¿Hacia una política opositora alternativa?
Asdrúbal Romero
M. (@asdromero)
I-Introducción
Con relación a la falta de coherencia en
las estrategias de la oposición democrática, solemos escuchar a muchos
despachar el asunto con cierta ligereza, diciendo que ello se debe,
fundamentalmente, a la confrontación y el reacomodo de los proyectos políticos
personales que en su seno conviven. Lo más seguro es que tal confrontación
exista y se renueve constantemente con nuevas aspiraciones, pero no debiera
tratarse sólo de eso. Existe un factor de escisión de naturaleza más profunda,
el cual está vinculado a la visión que tiene cada agrupación política sobre
cuál es la mejor estrategia para alcanzar el ansiado objetivo de cambiar el
modelo de gobierno. Estas diferencias de visión estratégica le han dado calor a
un debate que se ha hecho visible a la opinión pública desde inicios del 2014,
etapa en la cual alcanzó su mayor calidez. Se trata en este documento de
revisar la evolución en el tiempo de ese debate, a la luz de los dos polos
extremos dentro de los cuales se ha dado su dinámica.
II- la estrategia de tempo más lento
Constituye una de las posiciones extremas
del debate. En esta estrategia se parte
de la premisa que la estruendosa caída de la economía se encargará por
sí sola de propinarle la gran derrota al gobierno. El haber violado por tanto
tiempo las más elementales leyes de la economía se les vendrá avasallantemente
en su contra, pronostican, tal cual las aguas de un río crecido cuyo cauce
hubiese sido cambiado y retornan con una fuerza indetenible, llevándose por
delante lo que encuentren, para reposesionarse de su cauce original. No se han
equivocado: este fenómeno ya inició su devastación. En el ínterin de esperar
que esa caída libre surta sus efectos,
se ha venido trabajando para aprovechar electoralmente el descontento.
La ruta es fundamentalmente electoral. Tratar de lograr en cada elección un
mayor número de votos hasta constituir una mayoría insuperable -incluso mediante los
tramposos mecanismos instituidos por el oficialismo-, que depare finalmente el
triunfo.
Paciencia y salivita: la primera para esperar
el derrumbe y la segunda para capitalizar los votos. Primero Justicia es la
agrupación que más se identifica con esta estrategia -no necesariamente en un
100%-. Además, con una convicción reforzada por el triunfo del 6D. ¿Se dan
cuenta que este era el camino? -parecieran decirnos con rebosante
satisfacción-. Por ello, han continuado impertérritos en defender la mayor
conveniencia de la agenda electoralista. Por la vía de los acuerdos internos, se afanaron en obtener el control mayoritario de la agenda
legislativa, lo cual han aprovechado para presentar unas leyes cuyo objetivo es
el de batirse tête à tête con el
oficialismo en el campo de las dádivas populistas. ¿Cómo se explica que quienes
critican la política del incremento desmedido del gasto público como causante
de la galopante inflación, sean los
mismos que proponen una ley que implica una erogación mil millonaria en la
depauperada circunstancia que se encuentra el erario nacional? Me refiero a la
Ley de Cesta Ticket para Jubilados y Pensionados, muy necesitada y beneficiosa
para un sector de la población, pero…
Cabría preguntar también: ¿Cree usted que
la Ley de Otorgamiento de Títulos de Propiedad a Beneficiarios de la GMVV es un
asunto prioritario en el marco de la profunda y tenebrosa crisis que aqueja al
país? Podría continuar refiriéndome a otras leyes distractoras de lo que
debiera ser el principal objetivo de la AN: el cambio de modelo de poder. No
sin cierta razón, el articulista Orlando Viera-Blanco habla de un “populismo
engominado”; de un querer parecer más chavistas que Chávez de cara al evidente
propósito de continuar ganando votos para los subsiguientes eventos
electorales, sea este el Referéndum Revocatorio, si es que el Gobierno no lo
obstruye hasta convertirlo en inoficioso, o las próximas elecciones regionales,
donde las típicas estrategias del país que se niega a cambiar su relato rentista,
les podrían aportar una jugosa cuota de poder como partido. Todo esto en el
contexto de una crisis cuya voracidad a pasmosa rapidez amenaza con terminar de
fulminar las pocas esperanzas que les quedan a los supuestos clientes
electorales.
III-la estrategia de tempo acelerado
Precisamente, la urgencia de la crisis nos
hace apuntar nuestro foco hacia el otro polo de las estrategias, que involucra la
máxima aceleración para intentar forzar el cambio a la mayor brevedad posible.
Tuvo su mayor auge en los inicios de este debate, pero, triste es reconocerlo,
en la actualidad, cuando las circunstancias más la justifican: ninguna
agrupación en el seno de la MUD pareciera querer asumir del todo su cabal
representación. Excepción hecha de María Corina, que con meritoria valentía
sigue insistiendo, pero cuya voz pareciera ensordinada por esa imagen de chica
rica que no ha logrado, lamentablemente, superar. Exceptuándola a ella, ni
siquiera Voluntad Popular se percibe hoy día tan identificada con la visión
estratégica que sí representó en el reciente pasado su líder: Leopoldo López.
