martes, 21 de agosto de 2018

Las contradicciones del Paquetazo del Viernes Pantano

DESEOS NO EMPREÑAN


Con esta frase coloquial utilizada como título, les comparto un análisis sin desperdicio de Pedro García Otero sobre el Paquetazo del Viernes Pantano. Me gusta Viernes Pantano para diferenciarlo del Viernes Negro de 1983, porque aquél además de que puede ser muy negro -imagínense un pantano de asfalto ademas liberando olorcito de H2S- es uno movedizo en el que todos nos estamos hundiendo.

Las Cinco Contradicciones del Plan de Ajuste de Maduro


Pedro García Otero / 17 ago 2018

Esta noche, Nicolás Maduro anunció algunos detalles sobre el “Programa Económico de Recuperación”, su plan de ajuste macroeconómico. Habló repetidamente de “anclaje revaluador”, de “transición tardía” (al socialismo) y de “mercado”, palabra que mencionó en varias oportunidades.

En su plan de ajuste, sin embargo, el mandatario olvidó temas claves, y dónde podría haber generado confianza (como en el programa de ajuste fiscal o el de los combustibles) fue excesivamente vago; donde, en cambio, el programa puede convertirse en una bomba, como en el desbocado aumento general de salarios, fue extremadamente concreto, y las primeras reacciones a los anuncios han sido muy negativas.

Más allá, el programa tiene una serie de contradicciones: La más importante de todas es que es un programa que carece de financiamiento. Es como si un tuberculoso se lanzara a conquistar el Himalaya desnudo. Las posibilidades de éxito tienden a cero. Al menos cinco grandes contradicciones se desprenden de los anuncios del mandatario este viernes 17 de agosto:

1) Disciplina fiscal vs. pago de bonos

Este es, sin duda, el punto más álgido de las contradicciones de los anuncios de Nicolás Maduro en el plan de ajuste: En la misma alocución en la que puede anunciar un “bono de reconversión monetaria” de Bs. S. 600 (Bs. F. 60.000.000) a 10 millones de personas (es decir, la friolera de 600 billones con doce ceros de Bs. F.), y ofrecerse a pagar todos los sueldos del país durante tres meses, el mandatario puede señalar que se necesita una “disciplina fiscal draconinana” que “frene la emisión de dinero inorgánico”.

El único equivalente que se le puede ocurrir a uno es el de un alcohólico que decide anunciar que va a dejar la bebida, pero antes se va a tomar 30 botellas de ron. Y me perdonan lo crudo del símil, pero es que el Estado venezolano, bajo el chavismo, decidió gastar hasta morir, como Nicholas Cage decidió beber hasta morir en Leaving Las Vegas. Pareciera, más que a recuperarse, decidido a suicidarse.

Con semejante inicio, la promesa de disciplina fiscal no es más que eso, una promesa. Y la parte de “no emitir dinero inorgánico” un chiste. No solo porque esa ha sido históricamente la política del madurismo, sino porque no hay fuentes de financiamiento.

La ya crítica situación del sector privado del país se verá agravada si, como es previsible, el programa económico de Maduro acelera la crisis.

Al llegar al cómo se va a financiar este programa, Maduro fue (por necesidad) vago: Habló de aumentar la producción y la productividad, sin explicar cómo. Porque el cómo en este momento, y con este Gobierno al frente, no existe. Imploró por la necesidad de incrementar la producción de petróleo, sin una sola propuesta; y habló de un aumento de la tributación para un sector industrial y un país exhaustos, y que de ninguna manera están en condición de financiar a un Estado tan voraz como este.

2) El salario aumentado vs. la realidad

El mismo Maduro que promete austeridad fiscal no se da cuenta de que al ofrecer un salario mínimo de 180 millones de bolívares de los actuales, está desafiando todo su programa.

Maduro es el principal patrono del país, el mismo que no puede subir los salarios de miseria actuales por los cuales médicos, enfermeras, trabajadores de empresas de servicio, empleados en general del sector público, llevan dos meses en la calle.

¿Qué cambió del 16 de agosto (día en el que, cobardemente, Maduro impidió que enfermeras y médicos marcharan a Miraflores) en relación con el 17, para que de un día al otro el, insisto, principal patrono del país decidiera otorgar un incremento general de salarios de 3.362% a los mismos a los que el día anterior se los negaba? Porque no se descubrió petróleo en Los Teques, ni el Gobierno acordó una restructuración de la deuda y una línea de crédito de $60 milllones. Las circunstancias son las mismas.

