IPAPEDI (2gda entrega)
Esta segunda entrega se nutrirá, fundamentalmente, de los comentarios recibidos a raíz de nuestra publicación inicial. Lo primero, reconocer que ella no fue todo lo informativa que debió haber sido, sobre todo en lo concerniente a la especificación de los candidatos. ¿La razón? El primer artículo estaba mayormente concebido (y escrito) cuando todavía no se disponía de un candidato de la institucionalidad “ipapediana”. Al ser informado que tan indeseada situación se había resuelto, procedí a su publicación en el blog, pero reconozco que no fui lo debidamente explícito. Concentrándome en el cargo presidencial, además del prof. Conde, se han postulado para ese cargo los profesores Pedro Solovey y Wilfredo Camacaro –ambos docentes de FACES ya jubilados-. Pedro fue Presidente del Instituto, es bastante conocido pero su opción se ve debilitada al no haber estructurado una plancha que le acompañara. Wilfredo, un economista de reconocida experticia profesional, de conductas conciliadoras, excelente relacionista público, que pudo haber sido Vicerrector Administrativo, en el período 2000-2004, de no haber algunas figuras, muy cercanas a él, cometido algunas tonterías políticas que le significaron la enajenación de unos ochenta votos muy cercanos, a su vez, a la tendencia que representaba la plancha rectoral que apoyamos en aquella oportunidad. Pudo haber sido candidato a la Presidencia en las elecciones anteriores del Instituto, pero prefirió formarse primero en la Vicepresidencia. Es muy importante recalcar esto, porque cualquiera que analice el hilo conductor de las candidaturas presidenciales electas, observará que el electorado se ha comportado con relación a IPAPEDI (son elecciones distintas a las otras que se realizan en la Universidad) con un criterio bastante impermeable a los ejercicios de paracaidismo. La comunidad profesoral ha optado por favorecer a aquellas candidaturas que vienen de haber desempeñado cargos directivos de inferior jerarquía dentro del Instituto. Wilfredo es el candidato de una institucionalidad silenciosa (aunque yo no esté, precisamente, haciendo ejercicios de silencio), que traspasa las fronteras de adscripción a los grupos de poder tradicionales y actúa, sin explícitamente ponerse de acuerdo, para hacer respetar al Instituto y mantenerlo al margen de la voracidad política de esos grupos.
A IPAPEDI también han arribado los tiempos de cambio, lo dictamina así el amenazante contexto externo. Sería estúpido ignorar esto. Los crecientes retardos en la entrega, por parte de la UC, de los recursos financieros al Instituto, consecuencia de su muy precaria situación presupuestaria, la monumental deuda que se ha acumulado, todo ello ha obligado a una política restrictiva en los créditos –también en lo que respecta a la oportuna entrega de los aportes personales a los docentes recientemente jubilados- y esto viene generando un creciente descontento. Personalmente opino que le ha faltado habilidad, en lo comunicacional, a la actual junta directiva en explicarle a la comunidad las razones para tal tipo de restricciones -un aspecto en el cual la nueva directiva habrá de esmerarse y estoy seguro que Wilfredo está consciente-. Pero no por ello, vayamos a caer en el error de escuchar cantos de sirena donde ahora se nos prometen cambios radicales que van a mejorarlo todo, como lo prometido hoy en esa costosa publicidad aparecida en la prensa: el profesor Conde ofrece, ahora sí, el diseño de una política de previsión social integral. Y ¿por qué no fue agente promotor de ese rediseño estando en la privilegiada posición que ha ocupado por años? ¿Cómo es que ahora sí va a trabajar por tan deseable objetivo cuando hasta ahora ha sido campeón de lo contrario? Creo que de esa cabuya, los venezolanos, en la actualidad, nos estamos tragando un rollo. No es inusual en nuestro golpeado país, no lo fue en la cuarta y menos lo es ahora, ver a nuestros políticos predicar exactamente lo contrario a lo que han practicado.
Finalizo con el comentario a un mensaje recibido: “te falta aclarar que así como hicieron con la APUC, ahora quieren convertir el IPAPEDI en otra dirección del Rectorado”. Habrá que aclarar primero que el prof. Conde, aparentemente, cuenta con mayor apoyo político dentro del equipo rectoral, además del apoyo de la pareja del poder –aun así estoy convencido que Wilfredo va a ganar, precisamente por ese espíritu rebelde que se refleja en el mensaje-. Que los Maldonado le apoyen, es comprensible. Conde fue la última vez electo al CU en una plancha de ese movimiento (una recompensa, ver la entrega anterior). Lo de las autoridades rectorales, quizás tenga que ver con la firme actitud del IPAPEDI en reclamar lo adeudado (en esto han sido consistentes todas las directivas desde que yo era vicerrector). Ojalá rectifiquen e internalicen que el tener enfrente a una directiva de IPAPEPI con un perfil más institucional que patronal les ayuda más que perjudicarles, como el primer argumento politiquero tradicional pudiera engañosamente aconsejarles. Además ya va siendo hora que vayan buscando su perfil propio. Lo que sí resulta odiosamente inaceptable: es el argumento político utilizado en una conversación con algunos miembros de la actual directiva del Instituto con miras a construir una artificiosa plancha de consenso con Conde a la cabeza, por dos protagonistas de ese poder político encubierto que todo lo intenta manipular detrás de bastidores. Pero el tintero se me ha agotado, vivan el suspenso hasta una posible tercera entrega.
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