Maduro 1/7/2017: Un Mal Resultado
Asdrúbal Romero M. (@asdromero)
Desde meses antes a la celebración del anestesiante diálogo, dentro de las filas opositoras ha circulado, profusamente, una narrativa política que se puede sintetizar en los siguientes términos: a) Estamos cerca de la victoria; b) La estrategia electoral exitosa de la MUD es la que nos ha traído hasta aquí; c) Tenemos que mantenernos unidos apoyando a la MUD y mejor es que no la critiques.
Aunque corro el
riesgo de que no se me crea, yo les he comprado ese discurso a sus difusores en
los diversos círculos de opinión en los que participo –excepto en lo de
abstenerme de las críticas constructivas-. Es gente a la que respeto. Un factor
aglutinador que observo entre los que, tozudamente, siguen sosteniendo esa
tesis es el del miedo a cambiar. ¿Vamos a ponernos a estas alturas a cambiar
algo que ha funcionado? ¿Cuánto tiempo tomaría construir una nueva plataforma
política opositora que sustituya a la MUD? ¿Se daría el consenso para ese proceso de
reingeniería o se generaría una división?
Son preguntas
pertinentes. Poderosas. Resulta comprensible que muchas personas, al producir
en sus cerebros sus propias respuestas a tan inquietantes interrogantes, asuman
una posición conservadora. Se escuchan, entonces, frases como esta: “Al
único que beneficiaría una aventura, desconociendo lo hecho hasta ahora, es al
gobierno”. Insisto, les
comprendo que cierren filas alrededor de la MUD aún en el caso del inadmisible
comunicado donde la MUD valida el discurso de la “Guerra Económica” del
Régimen. El temor a que se libere una caja de pandora en el flanco opositor es
libre y hasta válido.
El problema es
que…comprendiendo, comprendiendo, ¿hasta dónde podremos llegar? Apegándonos al
argumento de la inconveniencia de reemplazar la MUD por una entidad que sea más
representativa del sentimiento opositor, podríamos llegar a tener a Maduro
gobernándonos en el 2019, cientos de miles de venezolanos muertos, millones de
niños desnutridos y los más privilegiados cargando baldes de agua por las
escaleras de edificios en los que no funcionen ni las bombas ni los ascensores,
también tablas para quemar cocinando arepas de harina de ocumo porque gas no
habrá y en lo político: ¡comprendiendo, comprendiendo! ¡Si es que lo están destruyendo todo,
qué más necesitamos ver para proyectar!
Por otra parte,
no resulta admisible que estos señores que dirigen a la MUD, por el hecho de
haber obtenido unos importantes éxitos –y traídos hasta estado de supuesta
cercanía de la victoria-, se hayan ya ganado el derecho de seguirnos dirigiendo
per secula seculorum,
independientemente, de los resultados que obtengan de ahora en adelante. Por
estas razones que he señalado, semanas antes del paralizador comunicado venía
planteando en los chats de opinión: la necesidad de generar una discusión de la
que pudieran derivarse objetivos a conseguir y límites específicos en el tiempo
para su consecución, de manera tal que dispusiéramos de criterios concretos
para hablar de buenos o malos resultados y poder justificar las decisiones a
tomar tanto a nivel individual como colectivo.
No hubo
respuesta, pero yo insisto en este artículo y formalizo mi planteamiento. Y lo
hago porque también resulta incalable, para uno, que se pretenda extender en el
tiempo la validez del argumento del temor al cambio, sólo sobre la base de
éxitos del pasado que están próximos a su fecha de caducidad. Hay que arrancar
con esta discusión. Es hora de acotar el campo de los logros y asignarles
lapsos máximos para su cumplimiento –deadlines-
. Para saber a ciencia cierta cuándo estamos avanzando o cuando hemos
traspasado las fronteras hacia el terreno de los malos resultados. Esto último
es bien importante porque nos permitirá demandar un cambio de la plataforma
política opositora, sin necesidad de tener que soportar ese chantaje que ya
está haciéndose extremadamente reiterativo. O mejor aún: debería constituirse en
un campanazo de alerta para hacer saber a los permanentes directores de la
conveniencia de poner sus cargos a la orden -¿demasiado optimista?- para
facilitar una renovación de los cuadros.
