lunes, 28 de noviembre de 2016

¡¡Comprendiendo, Comprendiendo!!


Maduro 1/7/2017: Un Mal Resultado


Asdrúbal Romero M. (@asdromero) 


Desde meses antes a la celebración del anestesiante diálogo, dentro de las filas opositoras ha circulado, profusamente, una narrativa política que se puede sintetizar en los siguientes términos: a) Estamos cerca de la victoria; b) La estrategia electoral exitosa de la MUD es la que nos ha traído hasta aquí; c) Tenemos que mantenernos unidos apoyando a la MUD y mejor es que no la critiques.

Aunque corro el riesgo de que no se me crea, yo les he comprado ese discurso a sus difusores en los diversos círculos de opinión en los que participo –excepto en lo de abstenerme de las críticas constructivas-. Es gente a la que respeto. Un factor aglutinador que observo entre los que, tozudamente, siguen sosteniendo esa tesis es el del miedo a cambiar. ¿Vamos a ponernos a estas alturas a cambiar algo que ha funcionado? ¿Cuánto tiempo tomaría construir una nueva plataforma política opositora que sustituya a la MUD?  ¿Se daría el consenso para ese proceso de reingeniería o se generaría una división?

Son preguntas pertinentes. Poderosas. Resulta comprensible que muchas personas, al producir en sus cerebros sus propias respuestas a tan inquietantes interrogantes, asuman una posición conservadora. Se escuchan, entonces, frases como esta: “Al único que beneficiaría una aventura, desconociendo lo hecho hasta ahora, es al gobierno”. Insisto, les comprendo que cierren filas alrededor de la MUD aún en el caso del inadmisible comunicado donde la MUD valida el discurso de la “Guerra Económica” del Régimen. El temor a que se libere una caja de pandora en el flanco opositor es libre y hasta válido.

El problema es que…comprendiendo, comprendiendo, ¿hasta dónde podremos llegar? Apegándonos al argumento de la inconveniencia de reemplazar la MUD por una entidad que sea más representativa del sentimiento opositor, podríamos llegar a tener a Maduro gobernándonos en el 2019, cientos de miles de venezolanos muertos, millones de niños desnutridos y los más privilegiados cargando baldes de agua por las escaleras de edificios en los que no funcionen ni las bombas ni los ascensores, también tablas para quemar cocinando arepas de harina de ocumo porque gas no habrá y en lo político: ¡comprendiendo, comprendiendo! ¡Si es que lo están destruyendo todo, qué más necesitamos ver para proyectar!

Por otra parte, no resulta admisible que estos señores que dirigen a la MUD, por el hecho de haber obtenido unos importantes éxitos –y traídos hasta estado de supuesta cercanía de la victoria-, se hayan ya ganado el derecho de seguirnos dirigiendo per secula seculorum, independientemente, de los resultados que obtengan de ahora en adelante. Por estas razones que he señalado, semanas antes del paralizador comunicado venía planteando en los chats de opinión: la necesidad de generar una discusión de la que pudieran derivarse objetivos a conseguir y límites específicos en el tiempo para su consecución, de manera tal que dispusiéramos de criterios concretos para hablar de buenos o malos resultados y poder justificar las decisiones a tomar tanto a nivel individual como colectivo.

No hubo respuesta, pero yo insisto en este artículo y formalizo mi planteamiento. Y lo hago porque también resulta incalable, para uno, que se pretenda extender en el tiempo la validez del argumento del temor al cambio, sólo sobre la base de éxitos del pasado que están próximos a su fecha de caducidad. Hay que arrancar con esta discusión. Es hora de acotar el campo de los logros y asignarles lapsos máximos para su cumplimiento –deadlines- . Para saber a ciencia cierta cuándo estamos avanzando o cuando hemos traspasado las fronteras hacia el terreno de los malos resultados. Esto último es bien importante porque nos permitirá demandar un cambio de la plataforma política opositora, sin necesidad de tener que soportar ese chantaje que ya está haciéndose extremadamente reiterativo. O mejor aún: debería constituirse en un campanazo de alerta para hacer saber a los permanentes directores de la conveniencia de poner sus cargos a la orden -¿demasiado optimista?- para facilitar una renovación de los cuadros.

