios; de diferir al máximo el inicio de los desembolsos correspondientes después del tradicional tira y encoge con los gremios universitarios –unas veces más tenso que otras- a los efectos de ratificar la vigencia de las Normas de Homologación, pero al final, por encima de los deseos de los gobiernos, imperaba el deber de sentarse a dialogar y alcanzar convenimientos como norma tácita de todo gobierno democrático. Con este régimen la posibilidad del diálogo se fue evaporando; en la medida que fueron sintiéndose más fuertes en el poder, la intransigencia prepotente se fue imponiendo, hasta el punto que los últimos incrementos acordados para el sector universitario fueron anunciados, unilateralmente, por Chávez, siempre por debajo del nivel de referencia establecido para la mínima nivelación salarial. Con razón la pobre presidenta de Fapuv –pobre por cuanto este gobierno se ha cansado de ningunearla- anda por allí con la cantaleta que el déficit acumulado, en cuanto a lo que debería ser el salario universitario actualizado, ¡anda en el ciento cuarenta por ciento! Pero para no ponernos más históricos de lo aconsejable, retrocederemos sólo hasta el 2008, año en el que correspondía una nivelación salarial a partir del primero de enero. El 16 de octubre, bastante tarde, el Ministro Acuña anunció el incremento unilateral del 30% que se comenzaría a cancelar a partir de ese mismo mes. Unilateral, en cuanto concierne a los profesores, porque no fue convenido con la FAPUV, aunque, aparentemente, sí fue avalado por las federaciones de gremios de empleados y obreros universitarios de tendencia oficialista. Habló también el Ministro de conversaciones que había adelantado con el Presidente para la tramitación de un crédito por BsF 997 millones para cancelar el retroactivo de enero a septiembre, básicamente el mismo crédito que Elías Jaua sacaba a relucir con bombos y platillos en sus publicitadas declaraciones el día de la marcha, ¡dos años después! En realidad, el crédito es por un monto inferior, porque debemos recordar que ya hubo un pequeño adelanto de ese retroactivo, el cual fue cancelado de una manera tan particular que amerita su correspondiente aclaratoria.

En el pasado, digámoslo: en la Cuarta república, el gremio profesoral, por su mayor peso específico, era el abanderado en la lucha por las reivindicaciones, pero lo que él conseguía era inmediatamente homologado para los empleados y obreros. En la Quinta ha ocurrido que algunos gremios esquiroles de empleados y obreros le hacen el juego al Gobierno, prestándose para que éste pueda dividirnos, discutiendo traicioneramente en la trastienda convenios que son más beneficiosos para el patrono que para sus compañeros, pero eso sí: asegurándose de obtener prebendas sectoriales que les permita seguirse justificando internamente. Así vemos: como para los empleados ya se les ha aprobado una prima por hogar y un bono equivalente a la cesta ticket para sus jubilados, mientras a los profesores nanay nanay. ¿Será que estos señores no se han puesto a pensar cómo podría ser el boomerang en la Sexta? Como una evidencia más de esas odiosas estratagemas sectoriales que tanto le encantan al Régimen, veamos lo que ocurrió con el escuálido segmento de retroactivo que ya se canceló. A los obreros se les pagó íntegramente su deuda, para los demás se aplicó una tábula rasa de BsF 4000 per cápita. Este monto para muchos empleados significó un porcentaje significativo de su deuda; para los profesores con categoría de titular representó un escuálido porcentaje; para muchos docentes, como es mi caso, ese monto de cuatro mil ni siquiera alcanza a ser lo que debería corresponder al pago por intereses moratorios en el retardo del pago de una deuda salarial que tiene más de dos años vencida, eso, calculando dichos intereses a la módica rata del 10% anual, muy por debajo de la galopante inflación a las que no tiene condenado este gobierno. Creo que me asiste la razón para decir que a mí no me han pagado nada de ese retroactivo, entonces: ¿Debo alegrarme que ahora quieran venderme como gran logro gubernamental que dos años después me lo vayan a cancelar?

Cada bolívar del salario nuestro al primero de enero del 2008, se convirtió en 76,4 céntimos al 1 de enero del 2009 (inflación 30,9%), y en 61,1 céntimos a la misma fecha del 2010 (inflación 25,1 %). Desde los primeros meses del año deberíamos estar peleando por un incremento del 63,75% -por lo mínimo- para recuperar nuestro poder adquisitivo, pero estamos a octubre y lo único que se nos ofrece es terminarnos de pagar un refrito. ¡Gran triunfo del Gobierno! Ayudado por unos cuantos esquiroles que no entiendo cómo es que existe todavía gente dentro de la Universidad que los siga. No sé por qué no se van a esas universidades del sistema paralelo universitario que Chávez ha creado, donde según ellos todo es perfecto. Parte del trabajo de estos nefastos esquiroles es alimentar falsas esperanzas, según ellos: cada fin de semana es propicio para que Chávez anuncie un escuálido 30%, que es lo que a ellos les han impuesto en la trastienda. Así nos van llevando y la pasividad nuestra nos va convirtiendo en los grandes derrotados. Eso sí, cuando las autoridades se ven, finalmente, en la situación de impago, como ha ocurrido esta primera quincena, son los primeros en tomar el Rectorado. Ahora bien, esto que ha acontecido y que se veía venir amerita otra recapitulación, pero antes una petición: Autoridades, la Universidad Autónoma nunca más debe prestarse a ser vehículo para el pago de una deuda salarial en forma tan inequitativa. Ante pretensiones de ese tipo, la Universidad debe decir que es inaceptable y no prestarse al juego de sus enemigos internos.

Sobre el presupuesto paralelo en la OPSU

Volvamos a fines del 2008, el aumento unilateral e insuficiente comenzó a ser cancelado, ¿Me puede alguien explicar porque la incidencia de ese 30% en los gastos de nómina no fue consolidada en los presupuestos de las instituciones para el 2009? No existe ninguna justificación técnica para ello. Alguien podría cuestionar también: ¿Y por qué los rectores aceptaron en el CNU tal aberración presupuestaria? Esta es una interrogante más difícil de responder, porque no es fácil para nadie colocarse en el lugar de estas autoridades lidiando con un régimen tan impositivo como el chavista. A lo mejor, siendo Rector, no me habría quedado más remedio que aceptarlo, así que no critico. Lo cierto es que esos gastos, súper ultra ordinarios, quedaron en partidas centralizadas a nivel de la OPSU, una especie de presupuesto paralelo extra institucional que no tiene ninguna razón de existir, a menos que sea, me atrevo a elucubrar, por las jugosas comisiones bancarias que tan inflamados saldos financieros a nivel de la OPSU generan para los jerarcas ministeriales. Se demanda transparencia a las universidades, pero ellos son absolutamente oscuros y discrecionales en el manejo de estos presupuestos paralelos centralizados. En todo caso, las administraciones universitarias se han visto en la necesidad de pagar quincenalmente sueldos incrementados, sin tener el debido sustento legal en lo presupuestario y sin haber recibido, financieramente, las porciones correspondientes al incremento por parte de la OPSU. No entiendo por qué las autoridades administrativas no han publicado, no ahora sino desde el principio de esta aberración, las fechas en las que realmente se recibían estos recursos de la OPSU –siempre con retardo-. Habría sido bueno que todo el mundo se enterara: cómo del ya menguado presupuesto universitario se financiaba el incremento que a todos nos transmitía una sensación de cierta normalidad. Y esto no sólo ocurrió el 2009, se impuso también para el 2010. Al principio de este año se produjo un intento de separar las dos nóminas, la que correspondía a los recursos incluidos en el presupuesto ordinario y la del aumento. Supuse que se quería sincerar la situación, mandar una señal clara a una comunidad que prioriza su comodidad siempre y cuando reciba su sueldo enterito quince y último. Inmediatamente se levantaron los ánimos, sobre todo con el Vicerrector Ferreira que, correctamente, había planteado la medida. En eso nos hemos convertido los universitarios: en arrechos y protestones con los que tenemos cerquita, las autoridades que están a la distancia de una toma, pero bobalicones y temerosos con respecto a quien realmente nos está haciendo el daño. Las autoridades no resistieron la presión y levantaron la medida. Lo que no se sabía entonces era que el presupuesto paralelo tampoco estaba completo, el Gobierno, de lo incompetente que es, quedó descubierto en su juego y lo hemos visto, dando carreras, para ir aprobando en pedazos los créditos adicionales que se requerían para seguir cancelado el incremento del 2008. Primero fue: las porciones correspondientes a agosto y el bono vacacional, después septiembre y ahora, finalmente, el resto del año, y es así como hemos llegado a la situación de impago. Si todo el mundo ya sabe que este último crédito apenas acaba de salir publicado en Gaceta, por qué se extrañan que las autoridades no hayan podido pagar la quincena, por qué la emprenden contra ellas si debe resultar evidente que, tarde o temprano, el juego se les iba a trancar. ¿Por qué no somos gallos con quienes tenemos que serlo?

