LA ANIHVEN EN ESPAÑA
Prof. Asdrúbal
Romero M
La Academia Nacional de la Ingeniería y el Hábitat de
Venezuela -ANIHVEN- ha asumido en los recientes tiempos una propuesta
estratégica realmente trascendente. Habida cuenta del fenómeno de la Diáspora
con el nefasto efecto colateral, para nuestro país, de la significativa fuga de
cerebros, la Academia ha considerado
altamente pertinente internacionalizar sus actividades mediante la designación
e instalación de comisiones en el exterior. ¿Qué se persigue con ello?
El perfil sociodemográfico de nuestra población
migrante es muy distinto al de otros países latinoamericanos. Las primeras
cohortes de emigración se integraron mayormente por sectores provenientes de
estratos medios y altos con un alto índice de profesionalización. En lo
atinente a las áreas de conocimiento que engloba nuestra academia, resulta muy
triste observar la gran cantidad de ingenieros y de otras profesiones afines
abocadas a los temas de ambiente y hábitat que ha salido de nuestro país. ¡Una
pérdida que ojalá no sea del todo
irreversible! En consideración de este contexto, se ha venido trabajando
en ANIHVEN sobre el tema de la diáspora que particularmente nos incumbe. Varios
académicos residenciados en países donde se ha concretado una mayor
concentración de estos profesionales: Carlos Genatios (USA); Alfredo Viloria (Ecuador);
José Manuel Martínez (España y Francia)
han venido recopilando información y articulados de cara a conformar una red de
información temática gestionada por la Academia.
Estos precedentes se complementan perfectamente con la
iniciativa promovida por el Académico Eduardo Buroz, actual presidente de
ANIHVEN, de activar la instalación de
comisiones de actividades internacionales de ANIHVEN en el exterior,
correspondiendo a España el tener la primera comisión instalada que me honro en
presidir. Conjuntamente con el Ing. Carmelo Ecarri, en la Vicepresidencia, el
académico Manuel Torres Parra y otros distinguidos profesionales asumimos la
representación de la Academia en esta Madre Patria, la cual, no extrañamente,
ha sido elegida como destino de muchos de los profesionales a los que ya hemos
hecho referencia. ¡Muchos jóvenes y también muchos mayores con dilatada
experiencia y trayectoria!
Tenemos mucho qué hacer por adelante. Más allá de las
tareas de relaciones públicas e institucionales que debemos cumplir, tales como
el tomar contacto con las organizaciones públicas y privadas que, aquí en
España, movilizan todo lo concerniente a la generación y promoción del conocimiento
sobre la Ingeniería y el Hábitat –el Instituto de Ingeniería en España, las
diversas universidades y muy interesantes centros de investigación-; y el
establecer relaciones formales con nuestra institución hermana, la Real
Academia de la Ingeniería, nos motiva nuestro compromiso el contribuir, muy
activamente, con todas las metas que se propone el proyecto de la diáspora
profesional bajo el paraguas ANIHVEN.
Incluida entonces dentro de nuestras acciones
prioritarias está: obtener información sobre ingenieros, y profesionales
afines, venezolanos radicados en España y sus redes de trabajo profesional, a
los efectos de interactuar con ellos e
identificar sus logros en el campo científico- técnico y promover su
participación en la ANIH. Se trata de involucrarnos con el programa de la
Diáspora, diría más: adoptarlo como si fuese nuestro, para lo cual ya José
Manuel nos ha presentado una agenda muy concreta. Aspiramos a que las
relaciones concertadas mediante el programa de acercamiento institucional, puedan generar beneficios para la diáspora
tales como el hacer más fluida su incorporación a las actividades propias de la
profesión y a la investigación en planes conjuntos aquí en España. Existe otra
razón muy importante por la cual involucrarnos en el levantamiento y
organización de la Diáspora que no se puede dejar de mencionar.
La razón de ser de las academias nacionales es la de
contribuir al desarrollo del país en sus múltiples facetas y esto tiene que ser
parte de la conciencia colectiva de cada uno de sus apéndices. Ellas dependen
para su funcionamiento, directamente, del erario nacional y, por ende, de las
torcidas decisiones de un régimen al que no le pueden gustar las academias como
condición innata de su propia esencia. Esto nos puede aportar una idea de lo
dificultoso que está resultando para ellas el sostenerse. En nuestra “Visión Última” siempre estará, en
todo momento, cómo poder ayudar a la ANIHVEN y a Venezuela. Nuestra academia,
la de más reciente creación durante el segundo gobierno de Rafael Caldera, ha
sobrevivido a un severo estrangulamiento financiero gracias a la titánica labor
de quienes la han dirigido en estos años sombríos para la Patria. Por estas
razones debemos ser difusores, en cuanto se nos brinde la oportunidad, de la
oscura realidad profesional y educativa que se vive en el país.
Más importante aún: en nuestra “Visión Última” nunca perderemos de vista, valga la
redundancia, que, en algún momento, la nación necesitará de todo nuestro apoyo
ingenieril a los efectos de coadyuvar en la reconstrucción de toda su
infraestructura y el sistema educativo. ¿Qué mejor contribución podemos hacer
que la de tener a toda nuestra diáspora organizada, aceitada y sensibilizada de
cara al desafío que constituirá esa gran misión? Aunque en las discusiones de la Academia nunca
se haya puesto en negro sobre blanco este objetivo, quizás nos estemos
adelantando a lo “No Anunciado”: en el sentido de comenzar a construir sólidas
redes de nacionalidad en el extranjero en las cuales conservar nuestro acervo
patrio y la férrea voluntad de rescatar el territorio enajenado por una muy
burda pero, también, muy organizada red delictiva.