domingo, 29 de mayo de 2016

Sobre las oscuras motivaciones de esta guerra

Con relación al anterior post en este blog: ¿Estamos en Guerra? El Gen(r) Humberto Seijas Pittaluga -como él mismo dice: de los de antes-, aporta luces sobre las oscuras, aunque doradas, motivaciones del deleznable sector  que le echa leña al fuego en esta trágica guerra que el Régimen perpetra contra el pueblo. Comparto su tesis. Son los más abyectos. No tendrán perdón de Dios y menos de nosotros.

El Becerro de Oro


Humberto Seijas Pittaluga
@seijaspitt


En su más reciente escrito, Asdrúbal Romero —ex rector de la UC, pensador de alto vuelo y apreciado amigo— se pregunta: “¿Será que nos encontramos en medio de una guerra de la cual no hemos tomado conciencia ni cuándo ni cómo comenzó? ¿Cuándo mutó de ‘Revolución’ a guerra?”. La respuesta que primero se nos viene a la mente es la más simple pero que no es la más completa: fue cuando la irresponsabilidad de un presidente analfabeto, rodeado de un gabinete, mitad inepto, mitad ladrón, aceptó otra recomendación cubana más y la puso de moda mediante una de sus muy seguidas y agobiantes cadenas televisivas. Según esa conseja, aquí estamos sufriendo una “guerra económica”. Lo cual tiene visos de verdad, pero no por las razones que alude: un supuesto complot entre la CIA, los capitalistas, los judíos y los traidores pitiyanquis criollos para acabar con eso que los rojos llaman “revolución”. Se debe, más bien, a la confluencia en labores de gobierno de unos cuantos fanáticos añorantes de la Unión Soviética que no quieren reconocer el fracaso de las medidas impuestas a sangre y fuego por el socialismo real, con una cuerda de avivatos, ávidos de dinero, que se ponen chemises rojas, pero de buenas marcas para hacer creer que ellos también se desviven por el padrecito Stalin y el momificado Fidel. Pero, no; lo de ellos es entrarle a saco al erario.

En fin, son gente que, si supieran de ópera y de francés se la pasaran cantando el rondó del “Fausto” de Gounod que comienza: “Veau d’or est toujours debout! / On encense sa puissance, du bout du monde a l’autre bout! / Pour fêter l’infame idole, rois et peuples confondus, au brut sombre des écus, dansent una ronde folle; / autour de son piédestal, Et Satan conduit le bal!” (¡El becerro de oro todavía vive! / Inciensa su poder desde el fin del mundo hasta su otro extremo! / Para celebrar a ese ídolo infame, reyes y pueblos por igual, a la tosca sombra del dinero bailan una tonta danza. / ¡Y desde lo alto de su pedestal, Satanás dirige el baile!). Adoran a esa efigie, mezcla de fetiche y talismán, porque creen que además de hacerlos supermillonarios los ha de inmunizar contra todo, inclusive la justicia; que podrán, impunemente, seguir ordeñando de por vida a la res pública. Que no les entrará ni coquito.

Los pocos teóricos leninistas que creen que acabando con las empresas que la iniciativa privada levantó, procediendo en coyunda con los muchos inescrupulosos que los rodean y que son capaces de robarse hasta un hueco son los que —unos y otros actuando desde el gobierno o desde el partido— tienen quebrada a Venezuela. Lo más triste es que operan contando con la complicidad de una nueva oligarquía surgida en razón de los jugosos contratos y las muníficas comisiones que los logran; personas muy jóvenes y hasta de familias respetables (hasta que aparecieron estos) que, más bien, debieran actuar como frenos morales. Pero parece que las clases en colegios y universidades caros, el ejemplo de sus mayores, ni lo ilustre de sus estirpes les importan; lo de ellos es el dinero rápido. Esos son los que en verdad han declarado una guerra contra todos los demás venezolanos; los que nos tienen haciendo interminables colas para todo, hasta para comprar un pan; los que se hacen los locos ante tanto muchachito que se muere de hambre —o que, si no fallece, será un enteco mental y físico que condicionará el avance del país. Cercenar el futuro nacional, eso sí que es traición a la patria. Y es lo que están logrando con esa rara mezcla de gran habilidad para el pillaje pero gruesa incompetencia para los asuntos oficiales.

