sábado, 21 de noviembre de 2015

Una radiografía del conflicto universitario 2015

¿Por qué no voté en el referéndum de FAPUV? (II)

Asdrúbal Romero M. (@asdromero)

1-El Pecado Original

Tal como lo prometí: me corresponde en esta segunda entrega entrar al espinoso asunto referido a las crónicas debilidades del conflicto planteado por la FAPUV. Sin mayor preámbulo, comenzaré mi análisis por lo que, en mi opinión, ha sido el gran talón de Aquiles de la federación de los gremios profesorales: su decisión de participar en una mesa de negociación propuesta por el Gobierno, conjuntamente con otras corporaciones gremiales representantes de sindicatos de obreros y empleados administrativos universitarios, a los efectos de aprobar una convención colectiva única para el sector. Esta decisión se produjo en el marco del conflicto del año 2013. ¿Por qué fue un error?

·         Significó abandonar el ámbito formal bilateral para la consecución de acuerdos con el Ejecutivo Nacional, concernientes a las condiciones salariales y de trabajo de un gremio con una especificidad muy particular, habida cuenta las funciones de naturaleza académica que realiza y del supuesto marco legal que nos amparaba (Ley de Universidades).

·         Significó, también, la derogatoria de facto de las Normas de Homologación, sin que, realmente, se hubiere consultado a los profesores al respecto. Es más, significó consentir, tácitamente, con la posición legal del Gobierno de remitirnos a la competencia de la Ley Orgánica del Trabajo, de las Trabajadoras y de los Trabajadores (LOTTT). Para una discusión mucho más amplia y sesuda de lo que ello implica, les recomiendo leer el magnífico trabajo del Profesor Octavio Acosta Martínez sobre la evolución de la Autonomía Universitaria en nuestro país (siete capítulos), en su blog: http://labragaazul.blogspot.com/ .

·         Dado que la LOTTT se refiere taxativamente a negociar con organizaciones sindicales “y no con otras” (cito al Prof. Acosta), las asociaciones civiles sin fines de lucro que funcionan como gremios profesorales APUC, APUCV, FAPUV, etc., quedan excluidas de la posibilidad de negociar con el Ejecutivo Nacional la convención colectiva única para el sector. Es por esto que la FAPUV, al no ser una organización sindical, consiente con jugar el indigno rol de participar en una mesa de negociación con voz pero sin voto.

·         Con su participación en evidente minusvalía en la mesa de discusión de la CCU, la FAPUV puso a depender a nuestras condiciones salariales y de trabajo del criterio mayoritario de unas federaciones de sindicatos que pueden ser “hermanos” pero que no nos representan.

Expresado en forma más coloquial: en el 2013 la FAPUV aceptó someterse a unas reglas de juego procedimentales, que le permitieron al Gobierno terminar de revestir con un manto de perfecta legalidad las decisiones mayoritarias que emanaran de la mesa encargada de aprobar la CCU para el sector. No deseo extenderme en la historia del conflicto de ese año, pero como dicen: “de aquellos polvos, vienen estos lodos”, ese antecedente es lo que le permite al Régimen expresar, a través del comunicado de la Asamblea Nacional: “Sugerir al Gobierno Nacional que tome las medidas necesarias ante el Ministerio del Poder Popular para el Trabajo, por el paro ilegal desarrollado por las universidades” (segundo acuerdo). Vamos a estar claros, este régimen no es respetuoso de la legalidad y del estado de derecho, ¿cuántas veces no hemos visto que arrebata sin tener la ley a su favor? Pero, en este caso, la participación de la FAPUV aprobando 105 cláusulas de las 124 contenidas en la II CCU, hay que reconocer: le confiere al Ejecutivo Nacional la ventaja de la máxima verosimilitud a la legalidad que pregona y que le permite calificar de ilegal el paro, a sabiendas que, con mucha mayor comodidad que en otros casos, los tribunales le concederán la razón. Y de dicha calificación: un decreto de reanudación de faena, tal como se aplicó en el caso PDVSA, constituye un eslabón perfectamente previsible en la secuencia estratégica del Gobierno. De allí que haya expresado en mi primer escrito sobre este espinoso asunto: el Régimen podría recurrir a un conjunto de acciones “hábilmente ancladas a las vulnerabilidades derivadas del torpe proceder de FAPUV”.

