Carta abierta al Presidente Nicolás Maduro
Evitemos más derramamiento de sangre
El Grupo de Pensamiento Universitario (GPU) ante la
situación que confronta la nación manifiesta lo siguiente:
El país vive una situación crítica. Pareciera que no
existe la posibilidad de un entendimiento que ponga fin al conflicto que
enfrenta a las dos opciones políticas en pugna. Vale decir, entre la resolución
mayoritaria de la población de encauzar a la nación por los rieles de la
democracia y, por otro lado, la decisión gubernamental de convocar una
constituyente que aniquilaría los últimos rasgos que aún existen de convivencia
democrática consensuada, pautadas en la actual constitución. En otros términos,
se está viviendo una situación límite. El GPU advierte, sin ánimo de exagerar,
que en los próximos días se decidirá el futuro del país.
Nos parece apropiado recalcar que la ciudadanía ha
dado muestras contundentes de fe y compromiso democrático. La dirección
política de la oposición, por su parte, ha puesto sobre la mesa las condiciones
para iniciar un proceso de intercambio y diálogo político con el gobierno:
apertura de un canal humanitario que permita hacer ingresar al país alimentos y
medicamentos; la presentación de un cronograma general de elecciones; el respeto
a la autonomía de la Asamblea Nacional y la liberación de los detenidos por
causas políticas. Y ahora, por supuesto: el retiro de una ANC que por no tener
el aval del soberano, único depositario del poder originario, terminaría
consolidando la violación del hilo constitucional. Y es en la práctica, tal
como lo señala el padre Luis Ugalde: “…una declaración de guerra contra las
instituciones democráticas, muerte para la Constitución y eliminación de la
oposición y derechos democráticos de la población”.
En fin, el país confronta una situación en extremo
conflictiva. Una imagen que pudiera ilustrar el tono dramático de la situación
sería la de un choque de trenes. Hasta el día de hoy no se vislumbra una
solución negociada; tampoco la construcción de una opción alternativa a las que
se encuentra en pugna. A esta descripción habría que añadir la ausencia, por
ahora, de instituciones y personalidades que pudieran ejercer el papel de
mediadores. Este rol, pareciera que sólo podría ser asumido por instituciones o
actores internacionales.
Las fuerzas democráticas y el gobierno se equilibran
de una manera catastrófica, lo cual le imprime rasgos de alta peligrosidad al
presente escenario político. Podría llegarse al extremo que la confrontación,
en su fase terminal, implicara la destrucción recíproca de las fuerzas en
pugna. Ello abriría las compuertas para todo tipo de intervenciones, en
especial, las de naturaleza autoritaria.
Sin embargo, hay que ser optimista. Venezuela tiene una
larga tradición democrática. En ella, palabras como diálogo y negociación han
sido consustanciales con su práctica política. Desde luego, en la actualidad
estos conceptos están envilecidos. Experiencias previas de negociación con el
ejecutivo no han sido exitosas, generando grados de desconfianza que gravitan
con fuerza a la hora de replantearse nuevas conversaciones. No obstante hay que insistir en la búsqueda de
acuerdos. Los puntos de partida para iniciar estas negociaciones se encuentran
definidos. Los últimos acontecimientos, liderados por el sector democrático,
podrán haber abierto una brecha en el oficialismo que facilitaría avances en
dirección de una salida negociada a la actual crisis política.
Señor Presidente, nos dirigimos a usted en su
condición de Jefe de Estado y, por ende, principal responsable de lo que
acontezca en el país, en sus manos está evitar más derramamiento de sangre de
los venezolanos, especialmente de los jóvenes que son el futuro del país. En
ese sentido, le hacemos un llamado a desistir en la convocatoria a una ANC y
hacer el esfuerzo por buscar puntos de encuentro con la dirigencia de
oposición, a los fines de crear las condiciones suficientes para tomar el
camino de la reconstrucción del país en un ambiente de paz; en el marco de las
reglas de la democracia; restableciendo la institucionalidad por la vía del
cumplimiento y respeto a lo previsto en la
Constitución. En síntesis: retomando el tan necesario hilo
constitucional.
Evitemos más derramamiento de sangre y muertes de
ciudadanos que lo único que demandan es civilidad, ejercicio racional de la
política, LIBERTAD.