Injerencia
Imperialista vs ???
Asdrúbal
Romero M.
I-El
Régimen aplicó el “framing” al Decreto Obama
Estoy como Lakoff, un experto norteamericano en
Neuropolítica y de tendencia progresista, que en cada uno de sus libros insiste
en evidenciar la molestia que le produce el hecho que los del Partido Demócrata
no tengan la habilidad, que sí la tienen los Republicanos, en enmarcar (“framing”) su discurso político para que
éste se conecte más eficientemente con los electores. Lo traigo a colación, al
haber observado en días recientes la forma como ha sido procesado políticamente
el Decreto Obama, tanto por el Régimen como por cierto sector de la Oposición
vinculado a la MUD. No sería justo involucrar a toda la Mesa en la opinión que,
posteriormente, expresaré, porque de ella no surgió un pronunciamiento oficial
y unánime, lo cual habría sido deseable -aunque, quizás, pensándolo bien: mejor
que no se produjo-. El Régimen, inmediatamente, apeló a la técnica del “framing” para generar un discurso político
que contrarrestara al Decreto. Esta afirmación requiere de una explicación previa.
El ser humano piensa usando marcos conceptuales
(“frames”). Las palabras nombran
elementos de esos marcos. Cuando escuchamos la palabra “hospital”, nos
imaginamos inmediatamente un edificio, diversos tipos de personas cumpliendo
roles distintos y que interactúan entre sí en la ejecución de distintos
procedimientos: médicos, enfermeras, pacientes, etc., por una parte;
operaciones, consultas, tomografías, etc., por la otra. Esta palabra se refiere
a todo un marco conceptual que le da sentido y significado a muchas de las
palabras que se utilizan para designar elementos dentro del mismo. Lo que
conocemos acerca del mundo está constituido por estas estructuras cognitivas o
marcos conceptuales que hemos venido aprehendiendo a lo largo de nuestras
vidas. Un discurso político será mucho más escuchado si a él se le enmarca
dentro de un “frame” que sea harto
conocido por los pretendidos recipiendarios del mensaje. No olvidemos: cada
cual escucha e interpreta los mensajes que recibe a través de los marcos
cognitivos que conforman su visión del mundo. El discurso podrá ser mucho más
persuasivo si evoca un marco con el cual los receptores se sienten
identificados o tienen una vinculación emocional positiva. Esta es la razón de
ser de la técnica del “framing” como
estrategia discursiva utilizada para lograr una comunicación más eficiente. A veces
una sola palabra, o un par de ellas, es suficiente para evocar el marco dentro
del cual queremos que nuestro mensaje sea percibido.
Dicho lo anterior: el Régimen no se anduvo por
las ramas. Vio su oportunidad de pasar a la ofensiva en la vinculación del
Decreto de Obama con un marco conceptual que, históricamente, ha tenido mucho
arraigo dentro del sentir latinoamericanista. Es el mismo “frame” del “Yanqui, Go Home”
que todavía resuena con fuerza en el corazón de muchos latinoamericanos a
quienes, por años, se nos ha vendido la tesis de que somos pobres por culpa de
ellos. Ha sido el Imperialismo Norteamericano el que nos ha succionado nuestras
riquezas para ponerlas al servicio de su auge económico, un “frame” que además es, relativamente,
fácil de instalar en la mente de la mayoría por aquello de que siempre es más
fácil ubicarnos en el rol de víctimas y echarle la culpa a otros de nuestro
propio fracaso. El antiyanquismo latinoamericano no es de ahora, viene de muy
atrás y no sólo se ha nutrido de argumentos economicistas, la muy difundida
Teoría de la Dependencia, sino también de argumentos culturales; históricos,
derivados de los enfrentamientos armados de Washington con sus vecinos del Sur
y las intervenciones militares en el Caribe, y hasta el sicológico: consecuencia
de esa malsana mezcla de admiración y rencor que hunde sus tentáculos en una de
las facetas más oscuras de la naturaleza humana cual es la envidia. A su
instalación en la cosmovisión latinoamericana, no sólo han contribuido factores
adscritos a la izquierda más recalentada sino también partidos ubicados en el
centro, tanto a la izquierda como a la derecha, así como sectores
intelectuales. De hecho, no creo incurrir en una exageración al decir que en
determinadas épocas ha sido parte de la “Verdad Oficial” de la mayoría de los
gobiernos de la Región. No puede extrañar entonces que el “framing” acometido por el Régimen haya logrado colocar su discurso
en el centro del debate político, a
pesar del caótico contexto social y económico que tan duramente nos viene
golpeando a todos y las evidencias de corrupción al interior del Régimen que,
día tras día, vienen ocupando titulares de medios internacionales.
