lunes, 25 de julio de 2016

Otra Vertiente de la Crisis


La Educación: ¡Peligro!

Asdrúbal Romero M. (@asdromero)


Si alguna cosa he aprendido yo de esta crisis sistémica, es que a la mayoría de las personas se les dificulta el poder visualizarla y proyectarla en sus múltiples manifestaciones. Realmente me sorprende que a la gente le sigan tomando por sorpresa, los ramalazos de una crisis líquida que tiene la capacidad de ir permeando todos los tejidos de nuestra trama vivencial. Ya ni siquiera podemos darnos el lujo de suponer que alguna faceta ordinaria de nuestro habitual modo de vivir podrá continuar imperturbable. Todo se afectará negativamente.

Me voy a referir a un tema que en estos últimos días está levantando mucho revuelo. En una red social, escribe un colega ingeniero, con catorce años de servicio docente en la UC: “gano (sin considerar los descuentos) 44.460 Bs. El colegio de mis hijos me cuesta (dos mensualidades: 26500+28700) 55.200 Bs”. Un profesor universitario que ya no puede sufragar la educación privada de sus dos menores hijos. Lo que antes se daba por descontado, que un profesional a su nivel disfrutaría de una “normal” solvencia económica como para acomodar, sin mayor trauma, en su presupuesto un renglón ordinario de gasto familiar como ese, dejó de ser cierto. La crisis ha hecho trizas el relato del progreso en nuestro país. Mi colega no podrá garantizarles a sus hijos la calidad de educación que él recibió.

La educación privada a niveles no universitarios se hace inaccesible para densos sectores de la población. Estima la seccional Caracas de la Asociación Nacional de Institutos de Educación Privada (ANDIEP) que, en el nuevo año escolar, “unos 100 mil estudiantes serán migrados de la educación privada a la pública, debido a la imposibilidad de los grupos familiares de cubrir los nuevos costos”. Migrarán, por cierto, a una educación pública que está en el suelo.

¿Cuál será el impacto de esta nueva realidad económica sobre los colegios privados? ¿Cuántos cerrarán? Sobrevivirán los colegios élite, en los cuales se concentrará la demanda de los padres en capacidad de soportar incrementos matriculares en el orden de las varias centenas porcentuales. No olvidemos que existe otra Venezuela, como bien lo describe un reportaje de Juan Paullier, BBC Mundo, “La otra cara de la crisis: así la vive la clase alta en Venezuela” en http://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-36680377 .

El hecho de que el costo matricular sea de la competencia exclusiva de las asambleas de representantes, es lo que va a permitir la sobrevivencia de un núcleo élite de instituciones, en los que se garantice un nivel de calidad educativa acorde con estándares de competitividad internacional (al menos en el corto plazo). Aunque se produzcan algunos abusos de parte de sus respectivas administraciones -en algunos colegios los habrá-, los padres preferirán tragar grueso y flexibilizar su posición ante los progresivos incrementos matriculares que se les propondrán, en aras de hacerse a la idea de que siguen contratando una educación de calidad para sus hijos. Aunque uno deba alegrarse de la permanencia en el país de un reducto de calidad en la educación, existe un gran pero: este sólo será accesible para los estratos sociales con muy alto poder adquisitivo. Otra gran paradoja que va dejando la “Revolución Bonita”.

Es previsible que en instituciones de inferior costo: los conflictos  a nivel de las asambleas de representantes se multiplicarán, así como las posibilidades de denuncias antes los entes públicos habilitados para actuar, en caso de la inexistencia de acuerdos concertados sobre el costo matricular. De tales situaciones conflictivas se derivarán secuelas donde la calidad de la educación será sacrificada.

En el caso de la educación privada universitaria la situación es bien distinta. El Ejecutivo ha venido aplicando, ya por varios años, una férrea  política de regulación de los incrementos anuales máximos admisibles del costo de la matrícula. Ha prevalecido en esta política, la misma insinceridad aplicada a las otras áreas del quehacer económico en el país: mantener, insensatamente, una ficción de costos matriculares bajos que han ido creciendo a un ritmo muy inferior al inflacionario. Sólo así se explica que en esta Venezuela, ya casi post revolucionaria, el costo de estudiar una carrera de Ingeniería en una universidad privada, sea bastante inferior a lo que un padre debe pagar por un alumno de cuarto grado de primaria en alguna de estas instituciones élite a las que hemos hecho referencia.