A estas alturas, quienes me conocen se estarán preguntado lo que me pasa, “de crítico ha pasado a ser ardiente defensor de las autoridades”. Realmente no es así, sigo manteniendo que estas autoridades son también culpables de un mal manejo de esta crisis. Lo han sido cuando no fueron capaces de presentarle a la comunidad un plan serio de racionalidad y austeridad en el gasto institucional. Prefirieron ir corriendo la arruga, soñando ilusamente conque este despiadado gobierno en algún momento les escucharía y, mientras, seguir gastando como si nada estuviese ocurriendo, como si no nos estuviésemos aproximándonos a un peligroso despeñadero. Varios se lo advertimos. En lo personal, lo hice mediante artículos de opinión en este blog y conversaciones personalísimas. Sólo en lo de las farmacias y el HCM comenzó la gente a percibir la crisis, pero, por otra parte, el ritmo de gasto de las actividades rectorales transmitía una señal opuesta, como la del que está quebrado pero se niega a disminuir su nivel de vida. Había que amarrarse los pantalones, y las faldas, para enfrentar una crisis como la que ya tenemos encima; ser eficaces, comunicacionalmente, en la transmisión de una nueva realidad; ser antipáticos, duros, porque cuando estas crisis nos corresponde gerenciarlas no nos queda de otra. Sólo así la gente comenzaría a creerles, comunicando con el ejemplo. Una que otra declaración, de cuando en cuando, sobre lo deficitario del presupuesto no bastaba. Cuando me convocaron para que participara en la marcha, asistí con gusto porque siempre he tenido claro dónde está el verdadero enemigo, pero les digo: por dentro llevaba esa incómoda sensación de “piaron tarde pajaritos”, máxime cuando observé lo exigua que era frente a la dimensión de la carajada que el Gobierno nos está haciendo. También han sido culpables, las autoridades, en no terminar de blindar a la Institución con respecto a esos flancos débiles por donde el enemigo nos ataca. Cuánto más van a esperar para implantar una draconiana pero súper transparente política de cupos, a lo Alejandro Sué, cero favorcitos, cero concesiones a grupos estudiantiles que lo que hacen es venderlos. ¿Hasta cuándo vamos a tener que soportar que personajes, tan oscuros como José Vicente Rangel, se den el tupé de cuestionar el manejo de los recursos universitarios con denuncias que, tristemente, uno sabe tienen ciertos visos de verosimilitud? El mensaje está claro, pero aún con todos estos cuestionamientos: tampoco es que vamos a ser estúpidos para dejarnos confundir. La nómina no se paga y la culpa de ello, en un 95%, es del gobierno y de sus esquiroles, que ahora van a querer ser los primeros en tomarse las fotos protestarías. Si la mayoría de la comunidad se deja engañar, será por ese facilismo sicológico que caracteriza a los colectivos: de pretender pagar su rabiosa impotencia con los jerarcas que tiene a distancia de tiro. Pero no es a ellos a los que hay que apuntar, reflexionemos y comencemos a organizarnos para enfrentar a quienes debemos enfrentar. Sobre esto último prepararé una continuación de estas recapitulaciones, pero antes, Rectora: si no tiene el debido sustento presupuestario no pague. Este gobierno es capaz de justificar una intervención porque usted, en aras de mantener a la Universidad abierta, termine violando la Ley Orgánica de Régimen Presupuestario. Recuerde la voz de cínica extrañeza cuando la representante del Ministro escuchó su reconocimiento de diez millones de déficit presupuestario en la partida de HCM. Ellos la estrangulan y la cercan para que usted caiga, y si ello llegare a suceder, muy pocos de los que usted haya calmado cancelándole una nómina que el Gobierno no le ha dado van a salir en su defensa. El de Rector es un cargo muy solitario, cuando se presentan estas coyunturas es cuando más se internaliza tan triste soledad. Que haya joropo si tiene que haberlo, a ver si reaccionamos y comenzamos, de una vez por todas, a luchar con el verdadero enemigo que se está saliendo con la suya al no darnos, este año, un incremento salarial a pesar de la inflación acumulada de casi el 64% en 2008-2009. Coño y que no me manden otro correíto, esquiroles, que estoy en guerra y no respondo.

lunes, 11 de octubre de 2010

Venezuela Insensata

Venezuela Insensata

Asdrúbal Romero M.

Cuando me fue solicitado un aporte para la más reciente edición aniversaria de “El Carabobeño”, titulada: “Nuestro Hogar Venezuela: Una mirada a través de la familia”, el primer texto que produje es el que les voy a presentar. No pasó el requisito de la longitud, lo que les resultará comprensible. Mi tendencia es hacia textos largos. Es muy personal además. Permaneció invernando en mi disco duro, hasta hoy que lo releí y decidí que deseaba compartirlo con ustedes.

Hay quienes dicen que un país no es más que una fiscalidad y una historia, pero ello no es cierto. Un país (o nación) puede y debe cumplir funciones complementarias que favorezcan, aun más, aquellas que nuestros núcleos hogareños suelen rendir para nosotros. Es lo normal, por ejemplo, que la familia oriente y propicie la construcción progresiva de nuestros proyectos individuales de vida. De alguna manera, el país debería facilitarlos, eso lo haría “Hogar”, que es sobre lo que esta edición aniversaria de “El Carabobeño” desea indagar: ¿En qué medida Venezuela es extensión de ese hogar que todos sus pobladores tenemos? Supongo que la respuesta dependerá del rasgo de funcionalidad familiar que elijamos. Yo me voy a enfocar en la que antes señalé como ejemplo: ¿Está nuestro país ayudando a que los proyectos de vida de sus habitantes puedan concretarse dentro de sus límites territoriales?

La más reciente experiencia: Un sencillo almuerzo con tres ingenieros electricistas desempleados.

La última vez que fue solicitada mi colaboración ad honorem para dictar un curso de pregrado en mi escuela, me tocó un pequeño grupo de alumnos del último semestre. El nivel de convivencia que alcanzamos a construir fue excepcionalmente grato. Dos de ellos se convirtieron en mis tesistas, pero también a otros ayudé en la realización de sus proyectos de grado. Transcurridos pocos meses después del acto de grado, al cual asistí motivado por ellos, recibo una inusual llamada telefónica. Me invitan a un almuerzo. No quieren que se pierda la relación, me dicen. El encuentro se da en la feria del Veneto. Resultó inevitable que cayéramos en el tema de la falta de trabajo. No sólo ellos, todos los jóvenes de la promoción de la escuela seguían desempleados, excepto por una de las chicas; también se refirieron a egresados que conocían de otras escuelas: su situación era muy similar. Uno de mis tesistas está dedicado a la administración de un negocio familiar de crianza de cerdos, le da más dinero de lo que podría ganar como ingeniero recién graduado, pero me confiesa su preocupación de si no podría ir progresivamente perdiendo su profesión. Es brillante, en cualquier país del mundo, con una actividad económica medianamente normal, le auguraría un prometedor futuro desarrollando la excelente competencia tecnológica que ha alcanzado en nuestra universidad. ¿Qué le puedo decir?

Las otras dos chicas también poseen en su haber una sobresaliente formación profesional, una de ellas reconoce que ha comenzado a evaluar la opción de irse del país. ¡Qué insensatez! Nuestras mejores universidades, que tanto le cuestan al erario venezolano, producen buenos profesionales para otros países. Cómo culparles porque consideren concretar en otros lares el proyecto de vida profesional para el cual decidieron prepararse. La conversación sigue rodeada por un halo de tristeza mal disimulada. Les prometo, sin albergar mucha esperanza, que les ayudaré a conseguir alguna oportunidad de trabajo. Ellos muestran más interés en que les hable de cómo son las cosas afuera, en que les cuente de mi experiencia madrileña.

Mi experiencia como cofundador de la Plataforma Democrática de Venezolanos en Madrid.

