ALGO HUELE MAL EN DINAMARCA
CAPÍTULO IV-¿Qué hay detrás?
Asdrúbal
Romero M.
A ver: Soy
Rector, estoy sentado en mi silla de Presidente del Consejo Universitario. El
punto más importante de la sesión: Designación de un decano interino porque el
anterior abandonó el cargo. Punto de cuidado, me digo, sensible a complicarse
fácilmente. Llega el momento, se ha introducido un derecho de palabra avalado
con ciento veinte y seis firmas de profesores ordinarios, más de la mitad de la
asamblea de la facultad profesoral según el criterio todavía vigente en UC.
Pero además, comienzo a analizar la calidad y estructura del grupo activante
del derecho de palabra. Tiene punch de opinión, me digo. Es variopinto, con
presencias de llamativo prestigio académico y mucha antigüedad. A ver:
·
Profesora
Olga de Villarreal. Ex presidenta de la Comisión Electoral UC. Reconocida por
su afabilidad y buenas formas para la relación política. Candidata a
representante profesoral al Consejo Universitario en las últimas elecciones
suspendidas. Esposa del Presidente de la APUC. Si nos vamos más atrás: ex
presidente de la Asamblea Legislativa del Estado Carabobo.
·
Dos
de los más antiguos profesores activos de la Facultad. El profesor Patacón con
treinta y tres años de antigüedad y la profesora Nilda Ochoa de Rigual –por ser
miembro del género supuestamente débil no les facilitaré que le saquen la
cédula-. A ellos dos sólo los supera en antigüedad, Miguel Pineda, pero éste,
gracias a Dios no participa en el combo. Nilda, ex directora de Medios de la
Universidad en la gestión rectoral anterior. Patacón, ex representante profesoral
ante el Consejo Universitario, de opiniones controversiales, filósofo, con
presencia relativamente frecuente en los medios de comunicación impresos, sus
criterios pueden ser del gusto de la gente o no, pero de que tiene punch de
opinión lo tiene.
·
La
profesora Rosa Indriago. ¡Más punch todavía! Además de Jefe de Cátedra de
Pedagogía y Currículo, más de veinte años con el único programa en la
televisión regional que cubre la fuente de Educación Superior. Utilizadora
intensiva de las redes sociales. Con cierta fama de controvertida, dura con los
que critica, pero nunca la he visto defender lo incorrecto ni cuestionar sin
sustento. El miedo comienza a entrarme en el cuerpo. Ojala ocurra algo que me
permita suspender esta vaina, me digo. Mi otro yo sigue pasando revista…
·
Profesora
Luisa Soto. Asesora del Vicerrector Académico. Candidata a decana en las
elecciones que ganó el abandonante. Ojalá hubiese ganado ella! Otra profesora
de muy suaves maneras en su manejo político.
·
Profesora
Ruth Alvarado. Directora de la única escuela de la Facultad durante todo el
período que ejerció el abandonante. La Ariel de una gestión muy gris. Me
pregunto: ¿Por qué no la propuso a ella? ¿Cómo a alguien no le da vergüenza
haber utilizado tan descaradamente a una buena persona? Su amiga, recuerdo que
me digo. Su candidata por la Facultad a representante profesoral ante el CU en
las elecciones suspendidas. De que hay pedigree político en este grupo lo hay,
y no puedo decir que sean unos tremendistas, persiste mi diálogo interno
mientras sigo pensando cómo difiero el punto.
·
Prof.
Luis Enrique Vizcaya. También con mucha trayectoria política, asistente del
Rector en el período de Elis Simón Mercado. Articulista de El Carabobeño. Con
muchas relaciones en los círculos políticos regionales: si yerro, por su boca
se enterarán, lo afirma el alter ego que ha comenzado a crecer dentro de mí, me
mira con cara de genio de Aladdin pero sin ofrecerme una salida del atolladero.
·
Profesora
Arelis Marcano. No entiendo qué hace allí, si me acompañó como Directora de
Asuntos Profesorales en los primeros años de mi gestión. ¿Será que cuando
renunció ya tenía su espinita conmigo? –cállate por Dios, genio inservible-. La
elegí por su prestigio académico, no quisiera verla allí enfrente.
·
¿Y la
profesora Albers? ¿También en la acera contraria? Jefe del Departamento de
Idiomas Modernos, un departamento que siempre me apoyó en las elecciones.