Dos comentarios adicionales son pertinentes en cuanto a la participación de la FAPUV en la aprobación de la CCU. Abusa en demasía cuando, prácticamente, se asocia con el Gobierno para aprobar cláusulas académicas que transgreden, o podrían transgredir, los respectivos estatutos aprobados por los consejos universitarios que norman las funciones del personal docente y de investigación de esas universidades cuyos gremios profesorales representa. En el caso de la UC, se me ha denunciado que hay colisión. Los consejos universitarios deberían, en consecuencia, examinar exhaustivamente esta situación y denunciarla como una violación más a nuestra autonomía. Violación de la que se ha hizo partícipe, incomprensiblemente, la FAPUV.

El segundo comentario tiene que ver con una situación de carácter coyuntural: el hecho de que las otras federaciones gremiales participantes en la mesa de discusión estuviesen controladas, mayoritariamente, por dirigentes afectos al oficialismo (este régimen que “no da puntadas sin hilo” se había asegurado mediante maniobras previas de que fuese así). Debía prever la FAPUV que, a pesar de haber concertado con los gremios “hermanos” una propuesta consensuada para elevarla a la consideración del Ejecutivo, era muy probable el salto de talanquera en cuanto el Régimen hiciera la presión política debida. Así ocurrió y lo de las comillas en hermanos no es porque se niegue la hermandad gremial con los obreros y empleados administrativos, sino porque en la actual coyuntura tendría que haberse sospechado la volatilidad de tal hermandad. Más que con “hermanos”: la FAPUV se estaba aliando con troyanos que, a la hora de la chiquitica, iban a cumplir en esa mesa de supuesta negociación el rol político que se les había encomendado. No se sabe si toda su entrega se debió al compromiso político o a una supuesta propuesta de entregarle a dichas federaciones troyanas el monto obtenido de retener a los empleados y obreros el 8% de lo cancelado a cada uno de ellos por concepto de retroactivos. ¡Una millonada! Que debió dibujar en los dos iris de más de un dirigente troyano el signo de los apetecidos dolaritos. En la UC se hizo un amago de solicitar la retención a nivel de la Dirección de Administración, pero encontró una fuerte resistencia de parte de los trabajadores. Los rectores deberían revisar con estricta lupa la legalidad de acceder a tal tipo de retenciones.

En síntesis de tan tragicómico episodio: la FAPUV se quedó sola, como era absolutamente previsible. Defendiendo por largas jornadas, según algunos, el honor universitario. En mi opinión: haciéndole, supongo que sin intención, el papel del distractor para el Gobierno con la finalidad de otorgarle mayor verosimilitud al proceso de discusión que éste venía cumpliendo con la mayor “seriedad” del caso y el cual reventaría en el momento que le fuera oportuno. La disponibilidad de lo que había para transar con el sector universitario ya estaba de antemano decidida.

Desde la perspectiva que se vea, el que la FAPUV accediera a sentarse en esa mesa con troyanos y el Gobierno constituyó, más que un error, la comisión de un pecado original que gravitó, pesadamente, sobre cualquier posibilidad de éxito que pudiera tener un conflicto universitario adelantado en esas condiciones. ¿Por qué lo hizo?

2-Sobre las posibles razones para caer en pecado


La respuesta que se pueda dar a esta interrogante cae, necesariamente, en el terreno de las interpretaciones. Recordemos que el pecado original se cometió en el 2013. Desde el 2004 las Normas de Homologación  (NH) fueron colocadas en estado de hibernación”. Así lo manifesté en un largo artículo, “El Llamado de FAPUV”, en el que pretendí hacer un balance del conflicto universitario del 2013. Lo pueden consultar en mi blog a través del enlace: http://quepasaenlauc.blogspot.com/2013/09/balance-del-conflicto-universitario.html . Su lectura les permitirá una comprensión más cabal de todo el proceso de deterioro de nuestra gestión gremial.