Industrióloga de la UCAB, economista de la UC, abogado de la Santa María, ingeniero de la Simón Bolívar… imágenes de carne y hueso que efluyen espontáneamente de mi memoria de esos tiempos de activismo. Jóvenes venezolanos, de todas las profesiones, de todas las universidades, llegados a Madrid en busca de una oportunidad que les permitiera concretar el proyecto de vida que sentían ya no podían realizar en su país. Todos buscaban el contacto con el movimiento, querían manifestar a viva voz su frustración, algunos colaboraban más, otros menos, comprensible, considerando el diario compromiso de luchar por la sobrevivencia de su proyecto personal en país extraño. Una excelente periodista, egresada de la UCV, ganaba, cuando podía, ocho euros la hora limpiando salas de cine, como las de “Cines Unidos”, pero no cejaba en su empeño en luchar, desde la distancia, por un entrañable pedazo de tierra que había dejado de ser su hogar. También: un poeta falconiano y un novelista larense ya convertido en doctor salmantino. Algunos no pudieron, regresaron, no sé con cuánta tristeza o con cuánta alegría. Otros, todavía están allá, han conseguido un nuevo país- hogar donde trabajan todos los días por realizarse. Sus ojos miran con creciente lejanía a esa insensata patria de la que, todos los días, parte de sus más valiosos hijos se escapan. ¿Cuántos volverán algún día?

Mi recomendación final en el Veneto

Sobre este desastre, ya existen fríos datos de la pérdida para el país que representa ese derrame de cerebros que no se alcanza a ver cuándo se taponeará. Les dejo a otros la exposición de los datos, la cuantificación de lo irreversiblemente perdido, prefiero el vívido testimonio de lo experimentado con asombro y creciente tristeza, máxime cuando la férrea decisión también se engendró en dos de mis hijos.

En el 2003 observé con impotencia cómo mi pensión jubilatoria se reexpresaba en moneda dura a un cuarto de su antiguo valor, hora de regresar, también en una edad donde la valoración de lo qué es para uno el país- hogar tiene que ser distinta a la de los jóvenes. Regresamos los padres, se quedaron los hijos y algunas habitaciones vacías de un arrendado viejo piso madrileño donde podían caber los corotos y los muchos estantes de libros. Nuevo proyecto de vida, luchado y forjado con las palabras. Mientras las habitaciones vacías pasaron a ser ocupadas por jóvenes médicos, también ellos, ahora, se escapan. Piensan en el MIR, en sus postgrados y, en general, son bien valorados.

A mis apreciados interlocutores del Veneto – al momento que esto escribo todavía no he podido conseguirles nada-, les narré muchas más experiencias individuales, sólo correspondientes a compatriotas que habían logrado consolidar su estadía, al final sólo les dije: es una decisión muy individual, es dura, se puede pero es muy duro. Bajó la tristeza: son mis hijos y los “como mis hijos”, son los hijos de tantos y tantas como uno, que cada vez somos más. Algunos preferimos decir que estamos contentos porque ellos estén allá, luchando por hacer verdad su proyecto de vida que un poco bastante nos excluye. Ocultamos la tristeza por el desmembramiento de la familia, disimulamos la rabia que nos embarga el reconocer que esta nueva Venezuela no sabe ser hogar para nuestros hijos.

jueves, 8 de julio de 2010

Incongruencias

Incongruencias
Asdrúbal Romero M.

¿A quién critico: a Chávez o lo malo de la Oposición? Les confieso que es un dilema que a veces confronto cuando escribo. A Chávez ya lo critica bastante gente y bien, además, sigo insistiendo, representa el pasado que en cualquier momento comenzaremos a vivir. Me preocupa más lo incierto del futuro: qué viene después de este nefasto régimen. Me angustia que la Oposición, siendo gobierno, nos termine engendrando un chavezote. ¿Qué me conduce a pensar esto? El observar que pretenden colarse como figuras emblemáticas de la Oposición: habilidosos politiqueros con agravados vicios, cuando los comparamos a los que en el pasado causaron este espantoso viaje que no terminamos de padecer. ¿Exagero? Como respuesta me remito a una anécdota universitaria en tres actos, escrita en clave de ficción pero inspirada en hechos reales.
Primer acto: El discurso en el aula
En plena clase, entran, abruptamente, un grupo de estudiantes con el objetivo de invitar a los alumnos a que se monten en los autobuses ubicados en la entrada a la Facultad. Una lejana sinfonía de cornetazos anuncia su disponibilidad para llevarlos a una marcha de la oposición. El profesor tímidamente se repliega, como es muy habitual ahora: no se atreve a protestar sus pésimos modales. El más grandulón de ellos se dirige a sus compañeros y les lanza un trillado discurso sobre la Autonomía Universitaria. A ninguno de los escuchas le queda claro cómo esa retahíla aprendida de palabras, mil veces repetidas, se articula con sus decadentes laboratorios; con los frecuentes paros; con el desastre de los baños; con que cada vez, con mayor frecuencia, tengan que sentarse a ser mudos testigos de la mediocridad intelectual de imberbes profesores. Cumplida su misión, los supuestos dirigentes abandonan el aula, sólo ellos, nadie se mueve de sus pupitres. El profesor retoma su clase. Ni él ni los alumnos comentan algo sobre lo que motivó la interrupción.

Segundo acto: Sólo un autobús se va a la marcha y los alumnos discuten

Medianamente lleno. Sólo uno. La clase ha terminado y un grupo de los que estaban en el aula se encuentra en un cafetín, desde el que se puede ser testigo de la pobrísima convocatoria a la marcha. Comentan entre ellos la partida del autobús. Una de las chicas, buena estudiante y percibida por sus compañeros como un tanto ingenua, dice: Debimos haber asistido a la marcha. Mis padres siempre cuando conversan sobre política se preguntan: qué es lo que nos hace ser tan apáticos que no protestamos por lo que ocurre en el país. Seguro que ellos eran de los que antes siempre iban a las marchas y hasta se enfrentaban a piedras con la policía –le replica una amiga-. ¿Y por qué no fuiste? –le pregunta uno de sus compañeros-. Nadie se movió, si al menos algunos se hubieran levantado, yo les habría seguido –fue la respuesta-. Nadie va a seguir a esos tipos –interviene ahora el que parece más curtido de ellos-, cuántos del curso no les habrán pagado a alguno de ellos para que le tramitaran por arriba un cambio de sección o la inscripción en una materia sin tener la prelación aprobada. La que primero habló se muestra sorprendida. El problema, María Teresa, es que tú eres buena estudiante y nunca has tenido que enredarte en esas vainas. Pregúntale a Alfredo que pagó 30 y le fue bien, o mejor: pregúntale a Enrique que cayó con la misma cantidad y lo engañaron. Como que se les trancó el serrucho con las nuevas autoridades de la Facultad, pero ellos tan campantes no devuelven los reales. Cuando fue a reclamarles, arrecho, le sacaron una pistola, “tú, piazo e guevón, trágate tu arrechera y cierras bien tu geta”. A partir de allí otros miembros del grupo comenzaron a narrar otros casos de los que se habían enterado. Nadie reconoció haber sido activo participante en alguna de esas estafas académicas. María Teresa que no lo podía creer. Ana Julia quiso encauzar la conversación desde la perspectiva de la ética pero no tuvo mayor éxito. Otro de los del grupo que había permanecido callado remató: Si esos van a ser los líderes de la Oposición, me quedo con Chávez. Quién sabe, a lo mejor tenía su corazoncito oficialista bien escondido y sus compañeros no lo sabían, todos asintieron a su lacónica pero contundente reflexión. Al día siguiente, aparecían en el periódico, dando declaraciones, dos de los que habían entrado al salón -fotografiados al lado de una autoridad universitaria y otros importantes líderes regionales de la Oposición-. Los padres de María Teresa le enseñaron el reportaje, preguntándole porque de los miles de estudiantes que tenía la Universidad no había asistido ni el 1%. Ella sintió pena ajena, prefirió no decirles nada.
Tercer acto: Un cafecito con las rectoras de la UCV y UC
Quien se toma el café es quien escribe, en un desayuno de la AVERU, así que este tercer acto proviene de la vida real. Lugar: la Estación Inglesa del Rectorado.
Le pregunto a la Dras Cecilia y Jessy si conocieron el caso de Julio Soto: un ex presidente de la FCU de la Universidad del Zulia que fuera asesinado, ensalzado post mortem por muy escasos días y, finalmente, sindicado de dirigir una mafia millonaria con la corrupción en el manejo del subsidio del transporte estudiantil (para mayores detalles leer mi artículo en el blog www.quepasaenlauc.com “¿Quién fue Julio Soto?”). Las dos rectoras me respondieron, inmediatamente, que estaban al tanto. Fue entonces cuando les manifesté mi preocupación por, las que yo consideraba, excesivas expectativas del país en el movimiento estudiantil. Temía, así les dije, que ese fenómeno de corrupción a nivel de la dirigencia estudiantil pudiera estarse dando en otras universidades autónomas. Les dije que era muy peligroso para la Oposición que se ensalzaran figuras inmersas en tal corrupción, porque el Gobierno se aprovecharía de ello para desacreditarla moralmente; que las autoridades rectorales debían asumir un rol de vigilancia en ese problema específico. La Rectora de la UCV me manifestó que ellos se habían cuidado mucho de apoyar a figuras emergentes que fueran bien frescas. Expresó tener plena confianza en Roderick Navarro, el nuevo presidente de la FCU de esa universidad. Creo recordar que dijo que “ponía las manos sobre la candela” por ese muchacho. La Rectora de la UC no me dio su respuesta, no por no querer dármela, sino porque en ese momento fuimos interrumpidos e invitados a pasar al salón de sesiones que la reunión ya comenzaba. No importa, después de todo: las palabras son las primeras que se lleva el viento. Ahora, cuando han surgido incontrovertibles pruebas de la corrupción académica de unos representantes estudiantiles ante el Consejo Universitario y miembros de la FCU, es cuando se requieren, de parte de la Comisión Electoral Universitaria, de las Autoridades Rectorales y del Consejo Universitario, respuestas contundentes y sin vacilación. Estaremos pendientes, mientras tanto predicando que la Oposición debe ser sana sanita, sanita en alma, vida y corazón.