II-Los
tres factores de éxito para el Régimen
“Injerencia Imperialista” es una expresión
precisa para encuadrar el Decreto de Obama dentro de la perspectiva específica
del antiyanquismo latinoamericano. Cumple lo que dijimos: basta una acertada
expresión para evocar todo un marco cognitivo, bastante complejo en este caso,
lleno de elementos del pasado que se retrotraen para enriquecer el discurso que
se desarrolla a posteriori y poderoso emocionalmente en su capacidad, todavía,
de levantar pasiones. Pero, adicionalmente a esto, es factible señalar otros
tres factores que han contribuido al relativo éxito del “framing” que nos vienen perpetrando. Por supuesto: la continuada
reiteración del discurso a través de una costosa campaña mediática. Cadena Nacional
todos los días; Maduro, cual un Chávez cualquiera, intentando con su
insistencia abanderarse de su rol de líder del anti imperialismo y que nos
olvidemos de lo “otro”, mientras uno se pregunta en qué momento se dedicará a
gobernar este país con tantos nudos problemáticos pendientes por resolver. Jorge
Rodriguez, que nos puede caer muy pesado a todos los que confrontamos a este
régimen – en esto se juega la corona con Pedro Carreño- pero que no se pueden
desestimar sus dotes de buen comunicador, liderando una alegre y eufórica
campaña de “tuitazos”, “hashtags” y recolección de firmas,
mientras disfruta haciendo trizas argumentalmente el famoso decreto. Y puede
hacerlo, porque también es menester reconocer la debilidad argumental que se
nos devela al leer la Orden Ejecutiva de Obama. Una especie de decreto
“torigallo” donde se pasa de decretar a Venezuela como una amenaza para los
Estados Unidos a una declaratoria de sanciones a funcionarios por la violación
de derechos humanos, sin aportar las razones que justifiquen lo primero. Pensar
que es torpeza en la redacción de los asesores no me luce verosímil, opino más
bien que es la solución defectuosa a un acertijo sin fácil solución: cómo no
contrariar la iniciativa republicana de sanciones en el Congreso Americano y al
mismo tiempo enmascararlas detrás de un discurso de derechos humanos, más
acorde con la imagen obamista y más potable hacia el público no
intervencionista que pulula la clientela política del partido demócrata. En
fin, un decreto pensado más para cuidar el frente político interno del gobierno
de Obama que para jugarse el pellejo señalando los verdaderos argumentos que
pudieran encuadrar el decreto dentro de un
“frame” más controvertido:
¿Hasta qué punto pueden las fechorías de un estado delincuente representar una
amenaza para el resto del Mundo? Una importante verdad puede pasar inadvertida
si ella no es enmarcada (“framed”) de
manera tal que pueda ser nombrada, reconocida e instalada en las mentes de la
gente.
En resumidas cuentas, lo defectuoso del Decreto
les ha brindado municiones a los voceros del Régimen y les ha facilitado la
consecución de triunfos en el frente diplomático. De allí que se haya constituido
en el segundo factor a favor del “framing”
de la Injerencia Imperialista. Pero hay un tercer factor cuyo señalamiento me
permitirá exteriorizar la forma como yo visualizo debió haber sido confrontado
el “framing” del Régimen, apelando a
estas nuevas técnicas que nos aportan las neurociencias. Antes debo decir: un
marco o “frame” puede ser evocado aun
cuando sea negado. En el ejemplo emblemático de Lakoff, que le sirvió para
titular uno de sus libros más leídos, él le dice a sus alumnos: “No piensen en el
Elefante” y qué es lo primero que ellos hacen: pensar en el elefante. Cuando
Nixon se dirigió en cadena televisiva a todo el público norteamericano a raíz
del asunto Watergate diciendo: “Yo no soy un bandido”, todos los televidentes
inmediatamente comenzaron a pensar que era precisamente eso. El corolario es
que no se combate, discursivamente, un “framing”
ubicándose dentro del cuadrilátero enmarcado por el marco cognitivo del
contrario. Esto ha sido parte de la eterna historia de la Oposición confrontando
a Chávez. Un “framing” se combate con
otro “framing”. Puede darse la
circunstancia que el marco cognitivo dentro del cual se quiera enmarcar una
campaña comunicacional sea escasamente conocido o poco popular a nivel de los
electores, pues bien: hay que arriesgarse y estar conscientes que el éxito de
la campaña comunicacional pasa por instalar en la mente de los destinatarios de
ella el nuevo “frame”.
Continuemos, ahora sí, con el tercer factor que
ha contribuido al relativo éxito del “framing”
Injerencia Imperialista. Tiene que ver con la debilidad de la respuesta
comunicacional opositora. Lo que le ha ocurrido a algunos políticos
identificados con la oposición más institucional es que les ha dado verdadero
pavor el parecer pro yankis. Se han visto en la necesidad de hacerse parte del
reclamo hacia el Imperio por su injerencia. Una vez compartido ese criterio con
el Régimen, ya no importa lo que digan o
las sutilezas que intenten para darle un giro a su posición y disparar un tiro
en dirección contraria. Después de haberse dejado encerrar en el ring del
contrario, ya la batalla discursiva la tienen perdida. Yo, la verdad, les
confieso que he alucinado viendo a políticos supuestamente muy experimentados
como: Zambrano, Jefe de la Fracción Parlamentaria de AD; Barboza, el Presidente
de UNT, y Roberto Henríquez, Secretario General de COPEI, enterrar con su
posición ambivalente cualquier posibilidad de confrontar hábilmente la ofensiva
del Régimen.
