jueves, 15 de febrero de 2018

Sobre la Inviabilidad en un País Ligero

Foto tomada de reportaje publicado por ABC España. Venezuela, donde los niños mueren de hambre.

El País Inviable


Asdrúbal Romero (@asdromero)

Ya nos encontramos en el núcleo de una tormenta perfecta. Vientos huracanados que arrasan con todo, de grado quinto dirían los meteorólogos. Con el encapotado pronóstico de mayor enfurecimiento, a diferencia de los huracanes físicos que tienden a mermar su potencial destructivo con el paso del tiempo. Esta tormenta de índole metafórica, por supuesto, es la manifestación de una severa inestabilidad de nuestro sistema socio-económico. Su respuesta natural a la irresponsable permisividad con la que el Régimen consintió que se desequilibraran los elementales balances entre ingresos y egresos, entre precios y costos reales, por un tiempo excesivamente prolongado.

Nuestra economía, aunque con cierto rezago, había alcanzado cierto grado de modernidad y complejidad en su manejo a pesar de ser relativamente simple y de moderadas dimensiones cuando comparada a la de otros países. Consecuencia de la necesidad de interactuar con una economía mundial globalizada, por ende profundamente interdependiente, y una funcionalidad operativa tremendamente impactada por los adelantos tecnológicos. Estos destructores que han manejado al país durante estos últimos veinte años nunca comprendieron esa complejidad, quizás por ello nunca le tuvieron temor.

Me atrevo a más: no sólo que no la comprendieron, sino que siempre demostraron una cierta subestimación del hecho de tener que comprenderla. Un ejemplo más de ese absoluto desprecio por las razones científico- técnicas que ha caracterizado al Régimen. Como cuando Chávez, en plena cadena nacional, se disponía a garabatear sobre unos planos el nuevo rediseño del sistema eléctrico nacional interconectado. ¡Por Diooos! Esa ignorante arrogancia les ha venido castigando sin clemencia en todos los ámbitos de su gestión pública. ¡Nos está castigando a todos! Porque ahora estamos sufriendo las consecuencias de que ellos permitieran, con su estúpida petulancia,  el quiebre sostenido de todos los necesarios equilibrios que debían salvaguardarse en la planificación, operación y control de nuestro sistema socio- económico. Es como si se les hubiese encomendado a unos indígenas de la Isla de Pascua la sensible operación de un reactor nuclear de última generación.

El sistema se les salió fuera de control. Irrespetaron la imperiosa necesidad de mantener en él los equilibrios más básicos y dieron pie con ello a que se disparara la inestabilidad.  Hace algunos días, en una reunión de análisis y prospectiva, un buen amigo me decía que lo que más le preocupaba era que no avizoraba ningún punto de equilibrio cercano en el cual, después de su transición destructiva, el sistema pudiese aterrizar y calmar su acelerada tendencia a continuarse deteriorando. No existe –le respondí lacónicamente-. Después de un breve silencio continué. La deriva con respecto a los equilibrios deseados es creciente y a mayor velocidad. Lo hemos venido observando en todos los indicadores: precio del paralelo, hiperinflación, etc. Retornando a la metáfora de la tormenta –ya había recurrido a ella-, los vientos destructivos no van  amainar. Todo lo contrario. La inestabilidad es  imparable, a menos que se implemente una estrategia de estabilización en la que se regenere un balance del sistema. De tener éxito, estaremos peor que cuando toda esta tragedia se disparó, mucho peor, pero al menos en calma: estabilizados en un nuevo punto de equilibrio.

Pero quiere decir esto que dentro de muy poco no habrá casi carros en la calle –volvió a intervenir mi interlocutor-. Con los costos actuales de un cambio de aceite o de un par de cauchos, si siguen incrementándose serán muy pocas las personas que puedan mantener a sus vehículos rodando. Muy cierto, le dije. Hace unos cuantos meses escribíamos sobre cómo el modelo de educación universitaria se había tornado inviable. Pero ahora la inviabilidad se ha extendido cual enfermedad muy contagiosa a todas las áreas del quehacer colectivo del país. Cuando un obrero, una secretaria, un maestro se ve en la situación de tener que ponderar  lo que le cuesta transportarse a su lugar natural de trabajo y compararlo, ineluctablemente, con lo que va a percibir salarialmente por esa jornada laboral, es hora de reconocer que hemos traspasado el punto de quiebre de la viabilidad de mantener al país funcionando con normalidad. ¡El país se ha hecho inviable!

