1era entrega- Acertadísimo
Giro Estratégico
@asdromero
Cuando
comienzo a escribir estas líneas, están unos tertulianos en los desayunos
mañaneros de TVE tratando de menoscabar la imagen de Guaidó. ¡Hay que lavarle
la cara a Sánchez! Lo cierto es que aquí, la pretensión del novel presidente de
España de rebajarle el nivel de interlocución a Guaidó –tercamente concretada a
pesar de tener que digerir un mayor costo político-, sumado al oscuro episodio
de un encuentro nocturno y a escondidas de uno de los ministros más
emblemáticos del Gobierno de Sánchez con la detestada Delcy, ha generado toda
una crisis política.
Buen
prolegómeno para afirmar, de entrada, que la gira de Guaidó ha sido una muy
acertada acometida estratégica. Paso a explicarme. En un audio de 3:34 minutos
del 18 de enero, le manifestaba a un apreciado amigo de la política la
necesidad de que se reunieran en Caracas, donde se toman las decisiones, a
objeto de ingeniar alguna acometida estratégica que les sacara, abruptamente,
de la inminente y segura trayectoria hacia la colisión con un verdadero desastre.
Después del
affaire de Calderon Berti, que afectó muy negativamente la imagen de Guaidó y
su entorno, aunado casi que inmediatamente al pitazo del diputado Guerra
advirtiendo que el Régimen estaba comprando diputados, y la emergencia de estos
diputados Parra, Brito, Noriega, etc.. quienes han logrado que muchos nos
preguntemos: cómo ha sido posible que tantos bichitos de esos estuviesen
infiltrados en una oposición que a estas alturas, con todas las experiencias
acumuladas, debía estar más que sobradamente certificada de su blindaje con
respecto a ese tipo de contagio bacteriano –ahora sabemos que no lo está-, el
rumbo de la oposición lucía francamente extraviado de cualquier posibilidad de
endilgarle un “vamos bien”. Lo cierto, como lo reflejaba el tono desesperado de
mi audio, es que íbamos muy mal. Es más, el Régimen había retomado una posición
de tanta fortaleza que en cualquier momento podía apresar a Guaidó y era muy
probable que no ocurriera nada.
Asumido lo
anterior como una realidad, -no faltará, por supuesto, quien trate de rebajarle
el efecto de la crudeza al retratarla-, la salida de Guaidó hacia el exterior
generó el instantáneo efecto de actuar como un ungüento mágico. Cambió todo el
escenario. Ya pocos parecen recordar lo mal que estábamos. Ahora todos hablamos
de eventos más positivos y aprovechamos para inyectarle a nuestro corazón un
cierto fresquito, así sea temporal. Se movió ficha y tuvo resultado. No
pretendo decir con esto que escucharon mi audio en esas altas instancias del “lo
sabemos todo”, pero tuvieron que sentarse y algo bueno inventaron, gracias a
Dios.
Pensando
ayer mientras paseaba, después de varios días sin poder hacerlo a causa del
inclemente frío además excesivamente ventoso, viendo los portales de los bancos
en la Bravo Murillo, se me ocurrió la siguiente metáfora: el tour de Guaidó por
el occidente del mundo es como el viaje de un empresario, que habiendo
consumido casi todo el crédito que le habían otorgado para concretar su emprendimiento,
ya casi quebrado, en las últimas, retorna a los bancos con el objetivo de
tratar de convencerles que le otorguen más crédito. Y, al parecer, va teniendo
éxito en ello. El que varios de los más importantes líderes del mundo le hayan
recibido, Ángela Merkel, Macron y un sorpresivo Boris Jhonson sumado a la
lista; que le hayan vuelto a palmear por la espalda imprimiéndole esa imagen de joven héroe es muy
importante para la Oposición en la presente coyuntura –Sánchez apostó a que no
pasaría y como es muy malcriadito prefirió tragar grueso y resistirse a lo
evidente-.
Puesto en
estos términos, Guaidó y su equipo, con esta acometida estratégica ha logrado
renovar sus créditos y comprar muy valioso tiempo. Ahora podrá retornar por la
vía ancha y el Régimen no creo que se atreva a apresarlo, cuando unos días
antes ya lo tenían en salsa. Si lo hicieran, todo ese cónclave de famosos se pondrían de acuerdo en dar una
demostración al mundo del por qué lo son. En definitiva, la gira de Guaidó
debemos saludarla como algo muy positivo y que nos ha comprado más tiempo. Es
hora de sentarse a pensar qué vamos a hacer con ese tiempo añadido. ¿Más tiempo
para qué?
Aparte de
este reconocimiento de la gira como un giro acertadísimo de la reingeniería
estratégica. Me habría gustado comentar sobre dos aspectos adicionales. Por
razones de espacio, los abordaré en posteriores entregas. El caso español, pero
esto amerita unas cuantas líneas de antecedentes. ¿Fue bueno, en definitiva,
que Guaidó viniera a Madrid?
El otro
aspecto tiene que ver con el tópico central del discurso al cual, sino Guaidó,
los medios europeos le imprimieron máxima relevancia: ¡Elecciones Presidenciales Libres! ¿Les quedó claro a los europeos que ese ha sido el
objetivo perseguido por la oposición institucional liderada por Guaidó? Cese de
la Usurpación mediante unas elecciones libres ¿Les quedó claro que se ha
sometido esa oposición a todos los infructuosos, y para ella políticamente muy
riesgosos, intentos de negociación que se le han planteado? ¿Les quedó claro que el Régimen ha acumulado incontrovertibles
evidencias de no querer someterse a un proceso electoral transparente porque no
siente la necesidad para ello? Que ha sistemáticamente demolido cualquier
camino conducente hacia un escenario electoral. ¿Les quedó claro? Porque si no,
déjenme decirles que a los políticos europeos, en aras de no tener que tomar
una crucial decisión, les encanta esconderse detrás del mantra: “Diálogo y Elecciones
Libres”.
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