lunes, 20 de mayo de 2019

El Miedo como Instrumento de Persuasión en la Política




La Estrategia del Miedo



Asistimos a la reaparición de viejos fantasmas políticos, entre ellos el populismo. Es la tesis central de un excelente texto de Manuel Arias Maldonado: “La Democracia Sentimental. Política y Emociones en el siglo XXI”. “Se trata de movimientos de introversión agresiva caracterizados por la búsqueda de un chivo expiatorio y por el predominio de las emociones sobre la razón. El resultado: una amalgama de pasiones muy distinta de la esfera pública sosegada que los ilustrados soñaron como fundamento para nuestras democracias”.

Recientemente, tuve la oportunidad de participar en una reunión en la que se intercambiaban ideas para la elaboración de una propuesta para IPAPEDI, a los fines de que nuestro instituto de previsión alcanzase un mayor nivel de sintonía con las ingentes necesidades de nuestros docentes, a la luz de la muy severa crisis que les golpea. En ella, un profesor de Ingeniería, el Ingeniero Víctor Carrera, quien se postula para el cargo de Vocal de la nueva junta directiva del Instituto a ser elegida el 19 de junio, por unos breves minutos se desvió del tema. Lo hizo para manifestar su inconformidad con el curso que, a su parecer, estaba tomando la campaña de la opción reeleccionista,   a juzgar por lo publicado en las redes sociales. Todo, muy fuera de contexto. No se percibía la disposición a confrontar ideas o criterios, sino la apelación constante a emociones negativas.

Y, muy en particular, hizo referencia a la apelación al miedo como instrumento de persuasión. Inmediatamente, sus palabras me hicieron recordar mi muy instructiva lectura del libro de Maldonado. Me parecieron por demás muy interesantes. Le invité a escribir sobre lo que sentía. El resultado es el texto que a continuación les comparto en mi blog, con esta breve presentación en la que no pude evitar traer a colación las líneas que sintetizan la comprensible preocupación expuesta por el referido autor. ¡Es una experiencia que en nuestro país ya hemos vivido!





El Miedo como Instrumento de Persuasión en la Política


En los últimos días, la Universidad de Carabobo, entró en una dinámica que no se observaba desde aquel "sacudón" que se experimentó con las últimas elecciones estudiantiles el pasado 14 de noviembre de 2018.

Este "despertar” ahora resurge en los profesores universitarios, a quienes les tocará elegir al nuevo equipo que se encargará de regir los destinos del Instituto de Previsión Social, mejor conocido como IPAPEDI.

Lo que más revuelo trae a esta perspectiva electoral, es el intento de reelegirse del actual presidente de la institución, ¡por tercera vez consecutiva! Situación que prendió todas las alarmas en aquellos que consideramos a la Universidad como la reserva moral y ejemplo  a seguir en su carácter democrático en estos 20 años de tragedia en el país.

Dicho lo anterior, aclarado en panorama y  puesta en escena las opciones que van a la contienda; llama profundamente la atención, algunos argumentos presentados por la fórmula que desea la reelección. Especialmente, destaca el uso del miedo y la angustia como punta de lanza para su campaña, cosa que es bastante preocupante. Tratar de inducir en el pensamiento de los docentes, emociones de este estilo, los cuales ya estamos lo suficientemente agobiados por la situación del país, es jugar con nuestra tranquilidad  y eso, rompe con los principios de la sana competencia.

Dentro de esta campaña se está apuntalando el uso del discurso:
“No es tiempo de asumir el riesgo de perder lo poco que tenemos”.

Como por ejemplo: La póliza del HCM. Es decir:

- ¡Si votas por la otra opción lo vamos a perder todo! –

Utilizando el miedo como arma electoral, tal y como lo hace el régimen chavista con los sectores de la población más vulnerables; amenazándolos con la pérdida de  las misiones o la caja del clap, si estos decidiesen apoyar a la oposición venezolana. Se menosprecia y se descalifica al contrincante.