Antigüedad, prestigio académico. No voy a mirarla a los ojos. Ni voy a seguir con esta
martirizante lista, supongo que con ellos estarán unos cuantos jefes de
departamento y de cátedra, la alcurnia académica de esa facultad está con
ellos, Dios, dime genio, al menos hazme un pequeño favorcito: ¿Cómo coño fui
tan necio pa meterme en este precipicio guajiro? Malos consejos, malos consejos, me susurra el
desgraciado. ¿Otro favorcito genio? Vale, me riposta. Mándame unos encapuchados
que acaben con esta vaina, anda, mándamelos.
Plim, plum, plan,
entra un encapuchado corriendo, el Secretario lo va a espescuezar, no! Nooooo!
Suspendido el consejo, el punto en cuestión queda diferido. Salgo corriendo, los familiares de la que iba
a juramentar me miran con cara de arrechera. No me importa. ¿Por qué los habrán
invitado? ¿Para presionarme? ¡Qué pendejo he sido! Gracias poderoso genio, de
la que me salvaste.
Es lo que yo
hubiera hecho, suspender, diferir, pero la Dra Jessy Divo de Romero, contra
toda elemental lógica, decidió continuar con la sesión –quizás su pequeño genio
le había prometido una violencia controlada- y juramentar a una persona que no
cumple con los requisitos de Ley, que no tiene la entidad ni la capacidad
política para ser Decana de esa facultad. Como aquel bacalao que el pobrecito
de la Emulsión de Scott ha tenido que arrastrar por todos estos años, esa es la
imagen que se me viene a la mente con la Rectora y su decana impuesta. Desde
esa decisión crucial, apuntalarla en el poder de la Facultad se ha trastocado
en un sainete de errores e ilegalidades. Como no tiene el apoyo de la mayoría
del claustro ordinario de mayor antigüedad, se ha buscado reforzar su imagen
con el apoyo del personal docente contratado. ¿A cambio de qué? Los concursos
de oposición. Doscientos veintidós nuevos cargos se abren para crear el
escenario de las expectativas, tal cual la Misión Vivienda de nuestro
presidente –después lo criticamos-. Pero hay un problema, no controlan a la
mayoría de los jefes de cátedra y departamentos. No importa, para eso está un consejo
de facultad ilegal que cambia perfiles, estructura jurados violando las normas,
etc.. De hecho, el paso previo fue ilegalizar al Consejo de Facultad
destituyendo a los cuatro representantes profesores principales, que no
quisieron avalar con su presencia en las sesiones la actuación de una decana
presidente ilegal. Cuatro de siete, la
mayoría de los representantes profesorales, pero eso tampoco fue un obstáculo.
Se convoca selectivamente, no a los segundos, ni a los terceros que están en
las listas de designación expedidas en su momento por la Comisión Electoral de
la UC. No, se corre la lista hasta llegar a los que se van a cuadrar con el
nuevo régimen a cambio de lo que sea. El precio no importa, la Decana se queda
y punto!
En fin, tampoco es mi interés detallar exhaustivamente la cronología
de situaciones irregulares que ha disparado la terquedad de no querer enmendar
el craso error. Lo que les he recomendado al grupo que sigue librando una digna
lucha: cualquier irregularidad que vean, documéntenla e introduzcan ante las
instancias respectivas los recursos de reclamo. ¿Con qué objeto si no le van a
parar? –es la obvia interrogante-. Bueno, eso es como los abogados que todos
los días recurren a la Fiscalía o al TSJ denunciando las miles de irregularidades
que, a esta fecha, ha acometido el régimen chavista. Tampoco a ellos les paran,
pero, tenazmente, todos ellos van contribuyendo a documentar un expediente que
va creciendo, quizás solo sirva para la historia, o quizás quién sabe.
Mención aparte,
mi reconocimiento a ese grupo que no se ha quedado callado ante el abuso. En
toda mi historia política dentro de la UC, que se remonta desde finales de los
setenta, que por doce años consecutivos fui parte de un Consejo Universitario con
una entidad, por cierto, muy superior al que tenemos ahora, nunca vi que a un
grupo docente de las características que ya les he descrito le fuera infligido
tanto maltrato institucional. Y voy a referirme a un solo ejemplo para
sustentar la contundencia de mi afirmación. En un video que descargué y lo
tengo en mi desktop por si llegara a desaparecer, vi con mis propios ojos cómo
la rectora acusaba, a ese grupo de
profesores y profesoras, de haberse movilizado al tribunal en el mismo autobús
de la gobernación de Yaracuy que había trasladado a los encapuchados el día de
la violencia en el Consejo Universitario. Una insinuación no tan velada de que
habían sido ellos los responsables de esa violencia. En realidad, desde ese
mismo día los comenzaron a acusar. Como yo le manifesté a un amigo que me
denunciaba cómo los encapuchados a punta de pistola sacaban a los alumnos de
los salones de clase: ¿Quiénes? ¿Los encapuchados de Ruth? Y solté la
carcajada. Pero vérselo decir a la Rectora, me bastó para valorar a qué niveles
se estaba llegando. Hice un esfuerzo pero no pude, imaginarme a Olga, a Luisa,
a Nilda, a Ruth, a la misma profesora Albers, quien por cierto había sido
asomada por la misma rectora como una posible figura de consenso, encapuchadas
dentro de aquel autobús parlando plácidamente con mi genio, primo del de
Aladdin, que a su vez me apuntaba acusadoramente diciéndome: ¡Tú estás loco!
