EL OTRO ASCENSOR
@asdromero
I-Enseñanzas del Viejo Mundo
"Si no
se hace ahora una reforma profunda, seria y progresiva, mañana vendrá otro que
hará una brutal, verdaderamente brutal". Esto lo expresó el primer
ministro francés, Edouard Philiphe, a raíz del estancamiento en el parlamento y
el mayoritario rechazo de la ciudadanía a la reforma del régimen de
jubilaciones que ha propuesto el presidente Macron. De reformas brutales, cuyos
perjuicios a los ciudadanos terminan siendo infinitamente más dañinos que los
que pudieran haberse derivado de medidas correctivas asumidas a tiempo, tenemos
un doctorado los venezolanos. Aunque calificar de reformas: las consecuencias
del NO HACER NADA HASTA ENTRAR EN EL PRECIPICIO, que es la política pública que
describe de manera más excelente el accionar del régimen chavista, equivale a reconocerle altas capacidades cognitivas a un burro. Inmejorable ejemplo
ilustrativo: lo que está aconteciendo justamente ahora con la gasolina.
Retornando
a Francia, las preocupaciones sobre la insostenibilidad del régimen de
jubilaciones son viejas. Ya dos gobiernos que intentaron reformarlo en los años
1995 y 2003 terminaron cayendo sin lograrlo. Macron ha asumido el desafío de
poner orden en el caótico sistema galo, en el que conviven cuarenta y dos
regímenes distintos con llamativas desigualdades y además el costo ya asciende
a un 14.3% del PIB. El tiempo para introducir un reequilibrio que detenga la
escalada se le acaba. Pero los sindicatos, con el apoyo ciudadano, se le
resisten con una oleada de paros, movilizaciones y hasta violentas protestas.
El desafío
ha generado interés mundial. Algunos autores llegan a decir que en Francia se
está poniendo a prueba la capacidad que tienen los gobiernos democráticos para
poder introducir reformas correctivas a articulados legales que amparan el
usufructo de derechos sociales, una vez demostrado que su costo no puede ser
provisto por un sistema económicamente sostenible en el tiempo. El sistema de
jubilaciones francés es uno de los más generosos a nivel mundial –muy similar
al español-, y lo que suele suceder, una vez internalizada esa generosidad y
asumida como un derecho adquirido, es que resulta muy difícil plantear
desmejoras así sean éstas inevitablemente necesarias. Interrogados en frío, los
ciudadanos suelen responder que les gustaría que sus políticos pensaran en el
mediano plazo y se preocupasen más por las futuras generaciones. Se quejan de
que falten políticos con altura de miras; “todos están demasiado obsesionados
por mantenerse en sus cargos”. Pero luego, del dicho al hecho.... la realidad
es que, en el momento en el que alguien plantea una reforma real con el
objetivo de asegurar la sostenibilidad del sistema, todas esas reflexiones de
alta ciudadanía se quedan en el olvido y el cortoplacismo y la demagogia se
imponen.
En España,
que están viendo las barbas del vecino arder, se están tardando para colocar
sus barbas en remojo. El Pacto de Toledo, un pacto de estado en el que
intervienen todos los partidos políticos, justamente con la idea de
despolitizar los obligantes cambios a implantar en su sistema de pensiones y
jubilaciones, está prácticamente paralizado. Y con pocas probabilidades de
echarlo a andar en una legislatura que no termina de arrancar y con un
creciente estado de crispado enfrentamiento entre las fuerzas políticas.
Ustedes se
estarán preguntando: ¿A cuenta de qué esta narrativa europea? Mi intención es
trasladar a nuestra realidad nacional: las enseñanzas que uno puede ir
extrayendo de esta experiencia de vivir el día a día en un cuadrilátero de
opiniones vertidas sobre el funcionamiento de estos estados europeos. Unos más
que otros, avanzan pistoneando para mantener un balance positivo que dista de
lo óptimo. El costo de la democracia, o mejor decir: el costo de la política,
siempre les va gravando con obstáculos para lograr lo que la fría racionalidad
de los números evidencia como necesario. Del tema de las pensiones y
jubilaciones, voy internalizando dos lecciones.