Y si tomamos distancia con respecto a las preocupaciones de la clase media, o la asalariada, y enfocamos el análisis en los sectores más vulnerables de la población: es la vida la que se les va haciendo inviable. Es la satisfacción de las necesidades más básicas para mantenerse vivos, la alimentación, la salud, lo que ya va siendo plagado implacablemente por el fenómeno de la inviabilidad. Ya no hay forma de que estos arrogantes destructores puedan parar su afectación de todas las dimensiones de la vida en Venezuela. Todo está impactado y esto, más temprano que tarde –medido hoy en el tiempo- les va a expulsar del poder convertidos en genocidas. Sólo la ligereza colectiva de nosotros como integrantes de una nación –ligereza como una traducción literal de una palabra en inglés que expresa con certera precisión lo que deseo significar: “lightness”-, explica que todavía estén en el poder.

Bien, el mensaje central que deseaba transmitir ha sido desplegado. Sin embargo, deseo aprovechar los conceptos presentados para desarrollar un subtema. Tiene que ver con la afirmación hecha antes: “la crisis de inviabilidad les va a expulsar del poder”. Tan clara como a mí me parece, resulta que no luce convincente para muchas personas con las que tengo la oportunidad de intercambiar opiniones. A continuación les presentaré el argumento contrario que esgrimen éstas. Argumento que, por cierto, he encontrado con significativa regularidad en textos, más o menos largos aunque sin el suficiente soporte, compartidos en las redes sociales.

I-¿Éxito o Fracaso del Régimen?


Dicho todo lo dicho, se podría hablar con suficiente respaldo de estruendoso fracaso del Régimen en su gestión de gobierno. Esta es mi opinión sin abrigar ningún género de duda. Pues bien, resulta que lo que es fracaso para mí, para los contrarios –en el debate que ya hemos enunciado- constituye un éxito. Parten de la premisa que toda la progresión dinámica de la crisis, ha sido cuidadosa y sigilosamente planificada por el Régimen con el objetivo de traernos a este severo estado de empobrecimiento generalizado, dentro del cual les será muy fácil mantenernos sometidos por muchos años más.

Ahora resulta que estos señores, a los que yo he insistido por varios años ya de calificar como destructores, son unos genios que han planificado la transición dinámica perfecta a este especie de nueva cuba reprogramada. Y como Cuba ha estado dominada por más de sesenta años a pesar del doloroso empobrecimiento de sus pobladores, el tercer enunciado del silogismo para quienes, sin mayor elaboración, tristemente admiten el éxito del Régimen es concluido de manera casi automática: Lograron consolidar su estrategia de dominación -¡Nos jodimos!-. Quizás, esta lógica de razonamiento sea uno de los insumos para la tanta desesperanzada resignación que observamos a nuestro alrededor.

Recientemente, en una muy amistosa reunión de ex autoridades de la UC, tuve la oportunidad de escuchar, ojalá por última vez, esta argumentación del supuesto éxito. La temática de esa reunión no me permitió darle respuesta a esa narrativa que nos sorprenderíamos de la cantidad de gente que la comparte. Ahora sí, mi argumentación contraria:  El análisis dinámico que subyace a muchas de las afirmaciones contenidas en este texto, me ha conducido a la conclusión que el Régimen ya no cuenta con el margen necesario para poder estabilizar a Venezuela en un estado de miseria generalizada como es el caso de Cuba. ¿Cómo equilibran ahora después de jugar tanto tiempo al autoengaño de una economía ficticia?

En Cuba, los Castro, por más de sesenta años, con la ayuda por un extenso lapso de Rusia y luego con la del chavismo, han logrado mantener a sus pobladores en un estado de equilibrio, por ende estabilizado aunque con algunos vaivenes, cuya primordial característica ha sido la prevalencia de condiciones de nulo progreso, sub alimentación, sub educación e insuficiente calidad de la salud pública. Siempre han dependido de las ayudas externas, cortadas éstas: entrarían en una progresiva crisis de inviabilidad como la que a nosotros nos afecta. ¿Cómo lo pudieron lograr hasta ahora? Además del financiamiento externo y cierto celestinaje por parte de un veleidoso izquierdismo europeo, habría que entrar a considerar las circunstancias propias de las coordenadas espacio temporales en las que la revolución castrista triunfó en ese país.