Las instituciones, como me lo confesaba un vicerrector administrativo de una importante universidad privada radicada en el centro del país, están confrontando severas dificultades para mantener flujos de caja autofinanciados a duras penas positivos, habida cuenta del explosivo incremento de los gastos operativos y de mantenimiento de las infraestructuras. Los sueldos del personal están rezagados con respecto a los del sector universitario público que ya, de por sí, están lo suficientemente empobrecidos como lo refleja la anécdota del colega.

Si la educación universitaria privada no se ha deteriorado aún más, muy posiblemente se deba al efecto de un activo intangible acumulado que tiende a agotarse. Me refiero a la incidencia, muy positiva, de las ejecutorias de una gran cantidad de docentes jubilados de las universidades públicas, que decidieron prolongar sus carreras universitarias haciendo vida académica en el sector privado. Ya van quedando pocos. Como ocurre en otras áreas, la calidad se ha estado, medianamente, sosteniendo a expensas de un patrimonio acumulado que tiende a extinguirse. El futuro ahora se ve negro, como también en las universidades públicas que han sido inviabilizadas.

A diferencia de la educación no universitaria, donde algún reducto de calidad podrá mantenerse ya sabemos a qué precio, en el ámbito universitario las opciones de calidad tenderán a reducirse a un conjunto casi nulo. ¡Muy mala noticia para los padres! ¡Y para los jóvenes! No sé cuántas veces habré leído esta afirmación de reputados autores: se obtiene la calidad de educación que se paga. En este país, la pagamos muy mal a nivel universitario, tanto por la vía pública, el Estado, como por la vía privada. Y en el caso de la educación no universitaria, los que podían hacerlo venían guapeando a nivel privado, pero el empobrecimiento radical de estos tres últimos años ha incidido para que se haya reducido a una élite los que pueden pagar lo que amerita una educación de calidad.

La crisis lo va carcomiendo todo. El carácter prioritario de los temas alimentario y de salud, así como el de la inseguridad, deja poco espacio para otros temas en los que la crisis también va penetrando con su ubicua pintura de deterioro. El escándalo que se ha suscitado, con el inicio del lapso vacacional, en referencia a los abominables costos del próximo período escolar en materia educativa –no sólo es matrícula e inscripción, sino también libros, uniformes, etc.-, me ha motivado a escribir sobre esta otra vertiente de la crisis. La Educación también es su víctima y, con ella, las posibilidades de progreso de nuestros hijos.

La clase media ha sido, en la historia de la humanidad, responsable de grandes cambios políticos. Debe tomar consciencia y asumir su rol; dejar de esperar pacientemente a que se cumpla el mito de cuando los cerros bajen; organizarse para la movilización pacífica pero firme. Luchar por el cambio es nuestro deber, no sólo del liderazgo político. La crisis no se va a detener. Va a continuar golpeándonos. Diera la impresión que algunos no han hecho, todavía, el ejercicio de imaginarse el poderoso y diverso radio de acción de su poder destructivo. 

viernes, 15 de julio de 2016

Instalación Consejo Consultivo VP Carabobo



El miércoles pasado se instaló en el auditorio del CEIDEC el Consejo Consultivo de Voluntad Popular Carabobo, una experiencia innovadora que dicho partido planea extender a otros estados. Así lo señaló el Diputado Freddy Guevara en nombre de la Dirección Nacional, quien presidió el acto en compañía del Alcalde Alejandro Feo La Cruz, Coordinador Regional, y otros dirigentes estadales. En nombre de los miembros del Consejo Consultivo, me correspondió decir unas palabras sobre la razón de ser de este grupo de pensamiento permanente que acompañará a Voluntad Popular en su gestión política. También me referí a las razones que teníamos para conformar dicho consejo y la visión que teníamos en cuanto al compromiso asumido, tanto por el partido como por quienes nos integrábamos al consejo, para lograrlo convertir en una experiencia exitosa. Ojala sea así. A continuación, comparto con los lectores de este blog mis palabras.


