En unas declaraciones suministradas por Monseñor Azuaje, Presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), él pidió a la oposición “reconstruir el liderazgo social”, comprender la necesidad de la unidad, y dejar de lado la “arrogancia política”.
Del portal de noticias carabobeño NOTICIERO52 -https://noticiero52.com/ - solicitaron mi opinión al respecto y decidí, sobre la marcha, no desaprovechar la oportunidad. Desde hace tiempo, he venido pensando en el rol de la Iglesia como la Institución en mejor posición para convertirse en el poderoso y muy necesitado factor aglutinante, de cara al desafío de reconstituir una verdadera unidad de todos los factores sociales que movilizan al país con la capacidad de poder confrontar con mayor eficacia al Régimen. Un tópico pertinente, habida cuenta que ya se produjo un primer intento de parte de los obispos que, lamentablemente, se quedó a medio camino. De esta fallida y breve acometida política se deriva la motivación para producir este texto, cuyo título -muy acertado por cierto- fue decidido por Noticiero 52.
Romero: La Iglesia debe ser promotora de conversaciones entre diversos sectores del país
Muy de acuerdo con el pedimento que hace la Iglesia Católica a la oposición en sus tres vertientes. En primer lugar, priorizo la necesidad de comprender la necesidad de la unidad. Lo cual conlleva, la necesidad de dejar de lado la “arrogancia política” -¿Un mensaje a varios García?-. Por supuesto, es fundamental para el desafío que tendría que plantearse una plataforma unitaria reconstituida con ayuda de la Iglesia: la formidable tarea de reconstruir el liderazgo social para colocar el acento de la política unitaria en la articulación de las demandas sociales que genera la crisis genocida que estamos viviendo. Por lo tanto, coincidencia total con la Conferencia Episcopal Venezolana.
Ahora bien, nótese que hablo de una reconstitución de la unidad con “ayuda” de la Iglesia. En este sentido, creo que la Iglesia católica debe retomar la iniciativa que hace algunos meses emprendió como promotora de conversaciones entre dirigentes políticos, empresarios y rectores de diversas universidades. Los que estamos pendientes del curso político del país, supimos de las diversas reuniones donde representantes de la CEV conversaron con dirigentes políticos como Juan Pablo Guanipa, Henry Ramos Allup, Enrique Márquez, Eduardo Fernández y otros, así como con representantes de Fedecámaras y rectores de varias casas de estudios superiores (UCV, UC, UNIMET, UCAB, etc.). El tema: la necesidad de constituir una auténtica unidad.
Arropados por ese clima unitario que ya lo creíamos concretado, aquí en Carabobo se produjo el 22 de febrero una reunión donde participó Monseñor del Prete, la profesora Jessy Divo de Romero, el Presidente de Fedecámaras Carabobo, varios diputados, representantes de diversos partidos políticos y de diversas organizaciones de la sociedad civil. De esa reunión en el hotel Hesperia salimos realmente entusiasmados con la idea del Frente Amplio.
Algo ocurrió en el lapso que separó el Acto que se llevó a cabo el seis de marzo en el Aula Magna de la UCV y el que se escenificó, dos días después, en el auditorio del Complejo Cultural Chacao para anunciar la activación del Frente Amplio Venezuela Libre. Algo que nunca se ha logrado comunicar con la transparencia y precisión demandadas por la naturaleza de la iniciativa, pero que nos permite intuir que no se ataron políticamente todos los cabos que se debían atar y el niño nació con problemas de oxigenación en el tan esperado parto. De allá para acá, nos enteramos que la CEV había tomado distancia con relación al Frente Amplio –no así Ugalde ni el Rector de la UCAB-, igual la AVERU y Fedecámaras. Este problema que suponemos fue resultante de la discusión inconclusa de tópicos fundamentales a la luz del objetivo de reconstituir la Unidad, se ha convertido en un auténtico plomo en el ala para la eficacia política del Frente Amplio Nacional y, por ende, limitante de la eficaz territorialización de la acometida política en todo el ámbito geográfico del país.
Aunque aquí en Carabobo el Frente Amplio ha funcionado mejor que en la mayoría de los estados del país. Y no lo digo porque me haya correspondido coordinar en los primeros meses su etapa de gestación, sino en reconocimiento al denodado esfuerzo que han protagonizado algunos dirigentes de los partidos políticos que lo integran –no todos- y los movimientos sociales de la región. Lo cierto es que uno observa con tristeza como todos esos esfuerzos corren el riesgo de perderse, ante el inminente fracaso de la marca Frente Amplio en el ámbito nacional.
En mi opinión: la lección que debemos todos encajar, y en este “todos” también es menester incluir a la CEV, es que el tema de alcanzar la unidad política, que todos anhelamos y percibimos como necesaria, resulta ser muy elusivo y con ingentes complejidades propias de un genuino nudo gordiano. Requiere de un intenso esfuerzo de discusión puertas adentro, hasta que se alcance un acuerdo necesario y suficiente con el cual se comprometan vastos sectores representativos de la sociedad, incluyendo un espectro bien amplio de las fuerzas políticas y sus liderazgos más representativos.
La Iglesia es, hoy por hoy, la única institución con la prestancia requerida para poder promover, y yo diría: incluso presionar, para que el nudo gordiano comience a desenredarse. No va a ser suficiente con pontificar la idea. Ya se hizo en una oportunidad, pero no se condujo la acometida a feliz término. Si los representantes de la Iglesia, realmente, quieren contribuir con la consecución de un cambio político que comience a sacarnos de esta pesadilla, van a tener que involucrarse más y asumir mayores riesgos. La Iglesia ejerce un liderazgo moral por todos respetado. Este liderazgo debe ser utilizado proactivamente para tejer y tejer todo lo que sea necesario tejer en aras de despontificar la idea de la Unidad y convertirla en una realidad. Ella puede. Esta es mi opinión.
Totalmente de acuerdo, el elemento de unión entre los sectores de oposición ha sido hasta el momento la unidad alrededor de mi, cada uno quiere unión pero a su alrededor, y terminan unidos consigo mismos, es decir separados por mesquindades y arrogancia política tal como usted lo cita.
ResponderEliminarEl mejor punto alrededor del cual se debe gestar la unidad es la moral, y ente que mejor podría hacerlo en estos momentos es la iglesia. Es vital para la reconstrucción de la tan deseada unidad que la iglesia guíe ese camino, y adicionalmente sumaremos al principal aliado que necesitamos en estos momentos, a Dios con la intercesión de la Virgen Maria, pues en estos momentos, la NarcoDictadura llego a límites de sadismo y maldad jamas pensado, saben que se juegan el pellejo y por ende quitaron el limite de la maldad y son capaces de lo que sea por mantenerse en el poder, por ello solo con Dios de nuestro lado lograremos salir de esta pesadilla que absorbe a Venezuela, así que ojala, tome su papel la iglesia dentro de esta gesta histórica y sea la piedra que establezca las fundaciones de una verdadera unidad comprometida con el rescate moral de nuestro país
Prof. José Nieto