Días Convulsos
Asdrúbal Romero M. (@asdromero)
5:30 am. Me
levanto. Ya no puedo dormir. Pendiente de cuál pueda ser la verdad detrás de la
última noticia nocturna de otro día convulso: la desaparición de Leopoldo. Los
acontecimientos se suceden a una
velocidad pasmosa. Dibujo de la inminencia de los días terribles que se asoman
a nuestro horizonte. La insania del régimen continúa dándole cuerda a un reloj
ya conocido en la Historia. Del viejo dispositivo sólo se libera energía
represiva y saña destructora. ¿Hacia dónde nos conduce tanta locura?
Carabobo: tierra de saqueo y pillaje
El 2 de mayo las
noticias del terror provenían mayormente de Naguanagua. Una tras otra. Una
conocida periodista relata en las redes sociales el saqueo de un supermercado
en la 190: “no conformes con todo lo que se habían robado, la jauría hambrienta
de violencia procedió a violentar la multilock que daba acceso al piso de
arriba, residencia de los propietarios, y de allí sacaron todo, lo que es ¡todo!…jamás,
en mis más de 25 años de ejercicio de periodismo, observé tanta inacción y
complicidad de los cuerpos policiales
para atender el llamado de la ciudadanía ante estos actos vandálicos”. Un señor
muere en el drama de defenderse del saqueo de su panadería. Unas noticias dicen
que le mataron. Otras: que murió de un infarto.
Mientras escribo,
mañana del 4 de mayo, en mi whatsapp se acumulan reportes provenientes de Flor
Amarillo, la Isabelica, el “todos contra todos”, el Leviathan sin Estado
custodio, continúa ante la inexplicable inacción de las autoridades cuyo deber
es detenerlo. ¿O sí es malvadamente explicable? Como telón de fondo a esta
labor maniática de escribir pretendiendo que con ello libero angustias, escucho
en segundo plano entrevistas en Globovisión. He prendido la televisión desde
muy temprano, esperando escuchar algún reporte de lo que acontece en Carabobo.
¡O sobre Leopoldo! Puro bla bla bla político- jurídico sobre una constituyente
que, me atrevo a pronosticarlo, quedará triturada debajo de las ruedas del arrollador
tren que se veía venir. Viene llegando: el tan anunciado estallido social. Se
ha iniciado, en cámara lenta, sectorialmente progresivo, pero con pérdidas que
superan ya al Caracazo. Pero de esto no hablan unas noticias que se empeñan en
mostrar una irreal normalidad. ¡Espectáculos! ¡Deportes! Sobre Leopoldo y la
sádica tortura que le perpetran a su familia, apenas una breve referencia que
no calma la sed de una cantidad ingente de venezolanos deseosos de saber sobre
su destino.
De lo que no se
habla no existe, dirán socarronamente los gestores de la hegemonía
comunicacional. No obstante, la ola destructora no se detiene. Ayer noche, ya conocíamos de todo lo ocurrido en la Lisandro
Alvarado a lo largo del día. Desde la noche anterior se habían propagado las
primeras noticias sobre saqueos en esa zona, pero para qué tomar previsiones, habrá
pensado el DESTRUCTOR MAYOR DEL ESTADO, en el contexto de su cínica y desalmada
política del laissez faire laiseez passer
relativa al pillaje en Carabobo. Termina el noticiero, 8:30 am, y ni una sola
referencia a la gravedad de lo ocurrido en esta otrora tierra de lo posible.
Pero lo
acontecido es muy grave. Pérdidas millonarias. Miles de oportunidades de empleo
que se van al foso. Historias truncadas de continuado esfuerzo productivo.
Productos Amadío, empresa productora de embutidos a la que me unen nexos
familiares, totalmente saqueada. Cuando recibí la noticia, sólo atiné a pensar
en ese par de viejos, sus fundadores, provenientes hace muchos años de una
Italia que se les terminó convirtiendo en acariciado recuerdo de la infancia.
