Comparto 100% este texto del sociólogo Manuel Barreto Hernaiz
EL NO DEL 19 DE ABRIL
“Debe
hacerse en cada momento, lo que en cada momento es necesario”.
(José
Martí)
Desde
muchachito escuchando la historia de Emparan y el cura Madariaga indicando al
pueblo qué hacer… ¡No! No y mil veces ¡NO! debería ser la respuesta ciudadana a
tanta locura hecha gobierno; a la miseria en la que tiene sumida al 80% de la
población; a la miserable corrupción que trajo escasez y hambruna; a la
incapacidad de llevar adelante los más sagrados derechos contemplados no sólo
en nuestra constitución, que por cierto fue una y mil veces maldecida al
llamarla “Bicha”, sino en la declaración de los Derechos Universales del Hombre; decir ¡NO! a esa
aberración maniquea de dividirnos como Nación en dos toletes irreconciliables,
que sembró el odio, el resentimiento y la fractura entre sus ciudadanos; de
decir ¡NO! a la insoportable oscuridad por la comprobada incapacidad de
estos sinvergüenzas; de decir ¡NO! a las absurdas colas que se originaron por
descuidar criminalmente la Seguridad Alimentaria del país y por propiciar la
más abyecta corrupción entre la multiforme fauna (en uniforme o en la
metamorfosis del bachaco) que se enriquece con el hambre del pueblo…
Hoy
19 de Abril, era el Día del ¡NO!...Pero…
¿Será
que nuestra dirigencia política se tomó en serio lo del puente?
Esa
apatía en lo pertinente a la toma de posiciones respecto más que a la política,
a los asuntos públicos, en la que vivimos atrapados millones de ciudadanos, sea
probablemente reflejo de una actitud cotidiana de desinterés, o de temor ante las
embestidas intolerantes del régimen y del escepticismo relativo a cualquier
tipo de justificada y constitucional protesta…¿Será que “el librito MUDO” dice
que no hay que gastarse en tales manifestaciones, que los cartuchos son
exclusivos para las contiendas electorales?
¿Por
qué la MUD CARABOBO no reacciona con firmeza ante el marasmo ocasionado por el
régimen, que hace un buen rato nos condujo a un estado de descomposición que ha
rebosado todos los límites imaginables?
Muchos
se preguntan: ¿Por qué es tan leve la reacción ante la infame vida que este
régimen nos hace transitar; por qué ante esas violentas represiones y abusos de
todo tipo que estamos sufriendo son tan tímidos los reclamos? Produce, más que
extrañeza, perplejidad, que ante comprobados casos de corrupción, de terribles
vejaciones, de comprobadas triquiñuelas, de sempiternas burlas a la ciudadanía,
a la cual precisamente le han robado su futuro, y aquí y ahora no suceda
nada...
¿Acaso
un país postrado, timorato e incapaz de darle la cara a las penurias que sufre
y se acrecientan día tras día, merece su desesperanza y angustia? Así están las
cosas. Esta sensación subjetiva de falta de energía física o intelectual, o de
ambas, se convierte en apatía; es la sensación de que nada va a cambiar, que
todo esfuerzo es en vano, que todo va a seguir igual. Y eso hace posible que el
régimen haga lo que le dé la gana, que aplaste a quien quiera y como
quiera.
Basta
de permanecer como espectadores pasivos e impertérritos ante la terrible
travesía hacia el marasmo total; basta de tolerar y abandonar hasta esas
mínimas actitudes de dignidad, en pos de cualquier producto básico; toleramos,
ad nauseam, la compra o el cierre de medios de comunicación, a sabiendas
que no hay personas ni sociedades libres sin libertad de expresión; que el
ejercicio de ésta no es una concesión de las autoridades, sino un derecho
inalienable del ciudadano.
Pareciera
que saber la verdad ya no importa. No es un secreto que el gobierno se apoya en
las cualidades más lamentables de nuestro pueblo: el resentimiento, la envidia,
la viveza, la irresponsabilidad y hasta el coloquial “pataebolismo”; y por otro
lado, está claro que este régimen parece dispuesto a sacrificar lo que sea con
tal de atornillarse en el poder y conservar sus privilegios. Así las cosas,
este es el momento de colaborar en una fase fundamental en la recuperación de
un país que anhela paz, tolerancia, seguridad; de un país íntegro, competidor,
donde más que socialismo de ningún siglo tengamos la prosperidad que tan sólo
el trabajo y el esfuerzo garantizan; este es el momento de perseverar en el
logro de un país sin tiranías y sin tiranos. Y no es cuestión de
impaciencia o impulsividad, es cuestión de persistir pues las circunstancias así lo indican. Hemos tropezado muchas veces con la misma
piedra, pero ahora si la tenemos marcada. Una de las pocas maneras para que
este régimen no se sienta que es intocable, es haciéndole sentir el peso de la
ciudadanía ya que no sienten el peso de la ley, pues hace rato ellos la
controlan; sin violencia, pero con determinación; sin tocarles pero sin
dejarles respirar. Una hormiga no para un bus, pero llena de ronchas al que la
conduce…
Es
el momento de dejar atrás esa lamentable paradoja que indica que el régimen se
desgasta pero la oposición no se vigoriza. Es el momento de tejer la
deshilachada bandera que ha sido mancillada por la perversidad, la
aquiescencia, y por la vulgar complicidad; que cada día es ensangrentada
por la tiranía despiadada que auspicia y actúa con brutal violencia.
Ya
es el momento de que todos los ciudadanos demócratas digamos un contundente
¡NO! – con o sin cura Madariaga- a este miserable gobierno que no respeta ni
protege la libertad de la ciudadanía, lo que nos indica que hemos dejado atrás
lo que se considera una verdadera democracia... Y esa es la realidad que hoy
tenemos que enfrentar, ya que el miedo al riesgo y el silencio cómplice frente
a la maldad, son una de las tantas nefastas condiciones que afectan a nuestra
Nación.
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