Pareciera que en el ámbito político nacional (y de esto no escapa el ámbito politico local o universitario), como que está de moda el uso del miedo como arma o argumento de proselitismo y captación de votos. Amenazando con resutados catastróficos si no gana el candidato que lo aplica.

Este tipo de campaña es, además de incorrecta, vergonzosa e inaceptable en el ambito universitario. Es inadmisible que se trate de manipular de una manera tan decadente al profesorado, apalancándose en las penurías y necesidades que hoy vive cada docente. Los universitarios somos los encargados de formar las generaciones futuras, las mismas que estarán al frente del crecimiento y desarrollo futuro del país. Tratar de esta manera al docente es procurar causar un daño emocional con nefastas consecuencias, además de dejar en tela de juicio nuestras capacidades para sembrar en el alumnado las herramientas necesarias que estos precisarán y requerirán para hacer resurgir nuestra nación.

Será necesario entonces, tomar el ejemplo de las elecciones estudiantiles, hacer una campaña de altura, con argumentos, con propuestas y defendiendo convicciones, sin caer en la descalificación y desestimación del contrincante. Debemos tener en cuenta que, IPAPEDI es la caja de ahorros de todos los agremiados y que, gane quien gane, se debe dejar atrás el revanchismo y la venganza.

 ¡IPAPEDI es de todos por todo y para todos!

Deseo concluir diciendo que las elecciones en IPAPEDI son para que los agremiados decidan, según las propuestas, quienes regirán el destino de ésta en los próximos tres años, no para convertirla en una pugna de poderes o establecer rivalidades que menoscaben el buen desempeño de la misma o deteriore el clima de unión y cordialidad que debe imperar en asociaciones de esta naturaleza.

¡Vamos pues, luchemos todos juntos por una IPAPEDI más humana, más cercana a las necesidades inmediatas de sus agremiados!

Víctor Carrera
@InVictorCarrera

lunes, 13 de mayo de 2019

A cuenta del proceso electoral en IPAPEDI


 Sobre la Reelección Indefinida


Todo parece indicar que las venideras elecciones en IPAPEDI  van a despertar turbulentas pasiones. ¿Qué razón existe para que adquieran ese carácter apasionado?

En mi opinión: el intento del profesor Fermín de reelegirse para un cuarto período al frente de esa institución. Percibo la activación de muchos profesores alrededor de un movimiento de resistencia para impedir tan nefasto precedente en nuestra Alma Máter. Debió haberse generado en el proceso electoral anterior –en la segunda reelección- cuando todavía el Estatuto de IPAPEDI textualmente permitía una sola reelección. Ninguno de los ex presidentes de IPAPEDI, entre los que recuerdo a Víctor Alvarado Henríquez, María Eugenia González, Luis Fermín Alvarado, Efraín Pérez Ortega, Carlos Alvarado Borjas, etc., se había atrevido a violar dicha norma.

Pues bien, a través de malabares jurídicos que todavía no están del todo claros, la Comisión Electoral de aquella oportunidad admitió la candidatura del Profesor Fermín. En ese momento, debió haberse generado una contundente reacción institucional, pero no fue así para mi decepción. En lo personal, me abstuve de participar. La única protesta que se evidenció fue la de un alto porcentaje de votos en blanco.

Tres años después, el profesor Fermín se atreve a exhibir groseramente su pretensión de eternizarse en la Presidencia de IPAPEDI, pero esta vez la reacción ha sido vigorosa lo cual me reconforta con mi condición de ucista. No puede ser que habiendo sido testigos del inmenso daño perpetrado a nuestra vida republicana por el proyecto político chavista que, en cuanto obtuvo su primera elección, no ocultó su pretensión de eternizarse en el poder; que habiendo reclamado, en consecuencia, la reiterada violación al principio de alternabilidad democrática, vayamos a permitir así no más, que una violación a tan caro principio, ahora infinitamente más valorado, se produzca en nuestras propias narices universitarias sin hacer nada al respecto. ¡Eso sería incoherencia!