El país entero ya tiene claro que la solución a sus muchos problemas pasa por el cambio de la filosofía de gobierno, por la corrección del modelo económico, por el adecentamiento de la política; y que eso implica, de necesidad, el relevo de los actuales “gobernantes”. Sabe que todas las iniciativas asomadas y puestas en funcionamiento por la alternativa democrática desde la Asamblea Legislativa conducen hacia ese desenlace; que unas son más o menos traumáticas, más o menos rápidas, pero que todas son eficientes para lograr su cometido a pesar de las acciones retardatrices que intenta el régimen desde diferentes escenarios, pero con preminencia del Tribunal Supremo (con prescindencia de “Justicia”, porque los magistrados express no saben lo que es eso).

Por eso, ante el fulano decreto de estado de excepción, ante las intimidaciones de emplear las fuerzas militares, de “atribuir funciones de vigilancia (…) a los CLAP (…) y demás organizaciones de base” (léase, “sus bandas armadas”), la nación, como un todo, debiera gritar las últimas frases que canta Margarita en la ópera ya mencionada: “Pourquoi ce regard menaçant? / Pourquoi ces mains rouges de sang? / Va! Tu me fais horreur! (¿Por qué esa mirada amenazante? / ¿Por qué esas manos rojas de sangre? / ¡Márchese, usted me hace horrorizar!) Y mientras más pronto se vayan (o los vayan), mejor…

sábado, 21 de mayo de 2016

Una guerra que está siendo y nadie nombra

¿Estamos en Guerra?

Asdrúbal Romero M. (@asdromero)


Por estos días leo de nuevo a Juan Carlos Méndez Guédez. La que creo es su última novela: “Y Recuerda Que Te Espero”. En la página 38 leo un pensamiento que es el condensado de una sensación que experimenta su personaje principal: “A lo mejor hubo aquí una guerra que nadie ha visto, que está siendo y nadie nombra”. Lleva días hospedado en mi cerebro y, por lo visto, se niega a abandonarlo.

Fermín, así se llama, es un venezolano que muy poco ha vivido en Venezuela. Conserva entre sus pertenencias una foto de su infancia tomada en Barquisimeto. No recuerda si fue su padre, un diplomático de carrera, quien se la tomó. Su vida atraviesa un momento crucial, quizás de desengaño, uno de esos momentos en los que sientes un inexplicable llamado a reencontrarte con tus orígenes. Ya casi sepultados en el fondo de su memoria inconsciente. Emprende su viaje desde New York, entra por Maiquetía y así comenzamos a acompañarle en su sutil descripción del país con el que se encuentra.

Pero su voz narradora la dictan unos ojos normales, como los de cualquier ciudadano de un mundo del que los venezolanos nos hemos distanciado a rauda velocidad. Unos ojos externos, no acostumbrados a percibir como normal una chocante realidad esculpida a lo largo de un proceso que lleva más de dos décadas. A la que ya nos hemos habituados. Por eso su visión es como la de Superman: tiene el poder de ver lo que ya dejamos de ver. Preocupados, como todos andamos, por los nuevos desafíos que nos deparará una realidad que no se detiene en la degradación de nuestras vidas. Todo lo contrario: avanza inclemente con una rapidez que supera al asombro de la inmensa mayoría.

De esta reflexión surge el poderoso impacto sobre mi conciencia del  pensamiento casi profético de Fermín- Juan Carlos. ¿Será que nos encontramos en medio de una guerra de la cual no hemos tomado conciencia ni cuándo ni cómo comenzó? ¿Cuándo mutó de “Revolución” a Guerra?