Palabras en el Acto de Instalación del Consejo Consultivo de Voluntad Popular (13/7/2016)

Asdrúbal Romero M. (@asdromero)


Voy a dedicar estas breves palabras a significar la relevancia de esta decisión de instalar un consejo consultivo, que hoy concreta Voluntad Popular a nivel de nuestro estado, Carabobo, con el respaldo unánime de la dirección nacional.

Parto de una premisa: Los partidos políticos son organizaciones esenciales para el buen funcionamiento de la democracia. Pudiera esto sonar a perogrullada, pero no debemos olvidar que en los tiempos agónicos de la Cuarta República, esta verdad fue puesta en entredicho. Surgió lo que se ha denominado la antipolítica, que para algunos connotados analistas fue la causa principal de todo ese complejo proceso político que desembocó en la trágica pesadilla que estamos viviendo. De aquellos barros estos lodos, se dice. Sin ánimo de profundizar en un debate interminable, a grosso modo se pudiera admitir la validez de tal criterio, repito el de que la antipolítica fuese uno de los revulsivos de lo que nos ha traído hasta este doloroso estado de complicada resolución. No obstante, no podemos dejar de señalar que los partidos de esa época contribuyeron  a que un cúmulo de emociones de disgusto y rechazo se fueran sedimentando, con el transcurrir del tiempo, hasta convertirse en el sentimiento de la antipolítica.

Contribuyeron los partidos en la medida que se fueron desconectando de la sociedad civil, perdieron contacto con la realidad y, por ende, se fue debilitando la identificación de los “espectadores representados” con los “actores representantes”,  hasta entrar así en una profunda crisis de representación. Traigo a colación  este rasgo incontrovertible de esa etapa política de transición, porque en este sencillo acto que celebramos en la mañana de hoy, Voluntad Popular, el cual es uno de los partidos emergentes que apunta, con mayor fuerza, a ejercer un rol protagónico en la construcción de un brillante futuro para la democracia en este país, Voluntad Popular, concreta hoy una decisión consistente con su idea originaria de constituirse en un partido abierto a los influjos de la sociedad civil y, en tal sentido, ir construyendo puentes sólidos de conexión con los diversos sectores que la conforman.

Con esta decisión, Voluntad Popular evidencia su vocación de convertirse en un partido político moderno y pertinente para la democracia funcional que debemos reconstruir en esta Venezuela, tan devastada en todos los sentidos. Necesitamos de partidos que cumplan, verazmente, ese desiderátum teórico de constituirse en organizaciones esenciales para el buen funcionamiento de la democracia. Voluntad Popular asume el reto y la necesidad, de cara a ese cometido, de ir avanzando, estratégicamente, en el establecimiento de canales de comunicación bidireccional con la sociedad civil tal como el que hoy estamos activando. De continuar en esta línea, le auguramos a Voluntad Popular ese brillante futuro por el cual todos debemos apostar.

Para un observador como uno de la dinámica política en el país, no sería justo, ni equilibrado, desconocer el esfuerzo que vienen haciendo los partidos emergentes para hacer sentir su presencia, en el ámbito de comunidades pertenecientes a los sectores sociales más desprotegidos y vulnerables. Ese aleccionador contacto con la realidad ha servido para ir reduciendo la brecha, por tanto tiempo abierta, entre las organizaciones políticas y el pueblo. Es un trabajo de conexión con logros visibles, prioritario en estos tiempos turbulentos en los que se tiene la impresión de que casi todo el trabajo está por hacer y contamos con poco tiempo para hacerlo. Es un trabajo absorbente, demandante de ingentes recursos, de urgencias siempre presentes, pero que los partidos deben ser lo suficientemente inteligentes, en su gestión organizacional, para comprender que su accionar político no puede reducirse sólo a eso. Existen otros niveles de articulación con la sociedad civil que deben ser atendidos, para los cuales hay que extraer tiempo de donde no haya.