domingo, 13 de junio de 2010

Sobre el caso Pancho Pérez

Aunque no es un tema estrictamente universitario, alguna incidencia habrán tenido las mentiras de ese señor en la política universitaria. A continuación mi artículo:

Falsos Ídolos

Fue una coincidencia que el pasado viernes en la tarde me encontrara con una ex autoridad ucista. Me dijo: acaban de dictarle un auto de detención a Pancho Pérez. Lo primero que me vino a la mente fue el alboroto que armarían los medios, pretendiendo presentar este caso como otro emblemático de las agresiones del Gobierno en contra de la Libertad de Expresión. De que agrede no albergo duda alguna, pero en este caso, en particular, -pensé- deberían ser cuidadosos exceptuando, quizás, a El Carabobeño por razones de auto defensa. No había terminado de producir tal pensamiento cuando mi interlocutor me dijo: ese señor utilizaba su leída columna para agraviar falsamente la moralidad de las personas, lo puedo decir con propiedad porque fui víctima de ello. ¿Me lo cuentas o me lo preguntas? –le respondí inmediatamente-, estaba consciente que me lo había dicho porque sabía que también yo había sido blanco de las agresiones palangristas de la supuesta víctima del momento.
No me equivoqué. Pocas horas más tarde veía como hasta Globovisión le daba a la noticia cobertura nacional. En este clima de crispación y progresivo enrarecimiento en el que vivimos en este país, ya se ha hecho habitual el que todo lo veamos a través del cristal chavismo vs antichavismo. Es así como se construyen falsos ídolos, ante cuyo enaltecimiento ayayay de aquél que no se someta a ocupar silenciosamente su puesto en una de las dos aceras. Mientras esperaba pacientemente a ver si me tocaban en suerte unos minutos de libertad de expresión con El Ciudadano, recordaba la última agresión de la que había sido objeto por parte del Sr. Pérez. Estaba recién llegado de mi estancia en Madrid –aclaro: en condición de consorte de una profesora ucista que había obtenido con plenos y legítimos derechos una beca para realizar estudios doctorales- y en la Universidad se ventilaba lo de la formación de las planchas rectorales para las elecciones del 2004. La actual rectora, entonces Secretaria de la Institución, amagó con su lanzamiento al cargo de rectora, atravesándosele a las aspiraciones de la profesora María Luisa de Maldonado. El autor de “En Secreto” publicó que yo me había reunido en dos oportunidades con la profesora Divo para alentarla con cantos de sirena –esa fue la expresión que utilizó el hoy pregonero de la verdad- a que dividiera al “maldonadismo”. Cometió el más grave pecado que un periodista puede cometer: faltar a la verdad. Y no hubo un editor serio, como si los hay en los diarios más prestigiosos del mundo, que le conminara a presentar pruebas de que lo que allí decía era cierto. En verdad: nunca lo hubo para esa columna, la responsable, según el mismo periódico, de incrementar los lunes la venta de ejemplares. Todavía hoy, seis años después, nadie puede decir sin faltar a la verdad que yo me haya sentado en alguna oportunidad a tener una reunión política con alguien de ese sector.
Me dirán: pero eso no es una agresión, apenas una travesura política. Pero aun al incursionar en éstas, un periodista al presentar unos supuestos hechos como ocurridos –no es opinar- tiene el sagrado deber de acogerse a la verdad. Agresiones, también las hubo, incluso una en mi ausencia en la que me señalaba como poseedor de vastas propiedades en Madrid -¡ojalá!-. Si he escogido para contarles la menos agraviante es porque en ella la comisión de la falta a la ética periodística es mucho más fácil de demostrar. Bastaría con que se le preguntara a la actual rectora si alguna vez sostuvimos una reunión para ventilar lo que el señor Pérez escribió por encargo. Todos los actores políticos en la UC saben quiénes fueron los autores intelectuales del encargo, también: cuál fue el pago en contraprestación. Pero hasta allá no voy a llegar. Esto no es una venganza, ni tampoco siento el más mínimo fresquito porque a ese señor se le vaya a encarcelar, lo que verdaderamente me preocupa es que los dirigentes de la oposición se abalancen todos a presentarle como un paladín de la verdad, imbuidos de la lógica que ello se constituye en un alfil más de su campaña para presentar al Gobierno como un reiterado violador del derecho a la Libertad de Expresión. ¿Y las personas que hemos sido falsamente señaladas en su columna –que no somos pocas- qué podemos pensar? ¿Sería válido que pensáramos que cuando salgamos de esta horrible pesadilla retornaremos a la situación en la que poderosos con acceso a un medio podrán, impunemente, enlodar la honorabilidad de quienes les adversen? ¿No habrán los medios de comunicación social encajado todavía la dura lección que Chávez nos ha propinado a todos?
Semanas atrás tuve la oportunidad de hablar con un (o una) dirigente del gremio periodístico –no estoy autorizado a identificarle-, le manifesté lo que ya les he contado. Me reconoció las múltiples quejas que siempre habían recibido sobre la mencionada columna. Hablamos de la necesidad que el gremio instalara una comisión de ética, a la que pudiéramos acudir quienes nos sintiéramos agraviados por el uso indebido de la palabra pública. Al final de la conversación le pregunté: ¿Si están conscientes de que hay un problema –sus palabras en confianza daban para interpretar esto- por qué van a quemar sus banderas defendiéndole? La respuesta: Tú sabes, tú sabes… ¿Sé qué? Que así como en este país todos somos ladrones –cada cual acusa a los demás de serlo-, también tendremos todos que ser mentirosos. A Venezuela no se le rescata sino se comienza a tener un sagrado respeto por el valor de la verdad. Quienes más deberían reivindicar este valor tendrían que ser las figuras de una oposición que promete cambiarlo todo. Cuando algunas de esas figuras salen en ardiente defensa a ultranza, uno sabe que están mintiendo, a sabiendas, en atención al argumento de la conveniencia política. Pierden credibilidad, como la pierden cuando aúpan en su seno a dirigentes estudiantiles que el estudiantado común sabe que no son más que vulgares traficantes de cupos y otros favores más “delicados” en el ámbito de los controles de estudio –lean, por favor, mi entrega anterior sobre el caso de Julio Soto-. Al final, estoy convencido que la oposición que le ganará a Chávez, o a cualquier otra plataforma de poder que le sustituya y todavía no sea buena, tendrá que estar dirigida por personas inobjetables en sus ejecutorias, generadoras de confianza, con altísima credibilidad, impolutas –casi “lamas”-, no sigan entonces contribuyendo a crear ídolos falsos.

viernes, 28 de mayo de 2010

Una atìpica reflexiòn sobre el movimiento estudiantil

¿Quièn fue Julio Soto?

