sábado, 16 de septiembre de 2017

El escenario más probable


Divorcio Incomprensible


Asdrúbal Romero (@asdromero)


I-Reflexión preliminar

 “Porque aquí nada cambia,
ni el viento”

Thays Peñalver (tuit:11/9/17)

Esta idea la he reiterado varias veces en mis textos:
Venezuela se ha convertido en un país en extremo noticioso. Todos los días ocurren muchos eventos, muchos de ellos trágicos e incomprensibles para buena parte del mundo civilizado. Pasa de todo en Venezuela, pero de lo sustancial, de lo que debiera ocurrir: pasa muy poco, casi nada. Acompasados por una lenta dinámica, como la de una tortuga, seguimos transitando una desesperante ruta hacia la muerte como país. Metáfora nada abstracta en este caso, porque involucra la muerte, o casi ella, de muchos de sus pobladores. Puede ausentarse uno un mes, o varios meses, y al regreso constatar que en lo substancial se ha avanzado muy poco. Que el país sigue casi detenido en un escenario de destrucción, como si un huracán tipo “Irma” hubiese arribado por sus costas para quedarse encerrado dentro de sus fronteras y disfrutar extasiado con el sufrir de su gente.

Hay etapas en las que tenemos la sensación, quizás ficticia, de que avanzamos algo más raudos hacia algún punto de quiebre del cual pueda derivarse el indispensable cambio político. Hay otras, como la actual, en la que todo pareciera moverse en cámara lenta hacia la luz al final de un túnel que se nos ha perdido –el túnel-. Desplazamiento muy lento en lo político, aunque el furioso accionar de los tormentosos vientos no se detenga. Divorcio incomprensible entre lo político y lo social. A los efectos de atrevernos a vislumbrar el escenario más probable hacia el cual nos dirigimos, es fundamental intentar visualizarlo como un punto de confluencia de tres dinámicas que continúan en pleno desarrollo.

II-La crisis económica y su impacto social


En su génesis y posterior evolución inciden un número significativo de variables económicas y sociales que interactúan formando círculos viciosos –lazos de retroalimentación positiva- los cuales se confabulan, sinérgicamente, en el tiempo para producir un empeoramiento sostenido de la calidad de vida económica y social en el país. No voy a repetirme en el análisis que en algunos artículos anteriores, publicados en este blog, he abordado desde la perspectiva de las teorías y métodos disponibles para el análisis dinámico de sistemas. Sólo cabe reiterar el pronóstico adelantado de que el empeoramiento sería creciente. La crisis no tiene fondo, corolario este que sorprende a los legos en la materia, aunque a estas alturas ya nadie debería albergar duda alguna sobre su certeza.

Adicionalmente, otra conclusión del análisis dinámico: el empeoramiento irá manifestándose a mayor velocidad. Bastaría con analizar la tendencia en la pérdida del poder adquisitivo de nuestra moneda – o del valor de una hora de trabajo nuestra- para certificar que este aspecto nefasto del pronóstico dinámico también se cumple. En consecuencia: la crisis que actualmente padecemos; que muy seguramente ya nos parece lo suficientemente dantesca; que ya tiene a más de la mitad de la población damnificadamente pensando en el día a día sobre cómo va a sobrevivir –no manejo datos actualizados como para estimar en qué porcentaje se sobrepasa ya al 50%-;  esa crisis no se va a detener. Sólo puede profundizarse, avanzar hacia escenarios aún más dantescos. Y tal avance será a velocidad de un huracán que no se desgasta para convertirse en tormenta tropical, sino todo lo contrario: se alimenta de la destrucción que inflige a sus víctimas para multiplicar sus fuerzas y convertirse en criminal tornado.

Malas noticias para quienes percibieron la crisis a través de la imagen de una isla con algunas colinas. Quienes pensaron que por estar ubicados a suficiente altura, la inundación no llegaría al nivel de ellos porque antes, con tantos muertos y damnificados, algo debería ocurrir que la detuviera. Un estallido social, con capacidad para detonar otro político y el giro salvador en lo económico, por ejemplo. Ahora caen en cuenta consternados que ese no sabían bien qué no ha ocurrido y que la inundación la tienen en los patios de sus casas. Ahora quieren responsabilizar a otros de su inacción y crucificar chivos expiatorios.

