Lo Que Pudo Haber Sido
Asdrúbal Romero M. (@asdromero)
Entro al martes,
después del lunes siguiente al 16J y todavía no me decido sobre qué escribir para
este blog. Me tomo en serio lo de reencontrarme con mis lectores al menos
quincenalmente. Los más recientes quince
días se vencieron el viernes pasado, pero no quise escribir sobre la inminente
consulta popular. Mis expectativas no eran tan altas como la de la mayoría de
mis consultados.
En virtud de mi
indecisión que apunta a hacerse crónica, lanzo un tuit mañanero: “¿Qué escribir
que se pueda públicamente escribir? Ese es mi dilema esta semana. Se convertirá
en lo habitual si se elige la ANC este 30J”. La intención es subrayar el
poderoso adverbio limitante de cara al reto de exteriorizar el análisis sobre
futuros escenarios y posibles estrategias remediales. Aunque pudiera escribir
sobre los resultados de la Consulta Popular, continúo sin motivación para
hacerlo. No, porque los resultados no hayan sido buenos. En mi opinión: lo
fueron, considerando todas las restricciones que se configuraron alrededor de
su convocatoria.
Es pertinente recordar que el nueve de julio
lancé un tuit tipo encuesta. La pregunta: ¿Cuál considera usted sería el mínimo
aceptable de firmas recogidas en el Plebiscito para considerarlo efectivo? La
idea era resaltar el enorme desafío organizativo al que nos enfrentábamos. Proponía
cuatro respuestas posibles a la enrevesada pregunta –según calificativo
esgrimido por algunos-: a) Dos millones; b) Cuatro; c) Seis; d) Ocho. Votaron 398
internautas. El 61% opinó que el mínimo debía ser ocho millones de firmas. El
profesor José Botello, calculista de toda la vida, obtuvo el valor esperado de la
proyección de los resultados de mi encuesta: seis millones setecientos veinte
mil votos. ¡La Esperanza Matemática! Algunos reclamaron que no hubiese incluido
las opciones de diez y doce millones, como si bastase con soplar para hacer botellas.
Definitivamente, pensé, las expectativas
eran bastante altas. Las mías se ubicaban entre seis y siete. Explicar mis
razones pudo haber sido el tema central de este texto. Tenían que ver con todo el
dilatado proceso de toma de decisiones al interior de la MUD para, finalmente, otorgarle
el GO a una muy acertada iniciativa política (recordemos que la idea fue lanzada
por primera vez, bajo la modalidad de Referéndum Consultivo, por el Diputado Freddy
Guevara el 23 de mayo) y el impacto de ese inexplicable retardo sobre el
potencial de la Consulta Popular.
Pero: ¿Tiene
sentido ahora explayarme en tales razonamientos? ¿No sería como espichar los
globos lanzados al aire por las maravillosas manifestaciones de civilismo, espontáneo
voluntariado y organización que engalanaron la realización de tan hermoso
evento democrático? Me encuentro intensamente abordado por tan distractoras cavilaciones,
cuando la lectura de un texto en el chat del TREN resuelve, de una vez por
todas, mi indecisión. Lo comparte un amigo que lo ha extraído de otro chat –el poder
multiplicador del procesamiento paralelo de las redes sociales-. Lo transcribo
tal cual:
“De otro chat comparto con
ustedes los comentarios del padre Carlos Ruiz de San Félix, interesante para ubicarnos en la realidad de
que, pese a las limitaciones, la jornada de ayer fue un éxito
Padre Carlos Ruiz:
Quiero aportar al análisis
mi visión desde el Barrio. Este es un chat de profesionales y creo que en estos
debates es fundamental incorporar a los descartados.
1. Ciertamente lo de ayer es
una victoria histórica. En el punto soberano de mi barrio superamos los 2000
votos. Comparado con los puntos de clase media es poquísimo. Para nosotros fue
un triunfo enorme y lloramos de alegría. Aquí hasta hace dos años nadie podía
disentir. Ayer fue un goteo permanente.
2. En los sectores populares
NO HABÍA INFORMACIÓN. Más de la mitad de la gente no sabía sobre la consulta.
Ninguno de mis vecinos usa redes sociales.
3. Los pobres no tienen
carro y sólo votaron los que estaban cerca del punto o los muy muy concienciados.
4. El apoyo de la Iglesia
fue esencial (cuánto cuesta reconocer esto). Sin ella en los barrios, la votación
sería muy inferior. Los curas de barrio se la están jugando mucho.
5. Estamos felices. Pero
para seguir avanzando mi autocrítica es que la estrategia de UNIDAD debe
reorientarse hacia los Barrios. Sentir como el excluido. Dejar la visión
unívoca del ilustrado de clase media. Ayer el proceso fue EJEMPLAR, pero estaba
diseñado para la clase media y así lo dije en este chat hace una semana o más. PARTAN
MÁS DE LOS QUE MÁS SUFREN”.
Ante este vívido aporte que mejor no lo podría
expresar nadie, respondo en el chat con un comentario que les transcribo –con éste, por ser de mi
autoría, me permito algunas mejoras de estilo-:
“Excelente este comentario
que compartes, Víctor. El problema principal de la oposición ha sido su reducida
cobertura geográfica- social, aunque la haya mejorado en los últimos tiempos.
La Consulta Popular tenía ese techo que pesa como plomo. En la forma como fue
convocada, ya era poco lo que se podía hacer. Más bien el resultado fue bueno -Dios
protege a los inocentes-. Pero para qué escribir sobre lo que pudo haber sido y
no fue. Mejor seguir adelante, el reto de la reconstrucción va a ser penetrar
en esa realidad que allí está perfectamente pintada”.
Y así, con la integración de estos dos
textos pude dar inesperada respuesta a mi responsabilidad quincenal con mis
lectores. Se explican por sí solos. Existe un problema que se mantiene vigente.
Tampoco es que la convocatoria con un lapso mayor y criterios para su diseño
organizativo más incluyentes lo iban a resolver, pero las expectativas podrían
haber sido algo mayores y mejor fundamentadas. Una reflexión final: ¡Cómo me
temo lo que nos vamos a conseguir en esa Venezuela Profunda después de estos dieciocho
años de descomposición social sostenidos. En ella residirá nuestro primordial desafío!
Estimado Asdrubal,
ResponderEliminarCiertamente nos caracteriza una desconexión con la humildad del común del venezolano que en algunos casos (no pocos) es hasta una desconexión con las raíces de nuestra niñez y juventud quizás por no haber sabido interpretar el anhelo de nuestros padres de que a través del estudio y del esfuerzo en nuestros trabajos lograremos mejor posición económica, lo que no significaba olvidarnos de esas raíces de forma tal que la evolución no fuera únicamente de nosotros. Hasta olvidamos que es una de las enseñanzas de Jesús de amar al prójimo como a sí mismo (medir con al misma vara con que quisuperamos nos midieran).
Saludos,
José