Sector 18 de octubre en Maracaibo. Veinticinco disparos contra una trailblazer negra nueva, de los cuales once hicieron impacto en el cuerpo de Julio Soto para acabar con su vida. Un detalle en la irradiación noticiosa de tan lamentable suceso me llamó, poderosamente, la atención: Julio Soto era el presidente de la FCU de la Universidad del Zulia. El lujoso vehículo era de su propiedad. ¿Cómo un dirigente estudiantil podía acceder a un bien de tales características? ¿Una herencia quizás? El tiempo me daría la respuesta.
Un sepelio concurrido. Saadi Bijani, candidato a la Gobernación del Estado Zulia, llevó en hombros el féretro de Soto –era dirigente de la Democracia Cristiana Universitaria-. Stalin González hizo vigilia en la funeraria. Representantes estudiantiles de varias universidades, políticos, profesores, miembros del Consejo Universitario participaron en los actos fúnebres. Aunque privó la prudencia, no faltaron quienes responsabilizaran al oficialismo del hecho. Pero las investigaciones rápidamente destaparían una olla podrida de la que todo el mundo hablaba pero nadie se atrevía a ponerle el cascabel al gato: la existencia de una mafia en la venta de los boletos estudiantiles personalizados, en la que estarían involucrados algunos líderes estudiantiles, malos transportistas y personal del Fondo del Transporte Urbano (Fontur) de Maracaibo. Ya dos años antes del asesinato (primero de octubre de 2008), Polimaracaibo había señalado a Soto de estar inmiscuido en las irregularidades detectadas en la venta de tickets estudiantiles. Tenía un socio: Gelvis Rivas, dirigente estudiantil del PSUV con dieciséis años en la Universidad (Soto tenía trece para el momento de su muerte). ¡Eternos dirigentes! Todo había comenzado en julio de 2003, cuando la plancha encabezada por Julio Soto ganó la elección a la FCU y Rivas fue nombrado presidente de Fontur Maracaibo (sería destituido dos años más tarde). Si se animaran a leer los reportes del interesante caso, se encontrarían una verdadera danza de millones con entretelones bien escabrosos y la participación de dirigentes estudiantiles de uno y otro lado. Seguramente, fue esto lo que privó para que el Gobierno Nacional no utilizara el caso para desacreditar moralmente a la Oposición.
La moraleja: “Por lo mal que estuvimos llegamos a Chávez. Por lo mal que hemos estado permitimos que Chávez haga lo que le dé la gana. Pero es LITERALMENTE IMPOSIBLE que podamos salir de Chávez si estamos mal. Porque lo que le dio RAZON DE SER a Chávez sigue intacto desde la Oposición, desde los medios y desde las cúpulas privadas y profesionales de este país. Pero ahora vemos que hasta las ESTUDIANTILES”. Texto del bloguero Ciro Cabrera.
No comparto el calificativo de “intacto”, lo percibo exagerado e injusto, pero sí creo que dentro de la Oposición se siguen cocinando habas. En lo que respecta al sector estudiantil tengo que reconocer, no sin cierta tristeza, que no me sorprende. Sustentándome en mi propia experiencia, puedo decir que en las dos más recientes décadas (por lo menos) se ha venido produciendo un sostenido deterioro de la calidad moral de los dirigentes estudiantiles de las universidades nacionales. No hemos estado generándole al país buenos dirigentes políticos. Deberíamos partir de esta MEA CULPA a fin de comenzar a tratar de corregir el entuerto. Figuras relevantes de este gobierno constituyen excelentes ejemplos de lo que les digo: Jorge Rodríguez, ex presidente de la FCU de la UCV, el ministro EL Aissami, igual pero en la ULA, el vicepresidente Jaua o, ¿por qué no mencionarlo?, el caso de Juan Carlos Loyo, Presidente del Centro de Estudiantes de Economía de la UC durante el período de mi rectoría. Un dirigente estudiantil bastante cercano a mí, que frecuentemente me presentaba propuestas de organización de eventos conjuntos con CEDICE a las que apoyaba. Sí, del Centro de Divulgación del Conocimiento Económico para la Libertad, una referencia ideológica ciento ochenta grados desalineada a lo que, hoy día, son sus ejecutorias como Presidente del INTI. Comprenderán porque me inquietan en sumo grado: las excesivas expectativas que el país se forma con relación a lo que el movimiento estudiantil pueda aportarle. No, porque no entienda que las características tan particulares de este gobierno, militarista y totalitarista, pueden contribuir a que emerjan liderazgos frescos, no contaminados, a lo interior de las universidades, sino porque tal emergencia, se dará con mayor probabilidad en aquellas instituciones donde la cultura política de su dirigencia estudiantil no esté tan marcada por rasgos de podredumbre. Esta es mi tesis. El fenómeno Soto es un ejemplo del extremo al que se ha llegado en este sentido. ¿Qué tanto del fenómeno Soto permea a la dirigencia estudiantil de la UCV? ¿Qué tanto a la de la UC? Esa fue la pregunta que, en un desayuno de la AVERU, le planteé a la Dra. Cecilia García Arocha, Rectora de la UCV, y a mi rectora.

lunes, 24 de mayo de 2010

El capítulo final -por ahora- sobre IPAPEDI

IPAPEDI (4ta entrega)


Llamo a Angel Carnevali vía celular, después de varios encuentros con la contestadora me responde. Candidato que no responde el celular está frito –le digo en tono de sorna-. Lo encuentro iracundo. Tiene una emergencia con su padre, está intentando hospitalizarle en la Clínica Lugo (Maracay), pero no le dan clave. Le han dicho que el seguro de la UC no les paga. Ya han tirado la toalla y su hermana ha tenido que poner su tarjeta de crédito, pero no saben, si dada la naturaleza de la emergencia, la administración de la clínica se las acepte. Esta es una tragedia que se repite todos los días, la sufren docentes, empleados y obreros, sobre todo cuando la emergencia es con algún familiar fuera de Valencia. Después de varios minutos en los que se desahoga a ritmo ametrallante –me hizo recordar el correo electrónico que enviara hace ya varias semanas un docente jubilado de la Escuela de Eléctrica titulado: “Bienestar Social en la UC…yo te aviso…un desastre” (lo publiqué en abril en mi blog www.quepasaenlauc.blogspot.com), le digo a Carnevali el objetivo de mi llamada: siendo candidato por Ingeniería a Vocal Principal en la plancha que encabeza Wilfredo, necesitaba su correo para hacerle llegar unos artículos que había escrito sobre la coyuntura electoral en el Instituto. No me atreví a sugerirle una recomendación que por un instante se dibujó en mi mente.
La UC se convirtió en institución de referencia en materia de política HCM, por haberse atrevido a asumir el riesgo de implementar un esquema mixto de auto seguro. Por años, se hizo un esfuerzo institucional importante para ir mejorando la eficacia del servicio, imposible decir que se llegó a la perfección (en este tipo de servicios no existe), pero se acumuló un know how que no merecía ser desestimado al retornarse, inexplicablemente, a la política de contratación de pólizas externas. Fue como una daga al pecho, desde ese punto de inflexión el declive de la calidad del servicio ha sido ostensible sin que, también inexplicablemente, se hubiese producido algún reclamo por parte del gremio. ¿Pueden evadir su responsabilidad en esto quienes hoy prometen villas y castillos?
Recientemente, fui invitado por la Rectora a una reunión en la sede de la APUC en la que las autoridades presentarían la gravedad de la crisis. Así fue, muy preocupante escuchar que ya para la fecha (un lunes de abril que no alcanzo a precisar): unas cuantas partidas presupuestarias se encontraban agotadas, entre ellas la del HCM. Pero la reunión viene a cuento, porque en la sede del organismo gremial me encontré un colega cuya presencia en la mini asamblea me causó extrañeza. Al preguntarle si le habían invitado, me respondió negativamente. Esperaba su oportunidad para hablar con una profesora de la Directiva, porque alguien le había dicho que ella podía ayudarle a resolver un problema de insuficiente cobertura por parte de la empresa aseguradora, bastante significativa por cierto, en una operación practicada a un miembro de su núcleo familiar. Quisiera pensar que esa solicitud suya fue canalizada mediante un reclamo formal de la instancia gremial y no, como se rumorea insistentemente, que se ha instalado una alcabala clientelar mediante la cual se prodigan, informalmente, favores en esta materia tan delicada. Por eso se me ocurrió, apenas un chispazo en el cerebro, sugerirle a Carnevali que llamara a Fermín o a Domínguez, miembros de la Comisión de Seguros; no sé a ciencia cierta cuál hubiese sido su reacción, pero la que prefiguré fue suficiente para no atreverme. El ejercicio de un derecho de todos no puede estar sujeto al sometimiento de tener que apelar a personalidades con "influencias especiales". Pareciera mentira que todavía no hayamos aprendido de los errores del pasado. ¡Cuánta más destrucción tendremos que ver en el país, para que un significativo segmento del electorado nacional admita de nuevo depositar su confianza en la oposición! ¿Y por qué ha ocurrido este fenómeno? Por los crasos errores del pasado. En la Universidad estamos obligados, más que en cualquier otra institución, a corregir esos errores, a actuar con extrema transparencia (nos estamos refiriendo a un concepto más amplio cuya inexistencia no implica la tradicional corrupción). ¿Qué vamos a esperar para poner la casa digna? ¿A que esta pesadilla concluya? –suponemos que el país va en vía de ello, lo contrario significaría la autodestrucción-. Y lo digo, ya no refiriéndome específicamente a lo de IPAPEDI, sino a otras situaciones de las que nadie se atreve a hablar porque nos hemos auto impuesto el COCO del GOBIERNO. Nadie critica lo criticable porque teme se le diga que está haciéndole el juego al gobierno y mientras: seguimos reproduciendo los errores del pasado. Me declaro liberado de ese chantaje, seguiré hablando de otros preocupantes asuntos, con mi estilo de decir las cosas, descarnadamente, como lo he hecho en esta secuencia de IPAPEDI. Prefiero que gane el equipo de Wilfredo, he abundado en razones que creo son muy válidas, pero no he seguido un guión sintonizado con las conveniencias electorales vistas por su comando. He optado por expresar libremente mi verdad y, al parecer, por los comentarios recibidos, unos cuantos se identifican con ella. ¿No hablaré más de IPAPEDI? No antes de esta elección, pero será muy interesante comentar los resultados.
PD: Sería risible que se quisiera presentar una de las candidaturas en esta elección de IPAPEDI como la de la “Unidad”.