Voluntad Popular da muestras hoy de haberlo comprendido. Porque de lo que se trata este acto es de la instalación de un puente de conexión con otro sector importante de la sociedad civil. Son muy pocos los partidos, es una afirmación casi eufemística para no decir que ninguno, son muy pocos los partidos que asumen la necesidad de contar con un grupo  de pensamiento permanente: que abastezca al partido de ideas; que nutra su debate interno y produzca insumos para la producción de la plataforma de sus candidatos.

Vale aclarar que utilizo la palabra plataforma en una acepción bien amplia, para englobar en ella: Uno, política comunicacional alineada con una estructura de valores y una línea de pensamiento del partido que deben ser explicitadas; dos, propuestas programáticas que no se queden en meros enunciados de objetivos sino que planteen opciones de políticas públicas y, tres, la formación necesaria de quienes se van a dedicar a hacer el trabajo político en nombre del partido y sus candidatos. Señalo tres de los productos más importantes, sin desmedro de algún otro que pudiere surgir. De esto se trata la instalación de este Consejo Consultivo.

Es un grupo externo, en el sentido de que no está conformado por miembros adscritos a la militancia del partido. Si se puede hablar de algún tipo de militancia, cabe decir que todos militamos, fervientemente, en la idea de producir un cambio sustentable en la forma como se ha venido gobernando al país. Provenimos de la sociedad civil, algunos del sector empresarial, otros de la Academia. ¿Qué nos une?

¿Qué nos une? Si alguna cosa buena ha producido esta crisis, este devenir continuado hacia el desastre, es el hecho que muchos integrantes de esa sociedad civil que, anteriormente, se mantenían un tanto apartados de la realidad interna de los partidos políticos y de las luchas por el poder, han venido, en número progresivamente creciente, manifestando el interés de participar en el proceso político que pueda producir el cambio de rumbo,  que saque al país de esta ruta segura hacia el precipicio. Los que provenimos de la Academia, por ejemplo, y me disculpan los compañeros del consejo consultivo de que por un momento hable de un sector en particular, siendo este del que puedo hablar con mayor propiedad habida cuenta de mi experiencia personal, los que provenimos de la Academia, de no ser por esta profunda crisis, quizás continuásemos enclaustrados en el mundo de los libros, las ideas y de las elucubraciones teóricas. Lo que ha logrado la incubación de esta dantesca realidad, en la cual, por cierto, a la Academia se le ha tratado como si fuese una piñata en fiesta de rapaces carajitos, es que muchos hayamos internalizado la necesidad de enfocarnos en nuestros estudios, investigaciones y pensamientos hacia el objetivo de coadyuvar en la construcción del Hecho Político conducente al cambio necesario en el país. Estoy seguro que los compañeros del mundo empresarial pudieran dar fe de un proceso similar de transformación personal.

Ese creciente interés a nivel individual de participar, se ha manifestado a través del número también creciente de organización de grupos y actividades con la finalidad de la discusión de temas políticos. La Política, sin ser miembros militantes de un partido, se ha convertido en parte sustancial de nuestras vidas. A todos los que me acompañan en la conformación de este consejo consultivo les he conocido en un continuado compartir a través de ya varios años en este tipo de actividades: los coffee& politics del Observatorio Venezolano de las Autonomías, los talleres del Tren, las reuniones con las cámaras empresariales, del Grupo Pensamiento Universitario, de la Asociación de Articulistas de Carabobo, de la representación regional del Movimiento Independiente Democrático (MID) con su Proyecto País Venezuela Vía Constituyente etc. Algunos escribimos regularmente para la prensa regional, otros lo hacemos para blogs políticos que a punta de regularidad y calidad en el tratamiento de los temas se han ganado un reconocido espacio en la blogosfera política del país.

Nos hemos hecho compañeros en el frecuente compartir de nuestras inquietudes y de una angustia siempre presente: ¿Cómo contribuimos? ¿Cómo articulamos nuestro accionar con el de los partidos que integran la Mesa de la Unidad Democrática? Debo decir que también compartimos una cierta inclinación de simpatía hacia Voluntad Popular y hacia su líder, Leopoldo López, por esa visión anticipada que tuvo, y que algunos compartimos en su momento, del comportamiento dinámico exponencial que llevaría esta crisis hacia las dimensiones explosivas que estamos sufriendo. Qué duda puede caber, ahora, de que debimos habérsela ahorrado al país. Hemos arribado adonde nunca debimos haber arribado. Esa cualidad de visionario de Leopoldo López debe ser reivindicada.