En aras de lanzar un fósforo a fin de que prenda la discusión y a manera de ilustrar por dónde arrancar: pensaba hace ya algún tiempo en lo que yo podría asumir como un mal resultado si me encontrare en la posición de los permanentes directores y la respuesta de mi cerebro, casi automática, fue Maduro todavía al frente del Gobierno en marzo 2017.   Luego traté de racionalizarla. Recordemos que todo comenzó por la necesidad que tenía el país de salir de este funesto gobierno. Por esa vía llegamos al RR sobre el cual llevamos meses hablando. Si este se realizara antes del 31 de diciembre de este año -como debió haber sido-, todavía quedarían pendientes las elecciones para sustituir al revocado, lo cual nos colocaría con una relativa proximidad a la finalización del primer trimestre.

También, por los mismos meses, se produjeron insinuaciones de que el Régimen estaba más inclinado a proponer unas elecciones generales –quizás esto era un mito o un canto de sirena más-, en consecuencia: habría tenido sentido plantearse una negociación para canjear el RR por unas elecciones generales, así fueran éstas en el 2017 e involucraran a los miembros de la Asamblea Nacional que no tienen sus períodos vencidos. El dando y dando político de esta imaginaria negociación sí está perfectamente retratado, cuestión que no viene ocurriendo en el fulano diálogo actual.

Luego seguí meditando y me dije que quizás el 31 de marzo 2017 era un hito demasiado optimista. Podría flexibilizar. Un objetivo más razonablemente alcanzable: Maduro fuera del Gobierno al final del primer semestre del 2017. Más allá de esta fecha, a la velocidad que campea la destrucción, no quiero ni imaginármelo.

Definitivo: considero, desde mi perspectiva personal, que Maduro gobernando a Venezuela un primero de julio 2017 constituye un mal resultado que estos permanentes directores deberían aceptar. Si desean extenderlo más allá, madre mía en manos de quién estamos. Pero, al fin y al cabo, es sólo una propuesta para iniciar el debate sobre cuál sería el escenario inaceptable que nos convocaría a todos a rediseñar la organización opositora.



3 comentarios:

  1. Creo que hay muchos elementos para considerar que ya en este momento han tenido un mal resultado.

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    1. Yo también lo creo, pero tratando de ser proactivo propongo que se abra el debate porque, aunque no lo creas, todavía hay mucha gente que cierra filas con ellos. Mi sospecha es que la razón es el temor como lo expongo en la primera parte de este artículo. Gracias Pedro por siempre leerme, tu opinión es importante para mí.

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  2. Bastante extenso tu artículo Asdrubal, y generalmente no tengo tiempo para opinar porque no tengo internet en mi casa.
    Mi opinión es que la MUD debe seguir discutiendo en la mesa pero estoy seguro que se llegará a nada. En el gobierno no hay políticos, solo hay delincuentes y estos pueden reunirse pero siempre tienen su objetivo claro. Esta gente no va a entregar de ninguna manera el coroto. Podrá llegar marzo del 2017 y del 2018 y seguirán donde están. ¿Acaso fidel en algún momento de la eterna crisis cubana le importó su pueblo? A maduro tampoco le importa venezuela y a ninguno del psuv le importa. La única manera de salir de ellos es con sangre, tritemente es así.
    La MUD debiera ampliar su base y meter gente más radical, ya está bueno de creer que el psuv está formado por políticos.
    También creo que la MUD debiera buscar, paralelamente, otro tipo de salida siempre con apoyo internacional.

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Aunque lo he intentado por múltiples vías a mi se me hace imposible responder comentarios en este blog. No quiere decir esto que no los lea.