Me referiré, particularmente, a él como el
actor político más emblemático de una visión tendiente a exaltar la urgencia
del cambio, sin detrimento de otros que también la hayan argumentado. Tanto su
formación adquirida en universidades pertenecientes al exclusivo club de las
diez más prestigiosas a nivel mundial, como su muy probable conexión con los
más avanzados centros de pensamiento (think tanks) en los Estados Unidos, me
aportan la convicción que Leopoldo sí accedió a una visualización adelantada de
la crisis tal cual ha evolucionado y quiso ahorrarle al país este
derrumbe. Esta crisis sistémica que
azota a una patria empobrecida era perfectamente predecible y muchos lo
advertimos. Ahora, cuando todos la padecemos y tomamos conciencia de su
magnífico poder destructor de todas las capacidades de este país; cuando
valoramos su naturaleza sistémica que avanza a una velocidad de generación de
deterioro proporcional a la magnitud del que ya ha creado –inestabilidad
exponencial: como la caracterizamos los sistémicos-; cuando vemos imágenes de
pueblo canibalizando vehículos de aseo urbano en busca de alimentos así sea
descompuestos; cuando leemos las noticias de los neonatos que mueren todos los
días en los hospitales, de los que mueren por no conseguir la medicina que
necesitan o como resultado de la creciente inseguridad en las calles; cuando
somos testigos de cómo los más elementales servicios públicos van colapsando,
creo que deberían ser muy pocos los que todavía se atrevan a señalar a LA
SALIDA como una propuesta signada por el aventurerismo político que no tenía su
razón de ser.
Habría sido inmoral para cualquier político
que, adelantado a su tiempo, accediese a una visión de este ingente dolor que
hoy se aposenta en los corazones de millones de compatriotas, no intentarlo
como lo intentó. Hasta donde yo pude ver –tuve que salir del país en viaje ya
planificado el mismo día que Génesis Carmona murió en la Guerra Méndez-, la
convocatoria siempre estuvo orientada a la protesta pacífica y la movilización
en las calles. Mecanismos ambos a los que un pueblo maltratado tiene pleno
derecho a recurrir en cualquier país del mundo donde impere constitucionalmente
una democracia. Que si no tuvo la suficiente paciencia para cabildear su visión
con sus pares políticos; que si escuchó cantos de sirena que no se cumplieron;
que si quiso pasársela de vivo y jugar “adelantaíto”, todo eso queda para el
debate especulativo entre los políticos.
Lo cierto es que después: el llamado
pacífico se desvirtuó, también es menester reconocerlo, pero quién puede
atreverse a afirmar que en el desarrollo de esa iniciativa política no entraron
factores extraños a pervertirla: desde sectores radicales convencidos de que su
accionar casi de guerrilla urbana era lo conveniente y lo correcto hasta
elementos infiltrados por el propio gobierno. ¿Y quién podría atreverse a
criticar a esos sectores radicales cuando personeros importantes del Régimen
han reconocido su prestancia a organizar su milicia guerrillera en un escenario
político rotado exactamente ciento ochenta grados con respecto al actual?
Pero, de lo que se trata no es de revivir
el pasado. Si he tenido que retroceder en el tiempo ha sido para facilitar la
iluminación de estas dos visiones estratégicas contrapuestas. Porque una, la de
tempo acelerado, tuvo su realización
más álgida en los inicios de 2014 y pareciera, aparentemente, haber perdido
fuerza frente a la prevalencia en el momento actual de la visión de tempo lento. Insisto: el debate siempre
se ha movido entre esos dos extremos. En cualquier instante de tiempo, cada
agrupación se ha posicionado sobre algún gris de esa infinita escala de
gradación de grises entre el blanco y el negro que representan ambos extremos.
Con el transcurrir del tiempo, las agrupaciones se han ido desplazando sobre
esa escala. Voluntad Popular, por ejemplo, se ha alejado de su posición inicial,
casi polar, como si hubiese perdido un tanto su perfil, ab initio más combativo. Lo que me ha llevado a preguntarme cuán
satisfecho pueda estar su líder de ese desplazamiento, si es que está
suficientemente informado, porque la prisión de Leopoldo no tiene nada que ver
con la que la Cuarta República le brindó a Chávez que podía, los fines de semana,
rodearse de la devoción de sus correligionarios.
IV-En el momento presente
Continuando con las interrogantes: ¿Cómo ha
sido el desplazamiento de AD? ¿Dónde se posiciona en la actualidad?