Debo decir también, en consecuencia, que Eli Yépez como scout reclutador de este grupo de voluntades demostró sus habilidades de buen ojeador, aunque este reconocimiento lleve implícito un auto elogio del grupo.  También algunos de nosotros con el transcurrir del tiempo nos hemos convertidos en buenos sondeadores de  intenciones. Hemos percibido en las conversaciones realizadas con los personeros de Voluntad Popular que tienen la responsabilidad de su coordinación a nivel regional, con el Alcalde Alejandro Feo La Cruz, Reinaldo Marrero, Julio Castillo y Eli Yépez, la genuina admisión de la necesidad que tiene el partido de nutrirse de puntos de vista alternativos que el Consejo Consultivo, partiendo de las experiencias en el mundo empresarial y de las tesis provenientes de diversos campos del conocimiento, le puede aportar. Hemos percibido un estado de conciencia en ellos de la necesidad de sustraerse de la gerencia de lo urgente, para darse el tiempo para preparar al partido de cara al desafío de una nueva Venezuela.

Estamos participando en este acto porque creemos en la sana intención por parte de Voluntad Popular de construir una alianza ganar- ganar, que va más allá de satisfacer la demanda de participación política de un sector, un tanto inquieto debo admitir, de la sociedad civil, el cual es un propósito loable en sí mismo. Se trata, además, del logro de un objetivo superior, como lo es el fortalecimiento del partido, mediante el trabajo mancomunado con este grupo de pensamiento permanente que hoy se integra bajo la forma de consejo consultivo.

Le pedimos a Voluntad Popular que no nos trate como un grupo aislado dentro de una vitrina de cristal. Hemos solicitado involucrarnos en la dinámica rutinaria  del tratamiento de los problemas que preocupan al partido, porque estamos convencidos que de esa palpación continuada de sus ritmos internos y sus dolencias, emergerán múltiples oportunidades para ser pertinentes, para aportar enfoques alternativos, novedosos métodos de análisis y, sobre todo, ese escrutinio de los procesos desde una mirada externa, que tanta falta le hace a los partidos cuando se encuentran en una fase crítica de crecimiento y, además, inmersos en un contexto temporal de quiebre total, de ruptura de paradigmas, de cambio de ciclo. Me explico: de esta profunda crisis que estamos viviendo deberá emerger una Venezuela radicalmente distinta. No sólo se trata de cambiar el modelo rentista, sino de cambiar la forma como pensamos los ciudadanos de este país. Habrá que cambiar el cerebro económico de los venezolanos, y el cerebro social, y el cerebro político. Deberá emerger una Nueva Política y Voluntad Popular debe prepararse para ser un partido de esa nueva política y administrarse los valores anticuerpos que le hagan resistente a la contaminación con los vicios de la vieja política.  Por todo esto, es que hemos aceptado ser consultores, no en modo pasivo, como en un cuadro de supuestos sabios que figure en algún lugar del organigrama del partido cuando algunos ya estamos muy viejos para la gracia, me disculpan los jóvenes compañeros. Aspiramos a más, queremos realmente aportar, queremos ser intensivamente consultados.


Si de alguna vitrina de cristal tendríamos que hablar, es de la vitrina en la que, a partir de hoy, se colocan Voluntad Popular y este consejo consultivo. Hoy arrancamos una experiencia pionera en el país, hasta donde mi memoria alcanza, por ello otros grupos y partidos van a estar pendientes de sus resultados. De parte nuestra queda, del partido y de quienes hoy asumimos el compromiso de trabajar en este consejo consultivo, el que se produzcan resultados positivos, porque sólo a través de ellos podremos constituirnos en ejemplo para los demás. Por cierto, en un ejemplo que sería muy sano para el desarrollo de la nueva política en este país. Es lo que puedo decir, en nombre de mis compañeros del consejo consultivo que hoy se instala. Las palabras corren el riesgo de dejarse llevar por el viento, dediquémonos pues, desde ya, a trabajar por un mejor Carabobo y  por una mejor Venezuela.