Debo suponer, en atención a los tiempos asociados a la gestación y publicación de una novela, que la realidad detectable en el tiempo de aquel imaginario viaje de su alter ego distaba un mundo de lo mal que estamos ahora.  Aun así, en su cerebro se disparó la neurona responsable del reconocimiento de un patrón con un tenebroso poder prospectivo. Cuando un taxista le lleva a recorrer por la noche los alrededores del Parque Ayacucho, en su extraña intención de rememorar una fantasmagórica leyenda urbana, Fermín comienza a recordar su paseo, años atrás, por el Argel de Camus casi destruido. Es cuando se produce la asociación. Oxidadas conexiones neuronales, soldadas al calor de ese conocimiento vivencial que nunca se olvida, operan para producirla de manera casi inconsciente. Como si fuese una pompa de jabón, el pensamiento invocado por una “sensación tenuemente parecida” sube desde la profundidad a su nivel de conciencia. No encuentra a la dama fantasma, sólo ese terrible pensamiento sobre una guerra que está siendo y nadie nombra. Es el invalorable aporte de unos ojos externos cargados de cultura.

No se trata de presentar el análisis crítico de una novela, ni de hacerle propaganda aunque mucho se la merezca. Sino de destacar el impacto de la interrogante que me suscita su poderoso pensamiento. Me ha aportado una perspectiva distinta sobre cómo gestionar en mi mente este conflicto. Ahora, cuando el fantasma del hambre comienza a tocar, amenazadoramente, la puerta de hogares que, otrora, se consideraron de clase media –imaginemos lo que debe estar ocurriendo en estratos más desprotegidos-, reitero la pregunta, ya con escaso valor prospectivo comparado con el que ha quedado plasmado en la novela: ¿No será que estamos inmersos en una guerra que nadie quiere reconocer por su nombre?

Es una pregunta para ser respondida desde la soledad de cada cual. Piense en su calidad de vida, cuando todo esto comenzó –si no puede determinar con precisión su inicio, escoja una fecha de su preferencia-. Piense en el potencial que tenía para hacer planes sobre su futuro y el de sus hijos. ¿Cuánto le queda de todo aquello? Si alguna persona, o un grupo de personas, le hubiese infligido una pérdida tan grande, como la que usted, seguramente, ha valorado: ¿No se sentiría agredido? ¿No se habría declarado en un estado de conflicto directo con esa o esas personas? ¿Habría sido un exabrupto reconocer que le habían declarado la guerra?

La agresión ha sido y está siendo incuantificable e injustificable.  Nos tomará muchos años recuperarnos del daño que nos han ocasionado. Y este no se detiene. Continúa. Pueden hacer una proyección sobre lo que nos viene en el corto plazo, ¡así salgamos de este gobierno ya! No vienen barcos cargados con comida. Ni medicamentos. Los industriales, ganaderos y agricultores lo dicen a viva voz: no podemos producir sin materia prima. Ni insumos. Ni equipos. Ni repuestos.  El Presidente lo dice, casi con orgullo, como si fuese nuestra culpa: dólares no hay. Cuando la hambruna se extienda, están preparados para decirnos que ellos nos lo advirtieron. Que es nuestra culpa que nos muramos de hambre por no haber sembrado unas cuantas maticas de cilantro en algún rincón de nuestras viviendas.