jueves, 20 de mayo de 2010

IPAPEDI continúa: el tercer capítulo.

IPAPEDI (3ra entrega)

Preámbulo: Decía Cortázar que las palabras escritas eran como flechas lanzadas, una vez en el aire ya no le pertenecían a quien las había escrito. Tampoco podemos ser dueños de cómo ellas puedan ser interpretadas. Al parecer, alguien ha reproducido mis artículos de opinión sobre IPAPEDI sin tener el cuidado de poner mi nombre, por ello se me acusa de utilizar el anonimato. Lo primero que he hecho al escribirlos es publicarlos en mi blog: www.quepasaenlauc.blogspot.com , que está a mi nombre, Asdrúbal Romero (lo digo para que pase a formar parte del contenido). Se los he enviado al mismísimo Fermín y a las autoridades a través de FACEBOOK con plena identificación mía, a los docentes de la UC que son amigos míos en esta red les consta. Se habla de “ruines miserias humanas”, sí, ciertamente creo que he comenzado a hablar de ejecutorias que tienen que ver con la miseria humana, quizás en mis palabras haya algo de la mía, pero convencido estoy que hay más: de esa miseria que va carcomiendo el alma de nuestra querida Alma Máter. La UC se ha hecho pasto de las miserias humanas, quien escribió ese mensaje acusador vivió muy de cerca la asfixia opresora de la miserable banda vende cupos, dicen que no la resistió, tampoco se atrevió a hablar de ella, si lo hubiese hecho le habrían dicho que hablaba desde su miseria humana. FIN del Pream.
Me encuentro con un viejo amigo y me lanza lo siguiente: Se la tienes dedicada al pobre Fermín. ¿Qué te ha hecho? Nada, siempre hemos sostenido una cordial relación humana, espero seguirla teniendo pero eso dependerá de él –le respondo, aunque veo en sus ojos que no me cree, en nuestra cultura la confrontación política construye enemigos, no adversarios-. Me enfrento a su candidatura no por lo que es, sino por lo que representa. Aprovecho que mi amigo conoce mi historia dentro de la Universidad y le digo: Como cuando era profesor raso en Ingeniería Eléctrica y me enfrentaba a Reyes Lanza por lo que él representaba: Un joven profesor, que a brevísimos años de haber ingresado, ya era Director de la Escuela por méritos políticos, una escuela en la que había doctores y magísters graduados en las mejores universidades americanas. ¡Era una afrenta! ¡Eso no debía ser! A eso me enfrentaba, pero nuestro trato personal era de un respeto que rayaba en la pulcritud. Tradúceme eso a la cuestión de IPAPEDI, me dice mi amigo. Si la candidata fuera Yelitza, con quien tengo más de 20 años de trato muy amistoso, o si fuera Villarreal, aliado fundamental en mi gestión rectoral (que hubiese, sabiamente, decidido no lanzarse a un segundo período APUC y estuviese aspirando a IPAPEDI), igual les enfrentaría. O Dominguez, o Gerardo o Darwin, a cualquiera de los que se identifican en los círculos políticos de la UC como el Grupo APUC. Ese grupo debió haber entendido que IPAPEDI les era un terreno vedado. ¿Por qué? Yo fui a hacer una gestión en IPAPEDI, casualidad, el día que salieron las destempladas declaraciones de María Luisa de Maldonado recomendando a los profesores que se salieran de la póliza de gastos Médicos Mayores (era su contraofensiva al escandalazo de Seguros Carabobo). Hablé con los miembros de la directiva (los de ese tiempo), estaban desayunándose con la noticia. ¿Cómo podía ser eso? Me ofrecí a hablar con Villarreal, recientemente electo para su primer período en la APUC y yo le había apoyado, creía tener ascendencia, le pedí que intercediera para que se buscara una solución concertada a la grave problemática que se le había generado al Instituto. Me salió con cuatro piedras en la mano. Ese día entendí que el juego de ese grupo era debilitar al IPAPEDI con la complicidad de la Rectora. Como cuando una empresa grande quiere hacer un TAKEOVER de una más pequeña, primero la debilita a ver si puede comprar sus acciones a precio de gallina flaca. Ya lo intentaron la vez anterior con Yelitza y no tuvieron éxito, ahora, con un IPAPEDI debilitado, lo vuelven a intentar y con mayor apoyo político, a lo mejor estos artículos míos los han fortalecido políticamente. ¿Me entiendes ahora? -interrogo al amigo-. Me opongo al TAKEOVER que pretende el Grupo APUC: la ruptura del equilibrio triangular, mi principal argumento en la primera entrega de esta serie de reflexiones.
¿Por qué un IPAPEDI debilitado? Estos artículos me han servido para saber, a través de muchos mensajes, que la gente está muy descontenta con IPAPEDI, el gigantesco mono ucista de 40 millardos les ha debilitado. Muchos jubilados a los que no se les ha cumplimentado los retiros de aportes personales (una política aprobada en el pasado que quizás no sea sostenible), van a votar por quien sea se ubique en la acera contraria. Hay quejas sobre los costos de la póliza de Gastos Médicos Mayores, sobre la atención que presta la empresa corredora (me dicen que el servicio 24 horas es una falacia). Si la institucionalidad “ipapediana” se salva de este intento de TAKEOVER, tendrá que encerrarse tres días seguidos en un retiro campestre a plantearse un auténtico rediseño de la atención que presta el Instituto. ¿Qué tanto de la incapacidad de dar respuesta puede deberse a mala gestión? ¿Qué tanto a una crisis descomunal que muchos pretenden evadir, como los avestruces, pagando con el último de la cadena? De cómo esa crisis está siendo afrontada, también habrá que hablar, y que no me vengan a decir que también es miseria humana. El diálogo continúa, aunque algunos crean que es un monologo. Mucha gente se está sentando a dialogar y sus aportes se ven aquí reflejados.

martes, 18 de mayo de 2010

IPAPEDI continúa: El segundo capítulo

IPAPEDI (2gda entrega)