martes, 5 de julio de 2016

No Todo Puede Ser RR

La Necesidad de Diversificar el Discurso

Asdrúbal Romero M. (@asdromero)


Me refiero, específicamente, al discurso político opositor dominante. Lo que uno observa de las declaraciones de los representantes de la Oposición con mayor cobertura mediática, es que en ellas prevalece el tema del Referéndum Revocatorio (RR). Lo cual, en otras circunstancias de relativa normalidad sería lo políticamente pertinente, pero que, teniendo como telón de fondo a una severa crisis que apalea diariamente a la mayoría de los hogares venezolanos, corre el riesgo de ser calificada como carente de EMPATÍA.

La empatía es la habilidad para comprender y sentir lo que otras personas están sintiendo. Ver a través de los ojos del otro; colocarse en su lugar; pararse sobre sus zapatos, son todas metáforas que aportan imágenes muy vívidas sobre el concepto que se desea transmitir con esta palabra. Los seres humanos nacemos biológicamente preparados para la empatía. La neurociencia ha demostrado la existencia en nuestros cerebros de circuitos neuronales que se activan, por igual, cuando realizamos una acción o cuando vemos a otro realizar la misma acción. O que se encienden cuando experimentamos un dolor y, sorpresa, también lo hacen cuando observamos a otra persona siendo víctima del dolor –los avances en la neuro imagenología han permitido demostrarlo-. Son los circuitos espejos (“mirrors”). Pueden detectar la emoción que se refleja en el rostro del otro, tristeza o felicidad, porque de la misma manera esa emoción se refleja en el tuyo. Se activan más fuertemente cuando coordinamos acciones con otros. Cuando cooperamos.

La base biológica de la empatía le confiere un valor moral, porque la moralidad se relaciona fundamentalmente con el bienestar: el de uno mismo; el de los demás; el de los grupos a los cuales pertenecemos. Somos mejores y nos sentimos mejor cuando ayudamos al otro a sentirse también mejor. Lo moral es que te importe lo que le ocurre a otros; lo inmoral es que te importe un comino. Por ello, la empatía es el valor central de una cosmovisión política progresista.

Al igual que lo que expresa ese conocido refrán sobre la esposa del César: no basta con serlo, hay que parecerlo; no basta con ser progresista, hay que parecerlo. Y un discurso carente de empatía conduce a dudar sobre la autenticidad en lo profundo de esa condición auto atribuible. La propuesta programática de la unidad de las fuerzas democráticas, presentada al país en las dos más recientes elecciones presidenciales, fue enmarcada dentro de una visión profundamente progresista. Esa realidad discursiva, no tan distanciada en el tiempo, le aporta sentido y pertinencia tanto al breve inciso sobre el concepto de empatía y su valor moral, así como al recordatorio del sabio refrán. Máxime en un contexto de destrucción sistemática, continuada y sin visos de detenerse de las posibilidades de bienestar social y económico para nuestro pueblo.

El hecho que el precio de la canasta alimentaria familiar se haya ubicado para el 31 de mayo de 2016 en BsF 226.462,17, lo que implica que para alimentar a una familia de cinco miembros se requieran al menos quince salarios mínimos, nos aporta un indicio de cómo la tragedia alimentaria ha ido avanzando hasta lo impensable hace algunos meses. Basta un mínimo de empatía para imaginarse el drama de lo que ya está ocurriendo en millones de los hogares más pobres, cuando el problema de alimentar a una familia que, anteriormente, se consideraba de clase media se ha convertido en un rompecabezas sin solución. Estadísticas hay muchas, preocupantes, trágicas, dígame las nutricionales, no voy a redundar en ellas. Simplemente, quiero que hagan el ejercicio de proyectar lo que ocurre en sus hogares, a lo que pueda estar aconteciendo cuando profundicen en su navegación imaginativa hacia los sectores sociales más vulnerables y desprotegidos. Se trata de un ejercicio de empatía que todos los políticos deben hacer –es evidente que algunos ya lo están haciendo-.

