Miren bien el tamaño del cable al comparar con el ingeniero que esta de pie. Son tres cables de estos de 250 kV enfriados por aceite. |
Dos preguntas que me hago
@asdromero
I-Colapso Eléctrico y etc.
Ya en Maracaibo hay zonas en las que padecen más horas al
día sin servicio eléctrico que con él. Esto, a raíz de la más reciente falla de
la línea de interconexión con el Sistema Eléctrico Nacional cuyo prolongado
sobrecalentamiento y posterior incendio -las protecciones no dispararon- paralizó por horas el tránsito vehicular por
el puente sobre el lago General Rafael Urdaneta. Me reportan esta situación
miembros de mi familia. El colapso del sistema en la región occidental del país
es inminente. Así ha sido advertido por connotados profesionales desde hace
meses –uno de ellos tuvo que escapar del país para evitar su captura por
organismos de seguridad-. Los hechos están demostrando que su pronóstico- denuncia
fue fidedigno. Pero son como palabras que se las ha llevado el viento, los
acontecimientos le han venido dado forma al dibujo de la dantesca realidad que
está por producirse, pero aun así: ha resultado imposible concretar la
articulación de una reacción ciudadana generalizada que esté en consonancia con
la gravedad e inminencia del desastre anunciado.
Resulta que en otras regiones del país también el drama
eléctrico se encamina en la misma dirección, aunque el colapso no se avizore
tan cercano. Me referiré a Carabobo, donde pareciera que pensamos que lo del
Zulia es un tema de afectación muy lejano cuya probabilidad de ocurrencia en
nuestro estado es más bien baja. Y no es así. Debe saberse que más del 60% de
los seccionadores de alta en las diversas subestaciones están dañados. Que para
poder manejar estas contingencias –aberrantemente diferidas en el tiempo- ha
sido necesario unir dos circuitos de distribución en uno, y hasta tres, de lo cual se ha derivado que la mayoría de
los nuevos circuitos combinados se encuentran en situación de sobrecarga. Debe
resaltarse también que esta política, contraria a lo que dictaminan los
manuales de confiabilidad de cualquier sistema, sólo ha sido posible como
consecuencia de la sostenida reducción de la potencia demandada debido a la
ostensible disminución de la actividad comercial e industrial, así como la
desocupación de muchas residencias familiares debida al fenómeno de la
emigración.
En cuanto al personal encargado de manejar la operación del
sistema, muchos han tenido que abandonar su trabajo sin recurrir a un cese
normal de su relación laboral. No les he permitido renunciar porque sobre ellos
pende la amenaza de declararles “Traidores a la Patria”. Resultado: la mayoría
termina fugándose. Por cierto, el Régimen ha venido aplicando esta política a
profesionales y técnicos con algún grado de responsabilidad en áreas operativas
críticas –y ya ni siquiera eso- en empresas públicas como PDVSA, CANTV, las
diversas Hidro, etc.. En el caso que nos atañe, los pocos que quedan confiesan
haber transmitido sus cuitas sobre el extremo deterioro del sistema que les
corresponde operar a los funcionarios que desde Caracas visitan sus
instalaciones. “Vienen, toman notas exhaustivamente como si en verdad
estuviesen tomando conciencia de la gravedad de lo que les reportamos, luego se
van y nunca pasa nada”. Por un oído les entra y por el otro les sale; nadie
hace nada; no se vislumbran soluciones; dicen resignados a esperar que “el
sistema termine de apagarse”. Suena como
una sentencia profética y es de su exclusiva autoría. Ni invento ni exagero.
Las consecuencias de que ese apagón ocurra, todos nos las podemos imaginar.
Como los hechos también nos están permitiendo visualizar
cómo el colapso de PDVSA ya está generando una crisis terminal en cuanto al
costo de abastecimiento de gasolina a nivel del consumidor. Una durísima verdad
que al Régimen no le queda más remedio que abrirle el telón para que, a golpes
y porrazos, asumamos todos los ciudadanos el abrupto y descomunal impacto sobre
nuestros bolsillos del hecho de haber artificiosamente mentido por demasiados
años. Así podríamos continuar hablando de otras crisis cuyas dinámicas han
venido convergiendo en paralelo para revelarnos el cuadro dantesco en el que
estamos parados. En este contexto donde los pronósticos de los expertos se
transmutan en cruel realidad para todos, me he planteado dos interrogantes que
deseo compartir con ustedes.
II- ¿Y las Universidades?
En primer término, conocemos de la existencia de un grupo de
economistas comandados por Ricardo Hausmann y otros prestigiosos profesionales
de esa área que han venido preparando –y modificando continuamente en la medida
que el cambio político no se produce y se hunde más nuestra economía- un plan
detallado sobre las medidas que tendrían que implantarse para reflotar nuestro
potencial económico. Pero eso no lo es todo y es aquí donde yo me planteo una
primera pregunta: ¿Se han conformado grupos que en otras áreas críticas, como
la de electrificación por señalar un ejemplo, estén desarrollando planes
concretos sobre lo que hay que hacer para reflotar los sistemas una vez estos
delincuentes chavistas dejen o sean expulsados del poder de alguna manera?