Esta segunda entrega se nutrirá, fundamentalmente, de los comentarios recibidos a raíz de nuestra publicación inicial. Lo primero, reconocer que ella no fue todo lo informativa que debió haber sido, sobre todo en lo concerniente a la especificación de los candidatos. ¿La razón? El primer artículo estaba mayormente concebido (y escrito) cuando todavía no se disponía de un candidato de la institucionalidad “ipapediana”. Al ser informado que tan indeseada situación se había resuelto, procedí a su publicación en el blog, pero reconozco que no fui lo debidamente explícito. Concentrándome en el cargo presidencial, además del prof. Conde, se han postulado para ese cargo los profesores Pedro Solovey y Wilfredo Camacaro –ambos docentes de FACES ya jubilados-. Pedro fue Presidente del Instituto, es bastante conocido pero su opción se ve debilitada al no haber estructurado una plancha que le acompañara. Wilfredo, un economista de reconocida experticia profesional, de conductas conciliadoras, excelente relacionista público, que pudo haber sido Vicerrector Administrativo, en el período 2000-2004, de no haber algunas figuras, muy cercanas a él, cometido algunas tonterías políticas que le significaron la enajenación de unos ochenta votos muy cercanos, a su vez, a la tendencia que representaba la plancha rectoral que apoyamos en aquella oportunidad. Pudo haber sido candidato a la Presidencia en las elecciones anteriores del Instituto, pero prefirió formarse primero en la Vicepresidencia. Es muy importante recalcar esto, porque cualquiera que analice el hilo conductor de las candidaturas presidenciales electas, observará que el electorado se ha comportado con relación a IPAPEDI (son elecciones distintas a las otras que se realizan en la Universidad) con un criterio bastante impermeable a los ejercicios de paracaidismo. La comunidad profesoral ha optado por favorecer a aquellas candidaturas que vienen de haber desempeñado cargos directivos de inferior jerarquía dentro del Instituto. Wilfredo es el candidato de una institucionalidad silenciosa (aunque yo no esté, precisamente, haciendo ejercicios de silencio), que traspasa las fronteras de adscripción a los grupos de poder tradicionales y actúa, sin explícitamente ponerse de acuerdo, para hacer respetar al Instituto y mantenerlo al margen de la voracidad política de esos grupos.
A IPAPEDI también han arribado los tiempos de cambio, lo dictamina así el amenazante contexto externo. Sería estúpido ignorar esto. Los crecientes retardos en la entrega, por parte de la UC, de los recursos financieros al Instituto, consecuencia de su muy precaria situación presupuestaria, la monumental deuda que se ha acumulado, todo ello ha obligado a una política restrictiva en los créditos –también en lo que respecta a la oportuna entrega de los aportes personales a los docentes recientemente jubilados- y esto viene generando un creciente descontento. Personalmente opino que le ha faltado habilidad, en lo comunicacional, a la actual junta directiva en explicarle a la comunidad las razones para tal tipo de restricciones -un aspecto en el cual la nueva directiva habrá de esmerarse y estoy seguro que Wilfredo está consciente-. Pero no por ello, vayamos a caer en el error de escuchar cantos de sirena donde ahora se nos prometen cambios radicales que van a mejorarlo todo, como lo prometido hoy en esa costosa publicidad aparecida en la prensa: el profesor Conde ofrece, ahora sí, el diseño de una política de previsión social integral. Y ¿por qué no fue agente promotor de ese rediseño estando en la privilegiada posición que ha ocupado por años? ¿Cómo es que ahora sí va a trabajar por tan deseable objetivo cuando hasta ahora ha sido campeón de lo contrario? Creo que de esa cabuya, los venezolanos, en la actualidad, nos estamos tragando un rollo. No es inusual en nuestro golpeado país, no lo fue en la cuarta y menos lo es ahora, ver a nuestros políticos predicar exactamente lo contrario a lo que han practicado.
Finalizo con el comentario a un mensaje recibido: “te falta aclarar que así como hicieron con la APUC, ahora quieren convertir el IPAPEDI en otra dirección del Rectorado”. Habrá que aclarar primero que el prof. Conde, aparentemente, cuenta con mayor apoyo político dentro del equipo rectoral, además del apoyo de la pareja del poder –aun así estoy convencido que Wilfredo va a ganar, precisamente por ese espíritu rebelde que se refleja en el mensaje-. Que los Maldonado le apoyen, es comprensible. Conde fue la última vez electo al CU en una plancha de ese movimiento (una recompensa, ver la entrega anterior). Lo de las autoridades rectorales, quizás tenga que ver con la firme actitud del IPAPEDI en reclamar lo adeudado (en esto han sido consistentes todas las directivas desde que yo era vicerrector). Ojalá rectifiquen e internalicen que el tener enfrente a una directiva de IPAPEPI con un perfil más institucional que patronal les ayuda más que perjudicarles, como el primer argumento politiquero tradicional pudiera engañosamente aconsejarles. Además ya va siendo hora que vayan buscando su perfil propio. Lo que sí resulta odiosamente inaceptable: es el argumento político utilizado en una conversación con algunos miembros de la actual directiva del Instituto con miras a construir una artificiosa plancha de consenso con Conde a la cabeza, por dos protagonistas de ese poder político encubierto que todo lo intenta manipular detrás de bastidores. Pero el tintero se me ha agotado, vivan el suspenso hasta una posible tercera entrega.

viernes, 14 de mayo de 2010

IPAPEDI

IPAPEDI

El próximo 27 de mayo (jueves) habrá elecciones en IPAPEDI. Saludamos el hecho que, finalmente, los electores dispondremos de tres opciones presidenciales entre las cuales poder elegir a quien dirigirá los destinos de tan importante institución para el bienestar social nuestro. Salutación que tiene pertinencia, porque hasta hace muy pocos días sólo un candidato, el profesor Fermín Conde, había anunciado su interés de postularse para la Presidencia del Instituto. Ocurría con esta candidatura un fenómeno que no podría calificar de sorpresivo, si lo hiciera: mentiría, siendo única: no sólo no generaba una corriente de consenso favorable a ella sino que, contrariamente, despertaba recelo, preocupación, inquietud, etc. en muchos docentes. Así lo señalo, responsablemente, amparado en el gran número de manifestaciones en ese sentido de las que fui objeto. Es importante destacar que un porcentaje, significativamente, apreciable de tales manifestaciones provinieron de docentes que han desempeñado funciones directivas dentro del Instituto en los últimos años, o han sido miembros activos de sus diversas comisiones de trabajo. Como lo señalara un querido amigo: con la candidatura de Conde parecía replicarse el fenómeno Insulza. Un falso consenso que, afortunadamente, en nuestro caso suscitó una intensa movilización del “ipapedismo” en búsqueda de una opción presidenciable que llenara el vacío dejado por la candidatura natural del profesor Camacaro, actual vicepresidente, que en razón de una dolorosa situación familiar había anunciado su decisión de no presentarse.

Ahora bien, ¿cuál es la causa para que se haya suscitado un movimiento tan resiliente a la candidatura de Conde? Lo primero es reconocerle que, en términos relativos, él ha tenido un buen desempeño como representante profesoral ante el Consejo Universitario. Con un perfil más gremialista que institucionalista, su principal habilidad ha sido la de establecer una red mediática que le permite comunicarnos, electrónicamente, los asuntos que se discuten en el máximo organismo respecto a nuestra subestimada circunstancia gremial (en diversas oportunidades he recibido correos suyos muy pertinentes, en más de una le he respondido con palabras de felicitación). También, el profesor Conde, se ha desempeñado, ya por varios años, como miembro de la Comisión de Salud del Consejo Universitario. Se le adjudica un rol protagónico en el sorpresivo cambio de política de seguros HCM de la UC, cuando, en el período rectoral anterior, se abandonó el esquema auto administrado para anunciar la contratación de una póliza de extensión con Seguros Carabobo. Nunca se presentó una argumentación convincente que justificara el cambio de un esquema que rindió sus buenos frutos a otro que tiene tiempo haciendo agua. La Rectora, que se había caracterizado por ser furibunda defensora del esquema auto administrado, trató de salirle adelante a los múltiples comentarios y denuncias que se tejieron alrededor de la extraña decisión, anunciando que ésta beneficiaba tanto a los profesores que ya no sería necesario que contratáramos coberturas adicionales a través de IPAPEDI. Ella misma se encargó de hacer un llamado para que los miembros del Instituto pasáramos por su sede a retirarnos. Un destemplado e inconsulto acto de agresión a IPAPEDI, con la complicidad de una comisión de seguros, en la cual al Profesor Conde se le percibió como bisagra articuladora con la empresa aseguradora que se benefició del jugoso contrato. Es allí donde comienzan los problemas de relación de este candidato con la institucionalidad de IPAPEDI, problema que, obviamente, no se ha resuelto. Como se preguntaba el profesor Carlos Alvarado, actual presidente del Instituto, en una reunión a la que asistí (parte de ese proceso de movilización resiliente que les comentaba anteriormente): ¿Cómo es posible que por el sólo hecho que lleva lo de su candidatura muy adelantada se nos vaya a pedir que consideremos la aspiración presidencial de una persona que ha sido agresora de IPAPEDI? -no estoy autorizado para revelar el nombre de la autoridad y ex rector que se atrevieron a tan infeliz y anti institucional planteamiento-.

