Sobre la inestabilidad de nuestra economía
Asdrúbal
Romero Mujica (@asdromero)
He enseñado
sobre el comportamiento de sistemas dinámicos desde que me gradué de ingeniero
–mediados de los setenta-. Ha sido el dominio de este tema el que me ha llevado
a pronosticar desde hace ya varios años lo que ahora se encuentra en pleno
desarrollo: la inestabilidad absoluta de nuestra economía, evidenciada en la
subida exponencial del precio del dólar paralelo –más adelante explicaremos el
significado del calificativo exponencial- y sin límite, que es lo más
preocupante.
Me temo que la
mayoría de nuestros economistas han recibido una formación tradicional que les
permite lidiar con el sistema bajo su escrutinio en condiciones estáticas de
equilibrio. A lo sumo, cuando se produce un desequilibrio, suponen que el
sistema se desplazará gradualmente hacia un nuevo punto de equilibrio, como si
él ostentase siempre la deseable propiedad de autoregularse. Obviamente, esto
no es lo que está ocurriendo. La dinámica de nuestra economía se mueve en un
escenario de inestabilidad, que es lo que causa que algunas de las variables
nefastas –inflación por señalar una- hayan comenzado a tomar un ritmo bastante
alocado de crecimiento al cual, reitero, no se le ve límite a menos que se asuma
un plan integral de medidas para la estabilización de nuestro sistema
económico.
A estas alturas,
supongo se habrán dado cuenta de la inevitable recurrencia a una terminología
un tanto técnica. Intentaré explicarme en la forma más sencilla y sucintamente
que pueda. La causa principal de la inestabilidad actual es el desequilibrio
evidente entre la oferta de dólares que el Estado puede aportar para el
funcionamiento de nuestra economía (los cuales provienen casi exclusivamente
del ingreso de divisas por concepto de la venta de petróleo) y la demanda de
dólares que nuestra economía requiere para seguir funcionando al ritmo al cual
venía haciéndolo. Ricardo Hausmann señaló, con absoluta razón, que Venezuela
gastó dólares en el 2012 como si el barril de petróleo se estuviese vendiendo a
doscientos dólares. Traigo esto a colación, porque el desequilibrio entre los
dólares que, realmente, le ingresaban a Venezuela por concepto de producción petrolera
y los que nuestra economía consumía viene desde varios años atrás –siendo
conservador: por lo menos desde el 2011-. La diferencia se financió con
endeudamiento, creándose así una ficción de que nuestra economía podía seguir
creciendo, sobre todo el sector comercio, como si tal desequilibrio no
existiese. Una ficción que yo califiqué de fiesta, alimentada por el mismísimo
gobierno por razones políticas: les era indispensable que el finado fuese
reelecto.
Cuando las
posibilidades de seguir financiando la fiesta con crédito externo se agotaron
–quedará como anécdota la negativa de los chinos-, la terrible realidad del
desequilibrio que se había fraguado por varios años hasta convertirse en verdaderamente sustancioso, comenzó a descargar su venenoso e incontrolable impacto sobre el
funcionamiento de nuestra economía. Como no existe posibilidad alguna de
incrementar la oferta de dólares, por parte del Estado, quedan dos caminos. El
primero: que el aparato económico se reduzca para adaptarse a la cantidad de
dólares que realmente puede disponer para su funcionamiento. Se dice fácil,
pero no lo es. Como el Régimen, obstinadamente, evade cualquier reconocimiento
de la realidad económica que él mismo ha creado, la reducción no responderá a
ninguna planificación previa en atención a lo realmente necesario, será a
trancazos, por la vía de los hechos: que cada cual sobreviva como pueda (me
refiero a empresas), con la cual se generan las circunstancias para que se
produzca escasez en una vasta diversidad de bienes de consumo (desde lo más
lujosos y por ende: menos necesarios hasta productos de primera necesidad). En
el contexto de esa lógica de sobrevivencia, no pueden faltar quienes no
queriendo verse forzados a bajar las santamarías de sus negocios, recurran, muy
valientemente en mi opinión, a ese mercado paralelo para intentar seguir
trayendo sus productos o materias primas. Este es el segundo camino, que menos
mal existe porque si no: la escasez sería más patética y generalizada. Es en
ese mercado, donde existiendo una brecha sustanciosa entre oferta y demanda, el
precio crece y crece, a una velocidad tal que es proporcional al precio
vigente. Esta es la característica esencial de lo que los sistémicos
denominamos crecimiento exponencial. Comportamiento que es propio de una
variable cuyo crecimiento se realimenta o refuerza positivamente, como en una
especie de círculo vicioso.