¿Por qué es importante que lo hagan? Porque ello les podría aportar una toma de conciencia sobre la inconveniencia de un discurso político que está casi copado por ese tira y encoge Régimen vs Oposición con respecto a la celebración del RR. Es posible que a nivel de la otrora clase media, con mayor nivel educativo y conciencia del problema político, esa realidad discursiva y mediática no moleste a pesar de las severas dificultades que está confrontando –el RR es la salida política y pacífica con blindaje constitucional, es natural que los políticos se encarguen de luchar por su concreción-. Pero cuando penetramos hacia las capas sociales que están librando una trágica lucha de sobrevivencia: ¿Cómo estarán apreciando ellos toda esa pirotecnia alrededor del RR? ¿Percibirán al RR como una vía de solución efectiva a su problema? ¿O como algo muy lejano a su realidad que cuando se realice quién sabe si ya se habrán despedido de este planeta? ¿O como una pelea entre políticos insensibles -carentes de empatía- a la tragedia que los está carcomiendo?

Quizás estas interrogantes no respondan más que a temores infundados de parte de un personaje nube negra que ve fantasmas en todos lados. Quizás, aunque debo decir en su defensa que muchos de los que le espantaron ya los tenemos entre nosotros,  no obstante permítaseme preguntar: ¿Al menos se estará midiendo estratificadamente el impacto de ese marco discursivo –frame- en el cual se está dando el debate político? ¿No le convendrá al régimen ese “framing” para intentar mantener a la tragedia que él ha creado en un segundo plano?

En un hipotético escenario de una creciente percepción de insensibilidad atribuida a toda la clase política, tirios y troyanos, se podría desembocar en un fenómeno similar al “¡Que se vayan todos!”  argentino (2001). Ese lema de rechazo alcanzó a tener un 70% de aceptación, dando lugar a un período de inestabilidad política en el cual cinco actores políticos distintos ejercieron la Presidencia. ¿Está la Venezuela de hoy en condiciones de soportar un lapso de turbulencia política como ese?

En un intercambio de opiniones con otros articulistas –o managers de tribuna como algunos nos denominan no sé si con la intención de deslizar algún dejo sarcástico-, alguien me decía que no debía dudar que ese 80% de rechazo que Maduro tenía en las encuestas se concretaría en participación electoral en cuanto se convocara el RR. Esa parece ser la premisa. Una especulación en positivo. Yo propongo que se pulse de manera continua y cuantitativa la opinión, no sea que terminemos llevándonos una sorpresa por haberse convertido la premisa en ilusión. Que se comience por auditar, de una manera sincera, el grado de involucramiento de los sectores sociales más desprotegidos en los procesos de recolección y ratificación de firmas para el RR.

Pero la proposición más importante que deseo dejar como conclusión principal de este texto, es que la plataforma opositora intente diversificar su discurso para ir, progresivamente, enmarcándolo en un “frame” alternativo que tenga como eje central el valor de la Empatía. Un discurso en el que se vea a la Oposición defendiendo al Pueblo frente al maltrato del Régimen en alimentación y salud. Defendiéndolo con propuestas convertidas en acciones, por ejemplo, frente a la abusiva y perversa pretensión de querer distribuir los pocos alimentos que hay mediante criterios de apartheid político. O como lo viene haciendo Lilian Tintori con su canal humanitario.

En esa conversación a la que aludía anteriormente, me atreví a sugerir varios programas estratégicos que se podían acometer en esta línea de ser auténticamente empáticos, pero ya tinta casi no tengo. Sólo me queda para referir un excelente artículo que, inesperadamente, vino hoy en mi auxilio para redondear este. La autoría es de Julio Castillo (ver en http://www.notitarde.com/Columnistas-del-Dia/Doble-Play-/2016/07/04/1007567/ ) y cito su inicio: “La lucha por abrir un canal humanitario que permita traer al país alimentos y medicinas que muchos países y organizaciones están dispuestos a donar, se ha convertido en una necesidad de primer orden. Es tan importante como luchar por el revocatorio u organizar democráticamente la protesta social”. Yo no lo podría haber concluido mejor. La Empatía está allí brillando como valor.