Tendrán que
reconocerme qué es lógico que alguien como yo, que sigue viviendo su pasión
loca por la UC aunque a veces no quisiera, se pregunte: ¿Qué es lo que hay
detrás de toda esta locura? No puede ser una decisión política de naturaleza
convencional, tiene que haber algo más. Es por lo que comenzamos a atar cabos. Dejénme
decirles que el ex decano Torres, el abandonante, propuso para que le sucediera,
a las primeras de cambio, a un profesor que no aprobó el escrutinio de las
autoridades. Creo que con razón. Esta persona tiene una mancha en su historial
como ex autoridad administrativa a nivel de esa facultad que le ocasionó una
suspensión como docente por un año. Como también debo decir, que dentro del
grupo protestante de las acciones de la Rectora y el Secretario hay dos
docentes con mancha por una grave irregularidad cometida durante mi gestión
rectoral –debo hacerlo en mi respeto a la obligación consciente de ser
equitativo-. Pero volviendo al tema: se argumentó, justa o injustamente, que el
rechazado tenía vinculaciones políticas con grupos estudiantiles involucrados
en el problema de los cupos y el tráfico de un cúmulo de irregularidades que se
ventilan a través de la Dirección de Control de Estudios de esa facultad, de la
cual se dice que es un antro de corrupción donde todo tiene su precio, como
algunos tribunales de la República. Por supuesto, que ahora esta versión será
negada, pero eso fue lo que mis antenas captaron de informantes que estaban
viviendo el drama allí dentro. Vuelve mi lógica a funcionar: si soy el dueño de
una empresa y el gerente renunciante de una sucursal me propone una candidatura
inaceptable, de la cual tengo reservas, ¿le doy oportunidad para que me haga
una segunda proposición? ¿Me entrampo con él en un largo proceso de
negociaciones para concertar una segunda candidatura? No rotundo, pero eso fue
lo que ocurrió. El ex decano, viendo que su primer candidato no pasaba, comienza
a jugar a dos bandas, mantiene la
candidatura mientras incita la revolución interna de las féminas, incluida la
profesora Ginoid que la lidera, que se opone a su candidato rechazado y se
nuclea, aparentemente, alrededor de Ruth Alvarado, la candidata natural de ese
sector. El ex decano prolonga el tira y encoge, y en el momento apropiado lanza
toda su caballería contra Ruth –“ella no, porque ella es mala, dice que estoy
ilegal”-. Y estaba ilegal en verdad, porque ese es el error de origen que se comete
en este singularísimo proceso: dejarlo desempeñando un cargo que ya no podía
ejercer. Se da el “milagroso viraje” dentro del grupo de las féminas y emerge
la candidatura de la profesora Ginoid, ya no es Ruth. Mientras en el lado de
los opositores avanza un denso proceso de conversaciones que ha sido incitado
por la Rectora. Asustados por los nombres que se barajaban para el Decanato,
comienzan a asumir a Ruth como una probable salida institucional, pero antes
habían manejado otras opciones como las de los profesores Patacón y Albers. El
tiempo se les acaba, la ilegalidad del decano que ya ni iba a encargarse de su
facultad se hacía demasiado evidente, había que decidir, la Rectora parecía
convencida de la salida institucional con Ruth y, de pronto, un viraje
inexplicable que a su misma gente la dejó pasmada.
Como verán, en
este cuarto y último capítulo de esta micro novela aporto muchos detalles de lo
que en el primer capítulo fueron apenas insinuaciones, buscando provocar, ahora
sé que equivocadamente, que la Rectora corrigiera su rumbo hacia ese tremedal
en el que se ha hundido. En realidad, hay mucho más recovecos anecdóticos en
esta crónica con los cuales no les voy a cansar. Lo importante es que, al
final, unas negociaciones en las sombras, imponen a la supuesta candidatura que
garantizará el control político y la “paz” en la Facultad. ¿Cuál paz? ¿La paz
con la mafia? La profesora Ginoid ha tenido una larguísima relación de amistad
con el ex decano. Ella ingresa en los últimos concursos de oposición celebrados
en esa facultad bajo su mandato. Era su verdadera persona de confianza, por eso
la impulsa para que sea representante profesoral ante el Consejo de Facultad y
la responsable política de su grupo profesoral.