Por
supuesto, lo que resalta como obvio es la dificultad para introducir cambios
que reviertan derechos concedidos en tiempos de excesiva generosidad, ya sea por
haber sido de vacas gordas o marcados por la prevalencia de alguna ola
demagógica en el ciclo político. Pero para llegar a la etapa de la dificultad,
se hace indispensable, primero, la existencia de ese nivel de gestión técnica
capaz de detectar el desequilibrio que se está produciendo en algún subsistema
del estado y pronosticar las graves consecuencias que se pueden derivar a
futuro del mismo. Los estados, al igual que los organismos vivos, requieren
para su adecuado funcionamiento de satisfacer la condición de homeostasis, lo
cual es posible gracias a un conjunto de mecanismos de autorregulación que
están, permanentemente, monitoreando el desvío con respecto a las condiciones
deseables y generando las acciones de control necesarias para corregir los
desequilibrios que causan el indeseable desvío. A modo de ejemplo: la propiedad
de nuestro cuerpo de poder mantener el nivel de glucosa en la sangre dentro de
un rango admisible, la homeostasis del azúcar que cuando no funciona da paso a
la diabetes, es posible si y sólo si funciona el respectivo mecanismo de
autorregulación.
Volviendo al tema del
desafío que pareciera haberse autoimpuesto Macron: ¿Por qué asumir un riesgo
político tan alto para lograr aprobar una reforma que le es tan antipática a
los ciudadanos? Porque el elemento primario de uno de los lazos de
autorregulación que contribuyen a la sensatez y la homeostasis del estado
francés, de hecho: uno muy importante, viene emitiendo desde hace años luces
amarillas de alarma cada vez más centelleantes. Las decenas de informes que, a
lo largo de veinte años, se han venido elaborando con el fin de alertar el
peligro de lo que pudiese venir -la reforma brutal por la vía de los hechos
sobre la que advierte Philippe-, se condensan en el Informe Delevoye (del alto
comisionado para la reforma de las pensiones) que en resumen dice que el
problema ya no se puede diferir más.
II-La Verdad Liberadora
En
definitiva no sé si Macron logrará el cambio, pero a uno le admira esa
“sensatez” de Estado que en Venezuela perdimos hace tiempo. Por supuesto Chávez,
con su concepción centralista del poder y su multi sapiencia en todos los
campos del saber, aceleró el proceso de primitivización del estado venezolano
hasta lograr una absurda insensibilidad ante groseros desequilibrios, que en
vez de corregirse se han venido retroalimentando tal cual crecientes bolas de
nieve que al agigantarse se han convertido en incontrolables. No es que los
sistemas de autorregulación hayan dejado de funcionar, peor que eso: es que
desde hace años ningún ente o individuo dentro del estado se atreve a señalar
el riesgo de continuar con alguna política pública que, de seguirla aplicando,
nos conducirá al desbarajuste. Y debajo de esta insensatez, subyace la explicación a la pavorosa
devaluación del dólar desde los 550 Bolívares de siempre a los veinte billones; o una pensión mensual
del Seguro Social en dos dólares; o la infinita inflación en el precio de la
gasolina. En estos sencillos datos que todo el mundo entiende ahora, se retrata
el efecto brutal de que el estado perdiera su capacidad de garantizar su
homeostasis.
Es el
momento de aclarar: no la perdimos con Chávez. Los estertores de la sensatez
los recuerdo en los bufidos del Búfalo Leopoldo Díaz Bruzual y los
planteamientos del gabinete tecnócrata al cual Carlos Andres Pérez, en su
segundo gobierno, no pudo proveerle del suficiente escudo político que les
permitiera poner en marcha sus tesis reformistas. Tenemos más de treinta años en
los que las escasas palabras sobre lo que venimos haciendo mal no tienen ningún
eco. En un trabajo anterior que publiqué en este mismo blog el siete de julio de 2014 (https://quepasaenlauc.blogspot.com/2014/07/un-viaje-en-el-tiempo-y-fopediuc.html), relataba como en 1992,
estrenándome como Vicerrector Administrativo, asistí a un Consejo Nacional de
Universidades donde expertos en Ciencias Actuariales de la Universidad de los
Andes, presentaron una investigación muy seria que demostraba que el sistema de
pensiones y jubilaciones de los profesores universitarios no era sostenible.
