Hacia el Mundo al Revés
Asdrúbal Romero M. (@asdromero)
Un hombre entra
enfurecido a una escuela. Le pregunta a alguien que pareciera fungir de portero
dónde queda el aula del quinto grado. Casi sin mirar la señal silenciosa indicándole
hacia donde debe dirigirse, continúa sin mediar más palabras hasta la puerta
correcta. La abre e irrumpe en el aula sin pedir permiso. La maestra, sentada
en una desvencijada mesa, no alcanza a reaccionar cuando ya el individuo le ha
espetado una insólita interrogante: ¿Dónde está la pistola que le quitaste a mi
hijo? Ella se levanta e intenta sobreponerse al instantáneo susto que le ha
invadido. La entregué en la Dirección, vaya allí a presentar su queja, le
responde. Se voltea hacia sus alumnos intentado tranquilizarles con una
pretendida actitud de autoridad. Pero el individuo vuelve a vociferar: ruega
que me la entreguen, porque si no, un día de estos amaneces con un mosquero
arriba. Da vuelta atrás y sin disminuir una pizca su furia se dirige hacia la
Dirección.
En la oficina del
Director, quien ha retenido bajo su posesión el arma hasta consultar en
instancias superiores qué se debe hacer con ella, le informan que este no se
encuentra por haber sido convocado a un taller que se celebra fuera de la
escuela. El padre continúa con sus amenazas. No
obstante, es notificado que su pistola le fue quitada a su hijo, un niño de
once años, cuando este la blandiera para
amenazar a un compañerito dentro del mismo salón. Aun así, el individuo no se
da por aludido como si lo extravagante de lo acontecido no develara un severo
cuestionamiento al ejercicio de su rol como padre. Opta por retirarse
profiriendo todo tipo de insultos contra el personal.
A los pocos días,
desde la Zona Educativa instruyen a que se le entregue el arma al padre. ¡Así
como así! El guapo y apoyado se sale con la suya. Ocurre en una capital de estado en la que el pranato
controlador de una famosa penitenciaría, ubicada en ella, ha extendido groseros
tentáculos de influencia sobre la totalidad de las instituciones públicas que
operan en la ciudad. ¡Incluida la Universidad!
Esta es sólo una
de las tres historias reales con las que me recibe el 2017, justo cuando andaba
buscando un tema distinto para reactivar mi blog en los inicios del nuevo año. Historias
de un país que se nos ha ido de las manos, tanto que en su cotidianidad
aparecen, cada vez con mayor frecuencia, rasgos de una nueva gramática –todo ese universo normativo simbólico que estructura nuestras
experiencias- que opera al revés de nuestra gramática
heredada y de cómo ésta va innovándose en el mundo normal. El furibundo padre,
aun suponiendo que contase con un porte lícito de armas, debió presentarse en
la escuela con una actitud mezcla de vergüenza y culpa, pero no: sus imágenes
de lo que está bien y de lo que está mal parecieran haberse invertido. Un
comportamiento como el suyo puede ocurrir a nivel individual, obviamente, pero
cuando es reforzada positivamente por la institucionalidad del Estado, debe
alarmarnos. Es un indicativo de que la funesta revolución de los “Destructores”
nos proyecta hacia un mundo al revés. Hacia un estado fallido.
Soy receptor de los tres relatos de este nuevo mundo al revés al que Venezuela va impelida,
mediante un encuentro fortuito con una maestra jubilada del Ministerio de
Educación que ha ejercido su docencia en un estado rural importante,
encrucijada de caminos. Al calor de un cafecito a media tarde y buscando tema
de conversación le comento:
-Me ha dicho
Adelaida que te estás viendo en la obligación de cerrar tu taller de tareas
dirigidas. ¿Y eso por qué? –Mi interlocutora, para poder incrementar sus
ingresos, actualmente trabaja en una escuela privada por las mañanas y dirige
su taller por las tardes con la cooperación de otras dos maestras-.
-De treinta alumnos,
sólo nos quedan seis a pesar de que cobramos un monto mensual bien módico. La matrícula de los colegios privados ha
subido tanto que a los padres ya no les queda dinero para pagarles a sus hijos
tareas dirigidas.
Su respuesta
incita otra pregunta de mi parte:
-Supongo que el
incremento de la matrícula también está teniendo un impacto sobre las
instituciones educativas privadas. ¿Cómo ha sido este en la escuela que tú
trabajas?
-Se pasó de
secciones de cuarenta alumnos a secciones de veinte.
-Todos esos
estudiantes que ya no pueden acceder a la educación privada, pasan a depender
de la posibilidad de que la educación pública les pueda absorber. ¿Cuán tan
bien se está dando esa transferencia en tu opinión?
-Lastimosamente.
La Educación Pública está en el suelo.
-¿Mucha violencia
en las escuelas públicas?
A partir de esta
repregunta, noté a mi interlocutora más activada con el tema. Más abierta a
compartir conmigo los relatos de una cotidianidad dantesca que los docentes a
su nivel viven todos los días.
Sintetizo las
otras dos historias que me llamaron más la atención. A un alumno que se le
venía haciendo seguimiento por distribuir drogas en una escuela pública, otrora
de las más prestigiosas de la capital del estado, el Director de la misma
permite que sea detenido dentro de la institución. El estudiante es hallado
culpable, pero el Director es destituido por aplicación de la Ley de Protección
al Menor. En otro caso, un profesor, reconocido por todos sus compañeros de ser
un buen docente y persona seria, osa hurgar en los bolsillos de una alumna para
decomisarle la droga que lleva. Todos sabían que la alumna, posteriormente
convertida en supuesta víctima de acoso sexual por parte del susodicho,
confrontaba severos problemas de consumo de estupefacientes. La droga le fue
hallada y decomisada. El profesor lleva ya preso dos años. Sus compañeros
tienen plena consciencia de que es inocente, pero nadie se atreve a decir nada.