En aras de lanzar
un fósforo a fin de que prenda la discusión y a manera de ilustrar por dónde
arrancar: pensaba hace ya algún tiempo en lo que yo podría asumir como un mal
resultado si me encontrare en la posición de los permanentes directores y la
respuesta de mi cerebro, casi automática, fue Maduro todavía al frente del
Gobierno en marzo 2017. Luego traté de racionalizarla. Recordemos que
todo comenzó por la necesidad que tenía el país de salir de este funesto
gobierno. Por esa vía llegamos al RR sobre el cual llevamos meses hablando. Si
este se realizara antes del 31 de diciembre de este año -como debió haber
sido-, todavía quedarían pendientes las elecciones para sustituir al revocado,
lo cual nos colocaría con una relativa proximidad a la finalización del primer
trimestre.
También, por los
mismos meses, se produjeron insinuaciones de que el Régimen estaba más
inclinado a proponer unas elecciones generales –quizás esto era un mito o un
canto de sirena más-, en consecuencia: habría tenido sentido plantearse una
negociación para canjear el RR por unas elecciones generales, así fueran éstas
en el 2017 e involucraran a los miembros de la Asamblea Nacional que no tienen
sus períodos vencidos. El dando y dando político de esta imaginaria negociación
sí está perfectamente retratado, cuestión que no viene ocurriendo en el fulano
diálogo actual.
Luego seguí
meditando y me dije que quizás el 31 de marzo 2017 era un hito demasiado
optimista. Podría flexibilizar. Un objetivo más razonablemente alcanzable:
Maduro fuera del Gobierno al final del primer semestre del 2017. Más allá de
esta fecha, a la velocidad que campea la destrucción, no quiero ni
imaginármelo.
Definitivo: considero, desde mi perspectiva personal, que Maduro
gobernando a Venezuela un primero de julio 2017 constituye un mal resultado que
estos permanentes directores deberían aceptar. Si desean extenderlo más allá,
madre mía en manos de quién estamos. Pero, al fin y al cabo, es sólo una
propuesta para iniciar el debate sobre cuál sería el escenario inaceptable que
nos convocaría a todos a rediseñar la organización opositora.
Creo que hay muchos elementos para considerar que ya en este momento han tenido un mal resultado.
ResponderEliminarYo también lo creo, pero tratando de ser proactivo propongo que se abra el debate porque, aunque no lo creas, todavía hay mucha gente que cierra filas con ellos. Mi sospecha es que la razón es el temor como lo expongo en la primera parte de este artículo. Gracias Pedro por siempre leerme, tu opinión es importante para mí.
EliminarBastante extenso tu artículo Asdrubal, y generalmente no tengo tiempo para opinar porque no tengo internet en mi casa.
ResponderEliminarMi opinión es que la MUD debe seguir discutiendo en la mesa pero estoy seguro que se llegará a nada. En el gobierno no hay políticos, solo hay delincuentes y estos pueden reunirse pero siempre tienen su objetivo claro. Esta gente no va a entregar de ninguna manera el coroto. Podrá llegar marzo del 2017 y del 2018 y seguirán donde están. ¿Acaso fidel en algún momento de la eterna crisis cubana le importó su pueblo? A maduro tampoco le importa venezuela y a ninguno del psuv le importa. La única manera de salir de ellos es con sangre, tritemente es así.
La MUD debiera ampliar su base y meter gente más radical, ya está bueno de creer que el psuv está formado por políticos.
También creo que la MUD debiera buscar, paralelamente, otro tipo de salida siempre con apoyo internacional.