Y el anuncio no solo es demagógico: da miedo. Que en un momento como el actual, un Gobierno sin límites como este se ofrezca a pagarle el sueldo de sus empleados a un sector privado noqueado por tanta inquina durante dos décadas, debería provocar, como mínimo, un enorme arqueo de cejas de cualquier empresario.

De ahí a la estatificación masiva de empresas, luego de un fracaso anunciado, del que culparía al sector privado, maluco, saboteador, no hay más que un paso. Y el Gobierno podría intentar una maniobra así de artera, a pesar de lo evidentemente débil que luce en todos los campos.

3) Anclaje vs. flotación y tasa Dicom / casas de cambio autorizadas

Habla Maduro de que es el momento de que el bolívar flote, que compita con otras monedas, de “respetar el mercado”; todo esto suena bien. Pero entonces dice que el bolívar soberano estará anclado al petro, y que como cada petro tiene un valor aproximado de 60 dólares, un dólar serán 6.000.000 de los actuales, o 60 soberanos.

¿Por qué? ¿Quién lo decidió así? Evidentemente, no “el mercado”. Mucho más cuando anuncia que habrá tres subastas Dicom, sí, Dicom, semanales, hasta llegar a una diaria en tres meses. Y que se “autorizarán” tres (3) casas de cambio para todo el negocio de cambio del país. “Subastas Dicom”, “anclaje”, “casas de cambio autorizadas” y “mercado” no parecen caber en la misma frase.

Eso, por no mencionar lo mismo, el mismo error de diseño: ¿Con qué se financia esto? ¿Qué recursos sustentan “una subasta diaria de Dicom” para un Gobierno que no las hace regularmente desde 2014?

Y obviemos el siguiente detalle, ligeramente vergonzoso: en la misma cadena en la que Maduro se refería al “dólar criminal”, colocar el dólar, de salida, en 6 millones de bolívares, supera todos los guarismos de Dólar Today, Dólar Promedio, Air TM et alter. Quizás con la intención de que al ser la tasa alta, en los primeros días tienda a bajar y crear un shock de optimismo. Amanecerá y veremos si lo lograron. Pero no parece factible.

4) Incremento de la tributación vs. exenciones

Maduro sube en cuatro puntos el IVA, pero la hiperinflación significa, entre sus múltiples efectos perversos, que la recaudación real baja. Y que la la evasión se multiplica, porque llegado un momento, el despelote monetario es tan grande que se pierden las referencias.

En un entorno tan depauperado como el actual, lo que pueda recoger con cuatro puntos de IVA es marginal para sus necesidades, pero abre otro boquete en la línea de flotación de los más pobres y las clases medias.

Más allá del IVA, sin embargo, el Gobierno anuncia una serie de medidas para aumentar la tributación por Impuesto Sobre la Renta, sin recordar que uno de los anuncios que despertó más interés cuando Maduro comenzó a hablar del tema, fue, precisamente, el de una exención en términos muy generosos del ISLR por un año que al final pareció diseñada para que Pdvsa no tuviera que tributar en 2018 (acabando con el único ingreso en serio del Estado venezolano). ¿A quién le vas a cobrar si acabas de hacer casi una amnistía general?

Finalmente, está la creación del Impuesto a las Transacciones Financieras, que pudiera ser atractivo para el Gobierno porque se indexa a la hiperinflación. Pero igualmente, en medio de este desbarajuste y sin una política en serio de “cero emisión de dinero inorgánico”, las medidas tributarias no son más que wishful thinking.

5) Carnet de la Patria vs. aumento de la gasolina

El jefe de Estado anunció que se prorrogaba el censo de transporte para el nuevo mercado de la gasolina, el que (ahora sí) acabará con el contrabando a Colombia. Sus anuncios fueron deliberadamente vagos y casi evasivos (“ya veremos”, “yo no tengo apuro”, “plan piloto”, etc.).

Es decir, el anunciado aumento de la gasolina no se ve en el horizonte. Seguirá siendo regalada: Decir “yo no tengo apuro” cuando apenas minutos antes habías dicho que “cada año perdemos $10 mil millones por contrabando”, solo está al alcance de un chavista.

La extensión de plazos, también, indica la resistencia de buena parte de la población a inscribirse en el censo, por lo que el video donde muestra que solo se podrá obtener gasolina con el carnet de la Patria es parte de una estrategia, para decirlo sin ambages, de intimidación. La verdad es que incluso en Venezuela, negarle la venta de gasolina a quien no tenga el carnet es tan discriminatorio que no resiste un análisis.

Sin aumento de la gasolina, el contrabando solo crecerá. Y a pesar de que ha sido deliberadamente vago en sus anuncios, lo que se sabe del funcionamiento del mecanismo es que se le depositará a cada inscrito en el censo de transporte del carnet de la patria un monto para comprar un número determinado de litros de combustible (y esto es, como ha señalado acertadamente Maduro, un subsidio directo).