Todo se quedó allí. A quienes correspondía asumir el toro por los cachos, se
hicieron los locos.
Pero escapándome
un tanto del tema universitario, al cual tengo tendencia a retornar con reiteración porque es el que, comprensiblemente, más conozco: ¿Desde
cuándo no se sabe que el ultra generoso régimen de jubilación venezolano, más caótico que el galo, no es
más que ínfula de un país rico que todavía no quiere tomar conciencia que se ha
convertido en pobre de solemnidad? Les voy a compartir el siguiente estudio: https://www.tuproyectodevida.es/edades-de-jubilacion-en-europa-con-respecto-a-espana/, en el que se hace un análisis
comparativo de los regímenes de jubilación en los países europeos. Son todos
países más desarrollados, prósperos y, hoy podemos afirmarlo sin duda alguna,
ricos que nosotros. En todos, en promedio la edad para acceder a una jubilación
es superior a la nuestra. Y todos están en continua revisión de la auto
sostenibilidad de su sistema. Al menos se preocupan, otra cosa es que puedan
con la premura aconsejable implantar las reformas necesarias –por aquí
comenzamos este texto-. ¿Y nosotros qué? Por supuesto, con los bárbaros
chavistas no podíamos esperar que se dieran cuenta que había algo que era
urgente cambiar. Pero los que supuestamente desean sucederlos, tampoco hablan
del problema. Y así como evaden este, también impera la silente omisión sobre
muchos otros asuntos de similar cariz.
En un texto
que anda circulando profusamente por los chats y que se le atribuye a Gerver
Torres, se afirma que “la mayoría de los venezolanos no conoce la gran
dimensión de los problemas de Venezuela”. ¡Coincido totalmente con este
planteamiento! Me atrevería a decir que la mayoría piensa que Maduro se va. ¡Hay
nuevo gobierno! Pero ellos continuarán jubilándose a los cincuenta años como si
aquí no hubiese pasado nada. Y perdonen que insista con un tema con el cual sé
que me hago odioso. Pero es que, por otra parte, es tan evidente, desde hace
tanto tiempo, que tal aspiración ya no puede ser posible y para darse cuenta de ello solo basta con levantar la mirada y ver
lo que pasa en el mundo que nos rodea, que no consigo mejor tema para ilustrar
lo que me angustia.
Es hora de
hablarles a los ciudadanos con la verdad. El otro día pensaba en otro ascensor,
no en el salarial al que me referí en los dos anteriores trabajos, sino en el
que nos montó el Régimen Destructor para descender a tan mísero inframundo. Es
como si su velocidad en los últimos niveles hubiese sido tan alta, que a sus
pasajeros no les hubiese dado el tiempo para equiparar las presiones. Andan la
mayoría como mareados, como atontados sin ser capaces de valorar en su justa
dimensión la profundidad a la que han sido transportados. Se puede ver a la
mayoría de quienes decían ser los políticos todavía como beodos en cruenta
peleas por botellas vacías; a los catedráticos universitarios y señores de las
leyes que debieron ser faro intelectual en todo el proceso y no lo han sido, todos
perdidos y desorientados sin comprender el nuevo contexto en el que ejercerán
su apostolado los que decidan y puedan quedarse; incluso algunos de sus togados
con franjas de más distinguidos colores, haciendo gala de supina ignorancia, o
lo que podría ser peor: jugando con premeditada intención al engaño de sus
pares y a los líderes religiosos y la
profusión de noveles coaches, predicando la paciencia y resiliencia ad
infinitum. Una sociedad en la que la mayoría
no ha internalizado la nueva realidad con la que le toca lidiar sea por
ineducación o porque ha optado inconscientemente por las cuatro paredes del
autoengaño.