También señaló el Presidente, que en múltiples oportunidades, tanto en el período rectoral anterior como en el actual, IPAPEDI había solicitado la designación de una comisión rectoral inter institucional –APUC, IPAPEDI y Universidad- para la estructuración de una política integral de salud con una póliza única (se acabarían las múltiples claves a solicitar, los interminables procesos administrativos para abandonar las clínicas). Nunca ha sido acogido el planteamiento. Y esto es lo fundamental que los profesores debemos considerar en este transcendental proceso eleccionario: el diseño de una política de salud más beneficiosa para nosotros, debe considerar equilibradamente los tres vértices de opinión que están naturalmente responsabilizados de aportar una respuesta sistémica a la ya trágica problemática. Entregarle IPAPEDI al profesor Conde, el rostro más visible de la actual política de salud de la UC, adscrito políticamente al grupo que actualmente dirige la APUC, implica una ruptura de ese equilibrio sano y necesario. Sería una anulación del tercer vértice de opinión por invasión de los otros dos. ¿Qué extrañeza podría causarnos que ello condujese a una profundización del actual desastre que sufrimos en materia de salud? En verdad: sólo eso podríamos esperar.

Por supuesto que asumo personalmente este análisis histórico- político de cara a la decisión que los miembros de IPAPEDI deberemos tomar el próximo 27. Se me quedan otros cuantos argumentos fuera del tintero, pero he expresado lo fundamental. Sólo quiero completar la historia que dejé inconclusa: ante aquel llamado de la anterior rectora, sólo ochenta y seis profesores se retiraron de la póliza de IPAPEDI (ni siquiera el ex rector consorte se acogió a su petición). Los profesores bien sabemos que en las chiquiticas nos defendemos con IPAPEDI, ahora es el momento de defenderlo nosotros a él.

domingo, 11 de abril de 2010

Correo del Profesor Aldo Bianchi

Recibí este correo de un querido profesor jubilado de mi escuela -Ingeniería Eléctrica-. No suscribo todo lo que él dice pero creo que su opinión sobre el estado del bienestar social en la UC debería tomarse muy en cuenta.

Bienestar Social en la UC.... yo te aviso...un desastre.

Srs Profesores Jesús Neptali Pulgar, Nancy de Alvarez y Miembros del Comite de Usuarios de UAMI,
Colegas Profesores,
De mi consideración,
El Bienestar Social de los Profesores de la Universidad de Carabobo y en especial de los jubilados ha experimentado un SEVERO DETERIORO en los últimos meses, veamos:
1.- A fines del 2009 se eliminó el sellado de récipes y con ello el descuento del 50% en las medicinas. La APUC NO HA DICHO NADA, ni ha ejercido acciones para restituir ese derecho contemplado en los diversos Convenios de Trabajo y cuya conquista requirió de mucho trabajo de los Profesores Salvatore Russo, Ascander Contreras y otros.
2.- En Diciembre 2009 y principios del 2010 se suspendieron los Servicios Médicos de APUC dejando a los Profesores y sus familiares TOTALMENTE SIN PROTECCIÓN MÉDICA y ODONTOLOGICA durante SEMANAS.El servicio luego se restituyó PERO, siempre hay un pero, MÁS de 30 profesionales DE LARGA TRAYECTORIA fueron despedidos (entre ellos la excelente pediatra de mi hijo,Zoraida Mendoza y el extremadamente eficiente ginecologo de mi esposa Rafael Lara)a quienes SE LES ADEUDA desde octubre. No hay insumos odontologicos y los equipos están en la carraplana, los odontologos deben ir de un consultorio a otro para usar un compresor y cosas así.
Corren rumores de la salida voluntaria de otros profesionales por desacuerdo con la "nueva" administración de los Servicios Médicos APUC.
O sea UN DESASTRE TOTAL ante la INDIFERENCIA de la Directiva APUC.
3.- UAMI funciona en forma DEFICIENTE.
Muchos médicos NO ACEPTAN radiografías, mamografias, etc de UAMI NI LOS DIAGNOSTICOS que las acompañan.
El Examén Médico Tutorial DESAPARECIÓ, ¿será que política es dejar que los viejitos se mueran para "equilibrar el presupuesto"....tétrico no????.
El ambiente en UAMI es deprimente.
4.- La DEUDA Con IPAPEDI CRECE Y CRECE...esa sirvengüenzura que comenzó en 1999 alcanzó en el lapso 1999-2008 a más de 11 mil millones de Bolivares (viejos) , y en el 2009(o sea en la presente gestón rectoral y en la presente gestión de la directiva APUC) MÁS de 30 mil millones (entre ellos retenciones a los Profesores lo que implica APROPACIÓN INDEBIDA o sea delito PENAL, para totalizar casi 42 mil millones (incluyendo los intereses respectivos)).
Tamaño SAQUEO a Ipapedi causó la suspensión temporal de préstamos y SI hay una actitud firme de la Directiva de Ipapedi ante las autoidades rectorales y, ante el Ministro a quien se envió un carta PÚBLICA el 24 de Noviembre denunciando que FONDOS destinados a cancelar aportes patronales a Ipapedi fueron cambiados de partida para"cubrir parcialmente compromisos adquiridos en el ejercicio anterior por obras en proceso de culminación ", además por gestiones rectorales la OPSU destino FONDOS para cancelar SEIS MESES de aportes a las Cajas de Ahorro que envió a la UC el 02/11/2009 , este dinero SE USO PARA OTROS FINES (otra vez delito penal de apropiación indebida).
Ya vieron como los Dividendos fueron pequeniiiiiisimos este año....nos roban descaradamente.
Silencio TOTAL de la APUC al respecto ¿o complicidad?????
5.-Todavia hay un remanente del reintegro de lo ilegalmenter descontado para el Fondo de Pensiones y Jubilaciones, el Prof. Ascander Contreras ha reactivado esto, pero la rectora NO RESPONDE.
6.-Del Cesta Ticket para los jubilados NADA....¿se acuerdan de las declaraciones de Maria Luisa Maldonado en la campaña rectoral pasada????? PURA PAJA.
O sea NUESTRA CALIDAD DE VIDA ha sufrido un FUERTE DETERIORO durante la gestión de la rectora Jessy Divo( dicen que quien manda es Pablo Aure) y de Villareal en la APUC, estos servidores nuestros (ojo eso son y para eso los eligieron) se ocupan más hacer política partidista, de fotografiarse en el Tiempo Universitario más VACUO de la historia e INUTIL(deberia ser electrónico y no en papel, pero... las paginas web UC y APUC son MALAS o mejor dicho PÉSIMAS,en la de UC todavia aparece Maria Luisa Maldonado como Rectora¿o será así..., en la de la APUC aparecen los médicos DESPEDIDOS en Diciembre...., ni hablar de la de UAMI...... que BODRIOS inservibles..!!!!!!!!!!) ,que de administrar CORRECTAMENTE, ni en los tiempos de José Luis Bonnemaison ocurria esto, entonces teniamos Asambleas con el Rector y la APUC, había que esperar horas para que se disipasen ciertos vapores, pero las teniamos, ahora son autócratas.
La "crisis" no impidió las 120 cajas de whisky en la fiesta APUC de Fin de Año o un gasto millonario en Metropolis para la Feria del Libro 2009 donde debieron acondicionarse espacios enormes NO ADECUADOS, climatizarlos, iluminarlos, amoblarlos,etc,etc,... , u otras tantas cosas INNECESARIAS.......UN DERROCHE.
Hasta cuando vamos soportar tamaño deterioro
Aldo N.Bianchi,MScEE,Profesor Titular
Universidad de Carabobo.
Asesor Telecomunicaciones UJAP.
e-mail: abianchi01@cantv.net abianchi02@yahoo.com