Debo detenerme en un breve inciso, para reconocer que me cuento entre los que pensé que un punto de quiebre político-social ocurriría antes de arribar a estas tenebrosas profundidades de la crisis. Supongo que lo preveía así por insuficiente conocimiento de las historias de dominación de los pueblos por regímenes comunistas. No, porque me sintiera cómodamente asentado en un lujoso palacete de alguna colina viviendo en la indiferencia. Para testimonio de mi defensa podrán servir, aspiro, las ingentes horas de improductivo trabajo en el intento de evangelizar sobre la urgente y dramática necesidad de comprometernos todos en luchar por la oportunidad de un viraje. No dejo de sorprenderme, cada día, de la capacidad de aguante de los venezolanos ni de preguntarme cómo ha sido posible que nos dejáramos hundir de esta manera. Afuera de nuestras fronteras, quienes llegan a conocer nuestra realidad, tampoco alcanzan a comprender cómo ha sido posible que hayamos sido traídos a tal estado de sometimiento y privación de los derechos humanos más esenciales.

Nunca bajaron los cerros. No bajo la bandera de la rebelión colectiva, como soñaban muchos. ¡Ilusoria esperanza! Y si ahora bajaran, su motivación estaría menos impregnada del deseo de liberación del yugo político y más por el aliciente de instintos muy básicos. Bajarían buscando ciegamente lo que el Régimen ya no está en capacidad de darles adonde sea que puedan encontrar algo. Se acabó la etapa de la distribución de la riqueza que no era, en buena parte, producto del esfuerzo. Al Régimen sólo le queda enfocar sus políticas hacia ver cómo les quita a los pocos que tienen para dar a los que no tienen nada. Incluyendo el azuzamiento del saqueo. A toda esa gente que han hundido por debajo del umbral  de “un dólar por día”, estándar internacional de pobreza mínima, el Régimen la ha convertido en lisiados políticos, en discapacitados para el ejercicio de ciudadanía. ¿Cómo podemos seguir esperando que se abracen a alguna consigna política, que se organicen para participar en eventos de protesta, cuando tienen que luchar duro cada día a ver si comen?

Lo más preocupante, insisto, la velocidad de la profundización de la crisis sólo puede aumentar. Así ha sido hasta ahora desde el 2012, el año del “Fin de la Fiesta”, cuando como locos gastamos dólares como si el barril de petróleo se vendiera a 200. Cito un tweet  reciente -13/9- de Ricardo Hausmann: “Hace 295 días (un año menos 91 días), el $ en el mercado paralelo pasó el umbral de 2200. Hoy pasó el de 22.000. Un cero en menos de 1 año.” ¡No es cualquier cero! ¿Quiere decir esto que dentro de 295 días el paralelo podría estar superando los 220.000? Exactamente correcto, de no aplicarse los correctivos que este régimen ya no tiene la posibilidad de hacerlo aunque quisiera. Dólares no hay, ni para medir la miseria que ahora se medirá en rublos, yuanes, huesos de conejo o qué carajo importa. El nuevo cono monetario no ha terminado de llegar y ya no sirve. Ya se hace necesaria la existencia de billetes  de un millón, dos millones, y pronto, muy pronto: los de cinco millones. La muerte del bolívar como moneda es inminente, predice el prestigioso economista Steve Hanke, quien habla también de una espiral mortal por la que se desliza Venezuela. ¿Hacia dónde nos conduce ella? Hacia una crisis humanitaria con el potencial de convertirse en tremenda y mundialmente  mediática. Todo dependerá del tiempo que tome concretar el escenario solución. Imágenes de hambruna como en el África  retratada por LIFE hace unas décadas. Miles y miles tratando de pasar la frontera hacia nuestros países vecinos. ¿Será que se está esperando eso?