Por ahora, lo que más me gusta como manifestaciones de esa reacción vigorosa que he señalado es el surgimiento de una candidatura con excelente formación y perfil para el cargo como es el caso del Profesor Gustavo Guevara. Me imagino, conociéndolo, que esta candidatura suya no estaba en sus cálculos. Pero es el tipo de docente y ser humano a quien le duele mucho todo el deslave institucional, de manera tal que valorando la coyuntura electoral de IPAPEDI como un sensible episodio que contribuía a socavar aún más la institucionalidad, decidió dar un paso hacia adelante. Y lo segundo que más me gusta es que alrededor del asunto se está generando opinión escrita. ¡Cómo deber ser en una universidad que se precie de ser universidad!

Por esto, a continuación comparto con ustedes, en mi blog, la reflexión que el Dr. Frank López, Coordinador de Estudios Doctorales en la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales,  desarrolla, en estilo epistolar, sobre la naturaleza indeseable de la REELECCIÓN INDEFINIDA. Aprovecho para aclarar, como también lo hace Frank en su texto, que esta publicación no es parte de las estrategias del comando de campaña del Prof. Gustavo Guevara. Lo publico porque me encanta lo que está ocurriendo en nuestra universidad. ¡Estamos vivos!


Reflexión del prof. Frank López


Estimado profesor, cuando reflexionamos sobre normas y principios no podemos sino generalizar, porque, como es obvio, estamos refiriendo los aspectos universales, aquellos que le son común a los entes,  en este caso a las democracias, a las que me estaba refiriendo. Pero  con mucho gusto, estimado amigo, voy a particularizar el caso que nos ocupa, no obstante, antes diré que no votaré por ninguno de los dos candidatos en este proceso electoral viciado de IPAPEDI y que mi opinión, por si alguien llegara a pensarlo, no está dentro de la estrategia de alguna campaña electoral de algún candidato.

Bien, dicho lo anterior pasaré a lo  que nos ocupa. En relación a su argumento de que "una dictadura no lo hace bien jamás", es evidente que es una afirmación absolutamente falsa. Y lo es porque esa afirmación sólo es válida cuando se trata del fortalecimiento de los principios, las virtudes y las normas democráticas, como Sócrates se lo hizo saber a Callicles hace ya XXVI siglos y como puede Usted leerlo en la página 156 del Gorgia de Platón, de la edición de 1972 de Espasa-Calpe.

De modo que su afirmación no es cierta cuando se trata, por ejemplo, del desarrollo de la infraestructura de obras y servicios públicos. Y a este respecto yo podría desvirtuar su afirmación sólo colocándole como ejemplo la extraordinaria gestión pública de un autócrata como Antonio Guzmán Blanco, pero para evitar que pueda Usted interpretarlo como una excepción, voy a citar otros ejemplos en Venezuela que desmienten su afirmación. Por ejemplo,  la mayor parte del desarrollo de las obras públicas de infraestructura y de modernización corresponden a la gestión de dictaduras como la de Gómez, que unificó la hacienda pública y creo el sistema de carreteras nacionales que aún se mantienen; como la de López Contreras fundador de varios ministerios y del Banco Central de Venezuela; como la de Medina Angarita que entre muchas cosas  creo el Seguro Social Obligatorio y modernizó la legislación petrolera; o como la de Pérez Jimenez, que modernizó la infraestructura vial, empresarial y urbana del país.

Ahora bien, en lo que una dictadura no puede ni podrá hacer cosas buenas es, como le dije y como lo dijo Sócrates, en lo relativo al orden democrático, porque TODAS las dictaduras, todas, degradan las bases de la república.