Para mí no hay duda. Debo reconocer que me han conducido hacia un estado de guerra, aunque no disponga de armas: sólo palabras. Me importa un comino que unos tipejos irresponsables, desvergonzados, me hagan parte de una conspiración golpista. Están plenamente conscientes del perjuicio que han causado y no quieren pagar por ello. Continúan causándolo. Saben de los setenta saqueos por mes este año. Del estallido social en pleno desarrollo. De los niños y neonatos que mueren diariamente en los hospitales. Si tuvieran aunque fuese un ápice de vergüenza, renunciarían.  Pero no, han decidido atrincherarse en el poder. Y escudarse detrás de una narrativa política golpista, que ya no tiene ningún sentido. En el exterior lo saben. Las circunstancias son demasiado extremas. Ya lo que está en juego es la vida misma, la subsistencia. Quisiera, en consecuencia, que a nuestros representantes de la oposición también les importara un comino la fulana acusación de golpismo, con la que, lo poco que queda de Régimen, desea enmarcar el cuadrilátero político. ¡A vaina tan descaradamente fofa! Quiero líderes para la guerra, que asuman, sin tapujos, que de este gobierno hay que  salir ya. ¡Que ya: es tarde! Las razones abundan y son demasiado contundentes.

domingo, 15 de mayo de 2016

El Tiempo de la Política no es necesariamente el Tiempo del Pueblo

Tomado de blog del Observatorio Venezolano de las Autonomías, una publicación del Profesor Nelson Acosta Espinoza que resume la gestión de una iniciativa que un conjunto de ciudadanos y organizaciones hemos acometido con la finalidad de fortalecer a la MUD Carabobo.



Bajo el lema de “el tiempo de la política no necesariamente es igual al tiempo del pueblo” un grupo de ciudadanos residenciados en la ciudad de Valencia, Estado Carabobo, redactó un sencillo documento en donde exponen consideraciones sobre el momento político actual. En forma breve, pero concisa, repasan las dimensiones de la crisis que confronta el país. Igualmente, elevan a consideración de los partidos que hace vida en la MUD un conjunto de propuestas enfiladas hacia el objetivo de ampliar la plataforma de esta organización política. Hacen énfasis en la necesidad de incorporar la dimensión social en su accionar político y comunicacional.

Esta primera reunión se llevó a cabo en la ciudad de Valencia el  11 de mayo. En la sede de la Asociación de Ejecutivos del Estado Carabobo (AEEC) se congregaron representantes de todos los partidos políticos que encarnan la MUD regional  (AD, COPEI, Proyecto Venezuela, Voluntad Popular, Primero Justicia, Un Nuevo Tiempo y Cuentas Claras). Estuvo presente el nuevo Secretario Ejecutivo de la MUD,  el licenciado Carlos Santafé.

Esta iniciativa fue organizada por un conjunto de personalidades de la sociedad civil carabobeña (Arquímedes Román, Asdrúbal Romero, Jesús “Chucho” Ganem Martínez, Jesús Enrique Lozada, Gregorio Riera, Nelson Acosta E., Miguel Parra, Luis Tomás Izaguirre , Glenis Figueroa, entre otros).

En el marco de este encuentro, se acordó implementar mecanismos de consulta con representantes de la sociedad organizada  con la finalidad de procesar las diversas demandas que emergen de estos núcleos de la sociedad carabobeña.

A este tenor, se espera llevar a cabo otras iniciativas e iniciar un proceso de reflexión que conduzca a la elaboración de propuestas que estén a tono con la gravísima situación que confrontan los ciudadanos de este país.

Es indispensable, igualmente, dotar de una nueva identidad política a un elevado porcentaje de ciudadanos humildes dejados atrás por la actual crisis y que ya no interpretan sus necesidades dentro del marco de referencia del bolivarianismo chavista. De ahí la necesidad de hacer énfasis en la dimensión social de la crisis.

A continuación el documento:

El Tiempo de la política no necesariamente es igual al tiempo del pueblo. 
Propuesta de un grupo de ciudadanos demócratas


I-La Crisis

El país confronta una crisis de naturaleza sistémica, cuya acelerada dinámica destruye los cimientos económicos, sociales, culturales, institucionales y políticos de la nación. Cada día crece el porcentaje de venezolanos que enfrentan severas dificultades para acceder a la satisfacción de los derechos de ciudadanía más fundamentales: alimentación; salud; educación; trabajo; justicia y seguridad. El ciudadano, simplemente, subsiste; convencido que en el marco de esta crisis es ilusorio plantearse esperanzas para el futuro.