III- En la esfera de la Política Interna


 Resulta llamativamente contrastante la diferencia entre las dos velocidades. Por un lado: la velocidad de terror con la que nos transportamos en el autobús de la debacle social y económica del país. Por el otro: la velocidad que caracteriza al proceso de búsqueda de una solución política  que desaloje del poder a los DESTRUCTORES, responsables sin duda de la debacle. Tratando de ser creativo y visualizar tal contraste con otra mirada: quizás no sea que la búsqueda haya sido lenta sino que se nos ha hecho así porque una solución política convencional –que involucre sólo fuerzas políticas al interior del país- como tal no existe. Ya lo ha expresado con meridiana  claridad el secretario adjunto de Estado de EE UU para Seguridad y Lucha Antinarcóticos y ex embajador en Venezuela, William Brownfield, -no es cualquier vocero-: “Estados Unidos cree que no habrá una solución democrática para la crisis política y económica de Venezuela, mientras el narcotráfico siga penetrando por “completo” cada uno de los estamentos de poder del país, incluido el propio gobierno de Nicolás Maduro”.

La anterior cita nos conecta prematuramente con el análisis de la tercera tendencia que está relacionado con lo internacional, por lo que pongo el tema en espera. Lo cierto es que la sensación de contraste entre las dos velocidades sí es real. Ahora mismo, el país cayéndose a pedazos y la Oposición Institucional –la nucleada alrededor de la MUD- ocupada y distraída en el tema de las elecciones regionales. Por eso hablábamos antes de DIVORCIO INCOMPRENSIBLE entre lo social y lo político. Esto lleva  tiempo siendo así, como lo reconocen un sinnúmero de analistas políticos. El análisis de las razones: ¡ameritaría un ensayo! Ahora bien, no me voy a retractar en mi posición asumida en “Danza Infernal”: la MUD hace posiblemente lo único que puede hacer ubicados, como debemos hacerlo, en las coordenadas actuales de la tragedia política que nos trajo hasta esta orilla del río. Dejar de hacerlo sería peor, sería de locos como lo expresa mi compañero del Grupo de Pensamiento Universitario, el profesor Frank López.

¿Habrá elecciones regionales? Es una pregunta no determinística. La respuesta sólo puede ser emitida en términos probabilísticos. La tesis abstencionista se ha desinflado, aunque el diálogo anunciado desde Francia pudiera reactivarla – a lo mejor es por eso que Zapatero anda tan diligente-.  De continuar esa tendencia, con mayor probabilidad el Régimen tenderá a boicotear la celebración de las elecciones. Ahora mismo estimo esa probabilidad en un 60% - a ojo de buen cubero-. Dispone de dos vías para hacerlo. Una resolución sin más de la ANC, apelando a x, y o z razonamiento. O, más ladinamente, un anuncio de cambio de las condiciones electorales, poniéndolas más leoninas para la Oposición con la intención de torpedear el consenso alcanzado entre los partidos más importantes en cuanto a la participación y volverlos a poner a pelear entre sí. Obvio, yo me inclino por la segunda opción.

En todo caso, la Oposición como un todo no se percibe con la fuerza suficiente como para lograr el cambio político que ansía el pueblo. Por allí ha reaparecido la opción del diálogo. También han comenzado las críticas, valederas muchas de ellas. La MUD insiste en cometer los mismos errores con relación al camino del diálogo. Lo que yo pueda decir al respecto, no lo diría nunca mejor que como lo expone la abogada Thays Peñalver en su brillante artículo: “Carta a la MUD sobre el diálogo”. Recomiendo una lectura sin desperdicio en: https://toweltonet.wordpress.com/2016/11/09/carta-a-la-mud-sobre-el-dialogo-por-thayspenalver/ Como pueden ver, fue escrito en noviembre del año pasado, pero tal cual lo reclama la autora, y yo ratifico: “como ellos no escuchan”. Para concluir el análisis de la dinámica de lo que ocurre en la esfera de lo político, en mi opinión esta no será determinante en la concreción del escenario solución. Aunque ha aportado su cuota parte en su contribución a crearle al Régimen esa situación de penoso aislamiento internacional por la buena labor de cabildeo que se ha hecho en ese ámbito –tampoco exageradamente meritorio porque a un régimen delincuencial es muy fácil hacerle cabildeo en contra-. Esto nos conecta directamente con el análisis de la dinámica de lo que ocurre en la esfera de las relaciones internacionales. Como luego les quedará claro, esta dinámica y la primera analizada, vinculada a la tormentosa debacle económico- social, son las que confluyen con mayor determinación en mi análisis de cuál podría ser el escenario más probable.