Desde el 2004, las NH no se aplicaban en la práctica. Fueron los tiempos en los que el inmenso poder político de nuestro comandante presidente le permitía decretar aumentos unilaterales para el sector. Siempre, con muchos meses de retardo y con porcentajes de incrementos inferiores a los que hubiesen dictaminado las NH. Fue esa la forma como se fue construyendo la curva de empobrecimiento que hoy nos agobia. La FAPUV estaba prácticamente desaparecida. El 2013 fue el año de su despertar, pero fue un duro despertar. Se había roto el cordón umbilical entre dirigencia gremial y base profesoral. En un encuentro casual que sostuve con el presidente de nuestra APUC, después de interpelarle un tanto agriamente sobre las razones por las cuales la FAPUV se dejaba irrespetar de esa manera. “¿Cómo era posible que el sector universitario, siempre abanderado en el contexto nacional de las luchas por el resarcimiento salarial de lo perdido a causa de la inflación, se había sumergido en una onda de tanta pasividad ante el grosero abuso del unilateralismo presidencial?”. Su respuesta, después de una larga conversación, casi un monólogo de mi interlocutor, me permitió arribar a la siguiente conclusión: la dirigencia gremial se sentía intimidada ante la posibilidad de que el colectivo no les acompañara en sus mecanismos de lucha. “Se convocan los paros parciales de actividades y muchos profesores desatienden a nuestro llamado”, me lo reiteró muchas veces haciendo mención al temor que transitaba por la mente de los agremiados a raíz de lo ocurrido con PDVSA. Este reconocimiento e internalización por parte de la dirigencia de FAPUV, de que su combatividad estaba minada por el temor, escepticismo o apatía de las bases profesorales, posiblemente, fue lo que les indujo a aceptar el único escenario de negociación que el Régimen les posibilitaba: la trampa jaula de la Convención Colectiva Única. Podrá tomarse esta explicación como demasiado condescendiente, pero es la única que se me ocurre para un error  muy similar al de Eva haciéndole caso a la serpiente. Faltó asesoramiento legal y disposición para la combatividad de las bases.

Entre el 2013 y el 2015, la FAPUV no hizo nada para reparar esa rotura de cordón umbilical, que le era tan necesaria para recomponer su debilidad de cara al reto de poder activar estrategias de lucha que se constituyeran en real presión para el Régimen. Este fue otro gran error que se sumó al pecado original. Con respecto a este sub espinoso asunto –sub porque está subsumido dentro del tema más amplio que estoy tratando-, manifesté mi opinión en otro largo artículo, “Sobre la eternidad de los liderazgos gremiales", al cual pueden acceder a través del enlace: http://quepasaenlauc.blogspot.com/2015/07/sobre-la-eternidad-de-los-liderazgos.html . Como no es mi deseo ser reiterativo, a continuación sintetizo en forma muy ingenieril varios de los factores que contribuyen a ese deterioro de la gestión gremial por parte de la FAPUV:

·         Liderazgos desgastados y cansados, como consecuencia de la desaplicación del principio de la alternabilidad democrática dentro del gremio. Crisis de representatividad.

·         Carencia de reflexión estratégica en la conducción del gremio, por tanto: abordaje de los conflictos mediante un enfoque excesivamente tradicionalista y sin la obligada caracterización político- estratégica del adversario.

·         Mala política comunicacional. Uso de mensajes desgastados, por lo reiterativos en el tiempo, y no sintonizados a las debilidades del adversario.

·         Falta de comunicación con la institucionalidad universitaria, a fin de concertar criterios que le dieran mayor fuerza al conflicto, y con otros sectores internos que pudimos haber brindado mejor asesoramiento. Se supone que en las universidades es donde estamos los expertos.

3-Radiografía de la fase final del conflicto


Ubicados ya en el 2015, una contingencia de contexto que contribuyó a la vulnerabilidad del conflicto fue el factor calendario. Plantearse un NO REINICIO de actividades docentes, que a posteriori evolucionó hacia un eufemismo de paro, después de un largo receso vacacional, con un diciembre demasiado cercano y unas muy trascendentales elecciones para Venezuela en ese lapso, constituía una situación de alto riesgo. El Gobierno lo entendió de esa manera y continuó con su plan estratégico fríamente calculado: jugó un magistral gambito, enviando los recursos para la cancelación de los retroactivos y la entrada en vigencia de las tablas salariales aprobadas en la II CCU, de acuerdo al cronograma que se había comprometido –en verdad se cumplió con un pequeño retardo que podría considerarse poco significativo habida cuenta del volumen en BsF que debió movilizar-.

¡Procedió como si no existiese paralisis! La bola estaba en el campo nuestro. Ya no se trataba de una huelga tradicional, en la que un conjunto de trabajadores decide recurrir a la medida extrema en su lucha por un incremento salarial que no ha sido aprobado, sino de una huelga continuada, a pesar de que se habían comenzado a devengar los incrementos aprobados, de conformidad a un procedimiento revestido con un disfraz bastante verosímil de legalidad -tal como fuera explicado anteriormente-.