Todos viven en un estado de constante temor. Saben que su rango de acción para
implantar correctivos evidentes en su ámbito natural de desempeño, está
severamente limitado por una institucionalidad superior progresivamente
permeada por una gramática con valores invertidos.
Ya para terminar
la conversación, mi interlocutora me suelta dos perlas más:
-En la
oportunidad que el Ministerio de Educación prorrogó las actividades escolares
por dos semanas más, la realidad era que el índice de reprobados era demasiado
alto. La orden fue: que en esas dos semanas había que planificar actividades
remediales para que todos aprobaran. Había alumnos que era imposible que
aprobaran, no sabían nada, ni por un milagro podían pasar de grado. Pero todos
los docentes cedieron a la presión. Al final: prosecución perfecta, a la inmensa
mayoría hubo que regalarles la nota. Pero ojalá usted viera las dificultades
que tienen estudiantes de quinto o sexto grado con la lectura, o con las
operaciones de suma y resta. En el nuevo pensum, profesor –dirigiéndose a mí- basta
con la asistencia para aprobar un curso. Así vamos. Así va la Educación en este
país. ¿Cuál es el futuro?
Es sólo el
testimonio de una persona, pero uno bien sabe cuándo el mismo tiene su origen
en la grandeza de una vocación vivida con conocimiento de causa, honorabilidad
y humildad. No proviene de una persona con motivaciones políticas. Todo lo
contrario: el perfil de mi relatora responde más bien al de una persona
pacífica que tiende a retraerse de la confrontación polarizadora en la que
vivimos. Calla en medio del ruidoso tremedal, pero su buena formación como
pedagoga, de esa que antes se recibía en este país, le ha llevado a tomar plena
consciencia de que en materia educativa vamos siendo conducidos hacia un abismo
de ignorancia y oscuridad.
La Educación en
Venezuela, como todo, también es víctima de la destrucción. Ya no sólo se trata
de la deshumanización progresiva que va develando la profunda crisis socio-
económica, más perceptible aún para quienes regresamos al país después de tener
que pasar algunos meses fuera. Se trata de la destrucción de las posibilidades
de futuro en lo individual y lo colectivo, como consecuencia de esta guerra
sistémica que nos ataca por todos los frentes.
Lo más triste es
que entre quienes pudieran tener conciencia de esta guerra de destrucción
sistemática, existe una mayoría que elude tomarla como algo personal que se
perpetra en contra de cada uno de nosotros. Es la misma mayoría que
prefiere pensar que corresponde a otros
luchar por su salvación. O a los más desprotegidos, cuya capacidad de reacción
ya se observa casi totalmente minada. O a unos líderes, que los estudios de
opinión revelan, preocupantemente, que están viendo disminuir sus tropas. Es la misma mayoría que prefiere
regodearse en la desesperanza a organizarse para la lucha en defensa propia, esperando
un milagroso no sé qué, mientras vamos siendo empujados hacia un peligroso leviatán
-en el sentido aportado por el filósofo inglés Hobbes-: El infierno de la “Bellum omnium contra omnes” –la
“Guerra de
todos contra todos”-, la confrontación donde las imágenes de lo que está bien y
lo que esta mal se han desdibujado y, por ende, todo vale en fin de subsistir.
Bienvenidos a la dimensión del mundo al revés, ya la tenemos entre nosotros. La
Revolución nos la ha traído.
MUY A PESAR DEL PAPA BEN EDICTO XVI. QUIEN VALIENTEMENTE. DEFENDIÓ A LA FAMILIA. Y ACLARO "A LOS NIÑOS Y JÓVENES. NO ENTREGAR PRESERVATIVOS. SE LES DICE CON ELLO. VAYAN Y PRUEBEN. QUE TAL. CUANDO DIRIGIMOS UN DEDO HACIA AFUERA. OTROS TRES APUNTAN ASI NOSOTROS MISMOS. ESA ES UNA POLÍTICA QUE AUN PERSISTE. COMO RESULTADO OBTENEMOS DEMASIADAS NIÑAS EMBARAZADAS. ADEMAS DE LAS QUE SE VAN CON PERSONAS QUE PAGAN A OTROS PARA QUE SEAN CELESTINAS. CUANDO SERA QUE VAMOS A PROTEGER CON CARIDAD A NUESTRAS NIÑAS, NIÑOS, Y ADOLESCENTES FUTURO DE NUESTRA QUERIDA Y AMADA PATRIA VENEZUELA. EN MANOS DE QUIEN.? Descarga gratis el libro " La Curación del Sufrimiento y la Mirada Interna" en este enlace ➟ https://lanoviolenciaactiva.com/descarga
ResponderEliminarHola Asdrubal, mi papá decía "eso es falta de cuero". Cuando digo esto lo digo para el hijo y para el padre, hay falta de disciplina y de respeto. El país está mal y vamos a peor; si alguna vez cambia este sistema (lo cual dudo) se tienen que incentivar las campañas de educación. Campañas para evitar embarazos precoces, para respeto y buenos modales, para conocer leyes de trásito y manejar mejor, etc. En este gobierno las únicas campañas que se han hacho son para decir que chavez es bonito o que chavez expropió (robó) tal o cual empresa, o que chavez le dio lo suyo a María Isabel.
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