Andrés Velásquez vino en gira a Valencia. Dentro de su agenda incorporó una reunión con el Tren. Nos presentó su tesis de la necesidad de unificar a la mayor brevedad posible a la Oposición alrededor de un líder elegido en una primarias. Hubo comentarios, planteamientos, preguntas y respuestas. El Dr. Frank López le planteó al visitante la necesidad de diferenciar entre victorias políticas y victorias electorales. En el siguiente artículo queda muy bien plasmada su propuesta, la cual encuentro muy recomendable analizar.
NOS
URGE COMPRENDER EL GIRO POLÍTICO DEL RÉGIMEN
Frank
López
Primera advertencia: El primero de mayo de 2017 debemos leerlo como la primera
señal que enviaba el régimen de que su forma de hacer política había llegado a
su punto de inflexión. Un punto de quiebre a partir del cual el régimen, ya
fuera del marco democrático y constitucional, forzaría a la oposición a ajustar
su estrategia democrática, electoral y constitucional que había venido
desplegando con tanto éxito desde el año 2006. Quiero explicar esta primera sentencia.
Ese primero de mayo, el presidente de la república, invocando el artículo 348 y
349 constitucional, decidió por voluntad propia y bajo el cálculo frio de su
inminente pérdida del poder, convocar, a troche y moche, a un proceso
constituyente. Semejante convocatoria, hecha desde el exterior del marco
democrático y constitucional, no podía sino violar el artículo 7 constitucional
que obliga al presidente a mantenerse dentro de los límites constitucionales, y
violar también - y abiertamente- principios sagrados de la doctrina democrática,
contemplados además en nuestro ordenamiento constitucional: me refiero al artículo
347 de la constitución que establece que la soberanía reside en el pueblo, y el
artículo 63 constitucional que obliga a actos electorales libres, secretos,
universales y directos. Por tanto, cuando el
30/7/2017, desafiando la enorme presión nacional e internacional, el régimen impone
su voluntad de efectuar la consulta referendaria para imponer su ANC, la señal
había aparecido con suma claridad: El régimen, ya fuera del límite democrático
y constitucional, e imposibilitado de actuar democrática y legalmente, se disponía
a desconocer las dos reglas de oro de la democracia: al pueblo soberano como titular
del poder y las elecciones libres, secretas, universales y directas como forma
de expresión de la soberanía. Es decir, a partir de entonces ha debido quedar
claro para las fuerzas democráticas que el régimen había decidido, al costo
supremo de convertirse en tiranía, no entregar el poder por ningún medio.
Segunda advertencia:
Pero si aquella señal no prendió las alarmas en las fuerzas democráticas, que
siguieron distraídas sin variar su visión política, todas las violaciones constitucionales
y de las normas electorales que le precedieron a las elecciones regionales del
domingo 15 de octubre de 2017, que bien pueden leerse como la continuidad y la confirmación
de la voluntad tiránica del régimen, adoptada el 30/7/2017, de no entregar el
poder por ningún medio. Porque, ya sin ningún tipo de escrúpulo democrático ni
legal, el régimen, en su determinación tiránica de no entregar el poder, actuó
violando, sin ningún disimulo, todos, absolutamente todas las regulaciones
democráticas y constitucionales del proceso electoral. Por ejemplo, como las ha
enumerado la periodista Ashley Flores Montesinos
en los RUNRUNES del: 06/10/2017,
se violaron los artículos 160 y 162 constitucionales, al no realizar las
elecciones regionales de 23 gobernadores y 237 legisladores estatales cuando
correspondía, en diciembre del 2016. Se violó el numeral 1 del artículo 2 de la Ley
de Regulación de los Períodos Constitucionales y Legales de los Poderes
Públicos Estadales y Municipales, al separar las elecciones de
gobernadores de las de los diputados a las Asambleas Legislativas. Se violó,
además, el artículo 42 de la Ley Orgánica de Procesos Electorales
(LOPE), al iniciar el proceso electoral antes de publicar el Cronograma
Electoral. Se violaron los artículos 62 y 63 de la misma ley al no permitir la
sustitución de candidatos. El artículo 75, al no regular la propaganda oficial. Y
se mantuvo la violación de dicha ley al modificar el registro electoral luego
del cierre de la auditoría del padrón, eliminando 17 mil personas en el Estado Táchira
y 7 mil mesas de votación a nivel nacional; cambiando arbitrariamente los
votantes de sus centros, 48 horas antes del día de las elecciones; suprimiendo
el sorteo de mesas, el simulacro electoral y la acreditación de observadores
nacionales e internacionales. Y como si fuera poco, expulsando con las fuerzas
militares y en pleno proceso de totalización, a los ciudadanos que, como
testigos amparados en la LOPE, presenciaban los conteos, según lo ha denunciado
Andrés Velázquez. De manera que, si las elecciones de la ANC no prendieron las
alarmas, esta violación masiva de todas las garantías electorales y ciudadanas,
han debido indicarnos que se estaba produciendo un giro en la actuación
política del régimen.
Tercera advertencia:
En este sentido, el arrebatón arbitrario y delictivo que el régimen le hizo a
los gobernadores Andrés Velázquez y Juan Pablo Guanipa en las pasadas
elecciones, no deja ningún rasgo de duda de que ya existe, claramente, en este
giro político, una determinación del régimen de no permitir triunfos
electorales como los obtenidos en las elecciones parlamentarias del 15/12/2015.