Para buenos entendedores, no creo que hagan falta más palabras. De todas
maneras, es un buen momento para releer los cuatro capítulos de esta crónica
–recomendación para aquellos quienes les interese el tema-. Verán como todo
engrana. Como también entenderán, que corro riesgos si hablo más descarnadamente.
Ya me lo han advertido amigos y “nuevos enemigos”.
En mi opinión: la
mafia se salió con la suya. Si le he dedicado tantas horas y tinta electrónica
a este oscuro episodio de la historia ucista, no va a ser por mi conocida
amistad con Ruth, ni porque no me hayan complacido o alguien me manipule como
andan diciendo algunos por allí -“I am too old for that”-. Es porque
contextualizo todo lo ocurrido en FACE dentro de un problema institucional de
más amplio espectro y profundidad, como una septicemia que amenaza con
extenderse a todo el organismo. Hay que resistirse a las pretensiones de la
mafia a extender sus tentáculos hasta las instancias de poder dentro de nuestra
querida Alma Mater. Ya no la pueden controlar, vean lo que ocurrió en Odontología.
Todo parece apuntar a que el mismo mecanismo se aplicó en la PAI de Medicina
aunque no hubiese detenidos. Revisen, auditen como lo han anunciado: en un
mismo salón se produjeron once de las mejores notas de la prueba. El precio
pagado fue treinta millones de los viejos. ¿Cómo lo sé? Como he escrito sobre
este problema, me han llegado decenas de denuncias anónimas, que ya no voy a
seguir procesando, aprovecho para anunciárselos a los denunciantes anónimos.
“Quien siembra vientos, recoge tempestades”
Concluyo con un pensamiento de un viejo amigo,
el Dr. Otto Hoffman Iturriza, él señala que se inspiró en uno de Bertolt Brecht:
“Hay
hombres que luchan un día y son buenos, hay quienes luchan muchos años y son
muy buenos; pero hay quienes luchan toda la vida y…… ESOS, son los que requiere
con urgencia nuestra Alma Mater”.
De verdad que es una situaciòn, harto complicada , yo dirìa, como Edgar Morìn, COMPLEJA!!!
ResponderEliminarDe Verdad, Rector Romero , Usted como que es el Gorbachov con su Perestroika, pero aplicada a la Universidad Venezolana de Hoy. DIOS LO PROTEJA!!!
ResponderEliminarEl que esté libre de culpas que tire la primera piedra... gestiones vienen y se van... y los únicos que pueden ver lo que hacen los actores, son los espectadores. Para mí en la FaCE y en la U.C cada gestión tiene su parte positiva y negativa; Todo es de acuerdo con el color del cristal con que se mire.En la Universidad de Carabobo no hay santos inocentes... Quizás para pocos o muchos su gestión como Rector fue nefasta.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
Eliminaryo lo que creo es que la universidad venezolana necesita un cambio, y creo que el profesor Romero puede ser o podrìa ser un vehìculo , tal cual como Gorbachov en Rusia con la PERESTROIKA. Podrìa ser un catalizador para producir la reacciòn de cambio en la universidad venezolana, quièn mas que una persona con experiencia, NUNCA DIJE QUE ERA UN SANTO, pero si podrìa haber dicho, que estuvo dentro de las entrañas del monstruo!!!
EliminarSuprimir
CACHICAMO DICIENDOLE A MORROCOY CONCHUO O NO FUE UD. EL RECTOR QUE SE ESCONDIO DURANTE VARIOS DIAS POR LA BOLETA DE CAPTURA QUE LE LIBRARON Y NO POR SANTO PRECISAMENTE. TRATAR DE CONFUNDIR CON COMENTARIOS COMO ESTE ES PENSAR QUE LOS UNIVERSIARIOS NO TENEMOS MEMORIA LE RECUERDO QUE SU GESTION FUE EL COMIENZO DE ESTA CAOTICA SITUACION QUE HOY CONFRONTAMOS. NOSOTROS NO OLVIDAMOS........
ResponderEliminarEstamos en una època de liderazgo a travès de los medios de comunicaciòn, el hecho de que el ex rector Romero tenga el valor de denunciar presuntas irregularidades dentro de la universidad de carabobo, es algo admirable. Creo que se deben hacer las investigaciones asì como a èl se le acusò en su momento y se le investigò. HAY QUE BUSCAR LA VERDAD, DONDE ESTÊ!!!
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