IV-El Régimen en Cuarentena


Prácticamente aislado en el concierto occidental de naciones. Uno de los signos que más me ha llamado poderosamente la atención de este aislamiento, es la forma como Maduro es batuqueado con tanto desparpajo por varios de sus colegas presidentes más importantes de Latinoamérica. Macri le dice en su cara que le va revisar sus cuentas bancarias en Argentina. Kuczynski le pide al “dictador”, así le califica, que renuncie a la Presidencia. Y lo de Santos, no tiene parangón ni en los más ardientes tiempos de la refriega Uribe vs Chávez. Esto no es normal, me he dicho. Lo usual es que entre colegas presidentes se aplique el refrán que entre bomberos no se pisan la manguera – como solía decirse también de los rectores universitarios cuando yo asistía al Consejo Nacional de Universidades-. Es natural que los presidentes pretendan la protección mutua entre ellos, para intentar blindarse ante cualquier acusación que pueda presentar un sector interno de algún país, en alguno de los organismos colegiados en los que tienen representación.

De pronto, las máscaras de la habitual hipocresía diplomática son retiradas de los rostros al más alto nivel y se activa, en resaltante sintonía, una abierta y manifiesta campaña hostil contra el representante del Régimen. ¿Cuál puede ser la razón? En mi opinión, no puede ser otra que la convicción compartida de que el Régimen, habida cuenta de su actividad delincuencial, se ha convertido en un riesgo de seguridad para todo el continente. Esto, aunado al pleno conocimiento que se tiene del viaje sin retorno, por ahora, hacia una espantosa crisis humanitaria y lo que ello significa para los países vecinos y más cercanos. Esta convicción, como solía relatar el Régimen con respecto a la espada de Bolívar, se propaga a veloz marcha por todo este lado del Atlántico. Y ya avanza rauda en Europa. Somos estado fallido, y como tal: generadores de problemas hacia los demás. Por eso la solución del “Problema Venezuela” se ha desplazado del locus interno al externo. Lo malo es que nuestra solución ya no dependerá tanto de lo que puedan hacer nuestros dirigentes opositores –algunos dirán: menos mal-, estamos subordinados a las decisiones que puedan tomar actores políticos externos.

El papel de los Estados Unidos, aparte de las medidas tomadas hasta ahora, ha sido acopiar las pruebas del carácter delincuencial de la cúpula podrida que detenta el poder en nuestro país y hacerlas llegar oportunamente a cada uno de los despachos presidenciales. Su decisión de intervenir, me atreveré a especularlo, está tomada. Pero no lo va a hacer sin consenso regional. Se comenta mucho en ciertos círculos que para eso fue el viaje del vicepresidente Mike Pence. También se dice que la respuesta de la mayoría de los presidentes fue que había que esperar un poco más.

¿Esperar qué? ¿Más pruebas? ¿O imágenes más dramáticas de la crisis humanitaria? Esta ya es una realidad, pero quizás todavía no sea lo suficientemente mediática como para justificar posiciones políticas. Que si es cruel, así es la política. Si no, pregunténselo a los cubanos, a quienes los han dejado cocerse en la miseria por más de cincuenta años mientras su destino se jugaba en un tablero geopolítico. Voy concluyendo: el escenario solución más probable es el de la intervención. Pero habrá que esperar.

Esta espera de los dolores, porque de ella no puede esperarse otra cosa que no sea más sufrimiento para todos, me hace recordar lo acontecido en la Guerra de los Balcanes –la antigua Yugoeslavia-. Servios, bosnios, croatas y otras etnias se mataban entre sí en el marco de una guerra verdaderamente fratricida que derivó en genocidio –años noventa del siglo pasado-, mientras la diplomacia europea seguía en el juego de las dudas y la indecisión. Al final, Clinton intervino y los europeos todavía se apenan de ese capítulo muy triste de su historia como comunidad. Ojala algo parecido no ocurra con Venezuela.

