viernes, 14 de mayo de 2010

IPAPEDI

IPAPEDI

El próximo 27 de mayo (jueves) habrá elecciones en IPAPEDI. Saludamos el hecho que, finalmente, los electores dispondremos de tres opciones presidenciales entre las cuales poder elegir a quien dirigirá los destinos de tan importante institución para el bienestar social nuestro. Salutación que tiene pertinencia, porque hasta hace muy pocos días sólo un candidato, el profesor Fermín Conde, había anunciado su interés de postularse para la Presidencia del Instituto. Ocurría con esta candidatura un fenómeno que no podría calificar de sorpresivo, si lo hiciera: mentiría, siendo única: no sólo no generaba una corriente de consenso favorable a ella sino que, contrariamente, despertaba recelo, preocupación, inquietud, etc. en muchos docentes. Así lo señalo, responsablemente, amparado en el gran número de manifestaciones en ese sentido de las que fui objeto. Es importante destacar que un porcentaje, significativamente, apreciable de tales manifestaciones provinieron de docentes que han desempeñado funciones directivas dentro del Instituto en los últimos años, o han sido miembros activos de sus diversas comisiones de trabajo. Como lo señalara un querido amigo: con la candidatura de Conde parecía replicarse el fenómeno Insulza. Un falso consenso que, afortunadamente, en nuestro caso suscitó una intensa movilización del “ipapedismo” en búsqueda de una opción presidenciable que llenara el vacío dejado por la candidatura natural del profesor Camacaro, actual vicepresidente, que en razón de una dolorosa situación familiar había anunciado su decisión de no presentarse.

Ahora bien, ¿cuál es la causa para que se haya suscitado un movimiento tan resiliente a la candidatura de Conde? Lo primero es reconocerle que, en términos relativos, él ha tenido un buen desempeño como representante profesoral ante el Consejo Universitario. Con un perfil más gremialista que institucionalista, su principal habilidad ha sido la de establecer una red mediática que le permite comunicarnos, electrónicamente, los asuntos que se discuten en el máximo organismo respecto a nuestra subestimada circunstancia gremial (en diversas oportunidades he recibido correos suyos muy pertinentes, en más de una le he respondido con palabras de felicitación). También, el profesor Conde, se ha desempeñado, ya por varios años, como miembro de la Comisión de Salud del Consejo Universitario. Se le adjudica un rol protagónico en el sorpresivo cambio de política de seguros HCM de la UC, cuando, en el período rectoral anterior, se abandonó el esquema auto administrado para anunciar la contratación de una póliza de extensión con Seguros Carabobo. Nunca se presentó una argumentación convincente que justificara el cambio de un esquema que rindió sus buenos frutos a otro que tiene tiempo haciendo agua. La Rectora, que se había caracterizado por ser furibunda defensora del esquema auto administrado, trató de salirle adelante a los múltiples comentarios y denuncias que se tejieron alrededor de la extraña decisión, anunciando que ésta beneficiaba tanto a los profesores que ya no sería necesario que contratáramos coberturas adicionales a través de IPAPEDI. Ella misma se encargó de hacer un llamado para que los miembros del Instituto pasáramos por su sede a retirarnos. Un destemplado e inconsulto acto de agresión a IPAPEDI, con la complicidad de una comisión de seguros, en la cual al Profesor Conde se le percibió como bisagra articuladora con la empresa aseguradora que se benefició del jugoso contrato. Es allí donde comienzan los problemas de relación de este candidato con la institucionalidad de IPAPEDI, problema que, obviamente, no se ha resuelto. Como se preguntaba el profesor Carlos Alvarado, actual presidente del Instituto, en una reunión a la que asistí (parte de ese proceso de movilización resiliente que les comentaba anteriormente): ¿Cómo es posible que por el sólo hecho que lleva lo de su candidatura muy adelantada se nos vaya a pedir que consideremos la aspiración presidencial de una persona que ha sido agresora de IPAPEDI? -no estoy autorizado para revelar el nombre de la autoridad y ex rector que se atrevieron a tan infeliz y anti institucional planteamiento-.

También señaló el Presidente, que en múltiples oportunidades, tanto en el período rectoral anterior como en el actual, IPAPEDI había solicitado la designación de una comisión rectoral inter institucional –APUC, IPAPEDI y Universidad- para la estructuración de una política integral de salud con una póliza única (se acabarían las múltiples claves a solicitar, los interminables procesos administrativos para abandonar las clínicas). Nunca ha sido acogido el planteamiento. Y esto es lo fundamental que los profesores debemos considerar en este transcendental proceso eleccionario: el diseño de una política de salud más beneficiosa para nosotros, debe considerar equilibradamente los tres vértices de opinión que están naturalmente responsabilizados de aportar una respuesta sistémica a la ya trágica problemática. Entregarle IPAPEDI al profesor Conde, el rostro más visible de la actual política de salud de la UC, adscrito políticamente al grupo que actualmente dirige la APUC, implica una ruptura de ese equilibrio sano y necesario. Sería una anulación del tercer vértice de opinión por invasión de los otros dos. ¿Qué extrañeza podría causarnos que ello condujese a una profundización del actual desastre que sufrimos en materia de salud? En verdad: sólo eso podríamos esperar.

Por supuesto que asumo personalmente este análisis histórico- político de cara a la decisión que los miembros de IPAPEDI deberemos tomar el próximo 27. Se me quedan otros cuantos argumentos fuera del tintero, pero he expresado lo fundamental. Sólo quiero completar la historia que dejé inconclusa: ante aquel llamado de la anterior rectora, sólo ochenta y seis profesores se retiraron de la póliza de IPAPEDI (ni siquiera el ex rector consorte se acogió a su petición). Los profesores bien sabemos que en las chiquiticas nos defendemos con IPAPEDI, ahora es el momento de defenderlo nosotros a él.

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