Y ello resulta más que evidente, porque si el 30/7/2017, cuando violó las dos
reglas sagradas de la democracia, como los son el poder del pueblo y las
elecciones libres, decidió desafiar al mundo y asumir los altísimos costos
políticos que ello suponía, nada podía indicar que en estos desafíos
electorales menores no fuera a reafirmar su propósito.
Cuarta
advertencia: Por tanto, la determinación del gobierno
de arrebatarle también el poder a los gobernadores adecos Laidy Gómez, Antonio Barreto Sira, Alfredo
Díaz y Ramón Guevara, mediante el uso de la ilegal e ilegítima ANC, no
puede interpretarse sino como la consecuencia de esta nueva forma de actuación
política, en la que –como ya dijimos-no se contempla permitir ningún triunfo
electoral como el de la AN, que ponga en riesgo el poder del régimen, porque,
seamos francos, si el régimen fue capaz de violar, al enorme precio de su aislamiento
y de su división interna, los principios sagrados de la democracia como son el
poder del pueblo y las elecciones libres, entonces no hay razones para pensar
que no esté dispuesto a violar normas y reglamentos electorales de menor
jerarquía. En fin, se ha producido un punto de inflexión, un giro político, en
el actuar político del régimen, que las fuerzas democráticas deben comprender
para ajustar su estrategia.
FRENTE A ESTE GIRO POLÍTICO ES
IMPERATIVO UN AJUSTE A LA PRAXIS POLÍTICA OPOSITORA.
1. En
razón a lo expuesto, creo que la oposición no ha tomado nota adecuada de este giro
político que ha dado el régimen, de este punto de inflexión, que se ha
producido en la política oficial y que la obliga a introducir un cambio de
perspectiva y una reconsideración en sus prácticas políticas. Quizá esa sea la
razón por la cual, en cada proceso electoral, la oposición sigue esperando
resultados similares a los de la AN del 2015, sin percatarse de que, se ha
producido este giro que hace que la voluntad tiránica del régimen, salvo una
mayor presión internacional, no está dispuesto a permitir ningún otro triunfo
electoral que lo ponga en riesgo de entregar el poder.
2. Y esta podría ser la causa por la que los
argumentos de la oposición para participar en estos nuevos procesos
electorales, sigan siendo invariablemente los mismos que se esgrimieron a lo
largo de los 11 años que van del 2006 hasta hoy: que no hay que ceder espacio,
que se puede ganar las elecciones si se tienen todos los testigos electorales,
etc., cuando el arrebatón a Velázquez deja claro que el juego político ha sido
puesto en otro tablero.
3.
Es quizá por esta falta de
precisión en la caracterización del momento político, que las fuerzas
democráticas en estos procesos electorales, donde debe participar, centran su
campaña electoral en la esperanza de un triunfo que, repito, el régimen no está
dispuesto a permitir por ningún medio. Lo cual hace que esta esperanza de
triunfo se convierta en una inflada ilusión difícil de alcanzar, que impide convertir
las derrotas electorales en triunfos políticos. Triunfos políticos que son los
que deslegitiman e ilegalizan al régimen.
4.
En este sentido, la
participación electoral, en el contexto de este giro político, si bien no
garantiza triunfos electorales que puedan convertirse en triunfos políticos, si
deben ser medios para mostrar al mundo, a partir de las violaciones
gubernamentales del orden democrático y constitucional, el carácter tiránico y
bárbaro del régimen. Y ello, desde luego, usando los procesos electorales como
medios eficaces para levantar las evidencias técnicas que sirva para que los
órganos competentes de la comunidad internacional tengan razones éticas y
jurídicas para escalar, al máximo extremo existente, las presiones necesarias
para hacer retornar el Estado venezolano al orden democrático y constitucional.
De esta manera, esta forma de participación emerge como la única forma de
evitar la desmoralización y la derrota de las fuerzas democráticas.
5.
Por todas estas razones creo pertinente
mantener la estrategia de participación electoral, pero desde luego,
concientizando a los factores democráticos de que el propósito no es
necesariamente el triunfo electoral sino el triunfo político, ya que una
derrota electoral sufrida por la oposición – cuya probabilidad es elevada- no
es necesariamente una catástrofe, toda vez que puede transformarla en una
victoria política, tal como ocurrió por ejemplo el 15 de diciembre de 1957,
cuando Pérez Jiménez ganó el plebiscito, quedando políticamente tan debilitado
que se vio forzado a entregar el poder el 23 de enero del año siguiente. O en
el año 2000, cuando Alberto Fujimori, habiendo ganado las elecciones presidenciales
del Perú, sufrió una enorme derrota política que el 21 de noviembre, apenas 4
meses más tarde, se vio forzado a entregar el poder. O en el año 2017, cuando el
régimen de Maduro, habiendo ganado las elecciones de la ANC, quedó
políticamente tan debilitado que ha terminado aislado y a duras penas se
sostiene en el poder. O el mismo hecho de que, los gobernadores Velázquez y
Guanipa, luego de haber perdido las elecciones, tanto se han fortalecido
políticamente que hoy han adquirido rango de presidenciables. En definitiva,
este giro político que se ha producido en el régimen obliga a la oposición a
revisar y ajustar su práctica política.
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