La respuesta acertada por parte de la FAPUV debió haber sido rechazar el envío de tales recursos a los efectos de su cancelación a los profesores, en virtud de que el convenio salarial no estaba finiquitado por considerarse inaceptable por las bases profesorales. Conllevaba igualmente un riesgo, es verdad, pero nos colocaba en una posición ética más favorable de cara a continuar la paralización. De haber el Ministro enviado los recursos, a pesar del rechazo de la FAPUV, habría sido este funcionario el susceptible de ser denunciado en su rol de cuentadante al más alto nivel, por haber tramitado unos pagos a trabajadores que habían anunciado su continuidad en el paro. Pero el rechazo de la FAPUV no se produjo, es de suponer que por temor a la reacción  en contra suya. Se genera entonces un escenario inédito, creo yo, en la historia de los conflictos laborales en el país -asumo el riesgo de ser contradicho por los expertos-. El paro entró en una fase de mayor riesgo al ser susceptible de ser cuestionado moralmente. Me imagino la campaña comunicacional: profesores que habían pegado una vacación con otra, mientras seguían devengado sus sueldos, ya incrementados con un “abultado” porcentaje, además de cobrar “jugosos” retroactivos. Las comillas las podemos comprender nosotros, quienes ya sabemos que aun triplicando o cuadruplicando la miseria empobrecida que cobramos, ella seguiría siendo miseria, considerando el ritmo inclemente al cual hemos perdido nuestro poder adquisitivo  como consecuencia de una inflación descontrolada.

En este nuevo escenario, el Gobierno develó el motivo escondido de su gambito con un comunicado aprobado por la fracción psuvista de la Asamblea Nacional. Un comunicado con una burda redacción, contentivo de una serie de CONSIDERANDOS absolutamente cuestionables, pero que en sus resoluciones, y las correspondientes lecturas entrelíneas que se podían hacer de ellas, demostró que el Régimen sabía perfectamente en qué llagas estrujar sus pérfidas garras. En el supuesto negado de llegar las universidades en paro al mes de enero, la mesa estaba servida para que el Régimen, finalmente, pudiera entrarle a saco a las universidades. Desde emprenderla contra los cuentadantes locales (Rectores y Decanos): destitución, intervención, inhabilitaciones de contraloría, fuertes sanciones pecuniarias, enjuiciamiento penal, ¡las opciones eran múltiples! Yo, siendo Rector y consciente de la naturaleza implacable de este régimen, debo decirlo responsablemente, no hubiese corrido riesgos y hubiese tomado las medidas administrativas pertinentes. También el Régimen podría emprenderla contra los profesores, aunque muchos piensen que esto era menos probable, con declaratorias de abultadas deudas por concepto de salarios devengados y no trabajados; destituciones súbitas por inasistencias flagrantes, etc. Lo más seguro es que antes de llegar a esos extremos, los cuentadantes locales actuaran y sobrevendría, entonces, el escenario de confrontación interna que el Régimen disfrutaría a placer.

Me es obligante aclarar lo de “supuesto negado”: cuando escribo estas líneas doy por supuesto que la FAPUV hará su mayor esfuerzo para que en las asambleas profesorales, convocadas este viernes 20 próximo pasado, se levante el paro sobre la base de un “triunfal” acuerdo FAPUV- AVERU- Gobierno. Me abstendré de explicar el por qué de las comillas en triunfal, so pena de ser acusado de premeditado y alevoso. En mi opinión: ha quedado demostrado que lo del referéndum era innecesario. Fue más una respuesta emocional al comunicado provocador. Quienes ya se sabían derrotados, pensaron, equivocadamente, que el mencionado comunicado les aportaba un nuevo elemento para intentar reconstituir el conflicto y se inventaron esa huida hacia adelante. Al final privó la sensatez de los rectores, quienes viendo pender las dagas sobre sus cuellos, le hicieron saber a la FAPUV que el paro ya no iba hacia ningún lado.

En el transcurso del conflicto, la FAPUV nunca logró una verdadera activación de sus bases; nunca logró montar una actividad que hiciera sentir aunque fuese incómodo al Régimen; ni siquiera una marcha que fuera la mitad de las de antes a pesar de existir cien veces las razones de antes; anunció un parlamento universitario que no pudo organizar y así el conflicto fue muriendo de mengua con las casas de la luz quedándose vacías, sin nadie que las defendiera. Propongo, que después de procesar el trago amargo, la FAPUV se aboque a un proceso de renovación de sus cuadros directivos a todos los niveles y que el liderazgo emergente se comprometa con la realización de un Parlamento Gremial Universitario. Así como la Universidad debe repensarse a sí misma, ante las amenazas de un 2016 aún más graves que las de este acido 2015, es verdaderamente urgente que el gremio profesoral comience una reingeniería de toda su estructura de representación y visión estratégica.