Los líderes
comprometidos con el cambio en el país se han acogido al estilo de conducta
habitual de los políticos: edulcorar realidades, vender sueños bonitos sin
mención de los aspectos antipáticos del asunto. En mi opinión, en Venezuela
esto ya no es pertinente. Claro que se puede vender un sueño, de una nueva
Venezuela que renace con espléndida brillantez, pero hay que ofrecer que lo
haremos desde la pobreza de una economía destruida, a partir del sacrificio y
el trabajo de todos. Es a partir de esta premisa que se debe elaborar y
difundir un nuevo relato político. El cual será verosímil si no se hace
ocultación de las primeras medidas que habrá de tomar una vez se instale el
nuevo gobierno y en ese paquete habrá de incluirse, necesariamente, medidas muy
duras. ¡Que nadie se llame a engaño!
¿Y por qué hablar
de eso ahora? Lo primero es llegar, me lo han dicho personas que conocen este
planteamiento. Bueno, lo que voy a decir al respecto es estrictamente mi visión
personal: pensé por muchos años que, con toda seguridad, saldríamos de la
pesadilla, en algún momento pero saldríamos. Ahora, deseo de todo corazón que salgamos,
pero es incierto para mí si tal salida se producirá. E incierto el cuándo. Percibo
que el contexto internacional se nos ha puesto adverso. Y adentro no hay confianza
en la élite política. Hace unos días, alguien con muy buen tino planteaba en
twitter: ¿Por qué no recuperamos la fe? ¡Claro
que sería genial RECUPERARLA! ¡Hace demasiada falta que la RECUPEREMOS! –le respondí
en otro tuit-.
Pero mi hábito
de profesor con el que iré a la tumba: diseñé un examen con una sola pregunta: ¿Qué
crees tú que deben hacer los actores políticos identificados con el CAMBIO para
que RECUPEREMOS LA FE? Invité a mi interlocutora desconocida a que comenzáramos
con esta pequeña tarea. Le repregunté, por si acaso: ¿Tendrían que hacer algo? ¿O
tú crees que no? Lo primero que tendrían que hacer, antes de cualquier conjunto
de pertinentes acciones que se les ocurra, es abrirse al conocimiento; escuchar
la voz de los expertos, nutrirse de ellos y prepararse para hablarle al país
con la VERDAD. Si se logran convencer a sí mismos que la verdadera salida de Venezuela se podrá
dar sí y sólo sí se respeta la verdad técnica: el nuevo relato saldrá de manera
natural.
Totalmente de acuerdo, una fotografia tomada con una cámara de 108 megapixels, seria la analogía perfecta de esta Lectura y nuestra realidad en Venezuela.
ResponderEliminarLas cuatro paredes del auto engaño “
ResponderEliminarQue buena toma Asdrubal , panorámica , en el tiempo y en los aspectos técnicos .
Recuperar la Fe ?
Claro que sí... pero en base a verdaderos
especialista gerenciando .
Ya no sirven los modelos de política barata .
Salen caros muy , caros !
Saludos profe !!
Muy acertado Asdrubal tu foco de visión hacia atrás y hacia adelante en nuestra realidad histórica y política. Pienso que a nuestra dirigencia política le cuesta mucho apartar a la demagogia de su discurso proposicional, ya que es lo que espera la mayoría de la audiencia de sus líderes. Muy bueno tu análisis. Saludos cordiales. 👏👍🙏
EliminarExcelente Asdrúbal. Recuperar la fe. Recuperar la confianza. Solo se logrará hablándole a la gente con la verdad. Y solo se logrará cuando los que pretendan dirigir Actuen de manera coherente con esa verdad gracias por esos esclarecedores análisis.
ResponderEliminarExcelente visión Asdrubal, yo añadiría una cierta ingenuidad optimista,empeñada en confundir lo que se puede esperar del devenir de estos desteuctores, como bien señalas, hablar con la verdad, y explicar pristinamente el cuantun de sacrificios que tendremos que soportar para producir el anhelado cambio...Excelente trabajo, ánimo querido Asdrubal...Un fuerte abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias a todos. sus comentarios le animan a uno a seguir haciendo aportes.