II- El Régimen ante la Crisis

Continúa aquejado de una parálisis paradigmática para tomar las decisiones que la crisis demanda. Ellas implicarían UN NECESARIO NEGARSE A SÍ MISMOS al que parecen no estar dispuestos. Esta parálisis, su negativa para abrirse al juego democrático que permita la concertación de salidas a la crisis y su evidenciada corrupción,  le han deparado al Régimen un significativo incremento del rechazo que se manifestó en la estruendosa derrota del 6D. Se ha deslegitimado. Ya casi nadie duda que bajo este régimen absolutamente refractario, dada su condición totalitaria, populista y militarista, no habrá ninguna posibilidad, ni siquiera, de iniciar la superación de la crisis actual, la cual pudiera desbordar cualquier mecanismo democrático o constitucional.

III- La oposición actual

La MUD es, y debe seguir siendo, la institución política más representativa de los factores democráticos, con reconocimiento dentro y fuera del país. De hecho, es el espacio donde las agrupaciones políticas democráticas conviven y desarrollan sus estrategias electorales unitarias. Aquí reside la clave de la victoria del 6D: una articulación orgánica entre los distintos partidos políticos que es percibida por la población en términos unitario. Condición indispensable para obtener éxito electoral y político.

Los partidos políticos que hacen vida en la MUD enfrentan, en un futuro próximo, retos electorales vitales para el futuro del país. La situación actual impone nuevas demandas a estas agrupaciones políticas. La oposición logró, con la MUD como operador político, la esperanzadora victoria electoral del 6D y el rescate de la Asamblea Nacional. Sin embargo, el Régimen en su accionar no democrático ha bloqueado, y lo continuará haciendo, todas las iniciativas constitucionales aprobadas por dicha asamblea. Es justo reconocer la batalla que están librando los diputados en la Asamblea Nacional. Hacia ellos nuestro reconocimiento.

La crisis se agrava, los tiempos se acortan y crece la indignación en el pueblo. Nunca antes como en el contexto de esta crisis devoradora de esperanzas, se cumple que EL TIEMPO DE LA POLÍTICA NO NECESARIAMENTE ES IGUAL AL TIEMPO DEL PUEBLO. En virtud de lo expresado, planteamos un conjunto de propuestas.

IV-Propuestas

-Ampliar la plataforma de trabajo de la MUD con la inclusión de todos los sectores de la ciudadanía organizados en instituciones, gremios y asociaciones. A tal efecto, deberá desarrollarse un plan de trabajo que canalice la articulación de la MUD con las demandas provenientes de la sociedad organizada.

-A tono con esta propuesta sugerir a los partidos políticos que hacen vida en la MUD incorporar en sus estrategias comunicacionales, de una manera más explícita, la dimensión social de la crisis. Las elecciones constituyen una oportunidad apropiada para profundizar las denuncias sobre el drama social que viven los venezolanos.

-Desarrollar mecanismos de lucha democrática, resistencia civil pacífica o protesta cívica, con la participación POPULAR, a fin de consolidar la presión política suficiente para lograr los cambios requeridos tendientes al ACATAMIENTO y ACEPTACION de las normas constitucionales, como lo es el REFERENDO REVOCATORIO SIN LAS DILACIONES Y ARTIFICIOS OBSTRUCTIVOS que el Régimen adelanta a través del CNE. Ceder y aceptar la NO realización de este referendo, generará la desesperanza generalizada y el abandono del soporte que hoy la población ha brindado masivamente a esta iniciativa y a la MUD.

Finalmente entendemos que la construcción de la nueva Venezuela es un reto inmenso al cual no estamos dispuestos como sociedad a renunciar.