4-Dos comentarios finales


Reconozco que este documento se ha convertido en casi una radiografía del conflicto, por supuesto muy personal y desde una perspectiva externa. He rebasado mi meta inicial a expensas de una longitud poco aconsejable. Aspiro que lo suculento de su contenido les haya traído hasta aquí. No quiero, sin embargo, concluir sin referirme a un asunto colateral que no quiero dejar pasar y a una interrogante que muy probablemente el lector se debe estar haciendo. Lo primero deseo traducirlo a una petición dirigida a nuestros empleados y obreros, en el sentido de ser más cuidadosos a la hora de elegir sus representantes en estos momentos tan críticos que vive el país. Se trata de una anécdota.

Aprobada ya la II CCU y días antes de salir el comunicado de la Asamblea Nacional, se produjeron al menos dos reuniones informales entre el Ministro y la Presidenta de la FAPUV. Avanzaron en la búsqueda de una solución al conflicto que, cuantitativamente, no representaba mucha mejora con relación a lo aprobado, pero le permitía a la FAPUV una salida cualitativamente más honrosa del conflicto (¿Lavarse la cara?). Era lo que ya desesperadamente andaban buscando. Lamentablemente para la FAPUV, se produjo una filtración sobre los avances. Esto enfureció a los troyanos que, airadamente, le reclamaron al Ministro el hecho de que estuviese permitiendo una salida victoriosa a la FAPUV. Nosotros estamos pagando el costo político ante nuestras bases y usted va a concederle unos beneficios adicionales a la FAPUV, no nos la calamos, le dijeron. Tal presión política surtió efecto y al Ministro no le quedó más remedio que reasumir una línea dura, lo cual quedó evidenciado ante los rectores en la reunión del CNU celebrada el 23 de octubre. A los troyanos, les importó muy poco  los beneficios adicionales extensibles a sus agremiados que pudieran pactarse con la FAPUV fuera de la mesa negociadora de la convención. Le dieron prioridad al objetivo político de trancarle el juego a su supuesta federación “hermana”. Por eso, la propuesta por escrito del Ministro nunca llegó. La amarga lección no debe ser olvidada.

Finalmente, la pregunta que debe estar haciéndose el lector: ¿Si usted, profesor, tenía un análisis tan pormenorizado de las inconveniencias de decretar un paro, por qué no lo exteriorizó antes como si lo hace ahora? No fui el único que pronosticó dificultades en esa acción extrema. De hecho, algunos de los argumentos presentados en este documento provienen de los análisis escuchados a otros profesores. Nadie, sin embargo, se atrevió a asumir un discurso a contracorriente en la asamblea profesoral realizada en el Colegio de Abogados el 25 de septiembre, incluida mi persona. ¿La razón? Sencillamente, nos dimos cuenta que cualquier intento discursivo de advertir sobre las dificultades de la paralización iba a ser malinterpretado y barrido por la rabia de las bases profesorales. No debe quedar duda: hay rabia en el corazón de los profesores universitarios, por haber sido llevados a este nivel de empobrecimiento tan patético. Lamentablemente, esa rabia no se pudo transformar en activación y sin esta era muy difícil ganar el conflicto. Toda la captura de opiniones previa a la precitada asamblea, permitía predecir que la votación a favor del paro sería como un aluvión. Optamos entonces por intervenir haciendo propuestas conducentes al fortalecimiento del paro:

·         Sacar el paro de lo únicamente reivindicativo, a los efectos de incorporar el tema de la INVIABILIDAD INSTITUCIONAL en el fragor de una economía a punto de ser hiperinflacionaria.

·         La necesidad de buscar la unidad entre gremios y autoridades, como a primera vista parecía estar ocurriendo en la ULA y la UCV.

·         El PARO ACTIVO como requisito indispensable para poder ganar el conflicto.

·         Repensar a la Universidad ante el desafío de los nuevos tiempos, mediante la activación de mecanismos para la discusión interna a nivel de las cátedras, departamentos y escuelas.

·         La celebración de un parlamento universitario interno a fin de considerar las propuestas venidas de las diferentes facultades.

·         La necesidad de incorporar otros mensajes y palabras al glosario comunicacional del paro.