ResponderEliminarLa Guerra que estamos viviendo a nivel mundial es precisamente contra la Fé, la Esperanza y el Optimismo; Venezuela es el faro de esta Guerra, desde aquí con todo lo que estamos viviendo le decimos al mundo S.O.S; esta guerra comenzó en 1999; es el régimen contra el pueblo. Recuperar la Fe es decisión de cada Venezolano; si no se le cae más a mentiras.
ResponderEliminarExcelente artículo, Asdrúbal. Interesantes puntos para la reflexión.
ResponderEliminarRecuerdo un íntimo y muy ameno compartir navideño entre universitarios hace unos años en el cual tú y yo éramos los únicos que pensábamos que "esto" no acabaría pronto y que podía no acabarse, y hasta ponerse peor. Los Grinchs de la velada :D
Sería interesantísimo un análisis de la actual realidad socio-política venezolana desde la bandera (¿opio?) del cóctel "paciencia-resiliencia-romantización de la tragedia-lo más importante eres tú mismo" que nos ha llevado a abandonar el país, creer que esto lo hizo Dios y esperar a que Él lo arregle, dejar que todo "fluya", crear una burbuja a tu alrededor para que nada entre (ni salga) y así "mantener tu paz", y ocuparse cada quien únicamente de su metro cuadrado. No me atrevo a hacer juicios de valor al respecto, cada persona es un mundo, cada quien tiene sus inquietudes, necesidades, miedos y aspiraciones. Incluidos los que gobiernan.
Imposible no conectar el tema de las jubilaciones a la actual realidad U.C. Recuerdo que en aquella reunión me dijiste que no era buena idea jubilarme y me comentaste algo de lo que tocas en este artículo. Pero como mencioné, cada individuo es un mundo, y en el mío había que cambiar toga, birrete y bata por botas -aunque seguí colaborando- para salir a la jungla a procurarme un sustento que nos salvara a mí y a los míos de morir de mengua.
No hay duda de la necesidad de cambiar paradigmas y realizar ajustes y recortes al gasto público como parte de un plan para recuperar el país. Pero (retomando la conexión) estas acciones deben formar parte de un plan nacional, una estrategia organizada, con soportes económicos y legales, con paliativos sociales, con un objetivo definido y cuantificaciones proyectadas a corto, mediano y largo plazo, y debe ser transparente y público, concebido, aplicado y monitoreado a la luz pública y desde la calle del medio. Los minestrones de improvisación, ligereza, oscurantismo y desconocimiento de normas abren espacios para la anarquía y la corrupción, y lo que nos llevó adonde estamos, no es lo que nos va a sacar de ahí.
Hablas de política no barata… Políticos realistas y visionarios con planteamientos sobre la necesidad de cortar dedos para salvar la mano siempre han estado ahí, exponiendo la urgencia de sincerar el precio de la gasolina, de eliminar subsidios, de establecer alianzas con privados en las empresas del Estado para hacerlas rentables. Fue precisamente esa visión una de las armas que utilizó este gobierno desde su premisa populista y anticapitalista para satanizarlos. Hay una camada de actores políticos jóvenes y “clásicos”, y un alto porcentaje de ciudadanos, que estamos muy conscientes de esta realidad, pero no estoy segura de que la fracción de ciudadanos dispuestos a que se imponga el “corte de dedos” sea significativa. En unas hipotéticas elecciones, el impopular planteamiento sería utilizado nuevamente por el contrincante para satanizar, y, lamentablemente, nuestra sociedad está cundida por la ignorancia y nos falta sentido social, ese que hace que la gente sacrifique su metro cuadrado por el bien del grupo. Para que el ciudadano recupere la fe en los actores es necesario, como dices, que hablen con la verdad, pero eso no será suficiente, también quienes entendemos y tenemos fe en esa verdad deberemos participar como multiplicadores, llevar la luz adonde haya oscuridad. ¿Estamos dispuestos a salir del metro cuadrado, a romper la burbuja para acompañarlos?