Habían conseguido aquí su nueva patria, laboraron duro desde la pobreza,
formaron familia, edificaron empresas productivas y, siempre, empeñados en
sembrar en nuestro país todo el producto de sus perseverantes vidas abocadas al
trabajo. Siempre creyeron en la patria que les había acogido; murieron
creyendo, obstinadamente, en ella, confiados en que el nefasto resentimiento
que se incubaba en su subsuelo sería detenido a tiempo. Gracias a Dios se
fueron sin ver traicionada esa serena confianza.
SERCOINFAL: una
empresa de servicios que atendía cuarenta comedores industriales, más de mil
empleos directos, los inventarios en su centro de acopio totalmente sustraídos
por una turba que los testigos cuantifican en más de trescientos seres de la
especie de los hombres nuevos. No sólo varones; mujeres, hasta embarazadas;
niños; ancianos; rostros de odio, de rabia y también rostros de hambre. Una
Venezuela profunda que desconocemos donde se entremezclan malandrismo y miseria.
Más propensa al facilismo del saqueo que no piensa en el mañana que a
convertirse en factor partícipe de la protesta en contra del Régimen. Los
lideraban unos caras tapadas con pistolas en su mano, mientras su dueño,
protegiéndose en el techo, veía con desesperación como le destruían el
emprendimiento al que había dedicado su vida. La GNB se declaraba impotente
para contenerlos. ¿Dónde y cómo comerán hoy, y los subsiguientes días, los
comensales de esos comedores donde la empresa prestaba sus servicios?
De igual manera:
Lácteos La Cabaña, donde no quedó piedra sobre piedra. Supermercados, bodegas y
bodeguitas, buena parte de la cadena de comercialización alimentaria en el Sur
comprometida. En menor medida, pero también con significativo impacto, la de
producción en el ámbito regional. Pero eso parece importarle muy poco al
Gobernador Ameliach, siempre y cuando todo este caos le permita responsabilizar
a la oposición en unos tuits que, sin procesarlos demasiado, sólo sirven para
reafirmar su auto imputación. ¿Por qué es nuestro estado el que se ha ofrecido
como vitrina para el resto del país de la política de tierra arrasada que el
Régimen está en disposición de implementar?
Un experimento fuera de control
Retomo la
escritura a pocos minutos antes de las
nueve de la noche. Un día muy poco productivo, excepto en el renglón de las
malas noticias. Tres fallas de servicio eléctrico. Quizás sea paranoia, pero
uno llega a imaginarse que pueda ser parte de la ración de castigo que se le
propina a los carabobeños como parte de un experimento del Régimen. Hora y
media para comprar un botellón de agua potable. A final de la mañana, un
tráfico intenso de vehículos y personas buscando aprovisionarse de todo lo que
necesitan para lo que viene. Los supermercados atestados de gente y estanterías
que comienzan a vaciarse a rauda velocidad. Si lo que querían crear era un
clima de terror que aquietara a los posibles participantes en las
manifestaciones pacíficas de la Oposición, siento que en lo inmediato lo han
logrado. Innumerables y diversos relatos sobre el caos que se ha apoderado del
estado. Comentarios que reflejan una intensa preocupación. Presumo que en un
día como hoy las actividades de la oposición institucional contarían con un
número muy mermado de asistentes. Sí, lo han logrado –me digo-, pero a qué
costo. El que sea, no les importa – en la continuación de mi monólogo
interior-. Este es el experimento del cual hablo. Un tema que debe ser
analizado a profundidad por la dirigencia regional de los factores
democráticos.
Mi celular comienza
a convulsionar. Incesante la secuencia de mensajes en el whatsapp. Al parecer
comienza otra noche de horror. La tercera de tres convulsos días sucesivos.
Vecinos en diversos sectores de la ciudad se organizan para enfrentarse a
presuntos invasores. Muchos, demasiados rumores. Algunos serán ciertos y otros,
como el saqueo del Central Madeirense a escasas cuadras de mi vivienda,
confirmadamente falsos. Definitivamente,
se ha instalado en Carabobo un estado de psicosis colectiva. El mismo video de
unos agentes de la PNB participando en los saqueos me llega por diversas vías. También la foto de la Polar en la Guacamaya en
llamas, supuestamente incendiada en represalia por la muerte en enfrentamientos
de tres pobladores de invasiones cercanas. Hay muchos muertos, muchos más de
los que se reconocerán oficialmente. Al
Gobernador del Contraataque Fulminante, el experimento se le ha salido fuera de
control.