Por otra parte, estimado amigo, la REELECCIÓN INDEFINIDA, que  era mala para Chávez y que ahora es buena para el profesor Fermín Conde, no sólo acaba con el principio de la alternancia democrática, que es un principio sustantivo del ejercicio de la democracia, sino que tiene un efecto perverso y en cascada que termina acabando con las virtudes cívicas y finalmente con la república. Porque: debilita la representatividad, toda vez que los cambios inevitables de la voluntad política general del soberano terminan por no sentirse representados en la voluntad particular del titular eterno del poder; este hecho quiebra la legitimidad del sistema de poder; y la quiebra de la legitimidad del sistema de poder debilita la autóritas cívica del gobernante; que a su vez acaba con la gobernabilidad democrática y, frente al debilitamiento del control cívico de la república, termina haciendo necesaria la coacción militar-policial como mecanismo de control social. Es decir, la abolición del principio de alternancia democrática desata una fuerza entrópica que termina acabando con el sistema democrático y por tanto con la república.

A título de ejemplo: Caldera se hizo reelegir sempiternamente en Copei y desató este proceso entrópico que destruyó la democracia dentro de ese partido y terminó destruyendo una de las instituciones democráticas claves para el sostenimiento de la sistema, cuyo efecto fue importante en el fin de la república que hemos sufrido. Chávez hizo lo mismo con el PSUV y con la república y los resultados están a la vista. Y el profesor Conde,  a pesar de los buenos deseos de las personas de buena fe como Usted, no podrá sino hacer lo mismo. Y no sólo con la democracia interna de IPAPEDI sino que hará su contribución macabra para el debilitamiento de la ya precaria democracia universitaria.

Y finalmente, agradezco su observación a mi yerro y, en virtud de mi agradecimiento, aprovecho para decirle que corrija "dictadura", porque no se escribe separada. Aunque también puede deberse a las travesuras del duende del teclado.

Mis saludos y mi aprecio.

viernes, 3 de mayo de 2019

Un aspecto a destacar del 30A



Libertad: Asunto de Vida o Muerte

@asdromero

La autoría es de Leopoldo López, en sus declaraciones suministradas a las afueras de la Embajada de España. Afirmación contundente que reconforta mi relación con la política en mi maltratado país. Mi sintonía es total con ella. Justo en la noche del 29 de abril había concluido un texto para ser publicado a través de mi blog, que tiene estrecha relación con lo señalado por Leopoldo. De hecho, alcancé a publicarlo pero por carecer de señal de internet, no inicié su difusión.

Cuatro horas de sueño apenas, para ser despertado por el sonido de las vuvuzelas y el disparo de cohetones. Era ese amanecer que venimos esperando desde hace tanto tiempo. La esperanza se esponjó como crecida con levadura. Desde el principio supuse que esa puesta en escena, a primera impresión: muy arriesgada, debía tener correspondencia con un plan armado en estrecha cooperación con nuestro principalísimo aliado internacional: los Estados Unidos de América.

Ya contamos todos con buena información, seguramente no toda, sobre los entretelones de lo que se venía construyendo en estas recientes semanas donde todo parecía haberse estancado. También sabemos que el plan no rindió los frutos de nuestro anhelo. Pero, seguro estoy, que el 30 de abril de 2019 pasará a los anales de nuestra historia. La divide en un “Antes” y un “Después”. Lo acontecido es como si se le hubiese hundido, por un costado, una espada de vidriagón al Heredero del Maestro de la Muerte. Esa profunda herida ya no podrá ser suturada. En lo personal, aunque parezca innecesario reconocerlo, prefiero que se haya producido ese salto cualitativo en nuestra lucha por recuperar la Libertad, aunque debamos transitar todavía por un camino de mayores riesgos.

Prefiero encontrarme en este angustioso “Después” que en ese aparente remanso del “Antes” que comenzaba a generarme suma preocupación. Reunión a la que me invitaban, reunión de la que emergía con la sensación de un indetenible crecimiento de la desconfianza ciudadana en sus líderes. Crecimiento que no era gratuito, se nutría  de desafortunadas y controversiales declaraciones de algunos dirigentes, que, de una u otra manera, contribuían  a crear la sospecha de que se estaba intentando: montar una matriz de opinión favorable a unas fulanas elecciones, en un lapso de tiempo insoportable para una nación que ya tiene demasiado tiempo muriendo de mengua. Me refiero a unas elecciones antes del Cese de la Usurpación.