En principio, que Maduro busque que la mayor cantidad de gente posible sea subsidiada no tiene ningún sentido, porque está demasiado urgido de recursos. Nuevamente, lo atrasado del precio relativo tras 20 años de demagogia hace muy difícil un aumento que le permita al mercado interno del combustible ser rentable, o por lo menos, estar cerca del equilibrio.

En conclusión

Los anuncios de Maduro son irreales desde el momento en que ancla todo al Petro, un criptoactivo que la gente no comprende y que en la realidad no existe, porque también lo controla el Gobierno.

Pareciera un compendio de pensamientos mágicos (en algún momento de la alocución Maduro habla de “hicimos magia”), deseos, invocaciones, pero no un programa económico.

Sus aspectos perniciosos, sin embargo, son gravísimos. Fundamentalmente, porque el país, que estaba en hiperinflación, puede entrar en un proceso desconocido en las próximas horas. Y la hiperinflación, sumada al caos de servicios públicos, pueden desencadenar situaciones muy complicadas en los próximos días.  Es un programa que, en resumidas cuentas, no contribuye a mejorar la situación, por el contrario, la empeora.

Además, es un programa que requiere un ingente respaldo económico. Uno que, aparte del FMI, solo podría prestar China. Y China no luce interesada. Por lo menos no en este momento. Tampoco se comprometería a establecer un satélite tan evidente en la costa sur del Caribe.

Quisiera uno ser optimista, pero esto parece condenado a un agravamiento muy rápido, y probablemente, a una presión social insoportable. Este Gobierno está demasiado entrampado, carece de credibilidad e internacionalmente es un paria. Nadie se quiere sacar una foto con él. Y los que pudieran querer no tienen cómo costear esto.

Así que lo que viene hará palidecer lo que hemos pasado.

jueves, 16 de agosto de 2018

Dos interrogantes en el contexto colapso

Miren bien el tamaño del cable al comparar con el ingeniero que esta de pie. Son tres cables de estos de 250 kV enfriados por aceite.



Dos preguntas que me hago

@asdromero

I-Colapso Eléctrico y etc.


Ya en Maracaibo hay zonas en las que padecen más horas al día sin servicio eléctrico que con él. Esto, a raíz de la más reciente falla de la línea de interconexión con el Sistema Eléctrico Nacional cuyo prolongado sobrecalentamiento y posterior incendio -las protecciones no dispararon-  paralizó por horas el tránsito vehicular por el puente sobre el lago General Rafael Urdaneta. Me reportan esta situación miembros de mi familia. El colapso del sistema en la región occidental del país es inminente. Así ha sido advertido por connotados profesionales desde hace meses –uno de ellos tuvo que escapar del país para evitar su captura por organismos de seguridad-. Los hechos están demostrando que su pronóstico- denuncia fue fidedigno. Pero son como palabras que se las ha llevado el viento, los acontecimientos le han venido dado forma al dibujo de la dantesca realidad que está por producirse, pero aun así: ha resultado imposible concretar la articulación de una reacción ciudadana generalizada que esté en consonancia con la gravedad e inminencia del desastre anunciado.

Resulta que en otras regiones del país también el drama eléctrico se encamina en la misma dirección, aunque el colapso no se avizore tan cercano. Me referiré a Carabobo, donde pareciera que pensamos que lo del Zulia es un tema de afectación muy lejano cuya probabilidad de ocurrencia en nuestro estado es más bien baja. Y no es así. Debe saberse que más del 60% de los seccionadores de alta en las diversas subestaciones están dañados. Que para poder manejar estas contingencias –aberrantemente diferidas en el tiempo- ha sido necesario unir dos circuitos de distribución en uno, y hasta tres,  de lo cual se ha derivado que la mayoría de los nuevos circuitos combinados se encuentran en situación de sobrecarga. Debe resaltarse también que esta política, contraria a lo que dictaminan los manuales de confiabilidad de cualquier sistema, sólo ha sido posible como consecuencia de la sostenida reducción de la potencia demandada debido a la ostensible disminución de la actividad comercial e industrial, así como la desocupación de muchas residencias familiares debida al fenómeno de la emigración.