Decido silenciar
el insoportable celular. Reviso el twitter deseando encontrar alguna noticia
sobre el paradero de Leopoldo. Así comencé mi día. Me encuentro un tuit del
Presidente de Fedecámaras Carabobo: Más de 50 horas de violencia contra la
empresa privada en la Gran Valencia. ¿Cuándo las autoridades pararán esto? Otro
de Lilian Tintori (11:32 pm): no sabemos dónde está Leopoldo, pero donde esté
estoy segura que está resistiendo… Han transcurrido más de 24 horas de la inseminación en redes sociales del
misterio. Cuentas supuestamente hackeadas, la filtración de mensajes sobre la
posibilidad de su muerte o de un traslado a un hospital en condiciones de
gravedad por envenenamiento. La duda fue creada. ¿Con qué objetivo?
Se aprovechan de
esa leyenda negra que ellos mismos crearon, saben que ya todos sabemos que
fueron capaces de ocultar tres meses al Chávez muerto. Ya tienen el “know how”. ¿Qué puede costarle a ellos
mantener en vilo al país por unas cuantas semanas sobre el misterio de lo que
le podría haber ocurrido a Leopoldo? Es como si hubiesen instalado un switche que
les permita “encender” al país cuando lo consideren beneficioso a su estrategia.
Tenerlo allí, en reserva. Si no es como elucubro: ¿Por qué no enseñárselo de
una vez por todas a su familia? Sólo mentes tortuosamente sádicas podrían
maquinar tan refinada trama de tortura psicológica. Esto habla por sí solo de la
pasta de crueldad de la que están hechos. ¡Qué Dios nos agarre confesados! Una
cosa si es cierta, con Carabobo lo han demostrado, les es muy fácil encender a
un país ya en condiciones de vulnerabilidad extrema y, así, poder decretar el
estado de conmoción social cuando quieran. Concluyo con esta joya que hallé en
mis búsquedas – de J.C Méndez Guédez-: ¡Qué largo dolor es Venezuela!
Buenos días Asdrubal, eso se llama Anarquía, que es ausencia de autoridad, ausencia de gobierno. Se está perdiendo el país y los sucios militares no hacen nada porque están contando el dinero producto del narcotráfico.
ResponderEliminarMe he quedado sin palabras. Sólo puedo decir al profesor Asdrubal ¡Gracias! por esta crónica. Por relatar pero también por interpretar lo que todos estamos sintiendo en estos duros y difíciles momentos.
ResponderEliminarExcelente descripción de lo que hemos vivido estos días. Parece que todo este clima de aflicciones, muertes, terror e insomnio, forman parte de lo que tenemos que pagar para dar paso a un nuevo país, cuyas heridas tendremos que curar entre todos
ResponderEliminarLa cuestión es ¿Porque es importante destruir y ocupar militarmente a Carabobo? ¿Cual es el objetivo?
ResponderEliminarLo felicito profesor por fin alguien se atreve a describir lo que ha sucedido en nuestra ciudad : Valencia. Esto es algo que jamás me lo hubiese imaginado que pasara, al igual que ningún medio de comunicación dijera algo de lo que los valencianos han vivido.
ResponderEliminarExcelente descripción de la situación y del horror que hemos vivido estos días. Cuando llegue el momento en el que hayamos terminado con esta situación, tu artículo servirá de referente para todos. Gracias por compartirlo.
ResponderEliminarExcelente reflexión y aterradora conclusión: Les es muy fácil encender un país! Dios nos proteja!
ResponderEliminarAsí pasan nuestras largas noches también, apreciado Rector Entre Twitter y WhatsApp, vemos pasar nuestras horas.
ResponderEliminarEs terrible Asdrúbal, calle, redes y oración
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