Uno de los efectos más positivos que acaricio de este 30A, ha sido el restablecimiento de la confianza ciudadana en sus principales líderes. Ahora debemos estar absolutamente claros que ni Leopoldo, ni Guaidó, ni por supuesto, aunque huelgue decirlo, María Corina, que la incluyo por su coherencia y por su merecimiento de estar incorporada a ese trío principal, han creído por algún momento en la bondad de esa tesis. Su razón: estar convencidos de la urgencia con la que se requiere salvar a este país, de liberarlo de las garras de la Muerte. Por eso, la afirmación de Leopoldo: “la libertad se ha convertido en un asunto de vida o muerte”, echa por tierra todo ese muro de desconfianza que venía gestándose.

Quienes conocen de mi trabajo, saben que me he identificado con el Discurso de la Urgencia desde el 2014, sí: desde “La Salida”, por eso me parecía inconcebible que alguien al interior del país pudiese estar contribuyendo a construir un nuevo Deja Vu electoral. En un largo texto, casi 4000 palabras, titulado: “La Urgencia es Nuestra. La Agenda debe ser Nuestra”, intenté desmontar toda la argumentación a favor de esa nueva oxigenación que el Régimen recibía, a través de la propuesta electoral gestada en los distantes despachos de la Comunidad Europea y el Grupo de Lima. Y que, aunque me refería a ello como una sospecha, pudiese estar encontrando eco articulador en algunos despachos de nuestra propia política.

El 30 de Abril cambió todo el escenario. El texto perdió vigencia. Por eso, preferí eliminarlo del blog sin haberlo difundido. Quizás algún día, ojala no, sea necesario re-publicarlo. Pero, por ahora, voy a rescatar parte de ese texto. A los efectos de la argumentación, lo primero tenía que ser lo primero, una vez más esgrimir el por qué el contexto de suma urgencia en el que se desenvuelve casi todo el país debía configurar como inaceptable, inadmisible,  el imbuirnos en una muy riesgosa expectativa de solución electoral a lejanos nueve meses. Las siete palabras de Leopoldo lo sintetizan muy bien. Mas, por aquello de que mejor sobre que haga falta, a continuación un extracto de mi texto:


El Discurso de la Urgencia


Debemos concentrarnos en explorar la posibilidad de unificar el discurso alrededor del reconocimiento que nuestra vida como país ya se ha hecho inviable y, en tal sentido, admitir que nuestra solicitud de ayuda a la comunidad internacional es urgente e impostergable. La cual, no necesariamente tiene que ser parafraseada en términos de la activación del 187, propuesta que ha demostrado tener poder divisorio. Se dice fácil pero se hace harto necesario argumentar unas cuantas razones al respecto. Lo primero, aunque para algunos de nosotros ya  luzca innecesario, es insistir en la calificación de URGENTE a nuestro estado actual como nación.

Acabo de regresar de Maracaibo, la segunda ciudad más importante del país, y no exagero al señalar que lo que se vive allá es dantesco. Una ciudad prácticamente paralizada. No sólo es el colapso de los servicios. Es que los niños no están recibiendo educación. A las escuelas públicas no asisten casi alumnos ni profesores. En las privadas la asistencia es mayor, aunque reducida, sólo para recibir tres horas de clase al día. Calles semidesiertas, en las que llaman poderosamente la atención las larguísimas colas de vehículos para proveerse de combustible. Actividad económica casi nula, excepto por la compra y venta de lo indispensable a precios bastante más altos que en el resto del país –me consta-. Así como la educación, la prestación de servicios de salud anda por el suelo.

