sábado, 28 de enero de 2017

Proponiendo un reframing en el debate político


El Marco de la “Destrucción”


Asdrúbal Romero M. (@asdromero)


I-Sucedió en la marcha

Hoy voy a marchar. Independientemente de cuán bien o cuán mal considere que lo están haciendo los visibles líderes opositores. Hoy, como ciudadano, debo tomar conciencia de que la guerra de los Destructores me está afectando a mí, y a mi familia, y que tengo el pleno derecho a acometer esta, y muchas otras actividades de protesta y resistencia pacífica, en defensa propia y de mi familia. No se puede seguir delegando en otros lo que cada ciudadano debe hacer. Lo primero es asumir individualmente la lucha. Lo segundo, organizarse”.
No resistí el impulso de publicar en Facebook lo que de manera espontánea me había dictado mi inconsciente cognitivo, tal como si fuese un memorándum que sólo podía ser obedecido. Después, me fui a marchar este 23 de enero. No voy a entrar a calificar políticamente el evento. Implicaría recargar mi tintero con una de las tintas del año pasado y, la verdad, ya ésta me produce hastío.

A las alturas de la venerable tienda “Valentino”, la marcha se había convertido en un delgado hilo de caminantes que conversábamos confundiéndonos con quienes visitaban esa área comercial por razones muy distintas -no había consignas que arengar-. Una de esas personas, una señora que caminaba en sentido contrario me detiene. Me dice: yo tengo mucho que decir sobre esa pancarta –una que cargaban unos jóvenes delante de mí-. “Mire Rector,  estos grandes carajos han destruido todo…”.

La conversación continuó por unas decenas de segundos y tuve que excusarme para no quedar demasiado rezagado. Pero el inicio de su breve discurso entró en franca resonancia, con lo que mis neuronas me vienen cantando, desde hace meses, es la palabra exacta que todos debemos utilizar para referirnos a los conductores de este nefasto régimen: los “Destructores”. Todavía sus palabras resuenan dentro de mí. Poco a poco, progresivamente, todos los venezolanos, independientemente de su mayor o menor formación, del estrato social al cual pertenezcan, vamos coincidiendo en que este régimen, del cual debemos salir a la mayor brevedad posible, se asocia a Destrucción. ¡Se identifica con Destrucción!

II-¿Por qué insistir en lo de los “Destructores”?

En cuanto a la debacle social y económica,  se habla de destrucción: del poder adquisitivo de los salarios; de la capacidad de producción del país medida en cierre de empresas; de las oportunidades de empleo formal; de las posibilidades de progresar, etc. En lo referente a la educación, se habla: de universidades convertidas en gigantescos elefantes blancos a cuenta de hacer inviable su funcionamiento; de una educación pública en el suelo que no puede absorber los alumnos cuyos padres ya no alcanzan a pagar una mermada educación privada; de la destrucción de las posibilidades de un futuro digno para nuestros hijos (una idea un tanto más elaborada); de la diáspora de los jóvenes, etc. Y así: se habla de la destrucción de la salud pública y privada; de la infraestructura; de la institucionalidad; del Estado de Derecho; de la capacidad de contener a la delincuencia, etc., etc., etc. Por donde se mire: la más insólita destrucción es lo que campea en todas las áreas de quehacer humano de este casi derruido país.

Ahora bien: ¿Por qué insistir en la calificación de “Destructores”? En una reunión con profesionales interesados en el manejo del lenguaje en la comunicación política, se planteaba la evidente necesidad que tiene la Unidad Opositora de generar un enmarcado (“framing”), propio y coherente, dentro del cual desarrollar un lenguaje efectivo en su conexión con los ciudadanos. Esto es muy importante. El lenguaje es mucho más que un medio de expresión y comunicación. Él es la puerta de entrada hacia el cerebro. El lenguaje provee acceso al sistema de conceptos que usamos para pensar y cumple la función de organizarlo (Lakoff en “The Political Mind”).

Un amigo, admirador del partido Podemos en España -no por su desempeño ideológico sino por la sobresaliente forma como maneja su comunicación política-, decía: necesitamos una palabra como la “casta”. Este es el término usado por Iglesias y sus correligionarios para referirse a todo lo que representa el status quo político en ese país: los responsables, según ellos, de la crisis de la cual derivó el fenómeno de los “Indignados”. Fue la primera vez en la que me pregunté cuál podría ser esa palabra en nuestro caso. Ahora creo tenerla: los “Destructores” y el objetivo de este texto es proponerla para que se discuta, se mejore o se reemplace por otra mejor. Pero necesitamos esa palabra que al escucharla, automáticamente, invoque en el cerebro de cualquier compatriota todo un marco mental y sus respectivas narrativas que le rindan una caracterización de este villano régimen abocado a la “Destrucción”.