Me resulta inevitable, con relación a esta pertinente
interrogante, que dirija mi vista hacia las Universidades. Dada la naturaleza
de sus altos fines: ¿Se han abocado nuestras principales casas de estudio a la tarea de promover, conjuntamente con
otras instituciones, la integración de estos grupos de estudio sobre lo que hay
que hacer con el país en las diversas áreas en ese inminente futuro post
chavista? No percibo que lo estén haciendo y esto me motiva a bajar unos
cuantos escalones: ¿Existe al menos un grupo de estudio sobre la temática
universitaria que esté pensando y discutiendo cómo va a ser esa universidad
viable que va a poder formar los profesionales que requiere la nación a lo
largo de ese largo período de país empobrecido que nos espera? La Universidad
que conocimos no va a ser posible por un largo tiempo.
III- ¿Faltará algo por entender?
La segunda interrogante que me he planteado por estos días
está referida a un fenómeno sociológico que, seguramente, pasará a ser caso de
estudio en todas las universidades del mundo. Lo que hoy ocurre en el Zulia
constituye el vivo retrato de hacia dónde se dirige el país. Menos mal que los
más recientes estudios de opinión confirman que una abrumadora mayoría
ciudadana –por encima del 80%- finalmente ha internalizado la gravedad del escenario
de destrucción que se está instalando en el país y la convicción de quienes son
los verdaderos responsables de que Venezuela esté siendo destruida de la
cruenta manera como lo está siendo. Los pronósticos dan paso a una realidad que
ya no deja espacios para las dudas. No obstante, tal cual pasajeros del Titanic
–tomado de un tuit de Jorge Botti- esa mayoría sigue actuando como una masa
inerte incapaz de organizarse para generar la contundente reacción ciudadana
que propulse el urgente y necesario cambio político.
Según los expertos, sólo hace falta la movilización de la
sociedad entre 3.5 y un 5%, pero nada que se logra a pesar de todo lo ya dicho.
La desconfianza en los políticos no sirve de justificación suficiente como para
que los ciudadanos de un país vean cómo impunemente se les destruye su entorno
vivencial y no sean capaces de articular una reacción. ¿Cuáles son las
variables causales o los factores que se pueden esgrimir para tratar de
explicar la inexplicable inacción colectiva? Será motivo de estudio. Se los
digo. Para mí, hoy por hoy, es una interrogante que me atormenta.
Excelente!!! Esa es la pura realidad!!!
ResponderEliminarAsdrubal...asi es...no se entiende que le pasa a la gente...
ResponderEliminarAsdrubal de eso se trata la guerra psicológica. De desarmar al ciudadano, al quitarle la esperanza. Se llama HELPLESSNESS. La psicologías social lo ha estudiado ampliamente. Fíjate que funciona. Se logra atacando al individuo con tanta frecuencia que no logre responder a los ataques y reponerse de ellos. Perdiendo así toda su confianza en su capacidad de respuesta.
ResponderEliminarAsdrubal de eso se trata la guerra psicológica. De desarmar al ciudadano, al quitarle la esperanza. Se llama HELPLESSNESS. La psicologías social lo ha estudiado ampliamente. Fíjate que funciona. Se logra atacando al individuo con tanta frecuencia que no logre responder a los ataques y reponerse de ellos. Perdiendo así toda su confianza en su capacidad de respuesta.
ResponderEliminarNo debemos dar crédito solo al gobierno como diseñadores de "Las variables causales o factores de la inacción" si eso fuera cierto ya estuviéramos fuera de él, pues lo torpe conque hacen las cosas y la falta de visión para dirigir al país son una muestra de su gran torpeza.
ResponderEliminarEl principal factor lo tenemos que buscar en nosotros mismos, y eso es lo mas difícil de ver. Como ejemplo traten de verse en un espejo el centro de su propia nuca, si algún día tiene la necesidad de revisarse encontrarán lo imposible que es de dar un diagnostico siquiera de su aspecto, la única forma es buscando otro nivel tecnológico para lograrlo, grabarnos, tomarnos fotos. Pero uno mas simple y legendario es escuchando la opinión de los demás, y eso implica un riesgo porque cada vez que se opinas corres el riesgo de perder esa relación, es imprescindible que se confíe en esa opinión, como nos ocurre cuando es un médico el que te recomienda o un especialista certificado.
En nuestros lideres hay una falta de percepción y una mala interpretación de lo que hemos sido siempre y no me refiero a lo bueno sino en lo malo, en nuestras debilidades, ese ha sido siempre mi foco de estudio tanto de nuestras ventajas como nuestras debilidades, hay mucho de que hablar, de ambas, nombraré una común; no reconocer que lo que vivimos o hemos vivido se puede mejorar.
Según los expertos, sólo hace falta la movilización de la sociedad entre 3.5 y un 5%...? Para producir el cambio político ? Que haremos, si indudablemente se ha movilizado mucho mas que ese procentaje de personas ....y nada !
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