Voces importantes en el estado Zulia, como la del ex Rector de LUZ Ángel Lombardi, cuestionan el que la dirigencia política regional, el Bloque Parlamentario Zuliano ni las instituciones emblemáticas del Estado “han estado a la altura de la gravedad de la situación”. En otro tuit: “No vale la pena formar parte de un país cuya capital, donde residen los principales poderes, es indiferente a nuestra salud pública”. ¿Muy duro? No lo creo. De continuar el invivible colapso en esa región, no es de extrañar que temas superados como el de la “Independencia” vuelvan a tener resonancia. Se ha iniciado un proceso de desmembramiento de la unidad territorial de la República, cuando en su “culmen centralista” el Régimen Destructor ya no se preocupa más que de mantener a su bunker caraqueño en una especie de “burbuja dolarizada”, mientras que al resto de las regiones las abandona como si no fueran más que “monte y culebra” –las comillas porque continúo apelando a expresiones de Lombardi-.

No se trata sólo del Zulia. También es Táchira; Barinas; Guayana; vastas zonas rurales del país. Otro amigo me habla con suma preocupación de Punto Fijo. Es como una ola que se traslada desde la periferia hacia el centro porque, en mi viaje, hasta en Lara pude notar los primeros efectos de lo que se nos viene encima. Cabe entonces preguntarse: ¿Cuál es el porcentaje de territorio nacional que debe estar sumido en un estado de perenne inviabilidad de lo básicamente humano para que asumamos, todos a una voz, la solicitud de ayuda urgente?  El país ya está dividido y es un fenómeno que no sólo es delimitable por fronteras geográficas.  También una frontera salarial marca su presencia divisoria. El reducido sector privado que todavía subsiste en el marco de la crisis ha venido, autónomamente, generando políticas salariales, a fin de garantizar para su fuerza laboral algún nivel de sobrevivencia. Para sus trabajadores, el salario todavía retiene algo de valor y sentido lógico. No ocurre así en el inmenso país que depende del salario público, donde éste ha dejado de tener algún valor. Simplemente, ha dejado de existir y con su muerte ha sobrevenido el vaciamiento de las instituciones y su incapacidad para realizar funciones vitales para cualquier sociedad.

Nuestra profunda y prolongada crisis, en su fase terminal ha devenido en una fragmentación del país en islas franqueadas por muros de indiferencia. En este escenario, donde cada día son más los abandonados a su infausta suerte, cómo no unirnos para decir en un solo clamor que el país no soporta más la opresión de quienes, a cualquier costo, apuestan a mantenernos secuestrados bajo su odioso poder. La Comunidad Internacional, tanto los que nos apoyan como los que no, deberían ser enterados de parte nuestra que ya no hay tiempo para prolongadas disquisiciones políticas y diplomáticas.

Hace algunos días, un amigo me propuso un ejercicio de escenarios. ¿Qué vamos a hacer si la Comunidad Europea y el Grupo de Lima consiguen para Venezuela una vía electoral de solución, nuevo CNE, supervisión internacional, etc.? ¿Nos vamos a negar? Mi respuesta fue inmediata. Emergió más de mi emocionalidad que de un análisis racional. Así lo reconozco, aunque creo que en las actuales circunstancia: ello no le resta valor. Ya no hay tiempo para esa solución, le dije. El tiempo se agotó. El Régimen se encargó de patear esta posibilidad cuando todavía podría haber sido una alternativa. A partir de esta primera escaramuza se generó un largo debate tuitero que me permitió aclarar mejor las ideas y someterlas al escrutinio de la racionalidad. Estas son las ideas que pretendo plasmar en el presente texto.

Lo cierto es que el fantasma de las elecciones vuelve a rondar por el espacio de soluciones a la crisis venezolana. Le asigno esa connotación espectral por cuanto es una alternativa generadora de una esperanza, que demanda un tiempo infinito dada la profundidad del pozo en el que estamos hundidos. Recordemos que el tiempo es relativo.  Debemos todos hacer un esfuerzo imaginativo para visualizarnos nueve meses después en un país sin salud, sin educación, con más hambre, con un colapso de los servicios básicos más agravado, con una economía más dañada, y paremos de contar todo lo negativo que sobrevendrá a nueve meses más, siendo optimista, de vida en esta tragedia. Por otra parte, una alternativa, las elecciones, con un alto porcentaje de riesgo que no se concrete en una solución efectiva, sobre lo cual me referiré con posterioridad.