III-Nuestra propuesta para
combatir el “framing” del Régimen
Conociendo
a quienes detentan el poder del Estado en nuestro país como ya se les conoce;
sabiendo, perfectamente, a estas alturas de todo lo que son capaces, a estos distinguidos
señores de la Oposición, así como a cualquier ciudadano medianamente consustanciado
con los hechos políticos más resaltantes en esta Venezuela bizarra, la primera interrogante que debería
habérseles ocurrido al enterarse de la existencia del Decreto Obama es la
siguiente: ¿En qué tipo de enredos andará el Régimen como para que a Venezuela
se le haya declarado como una amenaza para la seguridad internacional? Una
interrogante que tiene mucho sentido habida cuenta de la imagen más bien
pacifista y poco intervencionista del Presidente Obama, pero además:
sustentable por la gran cantidad de información que se ha difundido sobre las fechorías que han venido cometiendo
personajes vinculados a los más altos niveles del Poder Público.
¿Acaso no sabemos que ya en los archivos
americanos reposan todas las canciones
de los Makled, Aponte, Isea, Leamsy y demás compositores menores? Que Venezuela
se ha convertido en el nuevo hub del narcotráfico internacional a través del
cual circulan centenares de toneladas anuales de cocaína hacia Estados Unidos y
Europa. ¿Puede o no considerarse esto una amenaza hacia el resto del Mundo? Y de los miles de millones de dólares que, en
su recorrido hacia las lavanderías internacionales de dinero, han contaminado
el sistema financiero a nivel global utilizando cuentas bancarias
institucionales de organismos del estado, qué podemos decir. ¿Qué se lo tienen
que calar porque nosotros somos un estado autónomo? Y más grave aún: que como somos tan buenos
aliados prestamos nuestra colaboración para la legitimación de fondos de
organizaciones, oficialmente, declaradas como terroristas en el ámbito
internacional e instalamos mecanismos
expeditos para la entrega de pasaportes venezolanos a terroristas islámicos
–con los que no contamos al interior del país por cierto-. El problema es que
los pobladores de este país tenemos que tomar conciencia que el Estado
Venezolano se ha convertido en un ejemplo emblemático de lo que Fukuyama en su
libro, “La Construcción del Estado”, señalaba como Estado Fallido. Y lo es, no sólo por su incapacidad
demostrada para resolver los problemas de la Economía, la Salud, la Educación,
la Justicia, la Seguridad, la Soberanía Alimentaria, etc., sino porque al ser
incapaz de mantener los mecanismos naturales de control interno ha facilitado
su abordaje por delincuentes, que aprovechándose de los privilegios propios de
un estado cometen acciones que van en detrimento de otros estados. Por eso
Fukuyama expresa: “Defiendo la construcción del Estado como uno de los asuntos
de mayor importancia para la comunidad mundial, dado que los Estados débiles o
fracasados causan buena parte de los problemas más graves a los que se enfrenta
el mundo”. Fracasado sería otro buen adjetivo para calificar al Estado
Venezolano y en ese rotundo fracaso hacemos daño a los otros países, ¡nos
convertimos en amenaza! Este es el verdadero sentido de “amenaza” al cual tendría que apuntar una
oposición realmente clara sobre el delicado problema que tenemos entre manos.
Somos “amenaza” porque este régimen ha convertido nuestro estado en un estado
fracasado, en un estado fallido, en un estado que desde el exterior se comienza
a percibir como un estado delincuente. Y este es el marco cognitivo en cual
deberíamos dar la pelea comunicacional. ¿Difícil? Quizás, pero tendríamos que
atrevernos porque este es el verdadero dilema al cual nos enfrentamos.
El Régimen hablando por su lado de
imperialismo, historias del pasado, supuestas invasiones militares y otros
asuntos risibles. Nosotros por el nuestro hablando de Estado Fracasado, con la
artillería apuntando hacia sus falencias internas que son demasiado obvias para
que la gente no las internalice y también: hacia las consecuencias externas que
podrían derivarse de las acciones de un estado invadido de delincuentes. Ni
siquiera nos corresponde a nosotros hablar de los defectos del Decreto Obama,
si lo hice en este texto fue para intentar ser exhaustivo en el análisis del
por qué, hasta ahora, el Régimen había ganado la batalla comunicacional. Tampoco se puede andar endilgándole culpas a
Obama y a sus asesores de que los haya revivido. El problema es nuestro. La
batalla es nuestra. Ellos en su “frame”.
Nosotros en el nuestro. Sin salirnos de allí y reiterativos. Si no insistimos hasta
la saciedad en nuestro “frame” no lo
posicionamos en las mentes de quienes queremos convencer. Framing
vs Framing. Injerencia Imperialista
vs Estado Fracasado. Ojalá la MUD pudiera sentarse y reflexionar sobre estos
temas. Termino citando a Lutz: “No es lo que tú dices, es lo que la gente
escucha”.