Yo sigo viéndolo difícil, pero no imposible, ¿y tú?
Estimada Reyna, maravillado con tu comentario! Voy a autocorregirme, en el sentido que en mi trabajo prácticamente desconozco a las personas que sí advirtieron de los errores que estábamos cometiendo (en realidad, es que los extrañaba en el concierto de las élites políticas). Orlando Arciniegas, y ahora tú, han dejado claro que si hemos tenido actores visionarios. Orlando dice que era la espesura de la riqueza que no teníamos que trabajar lo que nos impidió escuchar esas voces.
EliminarPor otra parte, con relación a tu pregunta final. El nivel de ineducación en nuestra población está muy alto. Por eso político que vaya con duras verdades a competir con demagogos, siempre va a llevar las de perder. Por lo que yo he apostado es por un acuerdo unitario entre las fuerzas políticas identificadas genuinamente con el cambio (porque ahora sabemos que hay unas jugando a la cohabitación). Luego que esos actores políticos, los de mayor credibilidad hacia la gente, convocaran a las voces del conocimiento, a actores con experiencia de Estado y de allí saliera un relato político nuevo el país y un compromiso. En este momento no podría ser competido por los del Régimen porque en ellos ya no cree ni la pobre gente poco enterada de lo que nos pasa y a partir de allí comenzar a luchar. Siempre en conversaciones privadas he abogado por este planteamiento. Es difícil porque a los líderes más jóvenes aparentemente no les gusta escuchar. Hay un problema generacional importante que desarrollaré en uno de los capítulos del hilo que tengo pensado. Muchas gracias por leerme. Abrazo!
Un afectuoso abrazo...
ResponderEliminar"¿Qué crees tú que deben hacer los actores políticos identificados con el CAMBIO para que RECUPEREMOS LA FE?".
ResponderEliminarPor más deseo o esfuerzo hecho para encontrar el santo grial...ni la anterior ni la presente generación de politicos puede hacer algo para "recuperar la FE", vale decir, nuestra FE.
Para empezar, son nuestro espejo y muestran aquello q más aborrecemos (pero que está en nosotros como fieras asechantes, enjauladas o no). Es un problema q la gran mayoría es incapaz de someter sus propios mounstruos, y así, sucumben diariamente a las tentaciones, un botón: viveza criolla=artulugio de corrupción y latente: corruptor-corrompido.
Una generación con FE necesita encontrar primero la FE en si misma, en lo q es capaz de crear: imaginar, proyectar, ejecutar sin tener como opción única causar daño inconscientemente, propio de la ignorancia, codicia y odio...
Una generación con FE (que no se reduce a la fecha de nacimiento) siente y usa su poder para construir en armonia con sus congéneres y con la naturaleza...
Pasaran muchas lunas o pocas?...deseable que esta lección sea aprendida ...
Me gustó mucho su artículo, como otros, este se distingue a mi juicio por buscar "soltar" amarres y conectar con la responsabilidad de cada uno respecto a los resultados actuales.
Mi respeto.
Asdrúbal excelente trabajo. Me voy a permitir hacer una breve reflexión. Señalas que un factor indispensable para poder salir de la situación en la cual nos encontramos es apostar por un acuerdo entre “las fuerzas políticas identificadas genuinamente con el cambio”. Desde luego que esta, en abstracto, es una premisa necesaria. El punto es identificar esos actores y su idea de transformación societaria. Esta afirmación viene a cuento porque soy de la idea que desde el siglo pasado las narrativas que han imperado en el país, sus respectivas estructuras de pensamiento y lenguaje no pueden dar sustento a la creación de una nueva alternativa societaria. Se hace indispensable, entonces, asumir este dato e iniciar la construcción de una nueva modernidad anclada en supuestos distintos a los del pasado. Sin complejos creo que se podría asumir, como punto de partida, supuestos de naturaleza liberal.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo en la necesidad urgente e indispensable de un cambio de relato para el país. Tú siempre has insistido en ello y ahora, en medio de este descalabro, lo considero más que nunca vital e imprescindible.
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