Ya desplegado el análisis de cómo las tres dinámicas apuntan hacia el escenario de una intervención que será de un perfil más humanitario que militar. Habrá seguramente un apoyo táctico logístico de esta naturaleza, pero no preveo enfrentamientos, no hay con qué, las fuerzas armadas nuestras están tan inviabilizadas como lo pueden estar la mayoría de las instituciones del país –siempre pongo como ejemplo a las universidades siendo particularmente doliente de ellas-. Visualizo una pregunta que se me podría hacer si esto fuera una conferencia: ¿Por qué descarta un escenario tipo Cuba? Que nos dejen cocer también en nuestra salsa de la “felicidad”.

Mi respuesta es breve. Este régimen ha corrido tanto la arruga en lo económico, que ya ni siquiera pueden llevar al país a un estado de miseria estabilizado, como el que sí los Castro han logrado en Cuba. Nuestra miseria no se estabiliza, avanza hacia la muerte. Ya el Régimen va disponiendo de menos recursos para los CLAP. Pudieran plantearse un programa de ayuda social mínimo que les aportara sostenibilidad, financiado con parte de los beneficios de su actividad económica delincuencial, pero hasta esto se les ha puesto muy obstaculizado  en el escenario de las restricciones de carácter financiero que ha impuesto los Estados Unidos y que  próximamente impondrá Europa. Están demasiado expuestos. El mundo occidental no se la va a calar. Esa decisión ya está clara. La interrogante que queda es cuándo actuará. ¿Será cuando la crisis humanitaria  alcance tales niveles, que a los países latinoamericanos les quede por siempre en su historia el pecado de no haberse decidido a actuar a tiempo?


4 comentarios:

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  2. Estas en lo cierto al diagnosticar las circunstancias actuales como el divorcio entre lo social y lo político. Una respuesta que dé cuenta de esta circunstancia (el divorcio), quizá, la podemos encontrar en la “gramática” que todavía organiza el relato de los políticos institucionales. Los incidentes ocurridos a partir de las primarias denotan y connotan la presencia viva de los viejos parámetros que orientaron el accionar político en el pasado.
    Me parece pertinente la pregunta que apunta hacia la ausencia de interpelación de la población de parte de los discursos políticos opositores. La respuesta, desde luego, tiene que ver con la lucha del día a día “luchar duro cada día a ver si comen”. Sin embargo, se podría agregar que esta población no es debidamente “interpelada” La dirección política opositora no ha podido o sabido establecer una conexión entre lo social y lo POLITICO. Así con mayúscula. “. Por el contrario, la vieja gramática discursiva sigue operando en el liderazgo opositor. Basta con observar las consignas electorales.
    Voy agregar un tono optimista en esta breve reflexión. Es posible que la oposición recupere el sentido unitario. Vale decir, haga uso de las elecciones venideras para reforzar una propuesta alternativa y unitaria. Preparar al país ante los inevitables cambios que habrán de producirse finalizada esta pesadilla.

    En fin, excelente reflexión; ojala haya oídos que te escuchen y ojos que te lean

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  3. Excelente escrito Asdrubal:

    Tal como tu dices, la crisis no tiene fondo y los cerros no van a bajar, porque si intentan bajar los van a reprimir fuertemente.
    Creo que va a haber elecciones regionales, éstas son un soporte internacional para el gobierno. ¿Cómo puede haber dictadura si hay elecciones y conversaciones?? No sé cuántas ganará la oposición o el gobierno, pero los gobernadores se han convertido en unos administradores de nómina, solo pagan salarios, no pueden hacer más nada porque el gobierno no los deja, pero la oposición se conforma con migajas. A lo mejor el gobierno va a nombrar gobernadores paralelos…, no sé.

    Creo que nuestro país está cayendo en un barranco, pero el barranco no tiene fondo. Lo he repetido miles de veces, este gobierno no sale con elecciones. Quizás va a haber una intervención extranjera más humanitaria que militar, como tu expones en el escrito. Yo si creo que vamos a un escenario tipo Cuba, no veo otro futuro, la otra salida es la intervención militar por parte de la ONU, lo cual lo veo imposible.

    Un abrazo Asdrubal y nunca dejes de escribir.

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Aunque lo he intentado por múltiples vías a mi se me hace imposible responder comentarios en este blog. No quiere decir esto que no los lea.