Los marcos mentales (“frames”) son estructuras instaladas en nuestro cerebro que configuran la manera cómo vemos al mundo. No podemos ver o escuchar los marcos mentales, ellos son parte del inconsciente cognitivo al que no podemos acceder, pero que conocemos a través de sus consecuencias: la manera cómo razonamos y lo que cuenta como sentido común para nosotros (cosmovisión o “worldview”). Todas las palabras transmiten un significado con referencia a un marco mental. Cuando tú escuchas una palabra, su “frame” -o una colección de ellos- es activado en tu cerebro (otra vez Lakoff, ahora en “Don’t Think of an Elephant”, seguro que no pudieron evitar pensar en el animal de grandes orejas).

La apelación a ellos como los “Destructores”, si todos los opositores comenzáramos a utilizarla reiterativamente en cada oportunidad que nos refiramos a ellos, si la hacemos parte de nuestro lenguaje diario, invocará en el cerebro de la mayoría de nuestro auditorio el marco mental de la destrucción que están llevando a cabo: total, profunda, sistemática y sistémica. Como todo “frame”, este de la “Destrucción” tiene sus componentes:

Roles semánticos: Las víctimas (los ciudadanos, las Instituciones); los villanos (los perpetradores de la “Destrucción”); los actos de villanía (todas las decisiones, acciones, instrumentos normativos, etc. que se utilizan para perpetrarla); los héroes (los que luchan para impedir que la “Destrucción” continúe, los que se resisten a ella). Estos roles pueden combinarse en multiplicidad de escenarios y relatos.

Cada cual, al escuchar la palabra, no sólo se ubicará en el “frame” que con toda justicia buscamos instalar en las mentes de todos los venezolanos, muy probablemente también recreará en su mente relatos extraídos de sus vivencias diarias que ejemplifican la “Destrucción”. Porque así somos los seres humanos, pensamos mediante marcos mentales, metáforas, relatos, imágenes, prototipos y metonimias: todas corresponden a conexiones neuronales que se han constituido en nuestros cerebros.

No me extrañaría, por ejemplo, que Víctor Carrera, profesor de la escuela de Ingeniería Mecánica UC, al mencionarle: los “Destructores”, retrotraiga de su memoria cualquiera de los tantos relatos que ha padecido en su condición de ser doliente de una universidad a la que se le viene destruyendo sistemáticamente (lo menciono porque con frecuencia los publica en Facebook, se cuenta entre los héroes anónimos que se resisten al pavoroso propósito). O que Damiano, presidente de Fedecámaras Carabobo, al escuchar la palabra, rememore cualquiera de las narrativas de centenares de empresas que ha visto morir. Pero también tenemos que lograr que María, habitante de la comunidad de Luis Herrera, al tener en la noche que acostar a sus hijos con sus estómagos vacíos, lleve a su mente algún relato que relacione a los “Destructores" con su condición de inocente víctima de esta tragedia.

Puede que no sea la palabra mágica, “Destructores” -¿notan la insistencia con la que la repito?-, a mi amigo, el de la “casta” no le gusta, dice que le falta punch, que requiere ser completada con algún adjetivo. Bien, existe gente muy creativa que puede mejorar la propuesta, lo importante es que la teoría que la soporta ha sido desplegada de la manera más sencilla que he podido.

Voy a violar una regla, sí, voy a traer a colación la terminología que invoca uno de los “frame” utilizado por los “Destructores”: la “Guerra Económica”. ¿Ven los que le digo? ¡Todo lo que viene a cada uno de nuestros cerebros! Algunos recurriremos a nuestro razonamiento consciente para rechazar esa mentira mil veces dicha. Otros la siguen creyendo: ¡Ya han logrado incorporárselas a sus sinapsis cerebrales! Nunca debes usar las palabras de los contrarios, estarías, seguramente sin desearlo, activando el “framing” que ellos han pretendido imponer. Por ello, me pareció tan tremendamente desafortunado que representantes de la MUD hubiesen refrendado el bendito “framing” del Régimen en el infeliz comunicado de la Mesa de Diálogo.

Ellos, los “Destructores” han sido entrenados para utilizar el “framing”. ¿Cuándo nosotros, las víctimas de esta guerra total que viene siendo y todavía muy pocos nombran  (Méndez Güedez), vamos a comenzar a implementar un “reframing” del debate político por estas tierras? Ya va siendo hora.  Nótese que acabo de conectar el “frame” de la “Destrucción” con otro que los seres humanos ya conocemos: el de la Guerra. Somos víctimas de una guerra. ¡Todos los días se producen bajas! ¿Cuándo entonces? Urge hacerlo. Primero, debemos convencernos: se demanda un nuevo lenguaje para instalar nuevos “frames”. ¡El lenguaje tiene una fuerza política que nunca se puede desestimar!



4 comentarios:

  1. Exacto, crear la "neolengua" del provenir.

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  2. Es indudable que el lenguaje es un aliado de las ideas y del movimiento para aglutinar voluntades.

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  3. Estimado Profesor, leo que de electricista usted ha pasado a la comprensión del software que tiene el cerebro humano... Aprovecho esta vía para indicarle lo siguiente (disculpe de antemano el mal comportamiento): MUD (Maduro Único Dios)... Saludos!!!

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  4. Destructores Como las 7 plagas de Egipto...

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Aunque lo he intentado por múltiples vías a mi se me hace imposible responder comentarios en este blog. No quiere decir esto que no los lea.