Era esta especie de estado de equilibrio con miseria estabilizada, similar al que impera en Cuba, el que mi amigo pretendía, con ansiedad, avizorar en un lapso cercano. Un estado de equilibrio en el que aterrizáramos con alguna prontitud, mucho más pobres pero al menos sin la sensación de seguir cayendo por un precipicio sin fondo. En la conversación a la que hice referencia,  me confesó que no lo veía cercano. Recuerden mi categórica respuesta: ¡No existe!  Una verdad que ha podido ser empíricamente constatada desde que el final de la fiesta fuera decretada (reelección de Chávez a finales del 2012). La crisis no se detendrá. Continuará incesantemente profundizándose. El Régimen activó la tormenta perfecta, el más luminoso incendio en la pradera, la más vertiginosa caída por un despeñadero hacia el centro de la Tierra, como quieran describirlo, y ahora ya no pueden detenerlo. Sólo su salida podría engendrar las condiciones para comenzar a frenar los furiosos efectos de la inestabilidad. Y todavía seguiremos cayendo por un tiempo. ¡De allí la urgencia para que se vayan!

Este amigo, que es el momento de reconocerle como muy inteligente, en sus reflexiones de búsqueda de algún punto de equilibrio al cual desesperadamente asirnos, comenzó a identificar algunas posibilidades de equilibrios localizados en ciertas regiones del país. Ciertamente, podrían surgir en algunas zonas rurales comunidades organizadas que viviendo de la siembra muy artesanal, la caza y la pesca, y del rezo a los dioses cuando alguien se enferme gravemente o una cruenta epidemia les toque a sus puertas,  pudieran alcanzar un equilibrio de sobrevivencia. Viviendo a la espera de un nuevo avatar que les visitara.

Al final, ambos llegamos a la conclusión que estas zonas de equilibrios localizados nunca podrían extenderse a los efectos de cubrir a un país en el cual ya se han levantado densos núcleos urbanos y se ha consolidado una dependencia de una infraestructura y de una compleja modernidad que el Régimen vanamente se ha empeñado en destruir. Los destructores no sabían en verdad, es mi hipótesis, la caja de pandora que estaban abriendo. Ahora, no nos queda de otra que abocarnos, sin ellos y bajo un espíritu de unidad nacional, a concertar un plan para la transición que saque a Venezuela de esta lastimosa condición de país inviable.

II-Algunas útiles referencias


Ya para concluir, hicimos mención con anterioridad al “análisis dinámico que subyace a muchas de las afirmaciones contenidas en este texto”. Ciertamente, en este trabajo se habla más de los resultados observables que de las razones que explican su acontecer –en atención a la necesidad de limitar su extensión-. En el pasado, he publicado tres artículos en los cuales, apoyándome en la Teoría Dinámica de Sistemas, presenté un enfoque prospectivo de esta crisis. Intenté en ellos tratar de explicar las causales que la habían activado, en un lenguaje que pretendí fuera lo más digerible posible por legos en la materia. Para quienes deseen profundizar sobre esas “razones” les facilito sus títulos y direcciones de acceso en este mismo blog:



2.      “Sobre la Inestabilidad de nuestra economía” (11/11/2013). http://quepasaenlauc.blogspot.com/2013/11/otro-enfoque-sobre-por-que-lo-que-viene.html

3.      “Venezuela hacia un ‘Process Shutdown’” (14/12/2014). http://quepasaenlauc.blogspot.com/2014/12/venezuela-hacia-un-process-shutdown.html


Son tres trabajos con datos e informaciones ajustados a las coordenadas temporales en las que fueron escritos. Tres instantáneas tomadas en el lapso de casi dos años: inicios del 2013 a finales del 2014. Un hilo en común: la mirada puesta hacia el inquietante futuro.  Desde aquellos tiempos veníamos preocupados por la posibilidad que el desarrollo dinámico de la crisis desembocara en la Tormenta Perfecta. ¡Cuánto nos hubiese complacido el habernos equivocado!