lunes, 13 de mayo de 2019

A cuenta del proceso electoral en IPAPEDI


 Sobre la Reelección Indefinida


Todo parece indicar que las venideras elecciones en IPAPEDI  van a despertar turbulentas pasiones. ¿Qué razón existe para que adquieran ese carácter apasionado?

En mi opinión: el intento del profesor Fermín de reelegirse para un cuarto período al frente de esa institución. Percibo la activación de muchos profesores alrededor de un movimiento de resistencia para impedir tan nefasto precedente en nuestra Alma Máter. Debió haberse generado en el proceso electoral anterior –en la segunda reelección- cuando todavía el Estatuto de IPAPEDI textualmente permitía una sola reelección. Ninguno de los ex presidentes de IPAPEDI, entre los que recuerdo a Víctor Alvarado Henríquez, María Eugenia González, Luis Fermín Alvarado, Efraín Pérez Ortega, Carlos Alvarado Borjas, etc., se había atrevido a violar dicha norma.

Pues bien, a través de malabares jurídicos que todavía no están del todo claros, la Comisión Electoral de aquella oportunidad admitió la candidatura del Profesor Fermín. En ese momento, debió haberse generado una contundente reacción institucional, pero no fue así para mi decepción. En lo personal, me abstuve de participar. La única protesta que se evidenció fue la de un alto porcentaje de votos en blanco.

Tres años después, el profesor Fermín se atreve a exhibir groseramente su pretensión de eternizarse en la Presidencia de IPAPEDI, pero esta vez la reacción ha sido vigorosa lo cual me reconforta con mi condición de ucista. No puede ser que habiendo sido testigos del inmenso daño perpetrado a nuestra vida republicana por el proyecto político chavista que, en cuanto obtuvo su primera elección, no ocultó su pretensión de eternizarse en el poder; que habiendo reclamado, en consecuencia, la reiterada violación al principio de alternabilidad democrática, vayamos a permitir así no más, que una violación a tan caro principio, ahora infinitamente más valorado, se produzca en nuestras propias narices universitarias sin hacer nada al respecto. ¡Eso sería incoherencia!

Por ahora, lo que más me gusta como manifestaciones de esa reacción vigorosa que he señalado es el surgimiento de una candidatura con excelente formación y perfil para el cargo como es el caso del Profesor Gustavo Guevara. Me imagino, conociéndolo, que esta candidatura suya no estaba en sus cálculos. Pero es el tipo de docente y ser humano a quien le duele mucho todo el deslave institucional, de manera tal que valorando la coyuntura electoral de IPAPEDI como un sensible episodio que contribuía a socavar aún más la institucionalidad, decidió dar un paso hacia adelante. Y lo segundo que más me gusta es que alrededor del asunto se está generando opinión escrita. ¡Cómo deber ser en una universidad que se precie de ser universidad!

Por esto, a continuación comparto con ustedes, en mi blog, la reflexión que el Dr. Frank López, Coordinador de Estudios Doctorales en la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales,  desarrolla, en estilo epistolar, sobre la naturaleza indeseable de la REELECCIÓN INDEFINIDA. Aprovecho para aclarar, como también lo hace Frank en su texto, que esta publicación no es parte de las estrategias del comando de campaña del Prof. Gustavo Guevara. Lo publico porque me encanta lo que está ocurriendo en nuestra universidad. ¡Estamos vivos!


Reflexión del prof. Frank López


Estimado profesor, cuando reflexionamos sobre normas y principios no podemos sino generalizar, porque, como es obvio, estamos refiriendo los aspectos universales, aquellos que le son común a los entes,  en este caso a las democracias, a las que me estaba refiriendo. Pero  con mucho gusto, estimado amigo, voy a particularizar el caso que nos ocupa, no obstante, antes diré que no votaré por ninguno de los dos candidatos en este proceso electoral viciado de IPAPEDI y que mi opinión, por si alguien llegara a pensarlo, no está dentro de la estrategia de alguna campaña electoral de algún candidato.

Bien, dicho lo anterior pasaré a lo  que nos ocupa. En relación a su argumento de que "una dictadura no lo hace bien jamás", es evidente que es una afirmación absolutamente falsa. Y lo es porque esa afirmación sólo es válida cuando se trata del fortalecimiento de los principios, las virtudes y las normas democráticas, como Sócrates se lo hizo saber a Callicles hace ya XXVI siglos y como puede Usted leerlo en la página 156 del Gorgia de Platón, de la edición de 1972 de Espasa-Calpe.

De modo que su afirmación no es cierta cuando se trata, por ejemplo, del desarrollo de la infraestructura de obras y servicios públicos. Y a este respecto yo podría desvirtuar su afirmación sólo colocándole como ejemplo la extraordinaria gestión pública de un autócrata como Antonio Guzmán Blanco, pero para evitar que pueda Usted interpretarlo como una excepción, voy a citar otros ejemplos en Venezuela que desmienten su afirmación. Por ejemplo,  la mayor parte del desarrollo de las obras públicas de infraestructura y de modernización corresponden a la gestión de dictaduras como la de Gómez, que unificó la hacienda pública y creo el sistema de carreteras nacionales que aún se mantienen; como la de López Contreras fundador de varios ministerios y del Banco Central de Venezuela; como la de Medina Angarita que entre muchas cosas  creo el Seguro Social Obligatorio y modernizó la legislación petrolera; o como la de Pérez Jimenez, que modernizó la infraestructura vial, empresarial y urbana del país.

Ahora bien, en lo que una dictadura no puede ni podrá hacer cosas buenas es, como le dije y como lo dijo Sócrates, en lo relativo al orden democrático, porque TODAS las dictaduras, todas, degradan las bases de la república.

Por otra parte, estimado amigo, la REELECCIÓN INDEFINIDA, que  era mala para Chávez y que ahora es buena para el profesor Fermín Conde, no sólo acaba con el principio de la alternancia democrática, que es un principio sustantivo del ejercicio de la democracia, sino que tiene un efecto perverso y en cascada que termina acabando con las virtudes cívicas y finalmente con la república. Porque: debilita la representatividad, toda vez que los cambios inevitables de la voluntad política general del soberano terminan por no sentirse representados en la voluntad particular del titular eterno del poder; este hecho quiebra la legitimidad del sistema de poder; y la quiebra de la legitimidad del sistema de poder debilita la autóritas cívica del gobernante; que a su vez acaba con la gobernabilidad democrática y, frente al debilitamiento del control cívico de la república, termina haciendo necesaria la coacción militar-policial como mecanismo de control social. Es decir, la abolición del principio de alternancia democrática desata una fuerza entrópica que termina acabando con el sistema democrático y por tanto con la república.

A título de ejemplo: Caldera se hizo reelegir sempiternamente en Copei y desató este proceso entrópico que destruyó la democracia dentro de ese partido y terminó destruyendo una de las instituciones democráticas claves para el sostenimiento de la sistema, cuyo efecto fue importante en el fin de la república que hemos sufrido. Chávez hizo lo mismo con el PSUV y con la república y los resultados están a la vista. Y el profesor Conde,  a pesar de los buenos deseos de las personas de buena fe como Usted, no podrá sino hacer lo mismo. Y no sólo con la democracia interna de IPAPEDI sino que hará su contribución macabra para el debilitamiento de la ya precaria democracia universitaria.

Y finalmente, agradezco su observación a mi yerro y, en virtud de mi agradecimiento, aprovecho para decirle que corrija "dictadura", porque no se escribe separada. Aunque también puede deberse a las travesuras del duende del teclado.

Mis saludos y mi aprecio.

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