Participé, conjuntamente con un grupo ad hoc de profesores, en reuniones con las autoridades y decanos en el mismo sentido. Se logró algo, más bien poco, muy distante de lo deseable. Excepto FACES, y en menor grado Ingeniería, facultades donde se fomentó más un clima de discusión entre profesores y con la dirigencia estudiantil, en el resto, hasta donde pude obtener información, hubo poca participación. Temas como el de la INVIABILIDAD de un modelo universitario que se nos muere entre las manos mantiene total vigencia, ante los muy oscuros nubarrones que se avizoran con la entrada del 2016, pero no sé, dudo, la Universidad me luce inerte, como si se le hubiese vaciado el espíritu. Al final, me quedo con una sentencia que le he escuchado a muchos: la Universidad ya no es lo que era.

3 comentarios:

  1. Asdrubal, lamentablemente voy saliendo para Caracas en este momento y una revisión de última hora de facebook me ha hecho encontrarme con este muy bien fundamentado trabajo que has escrito. Pero por esa premura que tengo no puedo hacer el comentario que bien se merece. No sé si fuiste a la asamblea de ayer, pero en mi concepto ha sido uno de los espectáculos de mayor pobreza que he visto en la historia de la conducción gremial de nuestra APUC. Ello es la consecuencia de no escuchar las voces que hace tiempo han tratado de ayudarla. Entre ellas está la tuya y la mía misma a la cual has tenido la deferencia de referirte. En mi caso particular, he realizado todos los esfuerzos que han estado a mi alcance para hacer llegar una voz. Escribí un libro y traté de que la APUC me lo publicara, como una opinión más que sirviera para abrir un debate. También hablé con la presidenta de la FAPUV e igualmente le entregué el CD con el libro. Se lo envié a la rectora de la UCV y a todo el que he podido. Nunca he recibido una respuesta y la referencia que tú haces es la primera que al fin me llega. Te lo agradezco mucho. En vista de esa situación decidí sacar el libro por mis propios medios, aunque aún realizo una gestión para ver si obtiene el respaldo institucional del Consejo de Profesores Jubilados. Pero en cualquier caso, el libro está en imprenta y saldrá al final de este mes, de acuerdo a promesa del impresor. Cuando salga, entonces veré si al menos es leído. Creo que por tu parte debes continuar con ese trabajo de análisis político que estás realizando. Es posible que juntos podamos luego crear un frente de opinión con más audiencia y mayor credibilidad. Pareciera que uno escribe sólo por decir cosas y para que algún que otro amigo nos haga un comentario. La Universidad no ha entendido de las múltiples posibilidades que tenemos para hacer doctrina, para hacer política, para hacer academia, y creen que todo se resuelve en reuniones de directivos (llámense gremios, llámense autoridades) y en intervenciones emocionales de 3 minutos en las asambleas convocadas cada cierto tiempo. Bueno, tengo las maletas listas. Al regreso estaremos en contacto. Un abrazo.

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  3. Un breve comentario, luego de leer e interpretar detenidamente su buen ensayo. Usted adolece de lo mismo que carecemos muchos profesores, y disculpe mi osadía. Podemos tener buenas ideas, análisis y propuestas, pero no trascendemos de nuestro "entorno cercano". Por favor le ruego que no asuma esto como una retaliación, tómelo por favor como un catártico "mea culpa". Carecemos quizás, no lo conozco a ud. del todo, de la habilidad de asociarnos efectivamente con nuestros pares, para exponer, debatir y consensuar nuestras ideas, y trascenderlas mediante acuerdos colectivos. Despreciamos la fortaleza de ser colectivos pensantes, como universitarios. Sin duda la universidad tiene buenos pensadores, ese es nuestro oficio, pero por alguna razón que no pretendo discutir tendemos al ostracismo. Existe un elemento más en el análisis, que a pesar que ud. mencionó en su asertivo y crudo ensayo, creo no agotó del todo. No existen vías expeditas de comunicación gremial. La información la manejan pocos, que como usted participan en muchas reuniones, y se convocan a "las bases" a las asambleas habidos de información, y seguidamente debemos tomar decisiones que no son meditadas ni discutidas a profundidad. Eso da pie a los bochornosos espectáculos como la Asamblea APUC del 20N, donde por mala praxis política, como coacción, unos confabuladores fabricaron un resultado antiuniversitario. En resumen, falta la cualidad de informante en nuestro gremio. La cosa de la información deficiente es incompresible en estos tiempos, con esta avalancha de "medios sociales" que solo empleamos para trivialidades y vanidades. Mi respeto profesor.

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Aunque lo he intentado por múltiples vías a mi se me hace imposible responder comentarios en este blog. No quiere decir esto que no los lea.