¿Y Primero Justicia? En mi opinión: se ha
mantenido más apegado al extremo suave de la agenda electoralista. No se puede
negar que en algún momento haya tenido más argumentos a su favor para
mantenerse en esa posición y que ello no le haya rendido buenos frutos a la
Oposición. Pero en las circunstancias actuales,
después de todo el bloqueo del TSJ a cuanta iniciativa pueda salir de la
AN y del desdén con el que los funcionarios de alta jerarquía se niegan a ser
interpelados para permitirle a la AN el cumplimiento de su función de control: ¿Se
justifica que siga siendo el polo atractor de los demás partidos hacia la
estrategia de tempo lento? En verdad,
creo que ya va siendo hora de que revise su visión estratégica. En todo caso,
ya se hace necesario reavivar ese debate.
La crisis ya se ha develado en su poderosa
malignidad y no se detendrá en su destrucción.
La curva de deterioro exponencial ya sobrepasó el codo de arreciamiento
y desplegará sus nefastos efectos a mayor velocidad. Las predicciones de
inflación para 2016 de diversos organismos multilaterales oscilan entre el 275
al 720%: en promedio los precios decembrinos de los artículos alcanzarán entre
casi cuatro a ocho veces su valor en enero de este año. Hay que pasearse por lo
que esto significa con el empobrecimiento acumulado que ya tenemos. Los tiempos
se acortan y la paciencia del pueblo se agota. ¿Llegaremos a alguna elección?
Sinceramente, no creo. Y si llegáramos, cuidado si el descontento de la gente
no se haya revertido también contra una MUD inmovilizada peleando por candidaturas.
Y si no llegamos debido al surgimiento de un estallido social: ¿Respetarán los
actores intervinientes en esa coyuntura política a una oposición que no ha sabido darse a
respetar ni ejercer su liderazgo político?
No puede ser que el Presidente de la
Federación Médica Venezolana se vaya a la Plaza Alfredo Sadel con los
presidentes de los colegios médicos de todas las regiones, a protestar por el
lastimoso estado de la salud en Venezuela y que CNN cubra esa manifestación en
la que no se observe la participación de la MUD. ¿No quisieron asistir? ¿No se
les informó? ¿La FMV no quiso dejarse acompañar de la clase política? Y si es
así: ¿Cuál es la razón que privó para ello? Deben analizarla.
Soy parte de un clamor. Lo escucho en
cuanta reunión participo. Ya es hora de que la MUD se convierta en la gran
articuladora de las demandas sociales y económicas del pueblo venezolano. Ya es
hora de que lo organice para la protesta pacífica con la continua movilización
en las calles. Las aspiraciones personales que se decanten en el desempeño de
los liderazgos, de cara a la activación de un proceso tendiente a un cambio que
no admite más espera. Esta debe ser la verdadera criba de los liderazgos que
aspiren a competir en cualquier elección futura. Si no ocurre así, me temo que
el debate entre los dos polos estratégicos que hemos revisado aquí se
recrudecerá y de no producirse un
nuevo acuerdo: la unidad podría estallar en pedazos porque ella como consigna, por sí sola, no tiene
el suficiente peso como para eternizarse en un chantaje. Y si no ocurre tal debate, entonces benditos sean los que salgan a
organizar una política opositora alternativa.
Asdrubal la frase ¿ Cuál es la razón que privó para ello ? debe corregirse y reescribirse de la forma ¿ Cuál es la razón que primó para ello ?
ResponderEliminarExcelente análisis, gracias. Me gustaría que abundaras más sobre el rol de AD en todo este proceso y que ampliaras tu propia opinión sobre los que conviene hacer.
ResponderEliminarAsdrubal la frase ¿ Cuál es la razón que privó para ello ? debe corregirse y reescribirse de la forma ¿ Cuál es la razón que primó para ello ?
ResponderEliminarGracias Alfonso. Siempre aprende uno. Un afectuoso saludo.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarAsdrubal, creo que no hay que menospreciar la posición del tiempo lento. Es probable que necesitemos ser aún más victimas del TSJ y que incluso algunos diputados vayan presos. Sería una especie de estrategia no violenta tipo Ghandi. Soportar estoicamente los embates del gobierno para que él siga abusando y se hunda cada vez más en una eapiral dictatorial. Ello ayudaria a la activación de la Carta Democratica de la OEA. Si es cierto que el pez muere por la boca, hay que darle bastante comida. Gustavo Guevara
ResponderEliminarEstimado Asdrubal como siempre un buen Análisis que despierta una reflexión profunda,especialmente para los que no nos contaminamos por el efecto interno de la situación que influye notoriamente,creo que en estos dos polos,existe un tercero a mi juicio,que sería uno acelerado pero con catalizador,este sería en base a la figura del presidente de la AN que ha logrado levantar un liderazgo emergente y basado en un modelo de mediador que en un momento podría una carta que podría destrancar el juego y salir AD como salvadora,soy de los que piensa que Henry Ramos podria ser el micheletti criollo que tomaría el mando sin dejar de pensar en el resurgimiento de sus raíces,yo nunca fui adeco pero veo cómo viable esta visión estratégica como otra alternativa.
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