No existe la
posibilidad de que el mercado se mueva a un nuevo punto de equilibrio porque,
para ello, debería producirse un incremento importante en la oferta de dólares,
lo cual no se avizora posible en el corto plazo. Así pues, estamos en presencia
de un lazo con realimentación (feedback) positiva que genera un comportamiento
inestable (crecimiento exponencial ilimitado) en una variable, que a su vez es
incidente sobre otra muy importante: la inflación.
Como si no fuera
suficiente con el dantesco cuadro que ya tenemos, el gobierno ha recurrido al
expediente de tratar de mantener la ficción generando bolívares inorgánicos
(que no tienen ningún respaldo) lo cual incrementa la liquidez. De nuevo, este
incremento alimenta la demanda de bienes, pero no existe como contraparte: la
posibilidad de incrementar a la misma velocidad la producción en el país de
estos bienes (las condiciones de nuestra capacidad productiva: otra variable
importante que en este análisis muy esquemático no entramos a discutir). Otro
desequilibrio que dispara el incremento de los precios. La presión de los
trabajadores por salarios que compensen su pérdida adquisitiva; los incrementos
de sueldos financiados con dinero inorgánico; mayor liquidez; mayor inflación;
estamos pues en presencia de otro lazo con realimentación positiva que dará pie
a una híper inflación, en el contexto de una economía bolivarizada cuyos tales
bolívares han perdido su referencia con cualquier moneda dura (con
comportamiento estable) que se nos pueda ocurrir.
Cuando esto
ocurre en una economía, los gobiernos se imponen la nada fácil tarea de
instalar lazos de control que corrijan realmente los desequilibrios con el
objetivo de estabilizar las variables fuera de control. Hasta ahora, el
gobierno de Maduro no ha instalado ni uno solo de estos lazos. Todo lo
contrario, esa manipulación discursiva que ha conducido al saqueo de DAKA justo
cuando escribo estas líneas, es una muestra evidente de que no se sabe y no se
quiere asumir una conducción responsable de nuestra economía que tienda a
estabilizarla. Lo que importa es la política: mantenerse en el poder a como dé
lugar. Así las cosas, nos enrumbamos directo hacia una cubanización de nuestra
realidad doméstica. Olvidémonos de celulares, laptops, televisores, electrodomésticos
y hasta carros. A ver si reaccionamos y dejamos de esperar que de “los cerros
bajen” –una expresión que he escuchado muchas veces- a resolver un problema que
nos compete a todos.
Hace más de un
año, con ocasión de la muerte de un compañero de graduación, les dije a mis otros amigos: pronto veremos dólares
a cuarenta y me miraron como si tuviese cara de loco. Ahora resulta que mi
predicción de sesenta para diciembre ya fue sobrepasada, ya no me siento tan
mal por los calificativos de “boca de sapo” o ”nube negra” que me han endilgado
quienes me han escuchado mis supuestamente temerarios pronósticos. Ahora sí que
los más incrédulos (¿O serán los más crédulos?) pueden tener clarito el
escenario al cual nos conducen.
Veremos si el gobierno está aplicándonos una o mas de estas estrategias: ver video: https://t.co/t5WWui4OVr
ResponderEliminarExcelente reflexión...!!! Para comprender un poco más la involución humana y prepararse. Opino que la estabilidad de un gobernante funciona por las mismas leyes expuestas. Ojalá y no nos falte templanza para dejar que nos hagan bailar obligado "ese joropo"....
ResponderEliminarSaludos.
Respecto al comentario anterior, de Anónimo, sobre las estrategias: invito a leer
http://blogdelviejotopo.blogspot.com/2013/02/un-texto-apocrifo-de-chomsky-las-10.html
Muy interesante lo de las diez estrategias para la manipulación mediática. Mucho de esto nos están aplicando, seguiré investigando al respecto, gracias por sus fructíferos comentarios.
ResponderEliminarExcelente. No sera posible montar un modelo matematica y hacer la simulacion correspondiente. Mientras tanto todo va en el camino correcto: "Rumbo al precipicio aceleradamente"
ResponderEliminarAl final los países recuperan su equilibrio estable cuando cesan las perturbaciones que lo llevan a un aparente equilibrio inestable. Venezuela, desde el punto de vista económico, no será la excepción. La pregunta es ¿cuándo? ¿Cuánto nos falta por recorrer? La respuesta no se ve fácil, básicamente porque el país está sometido a un sistema económico turbulento. Da la impresión que se está generando una especie de experimento, al parecer lo quieren convertir en un estado mono productor, libre importador. La buena noticia es que de ser así, si eso es lo que pretenden, más temprano que tarde empezaremos a ver la luz al final del túnel.
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