En cuanto al personal encargado de manejar la operación del sistema, muchos han tenido que abandonar su trabajo sin recurrir a un cese normal de su relación laboral. No les he permitido renunciar porque sobre ellos pende la amenaza de declararles “Traidores a la Patria”. Resultado: la mayoría termina fugándose. Por cierto, el Régimen ha venido aplicando esta política a profesionales y técnicos con algún grado de responsabilidad en áreas operativas críticas –y ya ni siquiera eso- en empresas públicas como PDVSA, CANTV, las diversas Hidro, etc.. En el caso que nos atañe, los pocos que quedan confiesan haber transmitido sus cuitas sobre el extremo deterioro del sistema que les corresponde operar a los funcionarios que desde Caracas visitan sus instalaciones. “Vienen, toman notas exhaustivamente como si en verdad estuviesen tomando conciencia de la gravedad de lo que les reportamos, luego se van y nunca pasa nada”. Por un oído les entra y por el otro les sale; nadie hace nada; no se vislumbran soluciones; dicen resignados a esperar que “el sistema termine de apagarse”.  Suena como una sentencia profética y es de su exclusiva autoría. Ni invento ni exagero. Las consecuencias de que ese apagón ocurra, todos nos las podemos imaginar.

Como los hechos también nos están permitiendo visualizar cómo el colapso de PDVSA ya está generando una crisis terminal en cuanto al costo de abastecimiento de gasolina a nivel del consumidor. Una durísima verdad que al Régimen no le queda más remedio que abrirle el telón para que, a golpes y porrazos, asumamos todos los ciudadanos el abrupto y descomunal impacto sobre nuestros bolsillos del hecho de haber artificiosamente mentido por demasiados años. Así podríamos continuar hablando de otras crisis cuyas dinámicas han venido convergiendo en paralelo para revelarnos el cuadro dantesco en el que estamos parados. En este contexto donde los pronósticos de los expertos se transmutan en cruel realidad para todos, me he planteado dos interrogantes que deseo compartir con ustedes.


II- ¿Y las Universidades?


En primer término, conocemos de la existencia de un grupo de economistas comandados por Ricardo Hausmann y otros prestigiosos profesionales de esa área que han venido preparando –y modificando continuamente en la medida que el cambio político no se produce y se hunde más nuestra economía- un plan detallado sobre las medidas que tendrían que implantarse para reflotar nuestro potencial económico. Pero eso no lo es todo y es aquí donde yo me planteo una primera pregunta: ¿Se han conformado grupos que en otras áreas críticas, como la de electrificación por señalar un ejemplo, estén desarrollando planes concretos sobre lo que hay que hacer para reflotar los sistemas una vez estos delincuentes chavistas dejen o sean expulsados del poder de alguna manera?

Me resulta inevitable, con relación a esta pertinente interrogante, que dirija mi vista hacia las Universidades. Dada la naturaleza de sus altos fines: ¿Se han abocado nuestras principales casas de estudio  a la tarea de promover, conjuntamente con otras instituciones, la integración de estos grupos de estudio sobre lo que hay que hacer con el país en las diversas áreas en ese inminente futuro post chavista? No percibo que lo estén haciendo y esto me motiva a bajar unos cuantos escalones: ¿Existe al menos un grupo de estudio sobre la temática universitaria que esté pensando y discutiendo cómo va a ser esa universidad viable que va a poder formar los profesionales que requiere la nación a lo largo de ese largo período de país empobrecido que nos espera? La Universidad que conocimos no va a ser posible por un largo tiempo.

III- ¿Faltará algo por entender?


La segunda interrogante que me he planteado por estos días está referida a un fenómeno sociológico que, seguramente, pasará a ser caso de estudio en todas las universidades del mundo. Lo que hoy ocurre en el Zulia constituye el vivo retrato de hacia dónde se dirige el país. Menos mal que los más recientes estudios de opinión confirman que una abrumadora mayoría ciudadana –por encima del 80%- finalmente ha internalizado la gravedad del escenario de destrucción que se está instalando en el país y la convicción de quienes son los verdaderos responsables de que Venezuela esté siendo destruida de la cruenta manera como lo está siendo. Los pronósticos dan paso a una realidad que ya no deja espacios para las dudas. No obstante, tal cual pasajeros del Titanic –tomado de un tuit de Jorge Botti- esa mayoría sigue actuando como una masa inerte incapaz de organizarse para generar la contundente reacción ciudadana que propulse el urgente y necesario cambio político.

Según los expertos, sólo hace falta la movilización de la sociedad entre 3.5 y un 5%, pero nada que se logra a pesar de todo lo ya dicho. La desconfianza en los políticos no sirve de justificación suficiente como para que los ciudadanos de un país vean cómo impunemente se les destruye su entorno vivencial y no sean capaces de articular una reacción. ¿Cuáles son las variables causales o los factores que se pueden esgrimir para tratar de explicar la inexplicable inacción colectiva? Será motivo de estudio. Se los digo. Para mí, hoy por hoy, es una  interrogante que me atormenta.