Las Verdaderas Razones
Asdrúbal
Romero Mujica (@asdromero)
El Gobierno
en su más reciente arremetida estratégica pretende detener su estrepitosa caída
de imagen tratando de engañar, una vez más, al pueblo, sobre todo al segmento
que le ha favorecido con su voto en anteriores contiendas electorales. Para
ello, hace ver que está tomando radicales medidas contra las causas de la
problemática económica que aqueja a la gente cuando, en verdad, lo que está es
tratando de aprovechar con fines electorales los síntomas de una enfermedad
cuyas causas estructurales son mucho más profundas. Actúa como el médico que
intenta bajar la fiebre sin realmente averiguar cuál puede ser la raíz
infecciosa que la está originando.
Actuar en
contra de la especulación, que sería necio negar su existencia, o contra el
acaparamiento, con el fin de enfocar el dedo acusador sobre el sector
empresarial como el causante de todos los males que aquejan a nuestra economía
es pura y dura manipulación, además, a estas alturas, pavorosamente
irresponsable. La principal causa de todos esos síntomas, exacerbados por el
galopante deterioro ético a todos los
niveles, es la pérdida acelerada del valor de nuestro signo monetario frente al
dólar. El Régimen pretende ocultar que nuestra moneda ha perdido cien veces su
valor en estos últimos quince años, de lo cual es el único responsable, pero
como la economía real actúa como un cuero seco: esa disparidad disparada entre
el verdadero valor de los bienes fuera de nuestras fronteras y el valor que el
Gobierno pretende imponerles aquí dentro, está en el núcleo de la explicación
de todos esos síntomas que tratan de vendernos como los causantes de nuestra
crisis.
Mejor
ejemplo de lo que digo no lo podrán conseguir, si no leen el espléndido y
valiente artículo de Milagros Socorro en El Nacional de este domingo
(24/11/2013) titulado “Caravanas de 200
camiones”. “No hay en la actualidad ninguna actividad más rentable en Venezuela
que el bachaqueo”, así comienza la excelente radiografía de un negocio donde el
simple traslado de un bien adquirido a precio regulado en Maracaibo hasta el
otro lado de la frontera con Colombia, le incrementa el valor siete o más
veces. ¡Qué hay una red de corrupción que ampara a ese negocio! ¡Claro que la hay! Injustificable, pero
explicable a través de una tentadora y poderosa lógica económica. Ahhh, pero el
Gobierno no se atreve a emprenderla
contra los militares que patrullan esa
zona para endilgarles la causa del imparable desagüe fronterizo de parte de
nuestra riqueza. La misma disparidad es la que causó toda la corruptela que se
montó alrededor de la raspadera fantasma de los cupos para consumos de viajeros
en el exterior, la que ha generado el incremento de las tarifas de los pasajes
aéreos y el consecuente aislamiento internacional del país. Aunque con respecto
a este problema también concurre otra razón: el Gobierno quiere mantener la
ficción del pasaje a 6,30 pero no le cancela los dólares a las líneas aéreas.
Dicen que van a ir por ellas, pues si van: preparémonos para ver cómo muchas
líneas excluyen a Venezuela de sus rutas.
Es más
fácil para el Gobierno emprenderla contra los empresarios y políticamente más
rentable (así lo creen ellos). Se trata de meterlos a todos en un saco: a los
empresarios enchufados que sí tuvieron acceso a dólares de CADIVI y vendían a
precios similares a los de otros que, no queriendo cerrar sus negocios, se arriesgaron
a comprar sus mercancías importadas al precio del mercado paralelo. En el primero
de los grupos parece estar DAKA, que en el 2012 tuvo acceso a estos dólares
preferenciales a pesar de que los bienes que comercializaba no entraban en el
renglón de prioritarios de conformidad a la política que publicitaba el
Gobierno.
Vamos a
estar claros, la incidencia del dólar CADIVI ha sido mínima en cuanto a la
adquisición de muchos bienes importados que llenaban los anaqueles, pero eso al
Gobierno no le ha importado. Los ha maltratado a todos por igual. Pues bien, en
el caso de los que se arriesgaron: habría que preguntarse si el continuo
remarcar de sus precios no se debía más bien a la creciente volatilidad del
precio del dólar paralelo que a una supuesta voracidad especulativa. ¿Se les
podría culpar porque aplicaran la política del costo de reposición en la
asignación del precio a sus mercancías en aras de no descapitalizarse en dólares
y poder mantener la dimensión de su actividad de comercialización? Cuando el
Gobierno habla de márgenes escandalosos de ganancia, lo hace en bolívares que van
camino de convertirse en billeticos de monopolio. ¿Por qué no analiza los tales
márgenes en dólares a ver si podrían calificarse de auténticamente
especulativos? Porque no les conviene, sería reconocer una realidad que ellos
quieren ocultar cuando la verdad es que pretenden mantener la ficción de una
pujante economía montada sobre una gran mentira. ¡Sería reconocer su estruendoso fracaso!
Por
supuesto, en el análisis individualizado podremos conseguir casos de casos, y
habrá algunos en los que subyaga esa voracidad por la ganancia fácil muy propia
de esa moralidad media del ser humano promedio (Raymond Aron), la mismísima que
alimenta el fenómeno del bachaqueo. El Gobierno tendría que ir a la raíz del
tumor canceroso, a extirpar esa disparidad distorsionante que infla de tanta
tentación a los demonios. Pero no, más fácil es echarle las culpas a los
empresarios como casta parásita y si por allí se nos atraviesa uno, que además
es diputado opositor, candidato y virtual ganador de una alcaldía de una ciudad
importante: ¡mejor que mejor!
Lo cierto
es que la tibieza de la defensa que esgrimió la dirigencia política opositora
formal, tanto a nivel nacional como regional, ante el indisimulado atropello a
las reglas del juego limpio democrático, pondrá a pensar a los empresarios si
valdrá la pena que ellos salgan a la defensa de los políticos. Así, en esta
Venezuela del sálvese quien pueda y en plena función del circo
ELECTRODOMÉSTICOS PA HOY Y HAMBRE PARA MAÑANA, estaremos muy pendientes de ver
si los resultados del 8D validan el efecto electoral a favor del Gobierno, que
algunos analistas le han augurado a su irresponsable y suicida estrategia. Yo
no estoy tan seguro de esto. Un problema de timing: la gente comenzó a ver con
excesiva prontitud el triste espectáculo de las grandes tiendas fantasmas con anaqueles
vacíos, las emblemáticas empresas que cierran y ya todos hablan de un amigo o familiar
que se queda sin empleo. Ya no se trata de pronósticos sino de realidades y nadie
quiere un EPA MERCAL. Quizás esto incida para que la problemática nacional tome
la máxima preponderancia que amerita en el análisis del qué hacer de cara a ese
8D y más allá de las fortalezas y debilidades de los candidatos locales y sus
propuestas programáticas, más allá de la pésima conducción política en algunos
estados (incluido Carabobo), los
electores se vuelquen a votar para poner a estos irresponsables en la picota que
se merecen. POR ESTO ES QUE YO SÍ VOY A VOTAR y sobre el tan aleccionador
episodio de Cocciola escribiré con mayores detalles después del 8D.
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